Zaragoza, 22 Sep. 2012-. El Real Madrid voló hasta la final de la Supercopa Endesa tras vencer por 64-72 a un CAI Zaragoza que se vino abajo en el tercer cuarto, aunque luchó hasta el último minuto por la energía de su público local, que le hizo creer en lo imposible.
Aguilar avisó de inicio a su ex equipo (8-4, m.4), pero un 0-10 del Real Madrid, con
Mirotic en estado de gracia, le dio la ventaja al cuadro blanco, que ya supo manejar hasta el final del choque. El propio
Mirotic fue la clave blanca en el segundo periodo (31-36, D), aunque el verdadero despegue visitante se produjo en el tercer cuarto, con un 5-23 de parcial forjado a base de mates y de espectáculo, que dinamitó el partido.
El CAI Zaragoza, con
Rudez de líder, creyó en la remontada hasta el último minuto, aunque se quedó en la orilla, conformándose con un digno 64-72 contra un Real Madrid que ilusionó por momentos y que ahora quiere acabar su maldición en la Supercopa Endesa
Un 0-10 decisivo Cuatro años después, el CAI Zaragoza volvía a encontrarse en un escenario de lujo, con la gran oportunidad en su mano de estrenar su palmarés en la Supercopa Endesa. Entre los grandes, anfitrión, al amparo de su público y con un equipo con mimbres para dar alegrías durante el año, la puesta en escena local fue soberbia, con un baloncesto fino y agresivo al mismo tiempo que intimidó de inicio al Real Madrid.
Rudez y
Norel apretaban, pero el que más daño hacía era un
Aguilar especialmente motivado contra su ex equipo. Plástico e incontenible, se inventaba una delicia de la nada para meter miedo en el cuerpo del Real Madrid (8-4, m.4), que pese a empatar al minuto, sufrió otro triple de
Roll que le volvía a dejar a remolque: 11-8 (m.6).
Los de
Laso no se pusieron nerviosos. El primer error era defensivo y se subsanó, vigilando la marca de
Aguilar e impidiendo que el CAI jugase al ritmo que más le convenía. La superioridad en el rebote y la calidad de
Mirotic, omnipresente, harían el resto.
Nikola ponía a su equipo a uno,
Llull empataba con un tiro libre y el propio
Mirotic volvía a silenciar el Príncipe Felipe con la primera ventaja blanca: 11-13.
Para colmo,
Slaughter avisó de su presencia con un excelso tapón y un mate cargado de rabia y
Rudy Fernández, al contraataque, culminó con un triple un 0-10 de parcial que había transformado totalmente el choque: 13-18 (m.9). El Real Madrid había llegado al encuentro y pese a la réplica zaragozana, el cuarto era suyo tras un palmeo final de
Reyes: 17-21.
La lección de Mirotic Clave en la remontada del primer periodo,
Nikola Mirotic se propuso romper el choque por la vía rápida, con un triple para abrir boca, si bien el CAI Zaragoza esta vez no se dejó amilanar.
Jones, pese a sus fallos, daba presencia interior, y
Rudez parecía capaz de reducir la distancia hasta su mínima expresión en cualquier momento.
Un triple del croata niveló el partido (22-24, m.12) y otro del croata, este sin acierto, estuvo a punto de poner por delante de nuevo al CAI. No lo logró y, pese a hacer la goma durante varios minutos más, sin perderle nunca la cara a la semifinal, el Real Madrid empezó a sentirse cómodo con el cariz que iba tomando el choque. Era cuestión de esperar para rematar.
Siempre será más fácil hacerlo con un jugador en tus filas como
Nikola Mirotic. El de Podgorica no solo era la clave en la diferencia en el rebote entre ambos conjuntos, con un imán en sus manos para cualquier rechace del aro, sino que asumía sin pestañear la responsabilidad a la hora de lanzar en su equipo, eclipsando a otras estrellas. Otra captura en ataque convertida en canasta de dos y un baile de auténtico lujo en la zona con final feliz para su equipo, mantenían al Real Madrid por delante, aunque siempre por distancias cortas.
El CAI Zaragoza optó por elevar su ritmo, lo cual convirtió el final del segundo periodo en un correcalles –de calidad, pero correcalles al fin y al cabo- que tampoco varió en exceso el marcador al descanso, con
Reyes haciendo estéril el triple previo de
Van Rossom para que su equipo se fuese a vestuarios con 5 de ventaja: 31-36.
Romper a base de mates La canasta inicial de
Aguilar parecía sinónimo de tormenta zaragozana, mas ni siquiera hubo cierzo. El CAI, simplemente, se apagó en ataque, neutralizado por el poder físico de su oponente, al que le bastó una buena defensa para estar siempre por delante, esperando su momento para asestar el golpe definitivo.
Rudy avisó, estirándose hasta el infinito para darle algo de sabor a cuatro minutos iniciales en los que no pasó absolutamente nada (33-39, m.24). El espectáculo tardaría en llegar unos minutos más, aunque la espera fue compensada con creces por el conjunto blanco. Y todo gracias a un hombre, a un genio, de nombre
Sergio Rodríguez Gómez y de tercer apellido, baloncesto.
El canario, como en toda su vida, como en Portland, como con la Selección, como hará tantas y tantas veces este año en el Real Madrid, se inventó un alley oop de concurso que
Rudy Fernández aprovechó para colgarse de espaldas. A la jugada siguiente, otro pase antológico del base fue transformado en otro mate por otro saltarín de lujo, un
Marcus Slaughter que dejó grandes destellos en su primera piedra de toque. Para completar la exhibición,
Rudy volvía a colgarse del aro para acabar un contraataque (33-48, m.26).
El CAI, en tres minutos, se había visto 15 debajo de un partido que siempre parecía a su alcance.
Rudez replicó con un triple, aunque cuatro tiros libres de
Carroll fruto de una técnica acabaron por dinamitar por los aires el cuarto, con una ventaja blanca que llegó a los 20 gracias precisamente a otro triple de
Carroll (38-58). La canasta final de
Rudez no consoló al público local, que empezaba a despertar de su sueño de repetir final, emulando la edición de 2008.
Digno final a un sueño Esa afición, la del CAI Zaragoza, pese a la decepción tras la derrota, se irá a casa consciente de que va a disfrutar esta temporada de un jugadorazo como
Damjan Rudez. Y eso que era muy complicado brillar, con el partido totalmente roto.
El croata, quien sabe si creyendo en una remontada que se antojaba imposible o por puro amor propio, se echó a su equipo a la espalda y empezó a monopolizar cada ataque aragonés, cubriendo con puntos la herida del tercer periodo. Empero, el Real Madrid estaba demasiado lejos.
Mirotic, más intermitente, seguía apareciendo de vez en cuando para recordar quién era el rey del partido, el Real Madrid jugaba a su antojo con la ventaja y el CAI a duras penas podía bajar de la barrera de los 15 de diferencia.
Lo logró
Toppert, con un triple que hizo un poco menos inaccesible el sueño local (56-68, m.35), pero la rápida respuesta de
Llull dejó la amenaza en anécdota. A pesar de eso, incansable corazón el del CAI, los locales se dejaron el alma, aunque su acercamiento llegó demasiado tarde, colocándose a 7 a falta de minuto y medio, pero sin tiempo ni fuerzas para cambiar un guion que vuelve a colocar al Real Madrid a un paso de conseguir su primera Supercopa Endesa. El Barça Regal ya espera.