El duelo empezó con un Mallorca lanzado, presuponiendo su superioridad, a priori. El equipo de Baraja las pasó canutas en media docena de avances colectivos de los baleares, con el exzaragocista Febas como organizador, totalmente liberado en la medular, cubierto por Dani Rodríguez y Baba. El propio Febas dispuso enseguida de la primera opción de gol, en el minuto 3, pero su empalme en el área se le fue alto tras un pase atrás del estilete Amath, que había combinado bien con el veterano Lago Junior. En esa fase efervescente que suele darse siempre en los inicios de los partidos en La Romareda, Bermejo replicó en la siguiente acción, fallando un gol increíble bajo palos, pues su remate a placer tras una cesión de Narváez en la línea de fondo se le fue al segundo anfiteatro. Para alivio histórico, el linier dijo que la pelota había salido con anterioridad fuera de banda, por lo que la jugada fue anulada.
Cufré volvería a intentar batir a Cristian Álvarez en el 13, pero el lateral bermellón definió alto un centro al segundo palo de Cardona. El Zaragoza sufría por los flancos en defensa. La pelota era mayormente del Mallorca, con los blanquillos pertrechados atrás en busca de contragolpes, algo distinto a lo visto en días anteriores. Así, en una salida desde atrás, el debutante Francho -entró en la medular junto a Ros en el enésimo cambio de cromos de Baraja en el eje del equipo- remató desde el borde del área, en el minuto 19, fuera. Fue, realmente, el primer intento serio de los zaragocistas por superar a Reina. Repetiría Chavarría un minuto más tarde, también desde media distancia (lo de pisar el área con peligro sigue siendo para este Zaragoza un imposible en la mayor parte de los minutos de juego). El disparo del catalán lo atrapó abajo Reina sin problemas, pues iba mordido.
El empuje e iniciativa del Mallorca bajó varios grados a partir del minuto 25. Los isleños se dejaron querer, tocando la pelota en terrenos poco fértiles, y el Real Zaragoza vivió esa pose con cierto alivio. De esa fase de inoperancia de ambos bandos salió una ocasión de los aragoneses, gestada por un centro raso paralelo a la línea de fondo de Chavarría, siempre activo en su banda con acierto dispar, que Gabriel Fernández no logró conectar en el área pequeña. Reina rechazó con incertidumbre tras el bote del balón y todo quedó en nada. El Mallorca firmó la última oportunidad antes del descanso, con un chut alto de Cardona, su ariete, que protestó plancha de Guitián sin éxito.
El 0-0 del intermedio era, un día más, como casi siempre últimamente, el mal menor. Un logro que a Baraja le va bien en su afán de estar vivos hasta el último minuto de cada partido, a ver si suena la flauta. El equipo no cometió graves errores en la circulación, esa era la mejor de las noticias. Tampoco atrás hubo boquetes serios. Eso sí, la mayor deficiencia estaba de nuevo en punta. Fernández se lió en las dos pelotas que le cayeron para jugarlas, Narváez fluctuó de lado a lado sin ligar una sola acción positiva, Bermejo empezó varias jugadas y no acabó ninguna, Chavarría, algo parecido, aunque sacó un par de centros potables que nadie fue a buscar en la zona de los goles. Ese era de nuevo el mal letal que afecta a este equipo con seguridad cada día de partido.
El segundo periodo comenzó sin cambios nominales, con todo por resolverse, por encarar un camino definitivo en ambas escuadras. El Mallorca reinició el envite con las mismas ganas del inicio y Cardona, tras una pérdida en la salida de los locales, se plantó solo en la frontal del área pero su remate se le marchó alto con todo a favor en la primera jugada de la reanudación. Un aviso claro de lo que no había que hacer en la medular.Respondió el Real Zaragoza tras un córner sacado en corto, que acabó cabeceando fuera Nieto en el 51, bastante desviado. No conectó bien la cabeza el canterano.
Se alcanzó el cuarto de hora de la segunda parte bajo un dominio aplastante del Mallorca que, no obstante, los de Palma eran incapaces de convertir en ocasiones de gol ante Cristian Álvarez, sin trabajo de enjundia hasta ese hito del reloj. Luis García Plaza, el técnico visitante, movió primero el banquillo dando entrada a Ruiz de Galarreta, otro exblanquillo, y a Mboula. Cambios ofensivos tras la lesión de Baba. Y Mboula, en su primera conexión con el balón, dejó aparcado a Tejero en el área y, solo ante la portería, remató alto un gol cantado en el minuto 64. La primera ficha que cambió Baraja fue la de Ros por Igbekeme, en busca de oxígeno en medio campo, pues el equipo era incapaz de salir de su área hacía rato. Quedaban poco más de 20 minutos… de sufrimiento, visto lo visto. Seguramente, para entonces, Baraja firmaba el 0-0 en blanco.
En el minuto 69, un fuera de juego diluyó un mano a mano de Amath tras una jugada de Dani Rodríguez, al que nadie le supo quitar el balón en una larga conducción al borde del área local. El equipo empezaba a dar síntomas de cansancio mental en su fase de defensa a ultranza del empate inicial. Se mascaba hacía rato la tragedia habitual. Los blanquillos ni olían el balón. Nulo su medio campo, inexistente su ataque, con Narváez y Fernández como turistas en punta. En el 72, Vuckic relevó al uruguayo por si eso era capaz de activar algo el mecanismo atante zaragocista, obturado un día más. Mientras, el Mallorca seguía exhibiendo músculo en la reserva, dando entrada a Ruiz de Galarreta y Abdón Prats. Todo era un ataque constante de los rojinegros.
En el 80, Abdón Prats tuvo el 0-1 más claro que nunca hasta entonces. Remató a quemarropa un balón mal despejado tras centro de Mboula y rechazó Cristian Álvarez con el pecho, sin querer, por posicionamiento. Un golpe de fortuna del Real Zaragoza, al que el partido se le hacía largo como una tortura. Zanimacchia y Larrazabal dieron aire a las bandas en la última jugada estratégica de Baraja. El vasco, nada más salir, firmó una penetración por su ala pero no supo concluir con peligro. Una pena. Ahí pudo estar la sorpresa soñada. Lo que hubiera sido un milagro, como el de Calanda. Los mallorquines se sentían dolidos por no saber resolver un triunfo al que se hicieron acreedores por ocasiones e insistencia, pero eso no cubica en el fútbol, que necesita de goles. En Zaragoza se sabe mucho de eso.
El partido concluyó entre la agonía zaragocista y la impotencia mallorquina. Con un 0-0 que, hoy en día, es la máxima aspiración del incapaz Real Zaragoza de Baraja. Un punto
que llena el granero aragonés pero que, a largo plazo, no augura buenas rentas en esta larga Segunda División. La noticia de la tarde fue, de nuevo, que el bloque blanquillo fue nulo en ataque, no puso en apuros a Reina y pateó el área visitante en contadísimas ocasiones. Así, salir airoso de esta competición es imposible. Mal asunto.
Ficha Técnica
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Tejero, Atienza, Guitián, Nieto; Francho, Javi Ros (Igbekeme, 66); Bermejo (Larrazabal, 83), Chavarría (Zanimacchia, 83); Narváez y Gabriel Fernández (Vuckic, 72).
Real Mallorca: Manolo Reina; Sastre, Valjent, Russo, Cufré; Febas (Salva Sevilla, 84), Dani Rodríguez, Baba (Ruiz de Galarreta, 63); Lago Junior (Mboula, 63), Amath (Antonio Sánchez, 73); y Cardona (Abdón Prats, 73).
Árbitro: López Toca (Comité Cántabro). Amonestó a Baba (28), Javi Ros (53) y Bermejo (56).
Goles: No hubo.
Incidencias: Tarde agradable en Zaragoza, con sol y 18 grados al inicio del partido (las 16.00), sin apenas viento. El césped de La Romareda presentó unas buenas condiciones.
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