CARTEL FIESTAS DEL PILAR 1904
Cartel Fiestas del Pilar 1904
La "batalla" de la prensa no se anunció en vano, y los buenos deseos del crítico de Heraldo de Aragón cuando decía: "que otro año se ensanche el campo de batalla, para que todos puedan luchar briosamente, es lo que pedimos, señores concejales, con el sentido común en la diestra y la ley en la siniestra", se cumplieron al año siguiente, y, así, el 20 de mayo de 1904, el Ayuntamiento convocó un concurso en toda regla que duraría hasta el día 15 de julio y que además tenía el atractivo de contar con espléndidos premios: un primer premio de 1.000 pesetas, un accésit de 250, y además, se hacía la promesa de comprar los que se creyera conveniente para dedicarlos a la tómbola de la Caridad. Para establecer las medidas de los bocetos se pidieron "datos técnicos" al Sr. Portabella quien aconsejó las de 1,20 m. de altura por 0,65 m. de ancho, medidas éstas que luego serían duplicadas para la elaboración de los carteles murales.
Pero no todo podía salir bien, y, sucedió que se puso una limitación a los concursantes: solo podrían presentarse aquellos artistas que vivieran o se hallas en empadronados en la ciudad deZaragoza.
Aquel año el Ayuntamiento fue puntual, y tres días más tarde de la fecha límite para el plazo de entrega de los bocetos, apareció en la prensa la adjudicación de premios. El jurado estuvo compuesto por los Sres. Ricardo Magdalena. y Felix Navarro como asesores artísticos, Eduardo Portabella, Jerónimo Vicén y los directores de los periódicos locales, quienes eligieron por unanimidad al cartel ,señalado, con. el lema ¡Aquí…! ¡ aquí...!" original de Angel Diaz y Jose Callay, y como ,accesit al que llevaba por lema "Luz" del que era autor ": Victoriano Balasanz. A su vez el jurado recomendó para su adquisición las obras marcadas con los lemas "Sombra " , "XX" ,"Fetes", "Sirio" y " Nínive".
La descripción que se hacía en la prensa resumía así el cartel premiado:
" ... El cartel de Díaz y Galiay representa una pareja de turistas que contempla el desfile de los cabezudos y los gigantes por la plaza de la Constitución. Una alegre turba de chiquillos corre por la plaza delante de los figurones. El sol poniente ilumina con dorados reflejos la escena. Tiene el cuadro mucha vida y está pintado consoltura y corrección".
La elección, como puede verse, fue totalmente acertada, constituyendo uno de los carteles más emotivos y logrados artisticamente.
El cartel agradó a todo el público, e incluso los autores del mismo hicieron un dibujo para que se reprodujera en Heraldo de Aragon (no hay que olvidar que tanto Díaz como Galiay fueron colaboradores de dicho periódico), publicado el día 21 de Julio, tras haber sido anunciado con grandes titulares los días anteriores. De este cartel se editaron en la casa Portabella 500 ejemplares, que costaron 5 pesetas cada uno, y, además, también en la misma empresa, se editaron 2.000 postales de cada, uno de los carteles premiados, accésit y recomendados, sustituyendo estas a los sobres que se hacían en años anteriores.
Hasta nosotros ha llegado un pequeño ejemplar de este cartel en el que destaca su tirada monocroma, por lo que cabe preguntarse si se reprodujo a una sola tinta, en cuyo caso el término usado en la prensa de "dorados reflejos" no tendría mucho sentido. Lo que está claro es que este bellísimo cartel rompe con todo lo anterior y es, sin duda, junto con el de 1913, el cartel más modernista de cuantos han anunciado las fiestas del Pilar.
Era novedad porque introducía un asunto único que muy bien representa la idea de las fiestas con un concepto totalmente moderno, y por la perfecta integración del texto a la imagen a lo que contribuye definitivamente el ritmo decorativo de la orla; con una línea clara y precisa, que integra y diferencia el texto con la escena. Ese movimiento sinuoso se aprecia también en las cifras de 1904 y más débilmente en las letras de "ZARAGOZA". El color no lo podemos apreciar, pero se adivina que no se trata de colores planos. Sigue habiendo un afán de realismo en la representación de las figuras, tal vez debido a que la escena es de Díaz Domínguez y la orla, como parece, de Galiay. Desde luego, del cartel se habló, y se habló mucho; unos lo defendieron y otros lo criticaron según se desprende de este párrafo escrito por Valenzuela la Rosa quién tras alabar el cartel ganador desvelaba implícitamente algunos influjos pictóricos:
"Viendo el cartel escuchamos de labios de un pintor, una frase que quiso ser censura cruel y resultó el mayor de los elogios. Decíamos el artista: "fíjense Vds., ese cielo es de Rusiñol y esa muchedumbre de chiquillos que corre atolondrada delante de los cabezudos, es de Casas".
¡Que más quisieran los autores premiados!".
El boceto de Balasanz que quedó en segundo lugar era una interesante alegoría en la que tres mujeres representando a la Agricultura, la Industria y el Comercio, y vestidas "a la moderna" aparecían sobre una barca que se deslizaba por las tranquilas aguas del Ebro. Desgraciadamente de este boceto, ni de ningún otro hemos encontrado una reproducción que podría habernos permitido emitir un juicio más objetivo sobre el cartel ganador.
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