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LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº10 (8.10.2023)

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº10 (8.10.2023)

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº10 (8.10.2023)

PARTIDO OFICIAL Nº 3621

Real Zaragoza SADREAL ZARAGOZA 0-2 ALCORCONEscudo/Bandera equipo

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Poussin; Gámez, Mouriño (Francés, 46), Jair, Lecoeuche (Sergi Enrich, 80); Grau (Aguado, 59), Moya; Valera, Manu Vallejo (Maikel Mesa, 80); Azón y Bakis (Mollejo, 59).

AD Alcorcón: Jesús Ruiz; Víctor García, Rivas, Babin, Chema Rodríguez, Morillas (Castro, 57); Mosquera, Bravo (Yan Eteki, 50); Javi Lara (Bustos, 57), Addai (Artola, 89); y Chiki (Jacobo González, 57).

Árbitro: Quintero González (Comité Andaluz). Amonestó a Mouriño (16), Valera (45+3), Chiki (45+5), Jesús Ruiz (57), Mollejo (84), Chema Rodríguez (86), Maikel Mesa (87), Mosquera (93) y Azón (93),

Goles: 0-1, min. 37: Bravo. 0-2, min. 81: Yan Eteki.

Incidencias: Noche calurosa en una Zaragoza en plenas fiestas del Pilar, con 27 grados al inicio del duelo (21.00). El césped de La Romareda presentó un buen estado. En las gradas hubo alrededor de 29.000 espectadores. En el palco estuvieron los exzaragocistas, actuales jugadores del Rayo Vallecano, Bebé y Chavarría.

Real Zaragoza 0-2 Alcorcon

63.8 % Posesión 36.2 %
5 remates dentro 2
5 disparos bloqueados 2
5 remates fuera 7
11 disparos recibidos 15
5 tarjetas amarillas 4
0 tarjetas rojas 0
17 faltas recibidas 11
12 faltas cometidas 8
143 perdidas de posesion 136
63 recuperaciones de posesion 66
5 fueras de juego 1
xxxxxx

El Real Zaragoza de Escribá es un caos y cae por 0-2 ante el vicecolista Alcorcón

El debutante portero Poussin patrocinó los dos goles madrileños con sendos errores gruesos. La falta de fútbol, los errores ante el gol y un mal arbitraje, mezcla letal de nuevo.

El Real Zaragoza de Escribá es un caos. Ha llegado en 2ª posición a esta 10ª jornada pero su fútbol, su poca destreza goleadora y la discutible gestión de la plantilla están llevando al grupo a hacer aguas por todas partes. El penúltimo de la tabla, un débil Alcorcón, ganó 0-2 en La Romareda y sacó los colores a los gestores y protagonistas de este proyecto. Se viene advirtiendo hace días, incluso desde la bonanza más edulcorada. Ahora, la realidad ya no se puede redibujar.

El primer tiempo fue una pastilla comprimida de lo visto siete días antes en La Romareda ante el Mirandés. Lo mismo, pero en menos tiempo. Ganaba el Alcorcón 0-1 en el descanso con un solo tiro a puerta, regalado por un suicida pase de salida del debutante portero Poussin sobre Grau, que poco ducho con el balón en los pies lo perdió ante Bravo, que marcó el gol visitante en el minuto 37 en la única llegada al área zaragocista desde el primer segundo de juego. A partir de este hecho trascendental en la trama del primer capítulo del duelo, hay que desgranar los demás detalles. Pero, sin duda, el Real Zaragoza estaba perdiendo básicamente porque se pegó este tiro en su propio pie y regaló la ventaja a un rival madrileño de baja calidad en todas las facetas del juego, que mostró porqué estaba en la zona baja de la tabla.

En un segundo nivel de lectura del juego entra la falta de destreza de los muchachos zaragocistas cuando de generar jugadas ofensivas se trata. Escribá, el entrenador que sigue parapetado en el resultadismo para regatear las máculas de su plan táctico y el escaso provecho que está sacando a una plantilla supuestamente muy superior a la que heredó el año pasado y que se ha remodelado a su medida, no da con la tecla. Insiste en el 4-4-2, esta vez sin rombo. Redunda en revolucionar la alineación de día en día, esta vez con hasta ¡9 cambios! en el once inicial respecto del anterior partido en Andorra (solo siguieron Grau y Manu Vallejo), equiparando a los 23 jugadores de la plantilla como si todos fueran primeras marcas, piezas gemelas de mecano. Los sueldos y cachés quizá tendrán que ser revisados enseguida de seguir con este singular criterio de no titulares y no suplentes en todo el grupo. Habrá que ir a un comunismo de remuneraciones idénticas, dadas las circunstancias. Lo de lograr que todos rindan igual, obviamente, es un imposible que quizá abolle a Escribá más pronto que tarde. Nunca hubo 23 titulares en ningún equipo profesional en 150 años de historia del fútbol. En todo caso, 23 suplentes sí.

En esta página del análisis queda el disparo alto de Manu Vallejo en el minuto 3 tras un quiebro al central de turno en el área. Y el disparo al larguero de Azón en el 4, cuando el equipo aragonés vivía esos momentos efervescentes del principio, cuando siempre parece que se va a comer el mundo y termina por no comerse ni un colín. Más adelante, Manu Vallejo no llegó a rematar a bocajarro en el 15 un centro al segundo palo porque un defensor rival metió la puntera, cuestión que el pésimo árbitro andaluz Quintero González y sus auxiliares se comieron. Y en el 25, Mouriño chutó desde lejos, fuera rozando el poste. Y el reaparecido Bakis (físicamente, se entiende, en persona) falló un gol regalado

por Valera en un pase atrás (el de la muerte de siempre). Su resolución, en el minuto 27. fue de tractor sin luces. Lento, con miedo a rematar, tanto que no lo hizo tras un horrible control inicial, con todo a placer. El citado Valera se quedó en el área con balón en ventaja en el 32 pero tardó en embocar el disparo y se le cruzó un defensa y el portero para sacar la pelota a córner. Y Moya, en el 43, lanzó una falta directa rozando la escuadra por fuera, desde 30 metros.

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O sea, que llegadas esta vez sí hubo. Pero no hay buen tino. Ni decisiones correctas. Falta calidad a raudales. Es pandémico el asunto del gol en el último pasaje de tres años y pico por Zaragoza.

Y en un compartimento estanco anejo hay que citar al árbitro, Quinteros González. Un tipo desahogado. Chulesco de ademanes, como ya es hábito en La Romareda. Todos vienen a gustarse. Es día de fiesta para promocionarse ante un ascenso a Primera. Venir a Zaragoza es como ir al Teatro Real de Segunda. El penalti que se comió en el minuto 8 sobre Manu Vallejo es de denuncia. Porque, en sus narices, decretó piscinazo del zaragocista y lo amonestó, cuando la zancadilla fue panorámica y la pena máxima indiscutible. Y ahí apareció el otro cómplice de la fechoría: el ya retirado Sagués Oscoz, vasco ahora metido a videoarbitrar. Como la moviola delataba el error del colega, echó atrás las imágenes hasta hallar una uña de Bakis en posible fuera de juego en un centro muy anterior al caso. Sagués hubiera retrocedido hasta la final de Montjuic contra el Real Madrid en 2004 si hubiera sido preciso para torpedear el penalti a Vallejo que, claro, se fue al limbo. Más de 7 minutos estuvo parado el duelo, algo que le rompió el ritmo gaseoso a los zaragocistas, que ya no lo recuperaron.

Entremezclado todo esto en la coctelera dio como resultado una derrota parcial ante el peor equipo que ha pasado por ahora por La Romareda. Una mala señal. El Real Zaragoza de Escribá no mejora y da la impresión cada día que pasa que su techo cualitativo está empezando a establecerse con mucha fijeza. Y no es buena la impresión que transmite. Así que Escribá movió el banquillo en el intermedio y retiró a un torpón Mouriño, amonestado pronto, bailado por Addai varias veces y rozando la roja en un par de acciones al límite. Francés fue el relevo.

La reanudación fue del mismo tenor. Dominio absoluto del Real Zaragoza ante un Alcorcón aculado atrás con su 5-4-1 cristalino en fase defensiva, perdiendo tiempo incluso cuando respiraban, pero sin que ninguna individualidad fuera capaz de romper líneas, ganar superioridades y agilizar las combinaciones de medio campo en adelante. El equipo aragonés es el más previsible de la categoría. Bakis volvió a quedarse con el motor calado en el área y lo mismo le sucedió a Azón un par de minutos después. Los dos arietes, en vez de rematar, vieron cómo se les nublaban las ideas y la defensa abortaba cualquier atisbo de peligro.

En el minuto 59, tras un triple cambio del Alcorcón para refrescar su trinchera, Escribá metió en danza a Mollejo y Aguado. El sustituido Bakis fue pitado por primera vez por el público. Enseguida, Mollejo marcó a puerta vacía tras un fallo previo de Azón en un centro de Moya. Se celebró ese 1-1 como merecía. El Pelado seguía mostrando su inspiración, la que lo hace ser el mejor artillero del grupo con sol o2 dianas. Pero el VAR, otra vez, halló irregularidad por otra uña de fuera de juego, en este caso de Azón. Y la remontada se disolvió en otro rato de angustia cibernética. Anulado, seguía el 0-1 por lo tanto.

El portero alcorconero, el ex del Tarazona Jesús Ruiz, estuvo más por el suelo que de pie. Sus pérdidas de tiempo fueron por momentos escandalosas. Quinteros fue toreado por su escasa personalidad, siendo benévola la apreciación. A todo esto, el fútbol del Real Zaragoza seguía sin aparecer. Todo era una ‘jazz sesion’, sin partitura.

Alocadamente, dejando espacios que el rival aprovechó un par de veces para meter miedo. Yan Eteki casi hizo el 0-2 tras una muestra de falta de atención de Vallejo en el área propia. No estaba el equipo de Escribá bien sintonizado. Como el día del Mirandés, el segundo tiempo fue peor que un ya defectuoso primero. Un horrible síntoma. A Escribá se le desmonta el chiringuito según pasan los minutos, las jornadas. Y no lo rehace con los cambios. La equidad en la valoración de los futbolistas se derrumba por este lado de la ecuación.

Los silbidos de la hinchada zaragocista cuando se dieron ratos largos de rondos en zonas inertes, cuando solo restaba un cuarto de hora, denunciaron lo que pasa mayormente. Hubo varios desmarques de los puntas que los centrocampistas no asistieron. No los ven. Una diagonal profunda es un pecado para los de Escribá. El corolario al desastre fue el segundo gol visitante. Otra pifia monumental del debutante Poussin, que va a tener difícil remontar esta presentación. Perdió un balón que le entregó Aguado en el área, acosado por Bustos, y Yan Eteki, en segunda instancia, marcó a puerta vacía, porque Poussin se quedó revolcándose pidiendo una falta que no hubo en vez de ponerse de pie para evitar el tanto.

El 0-2, a falta de 9 minutos, causó un efecto viejo por primera vez este año: buena parte del zaragocismo abandonó las gradas, bramando, decepcionados. Lo del Racing y el Mirandés no fueron meros accidentes. Tampoco lo de Ferrol. Como se denuncia desde los más rápidos y afilados microscopios de siempre, cuando muchos solo son capaces de ver a la orquesta tocar y a la gente bailar, en el subsuelo de este equipo hay grietas peligrosas que las actitudes forofas y condescendientes están ocultando más de lo debido. Llegado el primer cuarto de la liga, el 25% de la competición, es un buen momento para unos ejercicios espirituales de los de verdad. Aún se está a tiempo de poner tratamiento adecuado, con el equipo en el paquete de cabeza por su excelente rentabilidad inicial, ya difuminada.

El Zaragoza se pega un tiro en el pie

Dos errores clamorosos de Jaume Grau y de Poussin le sirven en bandeja a un renacido Alcorcón su sexta victoria consecutiva en La Romareda. El equipo aragonés sólo ha sumado cuatro puntos en las últimas cinco jornadas.

Un error fatal de Jaume Grau y otro aún mayor de Poussin le sirvieron en bandeja al Alcorcón su sexta victoria consecutiva en La Romareda, lo que se dice pronto, y descabalgaron al Real Zaragoza de posición de ascenso directo y lo mandaron a la quinta plaza. El equipo alfarero se presentó penúltimo y con nada menos que 17 goles encajados, pero volvió a rehabilitarse costa de un Zaragoza que comenzó el partido al galope, pero lo acabó absolutamente atascado e impotente, falto de ideas y de soluciones. Su segunda parte fue absolutamente vergonzante y vergonzosa.

El fútbol del Real Zaragoza no convencía ni a sus más firmes partidarios, pero ya no le sostienen ni los resultados, porque acumula tres encuentros consecutivos sin ganar en La Romareda (un empate y dos derrotas) y sólo ha sumado cuatro puntos en las últimas cinco jornadas. Así que ya no hay quién discuta la involución del equipo de Fran Escribá desde el liderato, desde el juego y también desde los números.

Escribá presentó otra rotación masiva, la mayor en su etapa en el Zaragoza, con hasta nueve novedades, esta vez más justificada por haber jugado el jueves por la tarde. Sólo Jaume Grau y Manu Vallejo repitieron en el once. Poussin relevó al lesionado Cristian Álvarez y Bakis regresó a la alineación, tras dos jornadas de completa suplencia. También Fran Fernández presentó un equipo prácticamente nuevo, con ocho cambios respecto del que alineó el martes frente al Albacete, además de variar su habitual disposición táctica pasando a jugar con tres centrales.

El Zaragoza, en su afán por vencer y convencer de una vez por todas, salió como un tiro y puso rápido coto a la portería del Alcorcón. Iván Azón pudo abrir el marcador a los cuatro minutos, pero su zurdazo a la media vuelta se estrelló en el larguero, y cinco minutos después Quintero González no quiso ver un claro derribo dentro del área de Óscar Rivas a Manu Vallejo. El árbitro andaluz no sólo no señaló penalti, sino que amonestó al atacante del Zaragoza por simular su caída. Intervino el VAR y el juego estuvo detenido hasta seis minutos, pero, aunque no quedó duda sobre la claridad de la pena máxima y la tarjeta amarilla fue anulada, todo se quedó en nada por un fuera de juego previo de Bakis por milímetros.

El equipo aragonés, que jugó con la defensa diez metros por delante de su ubicación habitual, no dejó de atacar y hasta probó suerte de lejos el central Mouriño con un impresionante obús que se marchó rozando el poste derecho de Jesús Ruiz, después de un robo del charrúa. También pudo marcar Bakis, tras un gran servicio de Valera, pero el turco se enredó en el área después de un mal control. Y el propio Valera tuvo su gran oportunidad pasada la media hora ante el portero.

Pero en el fútbol un regalo inesperado lo cambia todo, y un error fatal de Jaume Grau en la salida de balón del Zaragoza le sirvió el gol en bandeja a Juanma Bravo, que fusiló a Poussin a los 38 minutos. Así que sucedió lo inesperado, lo que menos merecía el equipo aragonés. El 0-1 disparó el ánimo y la confianza del Alcorcón y el partido dio un giro completo. Toni Moya tuvo el empate con una falta directa que rozó la escuadra, y Bakis, en otra tarde negada, cabeceó a las manos del portero, pero lo cierto es que el Zaragoza acabó la primera parte descolocado y descentrado.

Tras el descanso, Escribá relevó a Mouriño, con una tarjeta, por Francés, y el Alcorcón perdió enseguida al goleador Juan Bravo por un choque fortuito con Lecoeuche, antes de un triple cambio de Fran Fernández, que nunca renunció a ganar. Pasaban los minutos, el Alcorcón se iba sintiendo cada vez más cómodo con su ventaja y el Zaragoza jugaba ya a la desesperada. El VAR le negó un gol a Mollejo, agitador una vez más, por fuera de juego previo de Azón en el 66′, pero fue el canto del cisne de un Zaragoza impotente y sin recursos, que encajó un segundo gol en un regalo al alimón entre Marc Aguado y Poussin y que se salvó al final de un resultado más adverso. Su segunda parte fue absolutamente vergonzosa y vergonzante.

 

SD HUESCA X-X SD HUESCA

 

CD TERUEL X-X CD TERUEL 

SD TARAZONA X-X SD TARAZONA

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