Los milagros, en fútbol, existen. El meritaje, la destreza y la calidad a veces no coinciden con las victorias. Eso le ocurrió esta noche de lunes al Real Zaragoza en Fuenlabrada donde, tras un partido de pocos quilates ante un rival marrullero, áspero, que le dominó pero no logró tumbarlo cuando pudo. Al final, los hados de la suerte estuvieron de parte aragonesa y el 0-1 definitivo es oro en paño para las aspiraciones supremas de salvar la categoría dentro de 50 días.
Paupérrimo fue el primer tiempo en todos los prismas futbolísticos desde los que se quiera analizar el partido. Mal el Fuenlabrada, ramplón a más no poder. Peor el Real Zaragoza, incapaz de dar tres pases seguidos durante la mayor parte de su desarrollo. Un esperpento que los zaragocistas salvaron con el 0-0, su máxima aspiración jugando así, gracias a que Cristian Álvarez paró un penalti a Ibán Salvador en el minuto 20, pena máxima otra vez cometida por Jair (como en Logroño) de manera evitable sobre Sotillos. Jim llevó a cabo una revolución absoluta en el once inicial, cambiando a medio equipo, cinco jugadores de campo: entraron Tejero, el referido Jair, Nieto, Adrián González y Gabriel Fernández y se quedaron en el banquillo Vigaray, Francés, Chavarría, Francho y Alegría. La aventura del técnico alicantino no dio resultado por ningún flanco de sus líneas. Literalmente, el Zaragoza no jugó a nada. Fue un equipo plano, sin norte, sin rigor, sin plan alguno.
Los locales, que tenían las bajas de gran relevancia de Nteka, Pinchi, Iribas, Feuillassier…, notaron las ausencias y, si ya de por sí son un equipo tosco al que le cuesta ganar como local, esta noche de lunes se mostraron ciegos en el área zaragocista. Su ariete, Garcés, falló dos goles antes del penalti citado. Uno de cabeza, a la salida de un córner en el minuto 5, que envió alto a bocajarro. Otro, en el 18, rematando al aire solo ante el portero Álvarez, tras un pase elevado de Cristóbal que superó a los centrales por arriba. La zaga tomate (de rojo vistieron los aragoneses) fue un flan, un queso gruyere. Los primeros 25 minutos cabe calificarlos de desastre total de los de Jim. No cabe otra opción visto lo visto, que fue la nada más absoluta.
Tras el penalti errado, el Fuenlabrada se fue de sintonía y el Zaragoza respiró algo. Dos faltas lejanas botadas por Zapater, la única arma ofensiva de este equipo romo y cadavérico con el balón, estuvo cerca de convertirlas en gol Jair. Una en el 26, cabeceando fuera por poco. Otra en el 39, peinando solamente la pelota, sin conectar bien con ella, desaprovechando la mala salida del portero Belman (hijo del exzaragocista de los años 90). Al menos hubo algo que llevarse a la boca en ataque. Es de tal tamaño la incapacidad creativa del equipo que estas acciones se valoran como una heroicidad, síntomas de pobreza, de raquitismo futbolístico. Entremedias, de nuevo Ibán Salvador, una pesadilla cada vez que encaraba a los defensores zaragocistas, forzó a Cristian Álvarez a hacer una gran parada en el minuto 27, sacando por encima del larguero un derechazo desde fuera del área que iba dentro como un obús.
El Toro Fernández, en la enésima oportunidad del curso, volvió a ser una nulidad. Adrián González, en el enganche de la medular, estuvo lento, parsimonioso, sin gracia. Solo Zapater, de nuevo, dio algo de rasmia a un grupo atenazado, al ralentí, con Eguaras perdido, Narváez ahogado en la banda, Bermejo sin comparecer, Tejero deficiente por su banda… y así todos. Nieto, atrás, fue el más entonado ente tanta mediocridad, junto con Peybernes, excelente por alto. Con el formato de la primera parte, el único fin de Jim era acabar 0-0. Esta vaca no da más leche. Ni con metamorfosis en la alineación.
Tras el descanso, obligado a cambiar algo ante tanta carencia generalizada, Francho suplió a Eguaras. Servía cualquier sustitución. Y el Fuenlabrada estuvo a un palmo de hacer el 1-0 en el primer minuto, cuando Juanma cabeceó picada una falta lateral, fuera rozando el palo izquierdo. Los minutos empezaron a discurrir y el Zaragoza no dio muestras de mejoría, para desesperación discrecional. Cruzar la raya el medio campo era una proeza que nadie conseguía. El medio campo del Fuenlabrada era terreno prohibido. Increíble para un equipo, el zaragocista, que se está jugando la vida literalmente. Belman era un espectador. Se llegó al minuto 20 sin señales de vida en ataque de los de Jim. Donde no hay mata...
El dominio del Fuenlabrada fue creciendo progresivamente, echando atrás del todo a los once zaragocistas. Otro día más apostando por el empate sin goles. Impotencia de dimensiones abisales. Menos mal que los madrileños estaban desarmados de sus mejores hombres atacantes, sus bajas. Hasta en minuto 69 no pisó el área el Zaragoza, en un córner mal solucionado, como todos los centros lanzados hasta entonces en busca del inerte Fernández. La prueba del algodón de lo que se narra en esta crónica. Jim metió a Sanabria en vez del desdibujado Bermejo a falta de 19 minutos. Lo de la flauta y el sonido casual. Era un día más esperando el milagro divino.
Oltra, el técnico local, sacó todo su repertorio ofensivo en la recta final: Mula, Aldair Fuentes, Pol Valentín y Kanté. Buscaban el gol del triunfo por aplastamiento, sin más atributos que la casta y el empuje. Jim introdujo dos arietes a falta de 8 minutos, Iván Azón y Alegría, en vez de Adrián y Gabriel Fernández, dos ectoplasmas. Y ahí asomó en el horizonte de Humanes, en el cielo estrellado de Madrid, el rayo salvador. El juvenil Azón provocó por su fe un penalti de Juanma, un derribo que el VAR asintió tras la señalización inicial de Ais Reig. Lo lanzó, después de mucho suspense, el lateral Tejero, sorprendente decisión. Lo hizo de maravilla, engañando a Belman y marcando por raso el milagroso 0-1 a falta de solo 5 minutos. Para pellizcarse. Qué caprichoso y, a veces, feliz es el fútbol de vez en cuando. De la inmensidad de las tinieblas, el Real Zaragoza estaba a punto de sacar petróleo, los 3 ansiados y necesarios puntos, del duro campo fuenlabreño. Era la vida, sabido es.
Francés entró para defender bajo el larguero ya en el aumento, 5 minutos más de histeria. Semejante premio, en un día tan obtuso, no se podía desmoronar. Y el Zaragoza lo supo aguantar a base de corazón y emociones fuertes sobre el césped. El pitido final, esta vez, sí que fue de éxtasis. Ahora no cuenta la calidad, ni la plasticidad. Y, en noches como esta, se arruga todo lo malo (que es un contenedor de barco) y se tira a la cuneta si, al final, se gana ‘como sea’. Así venció esta vez el cuadro zaragocista. Justo a tiempo.
Ficha Técnica:
CF Fuenlabrada: Belman; Sotillos, Juanma, Pulido, Glauder; Jano (Mula, 64), Cristóbal (Diéguez, 88), Ciss; Ibán Salvador (Pol Valentín, 75), Espinosa (Aldaír Fuentes, 75); y Garcés (Kanté, 75).
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Tejero, Peybernes, Jair, Nieto; Eguaras (Francho, 46), Zapater, Bermejo (Sanabria, 71), Adrián González (Alegría, 82); Narváez (Francés, 91) y Gabriel Fernández (Iván Azón, 82).
Árbitro: Ais Reig (Comité Valenciano). Amonestó a Jair (19), Juanma (45) y Jano (48).
Goles: 0-1, min. 85: Tejero, de penalti.
Incidencias: Noche agradable al sur de la capital de España, con 14 grados al inicio del partido tras un día soleado y casi primaveral. El césped del Fernando Torres presentó un buen estado, con una iluminación insuficiente, muy pobre.
LIGA 2ªB Div. 2020/21 2ª FASE JORNADA Nº 1 (7 de Abril)
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