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CESAR AUGUSTO

CESAR AUGUSTO

 

César Augusto

César Augusto
Emperador del Imperio Romano
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Augusto de Prima Porta, estatua de César Augusto en el Museo Chiaramonti, Ciudad del Vaticano, Roma.
Reinado16 de enero de 27 a. C.-19 de agosto de 14 d. C.
Nombre realCayo Octavio Turino (desde su nacimiento hasta su adopción por Julio César en 44 a. C.);
Cayo Julio César (desde 44 a 27 a. C.);
Cayo Julio César Augusto (desde 27 a. C. hasta su muerte)
Nacimiento23 de septiembre de 63 a. C.
Roma, República Romana
Fallecimiento19 de agosto de 14 d. C.
Nola, Imperio Romano
EntierroMausoleo de Augusto
PredecesorNueva creación (como Emperador romano)
SucesorTiberio
ConsorteClodia Pulcra (? – 40 a. C.)
Escribonia (40 a. C. 38 a. C.)
Livia Drusila (38 a. C. - 14 d. C.)
DescendenciaJulia la Mayor;
Cayo César (adoptivo);
Lucio Julio César (adoptivo);
Tiberio (adoptivo)
DinastíaJulio-Claudia
PadreCayo Octavio Turino; adoptado por Julio César
MadreAtia Balba Cesonia
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Los siguientes artículos cubren la historia de la Antigua Roma y la caída de la República:

República Romana, Marco Antonio, Cleopatra VII, Cneo Pompeyo Magno,

Teatro de Pompeyo, Marco Tulio Cicerón, Primer Triunvirato

Caius Iulius Caesar Augustus (Roma, 23 de septiembre de 63 a. C. – Nola, 19 de agosto de 14 d. C.), en español Cayo Julio César Augusto, conocido como César Augusto y más habitualmente como sólo Augusto, fue el primer emperador del Imperio Romano. Gobernó entre 27 a. C. y 14 d. C.,[Nota 1] año de su muerte, convirtiéndose así en el emperador romano con el reinado más prolongado de la Historia (en total, 44 años de mandato).[1] [2]

Nacido bajo el nombre de Cayo Octavio Turino, fue adoptado por su tío abuelo Julio César en su testamento, en el año 44 a. C. Desde ese instante hasta 27 a. C. pasó a llamarse Cayo Julio César Octaviano. En 27 a. C. el Senado le concedió usar el cognomen de «Augusto», y por consiguiente se convirtió en Cayo Julio César Augusto.[Nota 2] A causa de los varios nombres que ostentó, es común llamarlo «Octavio» al referirse a los sucesos acontecidos entre 63 y 44 a. C., «Octaviano» de 44 hasta 27 a. C. y «Augusto» después de 27 a. C. En las fuentes griegas, Augusto es conocido como Ὀκταβίος («Octavio»), Καῖσαρ («César») o Αὔγουστος («Augusto»), dependiendo del contexto.

El joven Octavio se convirtió en heredero de Julio César tras el asesinato de éste en 44 a. C. Un año después, en 43 a. C., conformó junto a Marco Antonio y Lépido una dictadura militar conocida como el Segundo Triunvirato. Como triunviro, Octaviano gobernó Roma y la mayor parte de sus provincias[Nota 3] como un autócrata, haciéndose con el poder consular tras las muertes de los cónsules Aulo Hircio y Pansa y haciéndose reelegir a sí mismo todos los años. Tiempo después, el triunvirato se iría rompiendo ante las ambiciones de sus creadores: Lépido fue obligado a exiliarse, mientras que Marco Antonio terminó suicidándose tras su derrota en la batalla naval de Accio frente a la flota de Octavio, dirigida por Agripa en 31 a. C.

Con la desaparición del Segundo Triunvirato, Octavio restauró los principios de la República Romana, con lo que el poder gubernamental pasó a establecerse en el Senado, aunque en la práctica él retendría su poder autocrático. Pasaron varios años para que se llegara a determinar la estructura exacta por la cual una entidad republicana podría ser dirigida por un único gobernante; el resultado pasó a conocerse como el Principado. El título imperial nunca llegó a considerarse como un cargo similar a lo que había significado la dictadura romana de la República, y que César y Sila habían ostentado con anterioridad; Augusto rechazó formalmente dicho cargo después de que la sociedad romana «le rogara que asumiera la dictadura».[3] Por ley, Augusto contaba con toda una colección de poderes perpetuos conferidos por el Senado, incluyendo aquellos relativos al tribuno de la plebe y el censor. Ocupó el consulado hasta 23 a. C.[4] Por otro lado, su poder real fue creciendo gracias a su poder económico y a los recursos obtenidos de sus conquistas, creando relaciones de clientela a lo largo del Imperio Romano,[Nota 4] y ganándose la lealtad de muchos soldados y veteranos militares, la autoridad implícita en los muchos honores y títulos que le eran concedidos por el Senado,[5] y el respeto de la gente. El control de Augusto sobre la mayoría de las legiones de Roma existentes supuso una amenaza armada que podía ser usada contra el Senado, permitiéndole de esta forma coaccionar las decisiones del mismo. Con este poder para eliminar la oposición senatorial mediante el uso de armas, el Senado pasó a adoptar un perfil dócil hacia su estatus soberano. Su reinado por medio del clientelismo, el poder militar y la acumulación de los cargos propios de la extinta República, se convirtió en el modelo a seguir para los posteriores gobernantes.

El mandato de Augusto inició una era de paz relativa conocida como la Paz romana o Pax Augusta (en su honor). Salvo por las constantes guerras fronterizas, y con la excepción de una guerra civil de sucesión imperial que duró un año, la sociedad del Mediterráneo gozó de un ambiente pacífico durante más de dos siglos. De igual forma, Augusto expandió el Imperio Romano, asegurando en el proceso sus fronteras mediante la subordinación a Roma de las regiones circundantes. Además, celebró un acuerdo de paz con el Imperio Parto —el más poderoso de sus vecinos— por la vía diplomática, reformó el sistema tributario romano, desarrolló redes de caminos que contaban con un sistema oficial de mensajería, estableció un ejército permanente (así como un pequeño cuerpo de marina), y creó la Guardia Pretoriana junto a fuerzas policiales de seguridad, tanto para mantener el orden como para combatir los incendios en Roma. Resulta destacable añadir que gran parte de la ciudad se reconstruyó bajo su reinado.

Tras su muerte en 14 d. C., el Senado lo divinizó, siendo posteriormente adorado por el pueblo romano.[6] A manera de legado, sus nombres «César» y «Augusto» serían adoptados por todos los emperadores posteriores, y el mes de Sextilis sería renombrado «Agosto» en su honor. Asimismo, sus logros son relatados en un documento conocido como «Los escritos de Divino Augusto» que, a petición del propio Augusto, fue grabado en un par de pilares de bronce y colocado enfrente de su mausoleo, llegando tiempo después a tallarse en gran cantidad de edificaciones, muchas de las cuales han sobrevivido. No obstante, este material es considerado poco objetivo históricamente, y más bien es tratado como un escrito publicitario cuyo objetivo es ofrecer una visión idílica del principado ejercido por Augusto. Tras un largo proceso para solventar los problemas en torno a su heredero, César Augusto fue sucedido por su hijastro Tiberio.

Predecesor:
Aulo Hircio y
Cayo Vibio Pansa Centroniano
Cónsul sufecto de la República Romana
junto con Quinto Pedio

43 a. C.
Sucesor:
Lépido y
Lucio Munacio Planco
Predecesor:
Marco Antonio, Lucio Escribonio Libón y Lucio Emilio Lépido Paulo
Cónsul de la República Romana
junto con Lucio Volcacio Tulo

33 a. C.
Sucesor:
Cneo Domicio Ahenobarbo y
Cayo Sosio
Predecesor:
Cneo Domicio Ahenobarbo y
Cayo Sosio
Cónsul del Imperio Romano
31 – 23 a. C.
Sucesor:
Marco Claudio Marcelo y
Lucio Arruntio
Predecesor:
Décimo Lelio Balbo y
Cneo Antistio Veto
Cónsul del Imperio Romano
5 a. C.
Sucesor:
Cayo Calvisio Sabino y
Lucio Pasieno Rufo
Predecesor:
Lucio Cornelio Léntulo y
Marco Valerio Mesala Mesalino
Cónsul del Imperio Romano
2 a. C.
Sucesor:
Coso Cornelio Léntulo y
Lucio Calpurnio Pisón
Predecesor:
Julio César
Dinastía Julio-Claudia
44 a. C. – 14 d. C.
Sucesor:
Tiberio
Predecesor:
Julio César como Imperator de la República Romana (45 a. C)
Emperador romano
27 a. C. – 14 d. C.
Sucesor:
Tiberio
Predecesor:
Lépido
Máximo Pontífice
12 a. C. – 14 d. C.
Sucesor:
Tiberio

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