Partido 8 Grupo D
UCRANIA 2 -1 SUECIA
Ucrania: Pyatov; Selin, Jacheridi, Mihalik, Gusev; Konoplianka (Devich, m. 90), Tymoschuk, Yarmolenko; Nazarenko; Shevchenko (Milevsky, m. 81) y Voronin (Rotan, m. 84).
Suecia: Isaksson; Martin Olsson, Mellberg, Granqvist, Lustig; Elm, Kallstrom; Larsson (Wilhelmsson, m. 68), Ibrahimovic, Toivonen (Svensson, m. 64); Rosenberg (Elmander, m. 71).
Goles: 0-1, m.52: Ibrahimovic. 1-1, m. 55: Shevchenko. 2-1, m. 62: Shevchenko.
Árbitro: Cneyt Sakir (Turquía). Amonestó a Kallstrom (11) por Suecia.
Estadio Olímpico de Kiev, unos 25.000 espectadores.
Un genio al primer palo
Shevchenko, con un par de goles de cabeza, da el triunfo a Ucrania sobre Suecia
Dos leyendas del fútbol ucranio: el delantero todavía en activo, a los 35 años, Shevchenko, fundido en un abrazo con el entrenador, poderorísimo atacante en los setenta del siglo XX, Blokhin, ahora de 60. Saltaban y se abrazan conscientes de estar dando mucha felicidad a su pueblo, orgulloso del optimista inicio de sus jugadores, que buscaron el triunfo desde el primer aliento. Puesto en pie, el estadio de Kiev despidió a su héroe, sustituido en el minuto 80. Y él saludó uno por uno a los suplentes del banquillo. Suecia especuló primero, golpeó en el comienzo del segundo tiempo y demostró a continuación la enorme debilidad de su defensa. En el ataque dependió demasiado de Ibrahimovic. El 10 fue un oasis en el páramo sueco.
Blokhin honró su parte de anfitrión del torneo con un planteamiento atractivo: dos extremos a pie cambiado (el diestro Konoplyanka por la izquierda y el zurdo Yarmolenko por la derecha), además de dos delanteros con muchas horas de vuelo: Voronin y Shevchenko. El resultado no fue espectacular, pero Ucrania jugó en campo contrario y acumuló un puñado de ocasiones, desaprovechadas porque a Shevchenko, aun conservando la clase, a veces no le llega el resuello. Un disparo lejano de Voronin, alto y por el centro, chocó contra los puños de Isaksson. Poco antes, Shevchenko había cruzado demasiado el balón tras una triangulación.
“La actitud es más importante que el talento”, había sentenciado antes del torneo el nuevo seleccionador sueco, Eric Hamren, traicionándose a las primeras de cambio. A pesar de haber prometido un fútbol de ataque (“técnico y rápido”), su equipo jugó pegado a su portero, Eriksson, con ocho hombres por detrás del balón. A la espera de que, en alguna salida, Ibrahimovic pudiera lanzar a Elmander. Declarado jefe absoluto de Suecia, el delantero del Milan marcó las enormes diferencias que le separan de sus compañeros en un par de detalles: pisa, protege y desborda antes de centrar al corazón del área; después cabecea cruzado al palo izquierdo del meta Piatov. Llevaba el 10 Ibrahimovic y actuó como tal, por detrás de Elmander, luciendo en su brazo izquierdo una llamativa cinta de capitán, arrancando desde una segunda línea. Con el pelo hacia atrás, pegado al cráneo y sujeto por una coleta, se daba un aire a uno de los guardaespaldas de Tony Soprano.
El partido se disparó en el comienzo del segundo tiempo. El duelo Ibrahimovic-Shevchenko entró en ebullición. Primero golpeó el sueco, rematando raso, de primeras, un centro desde la izquierda de Kälstrom. Suecia había sacado ventaja del vacío dejado por el lateral izquierdo ucranio, Selin, tumbado en el suelo. Ucrania reaccionó con rabia y, un par de minutos después, Shevchenko cabeceó al primer palo un centro desde la derecha de Yarmolenko. El gran delantero del Dinamo de Kiev se adelantó a Mellberg. Había comenzado el recital de Shevchenko. O cómo anticiparse siempre a los rivales en el primer palo. Volvió a repetirlo poco después, tras un centro en un córner desde la izquierda. Volvió a picar cruzado con la cabeza. El balón entró por un resquicio entre el poste y el defensa sueco que cuidaba de él. Shevchenko se había escapado del marcaje defensivo de Ibrahimovic, girándose este de espaldas ante el remate del ucranio: el típico miedo a la pelota del delantero en funciones de defensor.
A Suecia le quedaba un tirazo de Ibrahimovic repelido por las palmas abiertas de Pyatov. Y una preciosa pared con Elmander que este dilapidó en el último instante. El poder de anticipación de Shevchenko coronó el entusiasmo de Ucrania. La inmensa calidad de Ibrahimovic clamó en el desierto de Suecia.
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