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LIGA 2ªDiv. 2022/23 JORNADA Nº13 (28.10.2022)

LIGA 2ªDiv. 2022/23 JORNADA Nº13 (28.10.2022)

LIGA 2ªDiv. 2022/23 JORNADA Nº13 (28.10.2022)

PARTIDO OFICIAL Nº 3575

TENERIFE 0-2 REAL ZARAGOZAReal Zaragoza SAD

  • VADA 23’
  • VADA 66’
Titulares


1 Juan Soriano (P) 1 Alvarez (P) (C)
4 Leon 4 PETROVIC
11 DAUDA   82’ 5 Jaume   85’
15 Pablo Larrea   72’ 6 Frances
16 Aitor Sanz (C)   60’ 11 VADA   71’
18 Enric Gallego 12 Larra   71’
19 Romero De Avila   60’ 20 Simeone
22 MELLOT 23 Molina   77’
23 SIPCIC 24 Lluis Lopez
24 Nacho 28 Mollejo   77’
31 Martin   72’
Suplentes


2 Aitor Buñuel 3 JAIR JR   85’
5 Gonzalez 7 Miguel   77’
8 Alonso   72’ 8 Valderrama
9 Borja   60’ 13 Raton
12 Lopez 16 Lasure   71’
13 Diaz 17 Nieto
20 José Angel   60’ 18 Fran Gamez   71’
21 Appiah   82’ 21 Zapater   77’
26 Rodriguez 33 Naranjo
27 Gutierrez   72’ 35 Rebollo
30 Mendez
Cuerpo Técnico


Gil Delgado, Jose Manuel, (2º Entrenador) Corona Nacarino, Sebastian Manuel, (2º Entrenador)
Ramis Monfort, Luis Miguel, (Entrenador) Carcedo Mardones, Juan Carlos, (Entrenador)
Padron Baez, Victor Teofilo, (Delegado) Belsue Arias, Alberto, (Delegado)

Sustituciones



19 Romero De Avila   9 Borja 60’ 11 VADA   16 Lasure 71’
16 Aitor Sanz (C)   20 José Angel 60’ 12 Larra   18 Fran Gamez 71’
31 Martin   27 Gutierrez 72’ 28 Mollejo   7 Miguel 77’
15 Pablo Larrea   8 Alonso 72’ 23 Molina   21 Zapater 77’
11 DAUDA   21 Appiah 82’ 5 Jaume   3 JAIR JR 85’

 

Tenerife 0-2 Real Zaragoza

46.9 % Posesión 53.1 %
5 remates dentro 4
1 disparos bloqueados 1
7 remates fuera 1
6 disparos recibidos 3
3 tarjetas amarillas 3
0 tarjetas rojas 0
15 faltas recibidas 16
16 faltas cometidas 15
125 perdidas de posesion 132
52 recuperaciones de posesion 48
3 fueras de juego 0
xxxxxx

El Real Zaragoza sale a flote en Tenerife

Un Zaragoza reformado con un nuevo sistema táctico vence (0-2) y toma aire contra el Tenerife gracias a dos goles de Valentín Vada. El triunfo da más tiempo a Carcedo. 

 

El fútbol opera bajo unas leyes tan inciertas, evanescentes y ligeras que un futbolista al que perseguían todos los dedos fruto de su fútbol desvaído, y al que Carcedo nunca le había dado pese a todo la espalda, le brindó al Zaragoza una victoria en Tenerife que le espanta los fantasmas y despeja las tormentas. Fue Valentín Vada el hombre. El goleador. El autor de los dos zarpazos que sacan a flote al equipo y a Carcedo y que recomponen la figura de un Zaragoza que encontró en Tenerife una posible salida a su laberinto en ese esquema con carrileros que tanto potencia a alguna de sus piezas. Fue como asomarse a un futuro tranquilizador: el equipo restableció así su credibilidad, ensanchó su músculo de competidor y, por primera vez, fue verdaderamente superior a un rival, al que le cambió el mapa del partido desde la alineación de Carcedo. 

El Tenerife, desquiciado y ansioso, no dio una, ante un Zaragoza que jugó varios partidos en uno: supo sufrir y contener al rival, supo anestesiarlo con la pelota cuando se le puso en ventaja, supo cuándo lanzarle el ataque final en la segunda mitad y supo cerrar el duelo en el tramo final protegiéndose cerca del área.

Nunca es mal sitio la desesperación para encontrar soluciones, y Juan Carlos Carcedo le pegó una sacudida profunda al once del Real Zaragoza, como si en su decisión se adivinaran los pliegues de un tormento al que quiso dar apresurada salida con un equipo inédito y algo disforme: sin Jair Amador pero con cinco defensas, plagado de centrocampistas, con Mollejo como único extremo o similar, y con Simeone de delantero único.

Más que una alineación, lo de Carcedo en Tenerife pareció una denuncia. Un grito a medio camino de la disconformidad y la resignación pegado entre volcanes canarios. A esta plantilla, Carcedo no le había cogido aún el truco, si es que lo tiene, pues solo había que echar un vistazo a los jugadores de segunda línea (extremos, mediapuntas…) que se sentaron en el banquillo del Heliodoro Rodríguez López. Poco bocado que llevarse a la boca. Pero Carcedo le dio sentido al asunto gastando una de sus últimas balas con una reforma del sistema.

El técnico, en su continuada e infatigable pelea consigo mismo y la búsqueda de respuestas dentro del equipo, entendió que al Tenerife había que ganarle con tres jugadores de funciones similares como Petrovic, Manu Molina y Jaume Grau, con un Vada a medio camino de todo, que ni es extremo ni es mediapunta, y con la pareja Francés-Jair, el mayor argumento competitivo del Zaragoza pasado, amputada por el lado del hispanoportugués el día que el rival, el Tenerife, levantaba la torre de Enric Gallego en la punta del ataque. En ese tejido, también se presentó la titularidad de Larra como carrilero derecho.

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Sin embargo, a todos estos hilos aparentemente sueltos, le dio forma Carcedo con un nuevo sistema: 5-4-1, con Petrovic insertado entre centrales, alas largas y un cuadrado en el centro del campo: Grau y Molina en la primera línea y Mollejo y Vada en la segunda. Un Zaragoza de mucha pierna, de piernas duras y resistentes, y pocas licencias creativas, pero que iba a saber moverse bien por la epidermis del partido.

En el Zaragoza de los últimos años, las defensas de cinco (tres centrales, carrileros altos…) siempre fueron signo de tiempos convulsos y entrenadores con agobios. Carcedo se lanzó por esa vía en Tenerife por una mezcla de todo y algo más. Las bajas, las pocas alternativas que ofrecía el fondo de armario de la plantilla, pero también el rival: la presencia de Eric Gallego, sobre quien pivotó buena parte de la trama, en el Tenerife empujó al técnico a proteger el juego directo hacia él. Lo hizo con una paradójica fórmula: dejó en el banquillo a su central de más estatura, Jair, y sacó otro hombre de anatomía alargada, pero pies más aseados. Petrovic, un pivote, le dio al Zaragoza, como ese guardián central, centímetros e ideas en la salida de la pelota, aspecto del juego en el que el equipo más progresado lució en Tenerife.

Al partido se le observaron rápido las líneas maestras. Eric Gallego atraía todo el juego del Tenerife, en largo y frontal, mientras el Zaragoza se desplegaba a lo ancho del campo cerca de su área. Los locales amenazaron con su delantero centro desde el inicio: un remate alto nada más empezar el duelo, otro centro que le cayó a Iván Romero en una salida en falso de Cristian y el andaluz cruzó al lateral de la red, otro cabezazo de Gallego a centro de Mellot… El Zaragoza ya veía por dónde le atacaba la tropa canaria, pero contenía con cierta compostura esas acometidas. Los de Carcedo apenas arriesgaban, se refugiaban en la pelota, viviendo muy lejos de su ataque, de un Simeone desabastecido, pero no desconectado. En plena lluvia sobre Eric Gallego, el Zaragoza avisó con un tiro a la media vuelta de Mollejo que lamió el poste izquierdo.

El paso de los minutos le fue borrando al Tenerife las rutas hacia su delantero. El rumor de la grada de un equipo también en problemas entró en juego. Y el Zaragoza, de la mano de Larrazabal, comenzó a agujerear la red de Ramis por esa banda. Un centro del vasco desde la derecha, un envío raso y puntiagudo, lo rozó de espuela Mollejo para que Vada apareciera en el corazón del área como un ratón. Este tipo de jugada es la que define a un futbolista de difícil catalogación como él, tan indescifrable: la llegada, su capacidad para encontrar, en el nido de trampas que siempre es esa región del campo, un lugar por el que morder el queso. Se puede decir que Vada vive de eso, de esas apariciones terminales, del gol. Es su salvoconducto particular entre la espesura de otros atributos de su fútbol.

El gol del argentino, la ventaja, fue como el agua sacada de un oasis. Refrescó al Zaragoza, le dio aire, serenidad, esperanzas. El marcador giró hacia su lado, pero también el juego. Comenzó a mezclarse con pases, a juntarse en torno a la pelota, mientras le buscaba la vertiente débil al Tenerife. Los locales apenas respondieron con un cabezazo de Gallego en un saque de esquina que negó Cristian con su puntual presencia. Dauda también lo buscó de lejos. Sin embargo, el Zaragoza no daba la sensación de sufrir. Mientras Petrovic y Gallego se embestían entre sí en un duelo de alto tonelaje, el partido se disolvía por efecto de un Zaragoza que supo esconder la pelota, moderar su uso y atraer al rival. En una de esas, Larrazabal sacó un centro que casi se le envenena a Soriano tras pegar en Mellot.

La segunda mitad se introdujo según lo esperado. Una internada de Dauda salpicó de peligro el área del Zaragoza, con una pelota perdida y sin dueño que casi sale cara. Contestó el Zaragoza mientras el partido se abría y distanciaba sus zonas de juego. Con tantos metros a explotar, Carl Lewis se apoderó del cuerpo de Simeone. El argentino se pegó una carrera colosal contra Mellot y Sipcic, pero no culminó, ya con las piernas derretidas por el ácido láctico. Pero Simeone no es de los que afloja. Se busca la vida como puede y ve pan donde solo hay migas. A puro tesón, casi fuerza un gol de rebote: la pelota pegó en la madera.

El partido se inflamaba. El Tenerife se iba a pecho descubierto a por el gol y el Zaragoza comenzó a gestionar sus ofensivas a la carrera. A oler la sangre. Nadie se mueve en esa sopa como Simeone. El argentino, un constante arañazo en la segunda mitad para el Tenerife, picaría una pelota en un saque de esquina que Soriano contuvo justo antes de que Vada se guisara el segundo gol. Cogió la pelota a 40 metros, se abrió ángulo como un topógrafo y detectó el terreno hacia el que debía mandarla: rasgó un disparo que se coló ajustado al palo, cruzado, imposible. El Zaragoza tenía una ventaja de dos goles. En Segunda, una ventaja de un gol es un lingote de oro. Dos, el banco entero.

Poco más pasó entre cambio y cambio. El Zaragoza puso la muralla y el Tenerife se estrelló contra ella. El Zaragoza estaba mal antes del partido, pero aún había quien estaba peor. No es mal consuelo después de haber ganado y de que, entre el ruido de cuchillos, Carcedo encontrara una nueva idea, un nuevo camino. A priori, más coherente con lo que es una plantilla de muchos centrocampistas, pocos extremos y mediapuntas, con delanteros solventes y carrileros como Larrazabal que lucen con este traje. Y un reciclado Petrovic. Otro que volvió de Tenerife haciéndonos recordar que en el fútbol la última palabra nunca está dicha.

Ficha técnica

Tenerife: Juan Soriano; Mellot, Sipcic, León, Nacho Martínez; Larrea (Alonso, 71); Aitor Sanz (Jurado, 60); Teto (Alassan, 71), Mo Dauda (Appiah, 82); Iván Romero (Borja Garcés, 60) y Enric Gallego.

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Larrazabal (Gámez, 71), Francés, Lluís López, Fuentes; Petrovic, Grau (Jair, 85), Manu Molina (Zapater,, 77); Vada (Lasure, 71), Mollejo (Puche, 77); Simeone.

Goles: 0-1, min. 23: Vada. 0-2, min. 67: Vada.

Árbitro: García Verdura (Comité de Catalunya). Mostró amarillas a Petrovic (50’), Nacho Martínez (64’), Lluis López (75’), Eric Gallego (76’). y Jurado (88’)

Incidencias: Partido de la décima jornada de liga jugado en El Sardinero, ante 9.900 espectadores. Un centenar de zaragocistas acompañaron al equipo desde la grada. Noche agradable de temperatura y terreno de juego en muy buen estado.

 SD HUESCA X-X SD HUESCA 

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