3º Libro 2017 (19 Feb - 25 Feb)
EL SILBIDO DEL ARQUERO
IRENE VALLEJO MOREU
EDITORIAL CONTRASEÑA SC, 2015
DATOS DEL LIBRO
- Nº de páginas: 216 págs.
- Encuadernación: Tapa blanda
- Editorial: EDITORIAL CONTRASEÑA SC
- Lengua: CASTELLANO
- ISBN: 9788494090370
Novela de aventuras, novela de guerra, de exilio y de amor,"El silbido del arquero"es un viaje a los mitos de un pasado que aún ilumina nuestro presente. Cuando Eneas, huido del saqueo de Troya con su hijo y algunos hombres, naufraga en la costa africana, ante las playas de la ciudad de Cartago, su suerte queda en manos de la reina Elisa. Héroe vagabundo y derrotado, una misteriosa profecía le señala como fundador de la venidera civilización romana. Siglos después, en un tiempo circular y envolvente, el poeta Virgilio tendrá que recrear, por encargo del emperador Augusto, esa aventura inicial y las glorias pasadas del Imperio ya victorioso, que oculta abismos de miseria y codicia tras sus fastuosos mármoles. En un singular juego entre la Historia y la leyenda,"El silbido del arquero"atrapa el reflejo de nuestros conflictos contemporáneos y la semilla de temas que nunca dejarán de fascinarnos: la sombra del poder sobre la libertad individual; el dilema de un hombre que, al derrumbarse su mundo, se debate entre reconstruir las ruinas o arriesgarse a levantar algo nuevo; las dificultades de una mujer poderosa en un universo de hombres y sus deseos de ser madre cuando su tiempo se acaba; la mirada de una adolescente sobre la convulsa vida adulta; la violencia, la piedad, el hado o la suerte... Tejida con las voces...
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Las guerras caen en el olvido, los cantos permanecen. Solo el poema quedapara narrar el dolor de los vencidos, la suerte de quienes son atropellados porlos imparables acontecimientos que forjan la historia. Aquellos a quienes hoyllamamos héroes fueron en su día seres azotados por la desgracia. De lavendimia del sufrimiento brota el vino de las leyendas. Yo conozco elsufrimiento, la duda, el pesado lastre del miedo, pero también he experimentadola redención y el consuelo de las palabras. Ahora lo sé. Yo puedo escribir estepoema.He encontrado mi voz.*
Irene Vallejo (Zaragoza, 1979) puede llegar a ser una voz singular en la narrativa españolaactual. En una época en la que muchos autores de su generación escriben sobre la crisis oregresan a lo rural, esta escritora recupera la mitología grecolatina como inspiraciónliteraria en su segunda novela, El silbido del arquero (Contraseña, 2015), un retelling delcuarto libro de la Eneida, sobre la llegada del héroe Eneas a Cartago después de huir dela guerra de Troya. No hay que confundirla con una adaptación hecha con fines didácticos oescolares, ya que su voz denota voluntad de aportar su propio sello y tiene la suficientemadurez para lograrlo. Vallejo es doctora en Filología Clásica y se dedica a la difusión de estacultura, tanto en prensa como en talleres y conferencias, de modo que no es de extrañar que este campo también se encuentre presente en su obra. Además de El silbido del arquero, hapublicado la novela La luz sepultada (Paréntesis, 2011), el libro infantil El inventor deviajes(Comuniter, 2014) y la recopilación de artículos El pasado que te espera (Anorak, 2010).
El silbido del arquero se abre con el naufragiodeEneas y sus hombres en las costas de Cartago, laciudad recién fundada por Elisa de Tiro (Dido). Eneasy Elisa tienen mucho en común: los dos son reyesviudos que han dejado atrás su tierra. De su pasadoglorioso solo les queda un niño del que se hacencargo: Eneas tiene a su hijo, Yulo, un niño aún muypequeño; y Elisa, a Ana, la hija ilegítima de su padre,que está entrando en la adolescencia y actúa como lahechicera del reino. Tanto Eneas como Elisa son doslíderes que a menudo se enfrentan al dilema entre laresponsabilidad colectiva y los deseosindividuales. En estas circunstancias —y con la ayuda de un peculiar Eros—, sussemejanzas los acercarán; aunque el convulso ambiente de Cartago, agitado por los militaresque aspiran a ocupar el trono y por la rivalidad con los pueblos vecinos, les complicarála relación.
Hay una trama paralela, más breve, en la que un Virgilio desalentado vaga por las calles de laRoma de Augusto. El emperador le ha encargado escribir una epopeya que ensalce lafundación del imperio —así surgió la Eneida—, pero el poeta se siente incómodo por elcarácter político que adquiere la creación literaria en estas circunstancias. Este hilo, ademásde desmitificar la imagen romántica del escritor vocacional y libre de ataduras, sirve a Vallejopara relacionar la tragedia del mito con la heroicidad que se le atribuye como parte delimaginario de la cultura romana. De hecho, al principio cita una frase muy pertinente de AnaMaría Matute en Olvidado rey Gudú: «Algunas victorias no son ni gloriosas ni recordadas; peroalgunas derrotas pueden llegar a ser leyendas, y de leyendas pasar a victorias». El trasfondode El silbido del arquero habla de eso, de cómo un fracaso —de cualquier tipo— puedeadquirir otros tintes y dejar de percibirse como tal en función del modo en el que se recuerde;y, por consiguiente, habla de la influencia de las representaciones culturales en elimaginario colectivo (del mundo clásico…, pero también de la actualidad).
La obra tiene más capas de lectura, como los retratospersonales. Está narrada desde múltiples puntos devista: Eneas, el hombre torturado por la guerra que noestá dispuesto a volver a pasar por lo mismo y deseaencontrar un lugar pacífico para criar a su hijo; Elisa,una mujer fuerte en un mundo de hombres, que luchapor imponer su voz en Cartago, pero por otro ladosiente la inseguridad de hacerse mayor, de ya no sertan bella a los ojos de su amado ni tan fértil para tenerun hijo; y, por último, Ana, la niña bruja, que desdeque se quedó huérfana ha permanecido al lado deElisa, sin otros niños con los que jugar hasta lallegada de los troyanos. Se suele decir que los mitosrecogen todas las enseñanzas para la vida y que poreso no caducan. En El silbido del arquero ocurre lo mismo: esta estructura, al enfatizar la subjetividad de cada personaje, facilita que sus conflictos trasciendan la trama pura y seapliquen a la sociedad contemporánea; por eso en el libro conviven la aventura —unaaventura slow-paced, en la que importan más los problemas emocionales que la acción— ylas interpretaciones que esta suscita.
Por ejemplo, resulta inevitable pensar en los refugiados que, como Eneas, buscan un futuromejor en otro lugar; en los niños que, como Ana, han crecido antes de tiempo, han sufrido elprejuicio y están marcados por una mancha simbólica; o en las mujeres que, como Elisa, handemostrado fortaleza, aunque eso no las libra de la necesidad de afecto. De forma másgeneral, la novela invita a meditar sobre la pérdida (de un ser querido, del hogar, de lajuventud) y muestra cómo unos personajes marcados por ella tratan de hallar esperanza.Vallejo hace algo que parece fácil pero no lo es: cuenta una historia, invita a reflexionar yrinde homenaje al mito (no solo a este mito, sino al papel que juegan las historias ennuestras vidas). Escribe con un estilo poético, sólido, con mucho respeto por el original y unaestructura equilibrada. Tiene tendencia a la cursilería, algo que se podría paliar con unbuenediting («Disfruto del roce de su piel, me gusta sentir en mi cara un aleteo de suspestañas», pág. 98, «Las lágrimas suben al borde de mis ojos», pág. 128, «las nubes seseparan y un hermoso resplandor acaricia la playa al desplazarse sobre la arena», pág. 155,«En mi piel se abren surcos de pena, la tristeza está arañando mi rostro», pág. 198).
Todavía queda un aspecto digno de mención: Eneas, Elisay Ana no son los únicos que aparecen en el mito. Losacompaña Eros, el dios del amor, un gran acierto de laautora. Este Eros no lleva arco, sino que es un entesilencioso —e ingenioso— que observa a los humanos, losmanipula y reflexiona sobre ellos. Su voz se aleja de la delresto; es un narrador irónico que desmitifica el idealromántico, incide en las fisuras de la experiencia amorosay pone de relieve el papel que la imaginación juega en ella.Me parece una genialidad (muy contemporánea) que seajustamente el dios del amor quien ofrezca una perspectivadesencantada del enamoramiento. Su tono compensa lasolemnidad del relato y demuestra la versatilidad de laautora, a la que será un placer seguir la pista. El silbido del arquero no solo aporta frescura alpanorama literario, sino a la propia mitología clásica: muchos lectores le perderían el miedocon más novelas como esta.
*Cita de la pág. 197.
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