La Navidad ha traído al Real Zaragoza el regalo que tanto buscó durante los primeros cuatro meses de competición: un triunfo fuera de casa. El acontecimiento tuvo lugar en Vallecas, ante el Rayo, al que los de Agné superaron merecidamente en un partido bien jugado en líneas generales y cuyo desenlace tuvo lugar en los últimos 17 minutos. Los dos goles zaragocistas, afortunados, llevaron la firma de Alex Moreno en propia puerta, tras un fallo garrafal del portero local Gazzaniga, y de Ángel, que transformó el segundo penalti consecutivo que le pitan a favor al Zaragoza esta temporada, cometido sobre Xiscu y señalado de manera rigurosa por el árbitro. De este modo, el equipo blanquillo se marcha de vacaciones en una situación mucho más calmada de lo que parecía podía darse hace solo ocho días. Las dos victorias consecutivas ante el Oviedo y el Rayo han devuelto el sosiego al seno del club, que ahora se apresta a remodelar la plantilla en la medida en que le sea posible.
El primer tiempo tuvo como dominador al equipo aragonés en su mayor parte. Los de Agné tuvieron el balón y, ciertamente, lo combinaron con criterio en la línea medular, con el apoyo siempre de José Enrique por su banda. Pero fallaron siempre los últimos pases. Por eso, pese a tanta posesión,
apenas hubo llegadas de peligro al área rayista. Por su parte, los vallecanos estuvieron totalmente obturados en sus intentos ofensivos, siempre a merced de las buenas marcas -por cercanas y pegajosas- de los jugadores zaragocistas. Supo a poco el 0-0 en el descanso. El Zaragoza debió ser más incisivo para sacar beneficio de su buen planteamiento táctico, pero le faltó tino en sus momentos culminantes.
Cani intentó una frivolidad para abrir boca, en el minuto 4, al ver adelantado al portero argentino Gazzaniga, pero su intento de vaselina desde 40 metros se quedó corta y el arquero paró el balón sin problemas. Xiscu, en un pase de Ángel, se metió en el área en el 17 y su chut cruzado salió flojo de su bota izquierda y lo detuvo el guardameta local con comodidad. No hubo más amagos de enjundia de los zaragocistas ante la portería del Rayo. Demasiado poco para lo que prometió siempre su desenvolvimiento con el balón en la zona ancha del campo.
Los intentos de llegar por el centro, con
el novedoso Dongou junto a Ángel percutiendo a los centrales frajirrojos, nunca lograron su objetivo. Las bandas no existieron porque el activo Xiscu estuvo mucho más torpe con el balón que una semana antes contra el Oviedo y, por la derecha, Cani solo lo intentó en el primer cuarto de hora volcado a la cal. Isaac no subió nunca, aferrado a sus dificultades para tapar su flanco en tareas defensivas, y José Enrique no pasó de la línea del medio campo para no desequilibrar al equipo. Lo mejor,
la omnipresencia de Zapater y el buen apoyo de Javi Ros en la distribución, a la que se sumaba siempre Cani venido a terrenos interiores.
El Rayo no existió en los primeros 45 minutos, por su mala condición táctica en el arranque del choque y porque los zaragocistas anduvieron siempre muy listos en la anticipación e, incluso, en los apoyos en los balones divididos. Solo cabe citar un disparo cruzado del lateral Quini en el minuto 13 que detuvo bien Irureta junto al palo, un remate de Javi Guerra con la puntera en un centro al tuntún de Alex Moreno en el 30 y, por fin, una penetración de Fran que, tras superar a Isaac en velocidad, disparó flojo a las manos del portero zaragocista. Fuegos artificiales asimismo, como los de los aragoneses en la otra portería.
El primer periodo acabó con una acción polémica que bien pudo ser un penalti a favor del Zaragoza. Pero Arias López no consideró tal un agarrón a Cabrera cuando buscaba el remate de una falta lateral colgada al segundo palo por Cani.
La segunda parte comenzó sin cambios. Ni en jugadores, ni en la estructura del partido. Salió mandón el Zaragoza y Dongou rozó, ahora sí, el 0-1. Tras la salida de un córner y una larga jugada de rebotes,
el camerunés remató en el área pequeña en el minuto 3 con todo a favor y Gazzaniga tocó lo justo para salvar el tanto. Un aviso que despertó al Rayo Vallecano, obligado a dar señales de vida ante su propia parroquia en una mala tarde. Así, enseguida, surgió la mejor ocasión madrileña, en el minuto 10 de la reanudación, cuando Javi Guerra se quedó solo ante Irureta en un desajuste de los centrales tras una pérdida letal de Ros. Lo regateó y, a puerta vacía, remató fuera, al lateral de la red, para alivio de los zaragocistas.
El juego se convirtió en un ida y vuelta constante. El Zaragoza, buscando llegar con pases al hueco. El Rayo, sobre todo, a base de saques de esquina y pelotas colgadas al área.
A Dongou se le anuló un gol por fuera de juego en el cuarto de hora, en un pase medido de Cani, que si lo fue, acaso sería por milímetros. No lo pareció y fue protestado. Agné metió a Morán por el cansado Ros y, rápidamente, se vio obligado a relevar a Isaac, que pidió el cambio por lesión mediada la segunda fase del encuentro. Entró Bagnack, claro.
La resolución del partido aguardaba al último cuarto de hora entre tanta igualdad, entre tanto fútbol sin precisión fruto del cansancio acumulado por todos. Y el epílogo llegó, por fin, a favor del Real Zaragoza en un partido fuera de casa. En dos acciones donde el rival, primero, y el árbitro, después, volcaron sus decisiones y actitudes del lado aragonés. Ya era hora.
El 0-1 se lo marcó el Rayo en propia puerta. A falta de de 17 minutos, Dongou combinó con Ángel, el rayista Alex Moreno se adelantó y retrasó hacia su portero. Pero Gazzaniga le dio al aire, falló estrepitosamente, y la pelota entró botando en la red local. Ver para creer. La fortuna cambió de sentido de una vez por todas.
Y cuando los madrileños aún sangraban de esa herida moral, llegó el 0-2. De penalti (dos en dos partidos seguidos después de 17 jornadas de sequía total). Fue
una carga de Quini sobre Xiscu que, otros días, ningún árbitro hubiera considerado pena máxima. Arias López sí valoró así el contacto y Ángel anotó el tanto que rubricaba el primer éxito zaragozano lejos de La Romareda en lo que va de liga. Lástima que, al borde del final, otra pena máxima en el otro área, al margen de servir para emborronar levemente el triunfo al anotar el Rayo el 1-2 por medio de Javi Guerra, sirviera para que Marcelo Silva fuese expulsado por doble amarilla, por lo que el uruguayo no jugará ante el Girona al regreso de la vacaciones. Una anécdota en la buena nueva de Vallecas pero, sin duda, una mala noticia de cara al futuro inmediato tras el año nuevo.
El Real Zaragoza logró, en la jornada 19ª, los primeros 3 puntos de una sola tacada como visitante. En las vísperas de la Navidad, el equipo aragonés puede felicitar así las fiestas a su sufrida afición y, de paso, mirar los próximos partidos con otra perspectiva bien diferente a la que se trajo hace 15 días del desastre de Cádiz. Son las cosas de la igualada liga de Segunda División. Este partido exitoso ante un Rayo Vallecano potente, que viene de Primera División, es una buena muestra de ello. Todo puede pasar. Lo bueno y lo malo. Ahora, después de este magnífico 1-2 en Madrid, el prisma de visión es, por supuesto, mucho más positivo. Mejor así para todos los protagonistas que conforman el zaragocismo.
Ficha Técnica Rayo Vallecano: Gazzaniga; Quini, Dorado, Zé Castro, Fran; Aguirre, Trashorras; Embarba (Manucho, 78), Alex Moreno; Miku (Piti, 74) y Javi Guerra.
Real Zaragoza: Irureta; Isaac (Bagnack, 69), Marcelo Silva, Cabrera, José Enrique; Zapater, Javi Ros (Morán, 64); Xiscu, Cani; Dongou (Lanzarote, 74) y Ángel.
Árbitro: Arias López (Comité Cántabro). Expulsó a Marcelo Silva por doble amarilla (71 y 92). Amonestó a Gazzaniga (84) y Morán (92).
Goles: 0-1, min.73: Alex Moreno, en propia puerta. 0-2, min. 84: Ángel, de penalti. 1-2, min. 93: Javi Guerra, de penalti.
Incidencias: El día en Madrid fue frío, pero con sol y temperatura llevadera, 9 grados. Ya de noche, el termómetro descendió hasta los 6. El césped, en irregulares condiciones, con algunas zonas de calvas. En las gradas, alrededor de 8.500 espectadores, de ellos 450 zaragocistas.
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