PARTIDO Nº 735 ESPAÑA 1-2 SUIZA (24-Sep-2022)
ESPAÑA | Partido 735 | SUIZA |
1-2 | ||
1-1 | 55´ | Jordi Alba | Liga de Naciones 2022 24 Septiembre 2022 Zaragoza Estadio: La Romareda | 0-1 | 21´ | Akanji 1-2 | 59´ | Embolo
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FICHA TËCNICA
Unai Simón, Pau Torres, Eric García, Azpilicueta, Jordi Alba, Sergio Busquets, Gavi, Pedri (Marcos Llorente 70´), Ferran Torres, Sarabia (Nico Williams 63´) y Marco Asensio (Borja Iglesias 63´).
Seleccionador: Luis Enrique
Sommer, Akanji, Elvedi, Widmer, Rodríguez (Steffen 46´), Freuler, Xhaka, Sow (Zakaria 68´), Vargas (Aebischer 79´), Shaquiri (Ndoye 68´) y Embolo.
Seleccionador: Murat Yakin
0-1 | 21´ | Akanji de cabeza al saque de córner.
1-1 | 55´ | Jordi Alba batiendo a Sommer de un zurdazo tras una gran jugada de Marco Asensio.
1-2 | 59´ | Embolo de remate de cerca tras prolongación de Akanji al saque de un córner.
Clément Turpin (Francia): Mostró tarjeta amarilla a Akanji (44´) por parte de Suiza
Árbitros asistentes: Nicolas Danos y Cyril Gringore (Francia)
Cuarto árbitro: Ruddy Buquet (Francia)
Árbitro asistente de vídeo: Jerome Brisard
Asistente del árbitro asistente de vídeo: Thomas Leonard (Francia)
Quinta jornada del Grupo 2 en la categoría A de la Liga de las Naciones de la UEFA
Estadio de La Romareda (Zaragoza): Lleno en las gradas.
Asistió al partido el presidente de la RFEF, Luis Rubiales, quien presidió el acto institucional del encuentro durante el descanso del mismo.
74.6 % Posesión 25.4 %
4 remates a puerta 4
4 remates paradas 0
0 remates fuera 3
9 disparos recibidos 8
0 tarjetas amarillas 2
0 tarjetas rojas 0
13 faltas recibidas 9
9 faltas cometidas 15
144 balones perdidos 116
63 balones recuperados 62
1 fueras de juego 5
España se ahoga en Zaragoza
Dos errores a balón parado condenan a la selección a una derrota contra Suiza (1-2), con La Romareda llena hasta la bandera, en una noche de gala. Borja Iglesias debutó como internacional.
España fue fiel a los principios de Luis Enrique. No se salió del guión que le ha traído a este punto. Su 4-3-3 contó esta vez con la singularidad de Marco Asensio como delantero mentiroso. El atacante del Real Madrid, sin embargo, no logró sintonizar al resto de las piezas. Akanji y Elvedi, los centrales suizos, nunca se dejaron arrastrar hacia la trampa y España se encontró, muy pronto, con problemas para fragmentar al rival y abrirle vías de ataque. Suiza, por su parte, se ordenó con un 4-2-3-1 empaquetado en muy pocos metros, con Freuler vigilando a Pedri y con diabólicas intenciones en las diagonales de Vargas, un constante arañazo en el sector de Eric García, Azplicueta y Busquets. Por ahí, no tardó en comenzar a tener problemas la selección española, incapaz de interpretar el idioma del partido.
Un cabezazo alto del omnipresente Sow y un tiro lejano de Granit Xhaka advirtieron a Unai Simón de que las cosas no serían sencillas. España se centraba en lo suyo, con mando, con la pelota pasando de pie en pie, amasando el juego con paciencia desde abajo y asumiendo todos los riesgos posibles. Eric García y Pau Torres conformaron una salida de balón con dos jugadores en la que los laterales, como es norma con Luis Enrique, se fijaban abajo para atraer al rival y atacarle la espalda de la presión. Pero ni Gavi ni Pedri lograron poner continuidad o lanzar a España de cara. No había agilidad ni precisión.
Suiza se defendía cómoda, organizada. Apenas le exigían girarse o correr hacia atrás. El juego de la selección se fue condensando, espesando. La fluidez apenas le alcanzaba hasta el último tercio, donde le acosaron sus insuficiencias habituales. España está corta de veneno, no es esta una nota nueva de su fútbol. Es como un baile sin beso. La pelota danzaba, pero no mordía. Y con el ataque encallado, España observó cómo Suiza, un equipo incandescente, experto en duelos, combativo en las distancias cortas y con un plan claro de cómo dañar al rival, se abrió camino hacia Unai Simón. En un saque de esquina puesto con dulce de almíbar por Vargas, el central Akanki se elevó sobre todos y sobre todo y le pegó un cabezazo de mármol al balón para adelantar a Suiza. De pronto, comenzó a llover sobre Zaragoza.
Intentó quitarse el chaparrón de encima de la selección. Sarabia firmó la mejor acometida, jugándose un uno contra uno frente a Widmer que se fue lamiendo el palo. No amenazó mucho más España, asumiendo el control del partido, pero con un gobierno suave, cándido, con poca pegada. Mientras, Suiza cargaba cuando podía con las oleadas de sus centrocampistas. En una de ellas, Shaqiri, un duende metido en el cuerpo de un levantador de pesas, se abrió paso entre las piernas de España con un acción maradoniana. Entre regate y regate, congeló el tiempo, y se plantó, algo escorado, en el fondo de la cocina de Unai Simón, a quien le obligó a taponar su tiro. Shaqiri no se andaba con bromas.
En el descanso encontró reposo España y ajustes que no tardaron en observarse. Los laterales ganaron metros y el centro del campo de Suiza debió elevar las atenciones defensivas hacia los flancos. Allí, en la zona de los pivotes, se abrieron espacios para que Marcos Asensio afinara el violín. El ‘falso 9’ sonó en toda la inmensidad del concepto: el futbolista del Real Madrid bajó, se giró, los centrales suizos dudaron y Asensio, después de un par de garabatos sobre el césped, le brindó un balón limpio de defensas a Jordi Alba. Su tiro se hundió en la profundidad de las redes de La Romareda y el empate introducía el partido en otra dimensión. Eso parecía. Porque Suiza no se encogió. Es una selección valiente, un hueso duro y amargo. Avisó Shaqiri en un tiro al palo que se anuló por fuera de juego. Y en un saque de esquina, de nuevo mal defendido, encontró un barullo Embolo del que sacó el gol y una nueva ventaja suiza. Aún salvó sobre la línea Unai Simón una escaramuza del incansable Vargas.
España necesitaba reconducirse y reprogramarse, y Luis Enrique optó por reformar todo el frente ofensivo. Asensio, Ferrán y Sarabia, los tres de arriba, se fueron al banquillo y entraron Yeremi Pino y los debutantes Nico Williams y Borja Iglesias, exzaragocista a quien la grada reclamó y reclamó en el campo. Los perfiles cambiaron, gente rápida, con desequilibrio, vibrante, con el Panda fijando y ofreciendo una referencia. España ganó, como se esperaba, revoluciones, su fútbol se electrificó con los cambios. Yakin no se quedó quieto y metió a Zakaria y Ndoye, atletas de alto recorrido, para compactarse y ganar potencia defensiva. España inclinó el juego hacia la portería de Sommer, con un intrépido Yeremi Pino y el acelerador de Nico Williams. Luis Enrique aún estiró más al equipo con Marcos Llorente, y un latigazo suyo obligó a Sommer a volar. Al reloj se le empezaron a caer los minutos y a España le entró la precipitación, descontrolándose su juego, sobreexcitado ante las prisas y la impotencia. Borja Iglesias cruzó demasiado un tiro, mientras Luis Enrique agotaba su última bala con Soler. Poco más pasó. España se estrellaba contra la pared mientras Zaragoza arrimaba el hombro.
La Romareda estuvo a la altura de la plaza de fútbol que es y del calor que desprenden sus gradas. No fue suficiente para que España le encontrara las cosquillas a Suiza. Zaragoza disfrutó, pero la felicidad se le quedó incompleta. Quizá la próxima vez, si la próxima vez no tarda dos décadas. Zaragoza se merece más España.
España cede a balón parado y se jugará el liderato en Braga (1-2)
A veces el mejor escenario posible, con una afición volcada y el dominio absoluto del juego no es suficiente para ganar.
Algo así se ha sucedido este sábado a la Selección Española de Fútbol, dueña y señora del juego en el choque de la Nations League frente a Suiza con más treinta mil aficionados abarrotando una espectacular Romareda.
Todo ello, con el 70% de la posesión y las mejores ocasiones del encuentro no han sido suficientes por dos acciones a balón parado y el entramado defensivo presentado por los helvéticos en Zaragoza.
Un cabezazo de Akanji adelantaba a los de Murat Yakin pasados los veinte minutos, frente a una España que lo intentaba sin suerte hasta el descanso.
En la reanudación reaccionaban los de Luis Enrique con una gran conducción de Marco Asensio culminada por un zurdazo de Jordi Alba para poner las tablas a los diez minutos del segundo acto y con la remontada al alcance de la mano.
Sin embargo, otro saque de esquina prolongado por Akanji lo iba a aprovechar Embolo para volver a adelantar a una Suiza muy eficaz a pelota parada.
El seleccionador hacía debutar entonces a Borja Iglesias y Nico Williams con España bombardeando el marco de Sommer hasta un remate postrero de Carlos Soler que volvía a detener el guardameta helvético.
1-2 final y ahora España depende de sí misma: un triunfo frente a Portugal el martes en Braga clasificaría por segunda vez consecutiva a los de Luis Enrique rumbo a la final a cuatro de la Nations.
Debutantes
Jugador n°835
Borja Iglesias
Jugador n°836
Nico Williams
Borja Iglesias
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