PARAGUAY | Partido Nº 579 | ESPAÑA |
0-1 |
| Mundial 2010 – 3 Julio 2010 – Estadio - Ellis Park – Johanesburgo | |
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1 | Villar | 2 | Veron | 3 | Morel | 14 | Da Silva | 21 | Alcaraz | 8 | E. Barreto | 11 | Santana | 15 | V. Caceres | 16 | Riveros | 7 | Cardozo | 18 | Valdez |
| | 1 | Iker Casillas | 3 | Piqué | 5 | Puyol | 11 | Capdevila | 15 | Sergio Ramos | 6 | Iniesta | 8 | Xavi | 14 | Xabi Alonso | 16 | Busquets | 7 | David Villa | 9 | Fernando Torres |
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64' | E. Barreto por Vera | 72' | Valdez por Santa Cruz | 84' | V. Caceres por Barrios |
| | 56' | Fernando Torres por Cesc | 75' | Xabi Alonso por Pedro | 84' | Puyol por Marchena |
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59' | Alcaraz Tarj. A | 59' | V. Caceres Tarj. A | 71' | Morel Tarj. A | 88' | Santana Tarj. A |
| | 57' | Piqué Tarj. A | 63' | Busquets Tarj. A |
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59' | Penalty fallado por Cardozo | 62' | Penalty fallado por Xabi Alonso |
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Mundial | Estadio: Ellis Park | 03/07/2010 20:30 | Arbitro: Carlos Batres | Cuarto Arbitro: Benito Archundia | Jueces de Línea:Carlos Pastrana , Leonel Leal | |
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Paraguay (PAR) | Estadísticas | España (ESP) |
9 | Disparos | 16 |
4 | Remates a puerta | 6 |
0 | Goles | 1 |
25 | Faltas cometidas | 12 |
11 | Faltas recibidas | 23 |
1 | Saques de esquina | 7 |
14 | Tiros libres ejecutados (al arco) | 19 |
0 / 1 | Lanzamientos penales (Goles/Remates) | 0 / 1 |
2 | Fueras de juego | 1 |
0 | Goles en propia meta | 0 |
4 | Tarjetas amarillas | 2 |
0 | Segunda tarjeta amarilla y tarjeta roja | 0 |
0 | Tarjetas rojas | 0 |
25 | Tiempo real de juego | 37 |
41% | Posesión del balón | 59% |
PRECEDENTES
Fecha y Lugar | Partido | Resultado | TC |
16/10/2002 Logroño | España - Paraguay | 0 - 0 | A |
07/06/2002 Chonju | España - Paraguay | 3 - 1 | M |
19/06/1998 Saint Etienne | España - Paraguay | 0 - 0 | M |
Jugados | Ganados | Empatados | Perdidos | G.F. | G.C. |
3 | 1 | 2 | 0 | 3 | 1 |
España está como nunca
Tras un agónico triunfo sobre Paraguay, la selección jugará ante Alemania su primera semifinal
Johannesburgo - 03/07/2010
Así te han contado el partido Jordi Quixano , Rafael pineda y Soledad Gallego Díaz desde Asunción; Mira el gol de Villa; Pon nota a los jugadores
Por fortuna ya no hay pérfidas enfrente y sesenta años después de la mitología de Zarra en el campeonato brasileño de 1950, España está a un escalón de la fina l. La última Eurocopa disparó la esperanza, pero no se olvide el páramo durante seis décadas de desengaños, lo que amplifica el éxito de este equipo. Quizá ya no toque los violines como acostumbraba. Ahora compite, porque los Mundiales llevan al límite y no admiten renglones torcidos, los peajes son carísimos. Ahí están Italia, Francia, Inglaterra, Argentina, Brasil, la alta aristocracia del fútbol ya en el exilio sudafricano.
Árbitro: Carlos Batres (GUA). Amonestó a Piqué (m.58), Cáceres (m.59), Alcaraz (m.59), Busquets (m.63), Morel (m.71) y Santana (m.87).
Incidencias: Partido de cuartos de final del Mundial de Sudáfrica 2010 disputado en el estadio Ellis Park de Johannesburgo ante unos 55.000 espectadores. Antes de iniciarse el partido Justo Villar e Iker Casillas, capitanes de Paraguay y España, leyeron un manifiesto contra el racismo y la discriminación
En este torneo no hay alfombras para nadie y todo exige una meticulosa digestión. La selección de Del Bosque está cuajada, se soporta en los peores momentos, como ayer durante una hora de juego gástrico, pero tiene una segunda velocidad, registros de sobra para escarmentar a tiempo. Y, sobre todo, cuenta con Villa, un filón en un torneo con los delanteros secos. La secuencia se repitió: la selección conecta una vez con su pasado reciente, por un instante se dan bola Xavi e Iniesta y de las banderillas se encarga el goleador asturiano. España tiene delante una cita con Alemania, su víctima en Viena, pero que ya no tiene el mismo cascarón. Será el penúltimo piso hacia una gloria que ahora parece tan cercana como hace apenas dos años solo parecía una quijotada.
Camino del Olimpo no ha habido en el campeonato peor España que la del primer tramo, tiesa, sin chispa, abandonada a sí misma. Un acogotamiento sobre la salida de Casillas y sus defensas le bastó a Paraguay para desenchufar a todo el equipo. Sin paisaje desde atrás, tampoco Torres está como para hacer de diana, acostar la pelota y esperar la llegada de los volantes. A Iniesta, en su versión actual, no le cuesta mucho cortar el hilo, se evapora durante muchos minutos, por más que luego dé alguna pincelada decisiva, como su trazo desequilibrante en el gol de Villa. Con dos futbolistas sin brújula y el resto muy rasos, el equipo de Del Bosque se enredó en la nadería, para gozo de su adversario, que traba los partidos, anuda cada jugada y deja correr el crono. Cada minuto a ciegas era una victoria paraguaya. Lo contrario que para España, a quien cada paso le resultaba empachoso. En definitiva, un encuentro borroso.
La presión sudamericana sobre el punto de partida español derivó en un atasco notable. Los defensas, con Piqué, el catalizador del juego desde la cueva, a la cabeza, se veían en un cuarto oscuro, incapaces de sacudirse el sincronizado avispero paraguayo, muy a la chilena de Bielsa. Cortocircuitada la primera línea de pase, España se quedó sin guión, en tanga, al dictado de los saques en largo de Casillas, una timba. Para cualquier jugador de Del Bosque todo era un engorro. Y no solo por el corsé paraguayo. Cuando alguien lograba llegar a tres cuartos, el equipo desafinaba, con jugadores tan fiables como Xavi y Alonso rayados, con las botas del revés durante el primer curso del encuentro. Todo era un suplicio para España, destemplada, sin un vistazo a Justo Villar, el meta paraguayo del Valladolid durante una hora, con Valdez y Cardozo como incordio. En medio del tedio general al primero le anularon un gol por un flequillo en fuera de juego, o quizá por una mano juguetona. En el fútbol los jueces no se explican casi nunca, son de otro reino, están dispensados, en lo civil y en lo penal. El espectador paga y nadie tiene por qué darle explicaciones, así es este tinglado. No tiene remedio.
Como ya es un hábito, a excepción del duelo con Honduras, España juega en dos direcciones, una con Torres y otra sin él. El ariete del Liverpool está pero no ha vuelto . Su empeño es encomiable, hace un gran esfuerzo por sumarse a la causa tras su reciente periplo en la enfermería. Del Bosque le tiene la fe que se ha ganado, pero en su estado el chico no tiene gas y la selección lo acusa. Los capítulos se repiten: España se prende cuando Torres se acaba. Un día es Llorente, como ante Portugal, otro Cesc, como ante Paraguay. El caso es que la selección cambia el paso, ve otro horizonte y el equipo se vuelve más revoltoso.
Fue irrumpir Cesc y el partido perdió el mal tufo inicial. De repente, sin el catalán mediante, Carlos Batres, el mejor árbitro de Guatemala, sentenció penalti por un agarrón de Piqué a Cardozo. Claro, tan evidente como los dos centenares, o más, que se producen en cada partido. Casillas ante su primer gran momento del torneo. Y volvió Iker, ese Merlín de la portería, intuitivo, genial, a su manera. El capitán detuvo a Paraguay, frustró a Cardozo. Sin Torres, con Cesc, con el tal Batres, el partido dio un giro total. Entre todos encendieron la mecha. Con los paraguayos aún de lamentos por el maldito Casillas, Villa forzó un esprint con Alcaraz, que le cargó dentro del área. Batres tuvo entonces su otro instante ante los focos. Marcó Xabi Alonso el penalti, pero al mejor árbitro de Guatemala le pareció que el plano era corto. Pocas veces, muy pocas, irrumpen en el área antes del lanzamiento menos jugadores. Al guatemalteco le dio un ataque de notoriedad y ordenó la repetición. Un antojo, para eso es el mejor árbitro de Guatemala. Falló Alonso, acertó Justo Villar, y Batres se hizo el longuis en un clarísimo penalti del guardameta sudamericano, a cuyo rechace no llegó Cesc porque aquel le atropelló.
A falta de sutilezas, y con el partido alterado por tantas circunstancias, España se estiró, decida, por las bravas, con Cesc y Pedro al frente del revuelo, con un mejor Xavi y unas migas de Iniesta. Una espuela de Xavi, una puntada de Iniesta para la llegada de Pedro y el poste que escupe la pelota. Pero Villa se conoce hasta los postes. Llegó al rechace y tras una carambola en los palos, gol de España. A un centímetro de la historia. Casillas la metió de pleno con una parada a Santa Cruz. España está donde nunca, compite mejor de lo que juega y así ha llegado a un paso de la cima. Sesenta años de espera ya no parecen nada. Entonces, trece equipos se disputaron la Copa de Brasil. Ahora han sido 32 y con eliminatorias. Nada que ver, lo que no rebaja un ápice la gesta de Ramallets, Basora, Zarra, Gainza y demás. Pero esta España está como nunca.
Paraguay: Justo Villar; Verón, Alcaraz, Da Silva, Morel; Barreto (Vera, m.64), Riveros, Víctor Cáceres (Barrios, m.84), Santana; Valdez (Santa Cruz, m.72) y Cardozo.
España: Iker Casillas; Sergio Ramos, Piqué, Puyol (Marchena, m.84), Capdevila, Busquets, Xabi Alonso (Pedro, m.75), Iniesta, Xavi, Villa y Fernando Torres (Cesc, m.56).
Gol: 0-1, M.83: Villa.
España rompe la historia en un partido, literalmente, de infarto
Semifinalistas en el Mundial, campeones en sufrimiento
- España no vivía una noche tan emocionante desde el 12-1 a Malta o el cabezazo de Maceda en la Eurocopa del 84 · Cuesta imaginar otro gol con tanto suspense como el de Villa en la historia de la Copa del Mundo
La Roja es semifinalista del Mundial. Hay que escribirlo otra vez para creerlo. La Roja es semifinalista del Mundial. España no vivía una noche tan emocionante desde el 12-1 a Malta o el cabezazo de Maceda en la Eurocopa del 84. La final de Viena fue tan fácil que no cuenta. Una cosa es la alegría por un título y otra la emoción y el sufrimiento por la complejidad de un partido. Y de eso hubo toneladas en el choque contra Paraguay.
A falta de buen juego, el partido fue una montaña rusa de situaciones a favor y en contra de España que culminó Villa -como no- tras una jugada en la que el balón dio hasta tres veces en los postes. Cuesta imaginar otro gol con tanto suspense en la historia de la Copa del Mundo.
Lo importante es que España está en semifinales. Menos importante, aunque muy valorable, es que no hizo un buen partido. La primera parte por culpa de una lentitud e imprecisiones desesperantes. La segunda fue sensiblemente mejor por carácter y temple porque aquello fue un carrusel con el penalti parado por Casillas, el penalti marcado, repetido y fallado por Xabi Alonso, más el penalti no pitado sobre Cesc y el mencionado gol de Villa. De locos.
En una de esas bajadas de tensión del partido, el profesor Iniesta dibujó la jugada de la noche, la de los postes. De ahí al final, agonía y disfrute a partes iguales. Casillas enmendó una cantada sobre la hora y luego sólo hubo que esperar. Una vez más, hay que escribirlo. La Roja es semifinalista del Mundial.
En la explosión final, destaca la cara de palo de Del Bosque, que ni está contento ni puede estarlo: sabe que el equipo no jugó bien, que estuvo plomizo, que le costó entrar...
En la explosión final, destaca la cara de palo de Del Bosque. Vicente no está contento. No puede estarlo. Sí en su faceta de seleccionador y español pero no en la de entrenador. Sabe que el equipo no jugó bien, que estuvo plomizo, que le costó entrar, que Torres no arranca, que hubo momentos en que nos fuimos del encuentro, que hubo muchas imprecisiones, que Villa, aunque aparece mil veces, está muy lejos del área... En definitiva, que hay cosas que ante Paraguay se pueden perdonar pero que con Alemania son letales. Todo ese cúmulo de defectos sucedió, principalmente, en el primer tiempo.
En el segundo, cuando todo el mundo esperaba que Del Bosque repitiera movimiento sentando a Torres y sacando a Llorente, el técnico eligió la vía Cesc. Le salió bien. Villa se fue arriba y, con el capitán del Arsenal, el mediocampo tuvo más consistencia. Iniesta apareció mucho más y Xavi se acercó al tipo que dirige la orquesta en el Barça.
Con todo, hubo un momento clave. La parada de Casillas tras un penalti memorable de Piqué, que quiso llevarse a casa el brazo del delantero. Esa parada, seguramente, va a marcar un antes y un después en el Mundial. A continuación, vino otro penalti sobre Villa con un desenlace inesperado. No sólo no lo tiró el Guaje sino que Xabi Alonso lo marcó, se lo mandaron repetir -aún no se sabe por qué- lo falló y en esa misma jugada Cesc fue atropellado por el portero, con el colegiado mirando al tendido. El efecto Casillas quedaba diluido en un minuto aunque cobraría su importancia con el pitido final.
El resto es ya historia del fútbol español. La Roja es semifinalista del Mundial. Que pase lo que tenga que pasar. El campeonato del sufrimiento ya lo hemos ganado.