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LIGA 2ªDiv. 2021/22 JORNADA Nº26 (5.2.2022)

LIGA 2ªDiv. 2021/22 JORNADA Nº26 (5.2.2022)

LIGA 2ªDiv. 2021/22 JORNADA Nº26 (5.2.2022)

PARTIDO OFICIAL Nº 3547

Real Zaragoza SADREAL ZARAGOZA 1-1 MALAGA

Ficha de PartidoTemporada 2021/2022 | Jornada 26 
Fecha:  05/02/2022      Hora:  18:15 h  
Real Zaragoza
1     Alvarez
3     JAIR JR
4     PETROVIC
6     Frances
8     Valderrama
10     Sabin Merino
15     Chavarria
20     Gimenez
24     Lluis Lopez
26     Sainz
27     Serrano
1 1

ÁRBITROS

Principal :     Hernandez Maeso, Francisco Jose
Asistente :     Romano García, Judit
Asistente :     González Narváez, Álvaro
4º Arbitro :     Vicente Moral, Alfonso
:     Areces Franco, Victor
:     Prieto Iglesias, Eduardo
Málaga
 Dani Barrio
 Gomez
 David Lombán
 Ramón
 Paulino
15   ANTONIO
17   Mathieu Philippe
19   Jozabed
23   Escassi
24   CUFRÉ
39   roberto

ENTRENADOR

Martinez Jimenez, Juan Ignacio

SUSTITUCIONES

7   Juan Jose       

Sainz (46’)
31   Azon       

Gimenez (72’)
23   Mesa       

Sabin Merino (72’)
11   VADA       

Serrano (79’)
5   Jaume       

Valderrama (79’)
GOLES
0-1     ANTONIO (25’)
1-1     Valderrama (64’)

TARJETAS
PETROVIC (83’)     
CUFRÉ (62’)     
Escassi (70’)     

ESTADIO: La Romareda



Ciudad: Zaragoza
Fecha: 05 de febrero de 2022

ACTA DEL PARTIDO

ENTRENADOR

Gonzalez Saenz, Jose Ignacio

SUSTITUCIONES

14   Febas       

ANTONIO (59’)
18   Vadillo       

Jozabed (59’)
9   Brandon       

roberto (80’)


Real Zaragoza 1-1 Malaga 

54.5 % Posesión  45.5 %
8 remates dentro 1
3 disparos bloqueados 3
7 remates fuera 1
5 disparos recibidos 18
1 tarjetas amarillas 2
0 tarjetas rojas 0
10 faltas recibidas 15
16 faltas cometidas 11
138 perdidas de posesion 133
53 recuperaciones de posesion 54
1 fueras de juego 2
xxxxxx

El Real Zaragoza se hunde poco a poco y solo empata, 1-1 y de penalti, ante un flojo Málaga

Los andaluces se adelantaron por medio de Antoñín y el debutante Eugeni empató a falta de media hora de pena máxima en otro deficiente partido de los de Jim, que no reaccionan.

Se hunde poco a poco el Real Zaragoza en las arenas movedizas de la clasificación. No sabe ganar, no hace daño a los rivales en La Romareda y, en esta ocasión, cosechó otro empate (el 15º) ante un flojo Málaga, que también vino en fase de crisis a la capital aragonesa. La sensación que dejó este nuevo patinazo como locales es de quiebra futbolística sobre el campo, de falta de unos mínimos tácticos y técnicos que puedan ser pasaporte hacia una reacción que no llega y, por el contrario, parece cada vez más lejana.

Nervios a flor de piel. Tensión en 360 grados en cada punto de La Romareda. El equipo de Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ no funcionó ni con los refuerzos invernales, dos de los cuales fueron titulares, Eugeni y Sabin Merino. En términos globales, nada cambió respecto del desastre de temporada que se está administrando en vena a la afición zaragocista: pasividad, juego previsible, ausencia de imaginación, nulos recursos ofensivos y, claro está, ceguera ante el gol. El inicio del partido, con cinco minutos de efervescencia blanquilla gracias a una batería de córneres seguidos, fue el efecto gaseosa más claro visto últimamente. Se esbafó el contenido en un abrir y cerrar de ojos y el Zaragoza desapareció.

En frente, el Málaga del inefable Natxo González, también revolucionado en su alineación sumido en otra crisis pareja, tampoco hizo nada digno de ser destacado. Jugar andando, ante la falta de combatividad de un Zaragoza demasiado expectante (grave pecado de Jim en un día así), fue su misión desde el pitido inicial. Y aprovechar un fallo garrafal de Petrovic en una salida desde atrás para marcar el 0-1 en el minutos 25 por medio de Antoñín -por el que preguntó Torrecilla por si quería venir a reforzar a los zaragozanos en enero- fue su mérito. Lluís López quedó retratado en el encare del delantero andaluz por su lentitud y falta de contundencia al corte, igual que le ocurrió el lunes pasado en Ibiza en el 2-2 de Castel. Qué central tan blandito, tan impropio. Ni una sola vez más pisó el área aragonesa el Málaga con peligro… ni sin él. Pero le bastó para irse con el 0-1 al descanso. Cuánto le penaliza la impericia y la falta de calidad de sus hombre a este paupérrimo Zaragoza de nuestros días de sufrimiento.

Sabin Merino jugó caído a banda izquierda. Ya lo había sugerido Jim horas antes. Y casi marcó en el minuto 1, cabeceando un centro de Francho que Barrio echó a córner junto al larguero. Repitió el portero malacitano a la salida de ese saque de esquina en el 2, en un paradón tras testarazo de Lluís López. Los centros de Eugeni eran caramelos, templados, bien tirados. Pero nadie lo aprovechó. Francés cabeceó otro balón parado igual en el 4, flojo, a las manos del portero. Hubo quien se ilusionó con este arreón inicial, pero fue un espejismo, una falsedad. Todo era postizo, sin jugadas de por medio. De eso, el Zaragoza no tuvo en los primeros 45 minutos ni un ápice.

El marro de Petrovic que generó el 0-1 rompió el ánimo, ya quebradizo, de los de Jim, mucho más cuando la bronca en la grada, que ya tiene tintes de crónica en las actuales coordenadas generales, tiñó de bulla y desdén el medio ambiente del duelo. Solo Eugeni, en una falta lejana, rozó la portería de Barrio, que echó la pelota a córner junto a la escuadra derecha en el minuto 33. Otro balón detenido. Sin rasmia en la presión, sin capacidad para combinar tres pases seguidos, el Zaragoza era un equipo muerto. El Málaga lo tenía hecho a poco que jugase con inteligencia, por más que faltase más de medio partido. En otro córner, postrero en el 42, Lluís López remató casi sin querer y el balón no llegó ni a portería. Era la metáfora de un equipo romo, que va de mal en peor en sus apariciones en el calvario de La Romareda.

Sainz fue un desastre. Álvaro Giménez, una isla lejana. Francho y Petrovic, dos timoneles sin timón. Eugeni, tuvo destellos sin seguimiento de nadie. Sabin Merino, quiso más que pudo. Francés, como lateral derecho, no dio la profundidad debida porque él tiene cabeza de central. Chavarría, por el otro lado, fue de más a menos claramente. Se necesitaba un cambio radical para aspirar a puntuar, no digamos a ganar. Y Jim pensó que, de entrada, Narváez le podía arreglar las cosas. Lo metió en vez de Sainz al inicio del segundo tiempo. Fue su primer parcheo.

Narváez y las gotas de clase de Eugeni agitaron un poco el juego de ataque zaragocista, aunque sin ver portería en los primeros minutos de la reanudación. El Málaga, con su raquítica propuesta de verlas venir, de control al detalle de los espacios y el balón, se bastaba, como en la primera mitad, para no sufrir apenas. Es muy sencillo doblegar a un equipo tan plano como este Zaragoza. Incluso para un adversario tan escaso de argumentos ofensivos como mostró ser el andaluz.

Pasado el cuarto de hora, un rayo de esperanza cayó del cielo. Centró al área Eugeni y Cufré agarró de la camiseta claramente a Álvaro Giménez en la búsqueda del remate. El árbitro pitó el penalti sin dudar. Lo quiso tirar Giménez, que sabía que debía estrenarse aún en La Romareda. Pero Jim le dijo que no. Que lo tiraba Eugeni. Y el catalán debutó con gol, pues engañó a Barrio con potencia para hacer el 1-1 en el 63 y abrir la puerta a la necesaria remontada. Al Málaga ya no le servía la racanería de Natxo. Y el Zaragoza tenía media hora por delante para cambiar su método.

Jim metió en el campo a falta de 20 minutos a Nano y Azón en vez de los desdibujados Giménez y Merino, cuyo debut se quedó muy recortado en prestaciones, alejado de la portería. Hacía falta un nuevo despertar. El empate no sacaba de pobres, como es bien sabido. El Málaga empezó el repertorio de interrupciones de rigor. El llamado ‘otro fútbol’. El ambiente volvió a revolverse en las gradas según el guion y, justo en ese minuto 77 de las protestas, Paulino rozó el 1-2 en una contra rápida que concluyó con un chut que rozó el palo derecho por fuera. En el esprint final del duelo, Jim apostó por Grau y Vada como balas últimas en pos del milagro. Eugeni y Francho fueron los sacrificados. Quizá quitar al autor del gol no fue buena idea, pues era el único que daba cosas distintas.

Le faltó clarividencia al Zaragoza después de hacer el 1-1. No atiende a reactivos este equipo. Había que haberse volcado en el área de un Málaga de poca presencia y no se hizo. Vada, en el 84, cabeceando alto un centro de Francés, fue el primero en amagar algo parecido a una ocasión de peligro. Muy poca metralla cuando son tan necesarios los tres puntos. Febas le dio algo de verticalidad a los visitantes, que llegaron a asustar un par de veces más a Cristian Álvarez, inédito toda la tarde. Se llegó a los 4 minutos de aumento entre la histeria y la impotencia de unos y otros. Sobre todo entre el zaragocismo.

Son ya 15 empates en 26 jornadas. El récord en La Romareda es de descenso irremediable. Este dato no conviene esconderlo. Es brutal, superlativo. Solo ha ganado el Real Zaragoza dos partidos de 13. No se sostiene ya bajo ningún concepto esta dinámica. El Málaga, además, fue uno de los equipos más justitos que ha pisado el estadio desde agosto. El paladar sigue agriándose día a día y nada cambia. Sin victorias, no habrá solución. Y ya son siete jornadas seguidas sin lograr una de esas.

Ficha técnica

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Francés, Lluís López, Jair, Chavarría; Petrovic, Francho (Vada, 79), Eugeni (Grau, 79); Sainz (Narváez, 46), Sabin Merino (Nano, 73); y Álvaro Giménez (Azón, 73).

Málaga CF: Barrio; Víctor Gómez, Lombán, Peybernes, Cufré; Ramón, Escassi; Paulino, Antoñín (Febas, 59), Jozabed; (Vadillo, 59) y Roberto Fernández (Brandon, 81).

Árbitro: Hernández Maeso (Comité Extremeño). Amonestó a Cufré (62), Escassi (69) y Petrovic (82).

Goles: 0-1, min. 25: Antoñín. 1-1, min. 63: Eugeni, de penalti.

Incidencias: Tarde fría en Zaragoza, con 8 grados tras un día de sol. El césped presentó un aceptable estado. En las gradas hubo alrededor de 17.000 espectadores que protestaron con fuerza contra los dirigentes de la SAD.

La única pomada del Real Zaragoza es salvar la categoría

El equipo de Juan Ignacio Martínez pone voluntad, pero no le da para más, diga lo que diga Torrecilla. El Málaga también pescó en el río revuelto de La Romareda.

Mientras Torrecilla no deja de sacar pecho e insistir en la dichosa pomada, el Real Zaragoza continúa sin ganar y sin poner remedio a una crisis de dos meses y medio -ocho puntos de los últimos 30-, que, diga lo que diga Juan Ignacio Martínez, le tiene metido de lleno en la pelea por eludir el descenso. Seguir hablando de la pomada o del ‘playoff’ es ya una irresponsabilidad, casi una provocación, pero en el vacío de poder en el que se encuentra el club aragonés nadie atiende a lo urgente. En La Romareda pesca todo el mundo. El Málaga llegó en su momento más crítico de la temporada, con un triunfo en las últimas ocho jornadas, pero también se llevó un empate que ayuda a cerrar los boquetes que le abrieron el Ibiza y el Mirandés.

Eugeni y Sabin Merino, los dos últimos fichajes invernales del Zaragoza, además de Álvaro Giménez fueron los tres cambios en el once de JIM, en perjuicio de Bermejo, Narváez e Iván Azón, mientras Natxo González presentó una revolución en toda regla, tras el 3-0 encajado en Anduva, con hasta seis novedades en su alineación: Lombán, Peybernes, Cufré, Paulino, Antoñín y Roberto.

El Zaragoza, apretado por su estado de emergencia, salió a toque de corneta, como si quisiera resolver el partido por la vía rápida, y a los tres minutos obligó a Dani Barrio a una intervención felina a cabezazo de Lluis López, pero el Málaga no se descompuso ante la embestida y al cuarto de hora se sacudió el dominio y empezó a sentirse cada vez más cómodo. El equipo de Natxo González adelantó entonces su línea de presión y no tardó en obtener sus frutos antes de la media hora: Antoñín se aprovechó de un error de Petrovic en la salida de balón y se benefició después de la infinita de lentitud del mediocentro serbio y de la blandura y la desatención táctica de Lluis López para batir con brillantez a Cristian Álvarez con un remate cruzado.

El gol dejó temblando al Zaragoza, porque enseguida llegó la primera pañolada al palco y los tambores de protesta no cesaron en La Romareda –“¡Directiva, dimisión!” y ¡Estamos en la pomada! ¡Estamos en la pomada!”-, lo que permitió al Málaga jugar con los miedos de un equipo aragonés que en la primera parte sólo volvió a amenazar en una falta directa de Eugeni que salvó un inspirado Dani Barrio.

JIM relevó a Borja Sáinz por Narváez tras el descanso en un intento ya desesperado por igualar el resultado y de nuevo tuvo el Zaragoza un periodo de dominio, del que sacó partido en el minuto 62 en un penalti por agarrón de Cufré a Álvaro Giménez, que transformó el debutante Eugeni. La acción de la falta llegó en un córner, una jugada que el Málaga, ya con Febas y Vadillo en el campo, no supo defender en toda la tarde y que revela una evidente fragilidad que explica su clasificación.

El empate renovó el ánimo del Zaragoza, que, sin claridad, pero con corazón y con el lateral Francés convertido en un extremo, no dejó de empujar en busca de un segundo gol. JIM renovó su artillería con la entrada de Nano Mesa y de Iván Azón, pero el que disfrutó de la ocasión más clara fue el Málaga en una contra de Paulino que finalizó con un derechazo ajustado al palo.

El Zaragoza pone voluntad, pero no le da para más, aunque Torrecilla está encantado de haberse conocido.



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