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LIGA 2ªDiv. 2022/23 JORNADA Nº25 (30.1.2023)

LIGA 2ªDiv. 2022/23 JORNADA Nº25 (30.1.2023)

LIGA 2ªDiv. 2022/23 JORNADA Nº25 (30.1.2023)

PARTIDO OFICIAL Nº 3588

Real Zaragoza SADREAL ZARAGOZA 0-0 PONFERRADINA

Titulares



1 Alvarez (P) 1 AMIR (P)
2 GABI F. 3 Dieguez   67’
6 Frances 4 PASCANU
9 Azon   33’ 5 Amo
10 Bermejo 7 Dani Ojeda   90’
12 Larra   69’ 8 Agustin   67’
14 Serrano   86’ 11 NWAKALI
20 Simeone 16 Moi Delgado
21 Zapater (C) 20 J. Naranjo
24 Lluis Lopez 22 PARIS (C)
28 Mollejo   69’ 23 Severino   81’

Sustituciones



9 Azon   7 Miguel 33' 8 Agustin   18 Moran 67'
28 Mollejo   19 P. MAKHTAR 69' 3 Dieguez   10 Yuri 67'
12 Larra   27 Luna 69' 23 Severino   17 HERI 81'
14 Serrano   23 Molina 86' 7 Dani Ojeda   21 Alex Diez 90'

Real Zaragoza 0-0 Ponferradina

49.5 % Posesión 50.5 %
2 remates dentro 1
1 disparos bloqueados 4
6 remates fuera 4
9 disparos recibidos 9
2 tarjetas amarillas 1
0 tarjetas rojas 0
7 faltas recibidas 9
10 faltas cometidas 8
183 perdidas de posesion 171
69 recuperaciones de posesion 64
4 fueras de juego 1
xxxxxx

El Real Zaragoza se congela con la lesión de Azón y empata contra la Ponferradina

El equipo de Escribá obtiene un pobre punto tras un partido en que fue muy superior hasta que Azón salió del campo y en el que en la segunda mitad todo pudo pasar.

El equipo que podía haber sido y puede ser el Zaragoza se observó durante media hora de su pulso contra la Ponferradina en una noche de crudo invierno en La Romareda . Hasta el momento en el que a Azón se le quejaron las fibras del muslo y al equipo se le congeló el corazón, el alma y el fútbol. Hasta ese punto, fue un torrente de personalidad, arrojo y pulsión ofensiva, pero la lesión de su delantero le apagó la llama y lo condenó a un empate del que no caben extraer muchas conclusiones. Ni le saca de pobre ni le alegra el futuro. Tendrá que seguir insistiendo para pasar el año porque no le sobra de nada. Después de una primera parte dominante y prometedora, el Zaragoza se perdió en prisas y desconcierto. Pudo ganar, pero también perder si el de siempre, Cristian, no hace su milagro habitual.

Bajo la carrocería del paradigmático 4-4-2 de Escribá, el Real Zaragoza agregó la vitalidad de Bermejo y Giuliano Simeone, reuniéndose así en el once titular, por fin, como pareja de estiletes enérgica y voraz, con Iván Azón, ladeándose de este modo al flanco izquierdo Víctor Mollejo. Los cuatro representaron el afán ofensivo del equipo en una alineación en la que Zapater se alió con Francho en la bisagra del centro del campo. Atrás, los cambios esperados: Fuentes por Carlos Nieto y Lluís López en el lugar de Jair Amador. 

Fue un modo inédito, distinto, por la propia designación de nombres, del Real Zaragoza de salir a un partido. Había viveza, dinamismo, agresividad, frescura e intenciones. Había, en definitiva, vida. Y el Zaragoza no tardó en arrinconar a la Ponferradina gracias a la hiperactividad y la energía de Azón, Mollejo, Giuliano Simeone y Sergio Bermejo, las cuatro Tortugas Ninja del Real Zaragoza, jóvenes, descarados, voraces, intrépidos, vertiginosos… El equipo se aceleró y se estiró con ellos. Solo la falta de concreción evitó que el Zaragoza arañara algún gol en ese entusiasta arranque en el que el juego solo tenía una dirección.

Bermejo dio el primer aviso. Es un futbolista diferente dentro del contexto de la plantilla y de la categoría, y el fútbol respira por sus pies. En cuanto pudo, recogió una entrega de Simeone y se hizo un autopase de dibujos animados, pero su tiro con la pierna menos hábil, la derecha, se fue al lateral de la red. Es lo que le falta a este jugador para elevarse a otra dimensión: el final. Y ya se sabe, un buen final lo es todo. El Zaragoza siguió con el martillo percutor. El plan era claro: tener la pelota cerca de sus dos delanteros. Como se anunciaba, Azón y Simeone son dos atacantes que, por sí solos, pueden definir todo el fútbol de un equipo. Elevan las marchas y las revoluciones. La Ponferradina no encontró cadenas para atarlos. El Zaragoza saltaba en largo y vertical la primera línea de presión del rival. Y de ahí, hacia arriba, a correr. Quien conducía la pelota y quienes se desplegaban por delante. El Zaragoza partió a la Ponferradina en dos: Azón y Simeone ganaban todos los duelos contra los centrales. Eran cuchillos, y las ocasiones de gol comenzaron a caer: Azón amenazó con una incursión en el área, Simeone acarició demasiado poco un notable servicio raso de Larrazábal, Azón repitió con una jugada individual y un fuerte disparo que Amir repelió fuera… Pudieron llegar más opciones si Simeone hubiera soltado más pelotas… Pero el gol no llegaba.

Se palpaba, se intuía que llegaría con la cacería de Azón y Simeone, carnívoros que tenían las presas seleccionadas, pero que no terminaron de pegarles la dentellada. Son dos puntas que, por su naturaleza, su modo de entender cada acción y cada pelota como una guerra sin cuartel, con tanto denuedo, confianza y poderío, someten a los defensas rivales a una tensión agónica, como les sucedió a Pascanu y Amo, que no tomaban aire. La Ponferradina apenas intervino en ataque en un tiro lejano de Nwakali y una carrera en la zancadas de Lacerda. Poco más. Armados en un 4-4-2, con Agus Medina tirado a banda izquierda, se presentó, de la mano de su técnico David Gallego, como un equipo con buenos propósitos con la pelota, aseándola desde los centrales y el portero, buscando superioridades a la espalda de la presión del Zaragoza, pero con poco empaque. Apenas carburó, mientras, en tareas defensivas, sufrieron para cerrarle al equipo de Escribá los carriles por donde correr, zonas en las que Francho se imponía, ejerciendo de pegamento entre la defensa y el ataque, entre extremos y delanteros.

Así se llegó al punto culminante: la lesión de Azón a la media hora. Un pinchazo muscular que sobrecogió a la grada y a sus compañeros. Y que tuvo un impacto directo en el juego: del mismo modo que su fútbol influye cuando sale al campo, tiene un efecto negativo cuando se va de él. Se entristeció el fútbol, y también la compostura emocional del equipo, que no terminó de ser el mismo. Se enfrió, se desactivó su dinamismo. Solo un disparo de Bermejo puso picante hasta el descanso.

Tras el intermedio, el Zaragoza exhibió menos pulso. Puche había relevado a Azón. Aunque salió en la izquierda, pasó pronto a la delantera. La Ponferradina cambió su sistema, moviéndose Agus Medina al centro, equilibrándose y cerrando fisuras con un 4-3-3 que liberó a Dani Ojeda, pelotero peligroso. Naranjo, en esas, pegó un par de avisos, antes de que Mollejo cabeceara muy forzado. El partido se espesó y perdió color. Pero sobre todo se igualó. Un centro envenenado de Moi Delgado se fue al larguero y no botó dentro porque la ley de la gravedad no quiso. Escribá movió ficha con Luna por un pitado Larrazábal y con Gueye, también silbado, por Víctor Mollejo. Gallego metió a Yuri y devolvió el 4-4-2 a su pizarra.

La entrada de Gueye cambió los planes del Zaragoza, variando a un fútbol más simplificado, girando su juego hacia los pasillos exteriores para buscar centros hacia el gigante senegalés. Eso condujo a la precipitación, saltándose pasos en la gestión del juego, aumentando así las pérdidas, las idas y vueltas,los nervios, el descontrol… El partido entró en una tierra de nadie, donde todo podía pasar. Se jugaba en una cornisa, y el Zaragoza, de la zurda de Bermejo, tuvo la suya, un tiro al palo que pudo ser y no fue. La respuesta de la Ponferradina puso los pelos de punta: Pascanu remató un saque de esquina que provocó la hora de los milagros de ese ser alado llamado Cristian Álvarez. Sacó un guante de oro, pero el rechace se fue a la madera. Un susto de muerte. El Zaragoza, entonces, quemó sus naves. Y aún pudo ganar con una carrera de Gueye que anuló un fuera de juego. No lo parecía. Pero es igual. Había resuelto del peor de los modos, dándole al muñeco. El balón para que Gueye corriera y fallara lo había prolongado de cabeza Simeone. El mundo al revés.

Ficha técnica:

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Larrazábal (Luna, 69), Francés, Lluís López, Fuentes; Francho Serrano (Manu Molina, 85), Zapater; Bermejo, Mollejo (Gueye, 69); Azón (Puche, 32) y Giuliano Simeone.

Ponferradina: Amir; Paris Adot, Pascanu, Amo, Moi Delgado; Diéguez (Erik Morán, 68), Nwakali, Agus Medina (Yuri, 68); Dani Ojeda (Ale Díaz, 90), Derik Lacerda (Heri Tavares, 80) y Naranjo.

Árbitro: Jon Ander González Esteban (Comité del País Vasco). Mostró tarjeta amarilla a Larrazábal (20), Bermejo (24), París Adot (89).

Incidencias: Partido de la jornada 25 del campeonato de Segunda División disputado en La Romareda, con una asistencia de 14.000 espectadores. Noche muy fría, con 6 grados. Terreno de juego en buen estado.

 SD HUESCA X-X SD HUESCA

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