LIGA 2ªDiv. 2021/22 JORNADA Nº40 (15.5.2022)
LIGA 2ªDiv. 2021/22 JORNADA Nº40 (16.5.2022)
PARTIDO OFICIAL Nº 3561
REAL OVIEDO 3-3 REAL ZARAGOZA
| Ficha de Partido | Temporada 2021/2022 | Jornada 40 |
| Fecha: 16/05/2022 Hora: 21:00 h |
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Real Oviedo
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| Real Zaragoza
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ENTRENADOR SUSTITUCIONES
| GOLES
| ENTRENADOR SUSTITUCIONES
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ACTA DEL PARTIDO
Real Oviedo 3-3 Real Zaragoza
57.3 % Posesión 42.7 %
9 remates dentro 7
1 disparos bloqueados 2
7 remates fuera 2
11 disparos recibidos 17
2 tarjetas amarillas 4
0 tarjetas rojas 0
14 faltas recibidas 9
9 faltas cometidas 17
135 perdidas de posesion 136
52 recuperaciones de posesion 54
2 fueras de juego 1
El vigésimo empate del Real Zaragoza llega en Oviedo con un 3-3 de locura
Los nervios de los asturianos en defensa, fruto de su presión por jugar la promoción de ascenso, los aprovechó el cuadro aragonés para igualar su pegada arriba. Los locales fallaron un penalti y Vada tuvo el triunfo de los de Jim en la última jugada.
De frenopático. El partido final de la jornada 40ª concluyó con un 3-3 que habla solo entre Oviedo y Real Zaragoza. Pudo ganar cualquiera, los dos estuvieron cerca de la derrota y al final se dio el empate. El cuadro asturiano falló un penalti a 20 minutos para la conclusión y el aragonés tuvo el triunfo en las botas de Vada en la jugada última del 95. Los de Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ lavaron algo su cara tras la terrible imagen de los últimos partidos, aunque siguen sin saber ganar y acumularon así su empate número 20 de la temporada, un récord para la historia.
Hacía años que no se veía al Real Zaragoza protagonista de una primera parte tan loca. Cinco goles se dieron en el Tartiere en un tramo natural de 19 minutos, los que unieron el 14 con el 33. Un pimpampum inusual en esta categoría tan rácana en este tipo de espectáculos. Los zaragocistas, los peores goleadores de la liga a falta de solo tres partidos, resultó que encontraron la inspiración (a buenas horas, mangas verdes, cabría decir) en esta noche ovetense, ante un rival al que lo destruyeron sus propios nervios, híper estimulados en su pelea por la promoción de ascenso, atribulados en defensa como un flan. El 2-3 del descanso era muestra de algo anormal. Y mucho más con los zaragocistas de por medio, saliendo ganadores parciales de este frenesí.
El Oviedo se maniató él solo. Porque lo tuvo todo a su favor al inicio. De la Fuente Ramos, el Mozart de Valladolid, le regaló un penalti en el minuto 11, tras una acción ocurrida en el 9 y que se consumó desde los once metros en el 14 por medio del exblanquillo Borja Bastón. En verdad, fue el logroñés Ocón Arráiz en el VAR el que se la lio al Zaragoza, pues vio mano punible en un remate de cabeza de Dani Calvo en un córner que le dio en el brazo a Azón de espaldas. La norma sigue sin estar clara para la generalidad del público. Los astures tenían todo de cara pero el orgullo de los esta noche tomates, criticado con dureza durante la semana dentro y fuera del vestuario, pudo salir a flote enseguida gracias al desastre defensivo que fue el cuadro de Ziganda desde el mismo inicio del duelo.
Los tres goles zaragocistas vendrían igual: derivados de segundas jugadas tras córner. Los zagueros azules eran momias, marcaban con la mirada. Y, claro, hasta este romo Zaragoza es capaz de verlo y aprovecharlo en un día de duende. En el 16, tras un rechace inicial del portero Femenías a cabezazo de Azón en un saque de esquina, fue Bermejo el que remachó desde cerca por alto, también con la testa. El 1-1 venía apenas dos minutos después de que la afición local pensara que era noche de fiestón. Dolió ese tanto aragonés y en el 19 ya estaba el 1-2 en el marcador. Otro córner, en corto de Zapater sobre Gámez al pico del área. Nadie marcó al lateral, que hizo lo que quiso con el balón parado en el césped. Centró a la cabeza de Jair que cruzó un gol dedicado a su retoño que está en camino en horas.
El Oviedo había perdido a su lateral Pierre Cornud por lesión en el cuarto de hora, tras un buen y veloz inicio del francés. Mossa, su sustituto, dio guerra igualmente. De un centro suyo, también en un córner a dos toques (o sea, los cinco goles vinieron desde las esquinas curiosamente), llegó el 2-2 al cabecear Obeng a placer en el segundo palo en el minuto 26. Ahí no defendía nadie. Cada llegada a las áreas era peligro. Fútbol de antaño. Sin corsés ni miedos. Estos partidos solo se ven al final de la liga. Jamás hay de estos en los primeros tres o cuatro meses, cuando todos contemporizan y van a no perder.
Lejos de voltear las cosas, el Oviedo volvió a compliarse solo la vida y el Zaragoza, más vivo que en los últimos duelos de lamentables actitudes, aprovechó otro saque de esquina con los azules atacados de histeria para, en una tercera acción en el área, lograr el 2-3 en el minuto 33, por medio de Bermejo, bigoleador inesperado. Voleó cruzado mientras los locales eran postes de telégrafos plantados en el área. Desesperación en las ilusionadas gradas del Tartiere e incredulidad entre los zaragocistas, desacostumbrados a estas cosas. De ahí al final de la primera mitad solo hubo una clara ocasión de gol, ovetense, por medio de Carlos Isaac, que voleó en carrera en el segundo palo un centro de Mossa en el 41 y Cristian Álvarez salvó con el pie, haciéndose incluso daño en la rodilla por el gesto raro al que le obligó el balón.
El segundo periodo se inició con los asturianos obligadísimos a atacar y el Zaragoza cómodo, con el expediente mínimo exigido en la previa más que cumplido. Y, de nuevo, la lógica imperó. En un abrir y cerrar de ojos, el 3-3 lo firmó el uruguayo Brugman con un derechazo desde 30 metros que Cristian no vio venir y entró junto al palo derecho. El “sí, se puede” sonó en las tribunas porque el Oviedo se jugaba su posible futuro en Primera. Esta vez que el equipo de Jim veía puerta con facilidad, atrás era un colador. La teoría de la manta corta. Si te tapas los pies te destapas la cabeza. Y viceversa. El Zaragoza trató de parar el ritmo durante unos minutos y logró domar la salida en tromba local. Azón, en el 54, remató de cabeza al palo un centro largo de Chavarría en esa fase de control tomate.
El público llevó en volandas a los suyos, como es natural en estos casos. Y Obeng enchufó de nuevo a los azules con un chut en el área a la media vuelta que echó a córner en el 55 Cristian Álvarez en un paradón. Empezaba a pesar en las mentes de los aragoneses el hecho de no saber sujetar de nuevo un marcador favorable, de perder tan pronto sus ventajas. Es otro mal de equipo pequeño que asomó en esta noche frenética de Oviedo. Los locales dominaban por decreto. El Zaragoza salía cada vez menos de su área. El fútbol ya no era un ir y venir como en la indefinible primera mitad. Era solo un ir. El de los de Ziganda. Y así se llegó a los últimos 20 minutos. La pasión se cortaba entre el oviedismo.
El 4-3 lo tuvo Borja Bastón en un segundo penalti señalado por mano de un zaragocista, Sabin Merino, en el minuto 70. Cristian Álvarez adivinó el sitio y sacó a córner en una parada sobresaliente. Ahí pareció írseles la victoria a los ovetenses. Aunque quedase todavía un mundo. Era lo que tanto habían buscado y se les fue de las manos. Son esos aires de tragedia de las jornadas finales. Jim hizo un triple cambio de golpe y Ziganda uno doble en el 72. Ambos agitaban la coctelera. El local en pos de que no se hundiera su moral tras fallar la pena máxima. El visitante, en busca de algo de oxígeno para salir de la cueva.
En pleno histerismo del Oviedo, en una indecisión más de su zaga, Vada estuvo cerca del 3-4 en el 81, rematando desde cerca al pecho del portero Femenías. Los azules estaban casi infartados. El Zaragoza tuvo el balón con buenos controles en zona media en los últimos minutos, sin afán de rematar muchas veces. Al menos evitaba el acoso rival, que apenas lo sintieron los zaragocistas. Es más, el triunfo se lo debió llevar el cuadro zaragozano en la última jugada. Vada, solo mano a mano tras una contra con Álvaro Giménez, remató al cuerpo del portero con todo a favor en el minuto 95.
Fue el colofón a un episodio clásico de mayo, cuando las ligas se deciden y todo el mundo saca su lado valiente, oculto durante el año. Valiente y alocado. Sin guion, sin pautas rígidas en los banquillos. El Zaragoza chafó de alguna manera la aspiración ovetense de consumar su puesto de promoción, que deberá luchar hasta el final. Y, de paso, edulcoró algo su pésimo final de liga. Al menos no perdió. Y, contra natura, fue capaz de marcar tres goles. Claro que, si metes tres y no ganas… otras cosas tampoco están bien, más allá de la delantera.
Ficha técnica
Real Oviedo: Femenías; Carlos Isaac (Montiel, 72), Costas, Dani Calvo, Pierre Cornud (Mossa, 15); Luismi, Brugman (Javi Mier, 84); Sangalli (Viti, 46), Borja Sánchez; Obeng (Matheus, 72) y Borja Bastón.
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