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PRETEMPORADA 2022/23 8º AMISTOSO (7.8.2022)

PRETEMPORADA 2022/23 8º AMISTOSO (7.8.2022)

PRETEMPORADA 2022/23 8º AMISTOSO (7.8.2022)

GERONA 1-1 REAL ZARAGOZA

Ficha Técnica

Gerona FC: Matas; Arnau Martínez, Bueno, Terrats (Roca, 46), Farrés, Miguel Gutiérrez (Almansa, 46); David López, Aleix García, Yangel Herrera (Pau Víctor, 27); Riquelme y Stuani.

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Gámez (Larrazabal, 75), Lluís López (Francés, 67), Jair, Chavarría (Nieto, 67); Grau; Bermejo (Mollejo, 67), Molina (Petrovic, 75), Eugeni (Francho, 67), Vada (Puche, 67); y Narváez (Simeone, 67).

Árbitro: Morros Monje (Catalán). Amonestó a Gámez (35) y Stuani (65).

Goles: 0-1, min. 45: Eugeni. 1-1, min. 73: Riquelme.

Incidencias: Tarde tormentosa, con lluvia y rayos desde una hora antes del partido, que comenzó a las 19.00. La temperatura fue agradable, 25 grados. Se jugó en el campo de La Vinya, lugar de entrenamientos del Girona FC, a puerta cerrada. El césped presentó un estado excelente. El Real Zaragoza vistió de avispa una vez más. Raúl Sanllehí y Miguel Torrecilla vieron el choque en la zona de vestuarios.

Buen empate del Real Zaragoza en Gerona para acabar la pretemporada

Eugeni, en una sobresaliente falta directa, hizo el 0-1 antes del descanso y Riquelme igualó a falta de 17 minutos. Los de Carcedo hicieron un partido muy serio antes del inicio de la liga.

Imagen compacta, seria, rigurosa en lo táctico y, finalmente, rentable, la que dio el equipo en la primera mitad. Las pautas de Carcedo se mostraron en toda su expresión en un once en el que faltaba por lesión Azón, o sea, más de la mitad de la capacidad ofensiva, pero que tiene muchas hechuras de ser el titular en Las Palmas en el inicio liguero del próximo sábado. Tutearon al Girona, que retorna a Primera División, y por momentos fueron mejores con el balón en los pies.

Empezó bien el cuadro catalán, que la noche anterior había jugado otro partido (en Palamós, ganando 2-0 al Bolívar La Paz de Bolivia en un partido suspendido en el minuto 70 por un apagón de luz) y solo repitió tres titulares. Stuani, su eterno goleador, casi anotó el 1-0 en el minuto 2 tras una pérdida peligrosa de Lluís López (no jugó Francés de inicio) en la salida desde atrás. El disparo del uruguayo rozó el poste izquierdo por fuera, afortunadamente para los zaragocistas, que sufrían con la presión de un Girona que estaba dispuesto con un 5-3-2, muy al estilo Míchel. A partir de ahí, el partido se metió en un ir y venir sin mando claro, con los rojiblancos yendo de más a menos y con los avispas (sigue vistiendo así el Zaragoza) en franca mejoría según avanzaba el reloj.

Faltaba terminar las jugadas de ataque, asunto crucial, ciertamente. Pero hasta tres cuartos, los movimientos fueron siempre claros y correctos. Narváez, en punta, se vio muy solo. Era un 4-1-4-1 en ataque, con Grau de timonel, y un 4-2-3-1 en defensa, con Molina retrasando su posición al doble pivote y Eugeni pasando a ser mediapunta en el centro. En los laterales, algo mejor Gámez que Chavarría, aunque el primero sufrió bastante atrás con las coladas de Riquelme, una aspiración imposible del Real Zaragoza este verano en el mercado. En una de ellas, en el 34, el punta local desbordó al zaguero zaragocista y se fue hacia la portería. Su disparo intencionado, de rosca, se marchó fuera por alto, cerca de la escuadra izquierda de un casi inédito Cristian Álvarez.

Se iba a llegar al descanso de esta primera parte llena de trazas de pizarra, con mucho mando de los banquillos sobre todos los movimientos de sus piezas sobre el excelente césped de La Vinya, cuando el Real Zaragoza se adelantó en el marcador. Un golazo de bandera de Eugeni Valderrama. De los que tanto hacen falta en el zaragocismo hace cuatro años: una falta directa desde la frontal del área que colocó en la escuadra más alejada con maestría. Una maravilla en el 45 que puso el 0-1 en el único disparo a puerta de veras que ejecutaron los de Carcedo. Es un modo de jugar que asegura el 0-0 en muchos partidos, rascando en las marcas, con muchas faltas tácticas de ruptura tras pérdida y, a partir de ahí, cualquier estrategia, cualquier error del rival, decanta el triunfo a favor.

No hizo cambios Carcedo en el intermedio. Sí Míchel en el Girona, uno durante el primer tiempo y dos en la pausa. Era el cuadro gerundense un equipo reconocible, con Stuani, Riquelme, Aleix García, Yangel Herrera, David López, Miguel Gutiérrez (recién llegado del Real Madrid), Arnau… Volvieron a dominar de salida los locales, con el Zaragoza acomodado en poco espacio, en ese instintivo gesto que provoca el ir por delante en el marcador, en especial con el rol de visitante. Se ensayó ese tipo de juego, de repliegue constante ante el empuje del Girona, en esos momentos cargado de impotencia porque los zaragocistas se posicionaron muy bien. Con el balón, muchos pases de seguridad, laterales, atrás, sin avanzar demasiado pero dejando pasar el segundero y alterando los nervios de los catalanes. Es un tipo de fútbol útil en ratos de ventaja.

Riquelme siguió percutiendo la espalda de Gámez y en el 55 se sacó un centro-chut venenoso que Cristian Álvarez salvó junto al larguero in extremis, echando la pelota a córner. Empezaba a necesitar un desahogo el equipo aragonés, con algún balón arriba o alguna transición que sacara al bloque de tan atrás. Vada lo intentó un par de veces, Molina trató de enganchar con el islote Narváez. Pero faltaba precisión. Bermejo también asomó por fin tras una tarde oscura, con un par de buenas llegadas al área al espacio, concluidas mal. La misión durante los primeros 20 minutos de la reanudación fue poner grilletes al Girona. Y esa labor la hicieron bien la mayor parte del tiempo, con especial mención a los pivotes, Grau y Molina.

A falta de 23 minutos, Carcedo hizo seis cambios de golpe. Dio 67 a los titulares en este último ensayo. El Girona estaba sacando las fuerzas de flaqueza en busca de evitar una derrota en la antesala de su regreso a Primera en Valencia. Tocaba apretar los dientes para sujetar el 0-1, tal vez un importante simulacro de lo que puede suceder con puntos en juego enseguida. Pero al poco de modificarse la estructura del equipo llegó el 1-1 en un error clásico de la pretemporada, a tener muy en cuenta desde ya. Pérdida en medio campo con el equipo abierto atrás, pase del rival al espacio y, en este caso Riquelme (como en Marbella fue el argentino Guanca, del Al Shabab) que se queda solo mano a mano ante el portero y lo bate sin problemas. Cristian Álvarez dudó en salir y la decisión fue fatal. El empate llegó en el 73, merecido por otra parte por los catalanes.

Carcedo dejó para los últimos cambios a Larrazabal y Petrovic, quizá decisión que admita doble lectura, pues ambos siguen en rampa de salida si se encuentra un destino correcto. En el 77, con el Zaragoza alborotado por tanta mutación repentina de piezas, Jair salvó un gol bajo palos, de cabeza, tras un remate con la testa de Stuani que se colaba. Ya era bueno el 1-1. Tampoco se aspiraba a nada más, pues el equipo aragonés no pasó de la medular con peligro durante largos periodos de tiempo. En el 81, Cristian Álvarez evitó la derrota de nuevo, con una palomita sobre el larguero a cabezazo potente de David López en una falta lateral. Padeció mucho el Zaragoza en defensa por alto, otro problema viejo a solucionar. Y no es asunto menor.

El partido acabó con un par de ataques postreros de los zaragocistas, a modo de demostración de que, si antes no pisaron el área rival, quizá fue por que jugaron a eso. Puche tuvo el 1-2 en el 87 en un chut duro desde la frontal que el portero Matas le sacó a córner con la yema de los dedos. Y en la siguiente acción, Mollejo entró solo en el área y concluyó con un derechazo alto, incontrolado. La réplica, en el 90, pudo ser fatal, pues Pau Víctor acabó echando fuera un balón franco de gol ante Cristian Álvarez, tras una duda entre los centrales. Se acabó la pretemporada con el pitido final del árbitro y el paladar del zaragocismo no es mal tras lo visto, en líneas generales y a falta aún de perfilar la plantilla, tanto en un buen número de salidas como en los esperados tres o cuatro fichajes que faltan por venir.

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