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PARTIDO Nº 711 ESPAÑA 1-1 GRECIA (25-Mar-2021)

PARTIDO Nº 711 ESPAÑA 1-1 GRECIA (25-Mar-2021)

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ESPAÑA

bandera españa circular

Partido 711


GRECIA

bandera redonda grecia - Búsqueda de Google

 

 

  1-1

 

Clasificacion Mundial Catar 2022

25 Marzo 2021

Granada

Estadio: Los Carmenes


 
FICHA TÉCNICA
España:
Once inicial: Unai Simón, Sergio Ramos (Iñigo Martínez 45´), Eric García, Diego Llorente, Gayà, Rodri Hernández, Koke (Thiago 73´), Dani Olmo (Pedri 65´) , Canales (Bryan Gil 65´), Ferran Torres (Oyarzabal 73´) y Morata.

Seleccionador: Luis Enrique Martínez
Grecia:
Once inicial: Vlachodimos, Papadopoulos, Tzavellas, Bakakis, Tsimikas, Zeca, Mantalos (Tzolis 45´), Bouchalakis, Limnios (Siopis 45´), Masouras (Fortounis 66´) y Bakasetas (Giakoumakis 78´).

Seleccionador: John van´t Schip

1-0 (32´) Morata a bocajarro después de acomodar con el pecho un gran servicio de Koke.
1-1 (57´) Bakasetas de penalti

Marco Guida (Italia): Mostró tarjeta amarilla 

Árbitros Asistentes: Ciro Carbone y Giorgio Peretti (Italia): Mostró tarjeta amarilla a Iñigo Martínez (55´) por parte de España y a Zeca (81´) y a Giakoumakis (81´) por parte de Grecia

Cuarto árbitro: Fabio Maresca (Italia)

Primera jornada del grupo B. Fase de clasificación para la Copa del Mundo de FIFA de Catar 2022.

Estadio Nuevo Los Cármenes (Granada)

Partido jugado a puerta cerrada debido a los protocolos de seguridad contra el Covid-19.
 
España 1-1 Grecia 

76.9 % Posesión 20.3 %
5 remates a puerta 1
0 remates paradas 1
4 remates fuera 0
2 remates otros 0
1 tarjetas amarillas 2
0 tarjetas rojas 0
9 faltas recibidas 14
15 faltas cometidas 10
133 balones perdidos 134
51 balones recuperados 45
1 fueras de juego 2
0 intervenciones portero 1

Debutantes:

Jugador n°809

Pedri

Centrocampista · FC Barcelona

Tegueste (Tenerife) · 25-11-2002

Jugador n°810

Bryan Gil

Delantero · SD Eibar

L´Hospitalet de Llobregat (Barcelona) · 11-02-2001

El enredo de España

El pactado cambio de Sergio Ramos y la falta de profundidad lastran a La Roja, que contra Grecia remató menos que nunca con Luis Enrique pese a dar casi 1.000 pases

El inesperado empate ante Grecia (1-1) en el inicio de la clasificación para el Mundial de Qatar 2022 y los problemas que encontró España para generar ocasiones en el duelo de Granada han puesto en solfa algunas de las decisiones del seleccionador, Luis Enrique, desde la construcción del once al pacto con Sergio Ramos para que este solo disputara los primeros 45 minutos y fuera sustituido en el descanso. En juego estaban los tres primeros puntos de la fase clasificatoria, y el acuerdo con el capitán, que a los 34 años acaba de salir de una lesión, transmitió cierta sensación de frivolidad ante la trascendencia y la oficialidad del choque.

La colaboración de Luis Enrique en la afanosa persecución del central por convertirse en el jugador con más internacionalidades rozó el límite entre lo que es competir por una plaza mundialista y alimentar un registro individual. El central suma 179 encuentros con España, a cinco de igualar el récord mundial, en poder del egipcio Ahmed Hassan (184 citas entre 1995 y 2012). No ha sido la primera vez que se ha dado tal estrategia. Ya en otras ocasiones Ramos ha disputado solo los minutos finales de algún partido, de manera testimonial, con el objetivo de apuntarse otro encuentro en su particular marcador de internacionalidades.

La suplencia de Jordi Alba (fue titular Gayà) también chirrió atendiendo al momento de forma que exhibe en el Barcelona y a la necesidad de profundidad que iba a demandar el conservador planteamiento de los griegos. En el otro costado, sin los ausentes Jesús Navas y Carvajal, la titularidad fue para Marcos Llorente. Su ubicación en esa demarcación explicó por qué Luis Enrique solo convocó a Pedro Porro como lateral derecho puro. Llorente, el centrocampista con más gol de la convocatoria, ofreció despliegue físico en la presión y en la ida y vuelta, pero no encontró espacios para romper en velocidad.

Como ha sucedido cuando Simeone le ha utilizado de carrilero, su actuación volvió a transmitir que alejar de las zonas de ataque al centrocampista más anotador de la convocatoria despilfarró la versión de goleador llegador con la que ha explotado. “Me siento más cómodo de interior, pero si tengo que jugar de lateral para ayudar al equipo, lo hago. Grecia es un equipo muy ordenado, con las ideas defensivas muy claras. Quizás necesitamos un poco más de desequilibrio y desborde”, expresó el rojiblanco tras el encuentro.

Pese a que Luis Enrique advirtió en la previa que la goleada a Alemania en noviembre (6-0) era historia, ante los griegos alineó a nueve de los titulares que aquella noche inocularon una buena dosis de optimismo en torno a una selección que desde el Mundial de Brasil 2014 va de desencanto en desencanto. Los dos cambios en el once respondieron a las bajas de Sergi Roberto y Pau Torres. A este lo reemplazó con Eric García, al que Pep Guardiola ha sumido en el ostracismo en el Manchester City desde que anunció que no renovaría. Su compañero Ferran Torres, alineado como extremo derecho, tampoco goza ahora de mucha confianza del técnico catalán. No se le vio suelto ni de cintura ni para pisar área, sus dos mejores virtudes.

Bryan Gil y Pedri

El pase al pie y las circulaciones pastosas que marcaron el inicio del declive de la España del tiqui-taca en el Mundial de Rusia 2018 volvieron a emerger el jueves ante la ordenada Grecia. El empate concedido no solo enreda la obtención de la primera plaza del grupo que da acceso directo al Mundial de Qatar. El inesperado traspié fue fruto de un juego ofensivo poco afilado hasta la entrada de Bryan Gil. El extremo del Eibar había opositado a la titularidad con sus impactantes entrenamientos en Las Rozas, pero se quedó en revulsivo. Lo mismo que Pedri, que cuando entró fue taponado por un marcaje individual y tampoco pudo poner en liza su sociedad con Jordi Alba.

España se enmarañó en el último tercio del campo con un fútbol previsible que no pudo desmontar el 4-1-4-1 que diseñó el seleccionador de Grecia, John van’t Schip. El técnico holandés cerró los espacios a los dos interiores, Koke y Canales, y con la línea defensiva muy cercana al área de su portero no dejó metros para que los laterales y los extremos pudieran sorprender. “Nos faltó fluidez. Con un poco más de ritmo y con cambiar de lado a lado y jugar por banda para tener más espacios nos hubiera ido mejor. No supimos hacerlo”, analizó Pedri.

Las estadísticas del encuentro describieron el regreso al toque intrascendente. Los internacionales españoles dieron 921 pases, el segundo registro más alto en los 19 partidos dirigidos por Luis Enrique (tras los 949 del 0-2 a Malta en marzo de 2019, clasificatorio para la Euro), para un total de nueve remates, la cifra más baja con el preparador asturiano al frente de la selección. Bajo su dirección, La Roja promedia 18 remates por partido y siete entre los tres palos. Ante Grecia se quedó en tres en este apartado, también el peor registro con Luis Enrique junto al logrado ante Suiza en Valdebebas (1-0), en octubre pasado en la Liga de las Naciones. Pero ese día España disparó 12 veces. Ante Grecia, hubo mucho pase de seguridad, poco desborde y menos remate, la España más roma de la era Luis Enrique. Este domingo, en Tiflis, aguarda Georgia, otra selección que planteará un partido de similares características.

Morata no es suficiente

España es incapaz de vencer a Grecia en el primer partido de las eliminatorias para el Mundial 2022. El de la Juventus marcó para La Roja.

El resultado no acompañó, pero el cuadro va tomando forma. Hace nada, apenas unos meses, el casting de Luis Enrique en su segunda etapa como seleccionador nos dejaba algo descolocados. Veíamos las pinceladas, pero debíamos dar un par de pasos atrás para tratar de entender la pintura en su totalidad. Tres porteros con similar pedigrí (Kepa, De Gea y Unai Simón), examen de centrales para acompañar a Ramos (Pau Torres va por nota…), rotación de batutas (Busquets o Rodri) y baile de jugadores y posiciones de medio campo hacia arriba con el falso nueve (Rodrigo, Aspas o Moreno) como canción de moda. Pero ahora sí que se ve el cuadro, lo abstracto ya es real. Luis Enrique calcó ayer el equipo que el pasado noviembre sacaba los colores a Alemania en La Cartuja (6-0). No pudo hacerlo al cien por cien por las lesiones de Sergi Roberto y Pau Torres, que fueron sustituidos por Marcos Llorente y Eric García. El resto, los mismos jugadores de aquel recital frente a la Mannschaft que nos permite sacar los codos en las casas de apuestas con vistas a la próxima Eurocopa.

No se abrió de inicio la puerta a los debutantes, pues los cuatro (Robert Sánchez, Pedro Porro, Pedri y Bryan Gil) asistieron al pitido inicial desde el banquillo. Pero no por eso dejó de haber sorpresa en el once inicial. La vista se nos iba irremediablemente al lateral derecho, con Marcos Llorente y sus siete pulmones junto a la cal. Le falta ser árbitro y portero, todo se andará. Ejercía de lateral, pero su tendencia a subir, justo por el mismo carril que unos metros más arriba ocupaba Ferran Torres, hizo que los ataques de La Roja se vencieran hacia ese lado derecho más que al izquierdo, donde Gayà y Olmo formaban pareja de baile.

Grecia defendía en bloque. Oscilaba de izquierda a derecha con Bakasetas como eje central. En principio, el jugador del Trabzonspor debía ser el faro ofensivo escoltado por Masouras y Limnios. John van’t Schip confesaba en la previa que era consciente de que el rival llevaría la iniciativa, aunque que de por sí no iba a renunciar al balón. Pero la cara de póquer le delataba. Frente a España uno sabe, sí o sí, que la pelota no es negociable. Es cierto que esta Grecia no es la del puño cerrado de Rehhagel, aquella que sorprendió a Europa con el título continental en 2004, pero por mucho aperturismo que se proclame le cuesta llevar la iniciativa.

Así que a la selección helena no le quedaba otra que aguantar el asedio de España. Koke protagonizó la primera ocasión de peligro con un doble remate en el minuto 13. La Roja se armaba de paciencia, con Ramos y Eric García iniciando cada uno de los ataques, en ocasiones un plan de vuelo demasiado previsible. España tocaba y tocaba, Grecia aguardaba y al partido era imposible hincarle el diente. Tenía más nervio que un filete de cinco pesetas, que diría nuestro compañero José Antonio Espina. El juego se embarulló a medida que avanzaban los minutos. Un par de choques aéreos, como el de Papadopoulos con Morata, balones perdidos, encontronazos como el de Rodri con Bakasetas… en definitiva, una serie de imprecisiones que ralentizaron el ritmo del partido, algo que jugaba descaradamente en nuestra contra. Y estábamos tan narcotizados que de repente, un derechazo de Dani Olmo al larguero casi nos hizo caer de la silla. Fue tal el despertar que sólo un minuto después llegó el segundo dardo, este sí con el gol como premio. Koke recibió en tres cuartos, levantó la cabeza y sirvió un pase gourmet a Morata, que controló el balón con el pecho y remató con la zurda ante un impotente Vlachodimos. A lo Cristiano, vamos, es lo que tiene entrenar y jugar junto al rey del remate.

El gol, eso sí, no alteró ni un ápice la estrategia helena. El equipo siguió anclado atrás, lo que dibujaba un escandaloso reparto en la posesión de balón: 80% para España y 20% para Grecia. Así se llegó al descanso y así se volvió de él. No había novedad en el juego aunque sí en las alineaciones con Siopis y Tzolis al campo en sustitución de Limnios y Mantalos, mientras que en La Roja Ramos cedía su lugar a Íñigo Martínez. Descanso para el de Camas (su cuerpo lo necesita), que suma un partido más al zurrón de internacionalidades: 179, a sólo cinco del récord mundial del egipcio Ahmed Hassan.

Y el central del Athletic no pudo tener peor estreno en el partido pues en el minuto 55 cometió penalti. En las eliminatorias no hay VAR, así que el veredicto del italiano Marco Guida no tuvo vuelta atrás. Debate, lógicamente, sí hubo, porque el central de Ondárroa despeja el balón y en su inercia golpea con los tacos sobre la pierna de Masouras. En mi opinión, Íñigo quizá mantiene en exceso su pierna arriba. No sé. Una falta que podríamos bautizar ya como a lo Modric (similar a la que le señalaron al croata el pasado fin de semana en Balaídos), pero penalti al fin y al cabo, transformado sin contemplaciones por Bakasetas.

Había que cambiar de aire, encontrar una marcha más en un juego demasiado monótono de la Selección. Luis Enrique apostó fuerte, con los versos sueltos de Pedri y Bryan Gil en sustitución de Olmo y Canales. Y poco después con Thiago y Oyarzabal en lugar de Koke y Ferran Torres. Pero el muro griego no cedió. Sólo alguna incursión por la izquierda de Gil amagó con crear una ocasión clara de gol. Pero esa no llegó. Lo único que llegó fue el pitido final de un partido que nos deja en fuera de juego. ¿Cómo se puede jugar tan bien ante Alemania y tan mal ante Grecia?

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