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PARTIDO Nº 673 ESPAÑA 3-0 ITALIA (2-9-2017)

PARTIDO Nº 673 ESPAÑA 3-0 ITALIA (2-9-2017)

 

España

ESPAÑA

Partido 673

  

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ITALIA

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3-0

 1-0, m.13: Isco.

2-0, m.40: Isco.

3-0, m.77: Morata

Clasif. Mundial Rusia 2018

2 Septiembreo 2017

Madrid

Estadio: SAntiago Bernabeu

 


 

Ficha técnica:

España: De Gea; Carvajal, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Koke, Iniesta (Morata, m.72); Isco, Marco Asensio (Saúl, m.78) y Silva.

Italia: Buffon; Spinazzola, Barzagli, Bonucci, Darmian; De Rossi, Verratti; Candreva (Éder, m.70), Insigne, Immobile (Gabbiadini, m.78) y Belotti (Bernardeschi, m.70).

Goles: 1-0, m.13: Isco. 2-0, m.40: Isco. 3-0, m.77: Morata.

Árbitro: Bjorn Kuypers (HOL). Amonestó a Verratti (4) y Bonucci (12) por Italia.

Incidencias: encuentro correspondiente a la séptima jornada del Grupo G de clasificación al Mundial 2018 disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 73.628 aficionados. EFE

 

España 3-0 Italia

51 % Posesión 49 %
0 remates poste 0
4 remates a puerta 4
4 remates paradas 1
6 remates fuera 3
2 remates otros 1
 0 tarjetas amarillas 2
0 tarjetas rojas 0
10 faltas recibidas 14
14 faltas cometidas 10
 47 balones perdidos 52
32 balones recuperados 30
3 fueras de juego 4
0 penalties 0
9 intervenciones portero 6

 

España se da un gustazo contra Italia

El mágico Isco se encumbra como internacional en la goleada de la selección (3-0), que enfila su clasificación para Rusia 2018. La gente celebra por todo lo alto el regreso de Villa

Isco celebra su primer gol a Italia con Ramos. Isco celebra su primer gol a Italia con Ramos. Claudio Villa Getty Images
Con la derecha y con la izquierda. La agudeza de Isco, con dos goles con distinto pie, enfiló a España hacia el Mundial de Rusia de 2018, que ya le queda a tres pasitos. Nadie simbolizó como el malagueño la diferencia entre la Roja e Italia: el talento, lo que Julen Lopetegui esparció por todo el frente de ataque, con Isco, Iniesta, Asensio y Silva. El técnico renunció a la ortodoxia de un ariete convencional y se entregó a las botas más sutiles. Y por esa chistera, en este caso la de Isco —que sumaba dos goles como internacional en 17 partidos—, el conjunto español se llevó el duelo y ya pide embarque para tierras rusas, salvo descalabro histórico con Liechtenstein, Albania e Israel.

La victoria de la Roja no fue consecuencia de un fútbol coral o de un sometimiento a la azzurra. El conjunto de Lopetegui pasó por diferentes fases, incluso en varios capítulos se vio gobernada, pese a su exquisita columna de centrocampistas para manejar la trama. Hasta que Isco, con dos destellos, dejó tieso a Buffon. Primero con una falta en la que la pelota no cogió toda la rosca pretendida por el andaluz, pero suficiente para batir al legendario portero italiano, al que a sus 39 años ya todo le cuesta mucho más. El partido no había tenido sacudidas cuando la Roja ya estaba en ventaja antes del cuarto de hora. De hecho, no hubo portero que interviniera con las manos hasta que lo hizo De Gea mediado el primer acto tras un cabezazo venenoso de Bellotti.

Sin profundidad por la ausencia de un nueve para el descorche, sorprendió que España se replegara de forma intensiva en propio campo en diversos momentos. Tanto porque no alistaba futbolistas con diente para el quite como por las dificultades de los zagueros visitantes para dar carrete al juego desde la trinchera cuando la Roja optó por cegar la salida del juego de su adversario. Esa variante no tuvo frecuencia e Italia, nada encogida desde una alineación con delanteros como Immobile, Bellotti, Insigne y Candreva, tuvo la vista al frente. De hecho, un choque sin goles de nada le hubiera servido a esta Italia con más oficio que finura. Lo segundo es lo que le demandaba la jornada.

A la espera de que alguno de los cometas en la ofensiva se las ingeniara, el equipo de Lopetegui también encontró el sostén de sus centrales (con Piqué silbado y coreado) y Busquets, el espinazo de la retaguardia. Los tres se mostraron tan firmes como De Gea, que resolvió con acierto en la suerte que mejor domina. Es decir, todo aquello que le suceda con el larguero en el cogote. No deja la línea de gol por ninguna causa. Es ahí, en su territorio, cobijado bajo palos donde De Gea se siente De Gea.

Tan mutante fue España que una jugada que arrancó con una contra derivó en una cadena de pases horizontales cerca del balcón del área de Bonucci y sus camaradas. La acción había perdido volumen cuando Isco dejó en la cuneta a Verratti y se apañó un inesperado remate con la zurda. Demasiado para Buffon, que no rectificó a tiempo cuando quizá imaginaba el tiro a su derecha. De Isco en Isco, la Roja puso el encuentro a sus pies, los más delicados y mimosos con el balón de toda la noche.

Al borde del desahucio y en vías de una farragosa repesca, Italia no logró alterar el guion. Lo pudo hacer Insigne recién madrugado el segundo tramo, pero de nuevo se interpuso De Gea. España, compacta pero sin otros alardes que los de Isco, no consintió más a su rival. Sin apremios y con inteligencia, poco a poco fijó el rumbo que le convenía. Y en caso de apagón, ahí estaba Isco, autor de un puñado de virguerías, como el monumental caño a Verratti para asistir a Carvajal y permitirle un duelo cara a cara con Buffon, esta vez ganado por el italiano.

Templado el juego, Lopetegui activó el plan b, en esta ocasión, el envite por un delantero genuino para cerrar la partida. Dicho y hecho. Irrumpió Morata por Iniesta, de nuevo algo pálido, y esta España desconcertante encontró el tercer tanto. En absoluto resultó chocante que anotara el ariete del Chelsea, pero sí que su geométrico asistente a la carrera fuera Sergio Ramos con sprint infinito por el carril diestro. Embocó Morata y la hinchada, muy nutrida de chavalería, estalló de júbilo con el regreso de Villa. España tiene memoria, por muchos jovenzuelos que hubiera en Chamartín. Un brindis final de Lopetegui a la gente, a Isco, el relevado, y al propio goleador asturiano. La mejor manera de bajar el telón a una cita cruda que la Roja despachó a gusto con ariete y sin él. Isco se bastó y los demás le dieron la cobertura necesaria. Rusia a la vista.

 

CRÓNICA | Isco pone a España (3-0) a un paso de Rusia

Santiago Bernabéu (Madrid) 02 Sep 2017
La Selección española se impone con claridad a Italia y allana su clasificación a la fase final de Rusia 2018

*Dos goles (13’ y 39’) del andaluz en la primera mitad y otro de Morata (76’) en la segunda colocan a la selección en una situación inmejorable para obtener la clasificación por la vía directa.

*Italia incomodó, pero cuando llegó con peligro se topó con De Gea. Buffon no tuvo una de sus mejores noches. La “azzurra” acabó arrollada en el último tercio de partido.

Gianni, “Il bello Rivera”, uno de los grandes referentes del fútbol italiano de siempre, mejor jugador de Europa en 1969, “campionissimo” con el A.C. Milán en mil y una ocasiones, Gianni, el del pelo negro como el azabache, mortal jugador por bajo, ahora con el cabello plateado, no tenía a pocas horas de comenzar el España-Italia demasiada fe en la victoria de la “squadra azurra”. O si la tenía la disimulaba en el almuerzo oficial. “ Lo grave del partido contra España no es que nos enfrentemos a un formidable adversario, sino que, además, hemos de intentar ganar”. Hay en esta vida obligaciones que pueden convertirse en obstáculos insalvables. Pero Italia es fiera. En realidad, nunca ha dejado de serlo. Aunque esta noche haya sucumbido claramente ante el fútbol de España, a ratos arrollador.

Los datos estadísticos, que son irrefutables, arrojan un tremendo equilibrio en el balance de los duelos España-Italia, iniciados allá por los años 20. Realmente, no parece que haya que recurrir a ellos para recordar todo lo que han sido. Frente a Italia sufrimos derrotas durísimas en los Mundiales del 34 y del 94, pero, precisamente, frente a ellos lucimos la mejor figura en las Eurocopas 2008 y 2012. El empate (1-1) del último de los cruces en Turín, valedero para la clasificación del Mundial 2018 y origen de las preocupaciones de Rivera, obligaba  efectivamente a la “azzurra” a desprenderse de algunos de sus viejos hábitos, defensa muy cuidadosa, riesgos mínimos, pero también a atacar para cumplir su único y gran objetivo en Madrid. Así que no era sorprendente que hicieran lo que hicieron: una defensa en línea de cuatro hasta los tres cuartos de medio campo propio, cuatro en el centro del campo (Darmian, Barzagli, Bonucci, Candreva, en la zaga; Verratti, De Rossi, Spinazzola, Insigne, en el medio) y dos puntas muy explosivos: Belotti e Immobile.

"Nada pudo evitar que el derechazo de Isco penetrara en el portal de Gianluigi"

A los 12 minutos, las esperanzas de “Il bello Gianni” sufrieron un serio quebranto. El partido estaba en un toma y daca, más afilados, si cabe, los italianos, buscándolas todas, forzados, insisto, por la necesidad del triunfo. España andaba falta de serenidad en el toque, sin acabar de hilar una larga jugada, más agudo Iniesta que nadie. Sin un ariete de referencia (Morata, Villa, Aspas), con Silva en esa posición y Asensio, a su izquierda, solo había llegado hasta las cercanías de Buffon en una falta al borde del área, que se le fue muy alta a Ramos. No entendieron bien los defensas “azzurros” que insistir en ellas podría resultarles fatal ante la gran cantidad de buenos lanzadores hispanos. Ajenos a ese tipo de reflexiones, cometieron otra a los 13’ que esta vez les causó un roto mayúsculo. Ni la numerosa barrera italiana, ni Buffon, que se estiró algo tarde, muy vencido hacia el palo contrario al que debía ir el balón, pudieron evitar que el derechazo de Isco penetrara en el portal de Gianluigi. Si ganar ya parecía ser un test mayúsculo para Italia conseguir dos goles se antojaba como escalar el Cervino. Cuando a los 22’, Belotti cabeceó impecablemente un centro llegado desde la derecha a menos de tres metros de De Gea solo la mágica intervención del guardameta podía evitar la igualada. David fue Goliath.

"Los italianos imprimieron un ritmo nervioso al juego"

El gol y la tremenda adversidad que llevaba acarreada, sin embargo, no achicó a la “squadra azzurra”. Es un defecto en ellos del que no se tiene noticia alguna. Los italianos imprimieron un ritmo nervioso al juego que incomodó a los mediocampistas españoles, perturbado siempre su fútbol por la presencia cercana de algún adversario. Ni un segundo sin el aliento de alguno en la nuca. Italia no permitió que ningún jugador español actuara sin asumir riesgos ni dio ni dos segundos de margen para manejar un balón o pensar qué hacer con él. Ni siquiera  en la primera línea de contención. La selección tuvo que encarar así un duelo sumamente incómodo y, aunque no era previsible que fuera de otra manera, desasosegada siempre porque enfrente se encontraba un enemigo curtido, más ambicioso que en otras ocasiones ante su estado de precariedad, menos técnico, eso sí, que otras veces, pero muy entero a pesar de sus urgencias. A los 36’, una colada y derechazo cruzado de Carvajal pudo liquidar a Italia, pero, ahora, Buffon estuvo más listo y ágil que en el gol. Rozó lo suficiente el balón como para mandarlo a córner.

"Cosas de pícaros"

La imprevisibilidad del fútbol, lógico casi siempre, pero con salvedades, se produjo en el arreón final de la primera mitad. A los 38’, cuando iba a iniciar un contraataque, Jordi Alba mandó el balón fuera a la altura del medio campo. Son las cosas que hacen los jugadores cuando están lesionados. Después de un minuto de parón, Italia devolvió el balón a España, que inició un largo ataque por la derecha, donde hacía rato que andaba Asensio, más activo y en juego ahí que en su zona natural, la izquierda. La larga jugada, insisto, sin aparente peligro, progresó con Asensio, que cedió a Isco. Isco hizo un par de preciosos garabatos con el balón fuera del área para escapar de tres defensas y buscar un hueco por el que disparar. Cosas de pícaros. Él que es un gran zurdo lo encontró, ajustando el balón junto al poste izquierdo de Buffon. La verdad es que podía esperarse cualquier cosa menos que fuera por allí. Supongo que la sorpresa también lo fue para el guardameta “azzurro”, que no llegó. Dos-cero.

 

"De Gea no estaba para que nadie dijera que no era su noche"

Italia no movió pieza hasta bien entrada la segunda mitad. Ante los lamentos de colegas, “senza portiere” (“sin portero”,  se quejaban de Buffon), la “azurra” siguió moviéndose al mismo compás de los primeros 45’, pero, inevitablemente, ya con menos gasolina. Ventura, su seleccionador, explotó a los “once” de salida con la esperanza de un tanto que aliviara la grave situación que atravesaban, redujera las diferencias en el marcador y alimentara el sueño de una enorme remontada. Necesitaba tres goles, pero, para su desgracia, De Gea no estaba para que nadie dijera que no era su noche. A los 48’ volvió a frustrar otra ocasión de gol italiana para desgracia de los dos millares de seguidores italianos apostados en ese fondo (norte). David, otra vez Goliath.     

"La vía de la contemporización"

 
La selección ralentizó su juego el resto del partido, cosa natural, por otro lado. Al hacerlo volvió a sus viejas maneras, las de no hace tanto, las que tanta gloria nos permitieron. Más con el balón que Italia, desvencijada por el marcador y hasta por la fatiga, el equipo de Lopetegui optó por la vía de la contemporización, algo que se entiende perfectamente a estas alturas de temporada y visto como andaban las cosas. No fue el segundo tiempo lo que había sido el primero, aunque sirvió para demostrar algunas cosas, entre ellas el debate sobre si Iniesta está o no está para muchos minutos. Andrés, eje del equipo con un Silva crecido tras el descanso, demostró sobradamente que sí. Hizo un partido más que notable, pilar de casi todo lo constructivo de la selección. La ovación que le acompañó al ser sustituido a los 71’ demuestra que esa creencia es general.

"Un precioso túnel a Verratti"

Pero la noche fue de Isco, capaz de arabescos inauditos como el que se inventó a los 66’, haciéndole un precioso túnel a Verratti para escapar como una ardilla y meterle un balón precioso a Carvajal, que se plantó solo ante Buffon. Esta vez, sí; esta vez, apareció el portero de leyenda, capaz, todavía, de grandes aciertos, ahora levantando milagrosamente las manos para evitar el 3-0. Una intervención que uno, romántico, al fin y al cabo, celebra porque quien tanto ha sido y todavía es no podía salir marcado del partido más importante de su “squadra” en los últimos tiempos. A los 76’, no obstante, Buffon nada pudo hacer tras la internada de Ramos, que mandó un perfecto pase de la muerte a Morata, que Álvaro no desaprovechó. Era el 3-0 de la soberbia victoria de España. La aparición de Villa a falta de solo tres minutos del final fue la culminación de una noche, sellada en éxtasis colectivo.

La selección cumplió con creces sus planes: deja a Italia a tres puntos más el del “goal average” particular cuando faltan tres partidos (Liechtenstein, Albania e Israel) por jugar. No es muy aventurado asegurar que estamos a un paso de Rusia. Ni un pelo de aventurado.      

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