El Casademont también avanza con paso firme en el torneo continental: selló este martes su clasificación para los cuartos de final de la Champions League, en el Cido Arena de Panevezys (88-90), tras superar al Lietkabelis en un duelo resulto en los últimos compases. El talento de Brussino (21 puntos, 31 de valoración), el empuje de Dylan Ennis y la vehemencia de Thompson en el juego interior, sobre todo en los instantes finales, resultaron capitales en el triunfo de los zaragozanos, que ya se habían impuesto a los lituanos el pasado miércoles, en el pabellón Príncipe Felipe, en el encuentro de ida.
El cuadro aragonés se sobrepuso a un primer tiempo deficiente, con numerosas desatenciones defensivas, para acabar reaccionando en la reanudación una vez que se fortaleció atrás y pudo, por fin, anular la amenaza de los locales desde el lanzamiento triple. Fue una victoria de tesón, fe, constancia y convicción; el premio a un equipo que jamás se descompuso.
El Casademont se manejó con muchas dudas en el inicio. No sólo fue un bloque frágil y quebradizo atrás, sino que también se precipitó en sus primeras acciones de ataque. Los aragoneses permanecieron sin anotar los dos primeros minutos del duelo, mientras los lituanos sí generaban ventajas y tiros muy cómodos en cada una de sus ofensivas.
Con los visitantes prodigándose en las pérdidas de balón -tres en tres minutos-, los locales enseguida edificaron una sólida renta en el marcador con dos triples de Zeljko Sakic, y dos buenas acciones de Sajus en el juego interior. El equipo de Porfirio Fisac reaccionó con cinco tantos de Brussino y tres de San Miguel (15-8); pero los lituanos seguían presentando un acierto devastador desde el perímetro, en gran medida por las numerosas desatenciones de los zaragozanos en las labores de contención: hasta 31 puntos facturó el Lietkabelis en el primer acto, con 6 triples convertidos en 7 intentos (un 85% de efectividad). Al menos, los aragoneses también exhibieron una puntería inusual desde más allá del arco, y se agarraron al partido tras haber acertado en 5 de sus 7 lanzamientos (31-25).
El guión se mantuvo en los primeros compases del segundo parcial. Los locales volvieron a golpear desde la línea de 6,75 (34-25), con otro tiro sin apenas oposición; mientras el Casademont, además de evidenciar importantes lagunas defensivas, atacaba sin paciencia ni criterio en la mayoría de las ocasiones. Y aunque San Miguel salió al rescate con el segundo triple de su cuenta particular, los lituanos respondieron con tres nuevos lanzamientos desde el perímetro -Normantas, Dimsa y Sakic- para alcanzar el cuarto de hora con hasta 45 puntos en su haber (45-34). El Lietkabelis jugaba con una comodidad imprevista, favorecidos por la indolencia de los zaragozanos. Apatía, indiferencia, dejadez… El Casademont estaba completando una de sus peores actuaciones del curso.
El cuadro aragonés, desnortado, en ocasiones sin alma, mantuvo sus desequilibrios defensivos hasta casi el intermedio. Y los de Nenad Canak continuaron coleccionando lanzamientos liberados, sobre todo desde el perímetro, con una facilidad asombrosa. Al descanso, el Lietkabelis contabilizaba hasta 11 triples, con un 84% de acierto (11 de 13). Sorprendentemente, el Casademont seguía optando a la victoria (54-48), después de haber recuperado el pulso en los últimos minutos del cuarto. No lo hizo por juego colectivo, sino por el ímpetu, la energía y la determinación de Dylan Ennis en cada una de sus acciones. Consumida la primera mitad, lo mejor para los aragoneses atendía sin duda al resultado.
En la segunda parte, el Casademont por fin se fortaleció atrás. Sin embargo, entonces presentó un desatino gigantesco en sus acciones de ataque -nueve puntos en siete minutos-, y desperdició una gran oportunidad para haber recortado su desventaja (66-57). En este escenario, lo lógico es que el equipo aragonés se dejase llevar, víctima de la impotencia y la desesperación. Pero los zaragozanos mantuvieron la fe, fueron perseverantes en el esfuerzo y, poco a poco, fueron mitigando sus defectos con una actitud ejemplar. Así, a la media hora, el equipo de Fisac se había situado a un solo punto de distancia, con los triples de Ennis, Brussino (2), Benzing y Carlos Alocén (73-72). El Casademont había recuperado su esencia competitiva.
De ahí hasta el final, y tras haber remado contracorriente, con tenacidad y vigor, sin descanso, sin apenas tregua, el Casademont ya no dejó escapar la victoria. Brussino igualó la contienda, con otro certero triple, a siete minutos de la conclusión (75-75); y poco después, San Miguel puso por delante a los zaragozanos, por vez primera en todo el partido, al culminar desde el perímetro un rápido contragolpe. Era el tercer triple de San Miguel (77-80). Y en los momentos de fragor, aparecieron Brussino (21 puntos), Ennis (19) y Thompson (13) -desde la línea de personal- para firmar la octava victoria consecutiva de los aragoneses en el torneo europeo (88-90). En su primera participación en la Champions League, el Casademont ya está en cuartos. A sólo dos triunfos de la Final Four...