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18º Libro 2015 (5 Oct - 28 Oct)

18º Libro 2015 (5 Oct - 28 Oct)

LA INFANTA Y EL CARDENAL

ANGEL ALCALA 

DATOS DEL LIBRO

Nº de páginas: 528 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: LA ESFERA DE LOS LIBROS
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788490602676

 

RESUMEN DEL LIBRO

La verdadera historia del matrimonio morganático de don Luis de Borbón y Farnesio y María Teresa de Vallabriga. En 1713 Felipe V, primer Borbón de España, tras ganar la cruenta guerra civil de sucesión, reunió a las Cortes en Madrid y les exigió jurar que, para reinar, todo sucesor suyo debía nacer en España. Al morir su hijo Carlos III, no le correspondía el trono a Carlos IV, nacido en Nápoles, sino al hermano menor de aquel, el infante don Luis de Borbón y Farnesio. Esta novela histórica se sumerge en las intrigas de las camarillas cortesanas para desbancar al infante en favor del napolitano: a los ocho años le nombran cardenal de Toledo y de Sevilla; cuando renuncia por imperativo de conciencia, le arrinconan y él se resarce con veinte años de vida escandalosa. Cuando el confesor obliga a don Luis a casarse, su hermano Carlos III, para preservar la corona, le impone una esposa no aristocrática: la guapa zaragozana treinta y dos años menor María Teresa de Vallabriga. Desterrados de la corte «real», el matrimonio forma la suya propia, siendo Goya su pintor y Boccherini su músico de cámara. Sus descendientes serán despojados de los honores dinásticos y «la infanta» no será reconocida como tal hasta la muerte de don Luis, después de tan solo nueve años de tormentoso matrimonio marcado por los reproches y el exilio. 

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Angel Alcala nos narra la vida del hijo menor del rey Felipe V y la historia de la familia real y sus descendientes en la España del siglo XVIII.

Dos amigos de la familia se reúnen en casa de la infanta, viuda del protagonista, y recopilan entre sus relatos y memorias los episodios vividos por este hijo de rey que no llego a reinar tras la muerte de sus hermanos.

Con una prosa muy cuidada y exquisita, el autor nos introduce en una parte de la historia de España menos conocida, pero igual de interesante que la descrita en los libros de historia.

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Ángel Alcalá (Andorra, 1928), profesor de Filosofía en la Universidad Pontificia de Salamanca y de Literatura Española en la City University de Nueva York, acaba de publicar su primera novela histórica ’La infanta y el cardenal’ (La Esfera de los Libros), la verdadera historia del matrimonio morganático de don Luis de Borbón y Farnesio y María Teresa de Vallabriga.

El autor sitúa el comienzo de la trama en 1713 cuando Felipe V, primer Borbón de España, tras ganar la cruenta guerra civil de sucesión, reunió a las Cortes en Madrid y les exigió jurar que, para reinar, todo sucesor suyo debía nacer en España. Al morir su hijo Carlos III, no le correspondía el trono a Carlos IV, nacido en Nápoles, sino al hermano menor de aquel, el infante don Luis de Borbón y Farnesio.

En esta novela histórica, Alcalá se sumerge en las intrigas de las camarillas cortesanas, que pretendían desbancar al infante en favor del napolitano. A los ocho años le nombran cardenal de Toledo y de Sevilla; cuando renuncia por imperativo de conciencia, le arrinconan y él se resarce con veinte años de vida escandalosa.

Cuando el confesor obliga a don Luis a casarse, su hermano Carlos III,para preservar la corona, le impone una esposa no aristocrática: la guapa zaragozana treinta y dos años menor María Teresa de Vallabriga. Desterrados de la corte «real», el matrimonio forma la suya propia, siendo Goya su pintor y Boccherini su músico de cámara.


Sus descendientes serán despojados de los honores dinásticos y «la infanta» no será reconocida como tal hasta la muerte de don Luis, después de tan solo nueve años de tormentoso matrimonio marcado por los reproches y el exilio.

Ángel Alcalá Galve, con estudios superiores de Filosofía, Teología y Filología, se trasladó a Nueva York en 1963 para impartir Literatura Española en la City University. Ha publicado una treintena de libros y un centenar de ensayos, como ’Testigo, víctima, profeta: Ramón J. Sender’, y ha traducido y editado, entre otras, las obras de Miguel Servet.

Miembro correspondiente de la Academia de Historia y reconocido experto en la Inquisición y la literatura y heterodoxias del siglo XVI, explica al final de su novela que ’La infanta y el cardenal’ combina la ficción, como las presuntas memorias de los dos infantes, con documentos auténticamente históricos, como cartas, mandatos reales y extractos de libros, entre otros.

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El escenario de gran parte de la acción de esta novela histórica, de nuestro gran pensador Ángel Alcalá, es el maravilloso Patio de la Infanta. Es primavera alta, fines de mayo y comienzos de junio de 1805. María Teresa Ballabriga, viuda del infante don Luis de Borbón, hijo de Felipe V, acoge en su casa-palacio a una pareja de viejos amigos procedentes de la Corte, a los que se une un tercero, canónigo local, muy interesados en estudiar las circunstancias en que se produjo la dura privación de libertad de movimientos de su esposo, por el temor de su hermano el rey Carlos III a que éste exigiera sus derechos a reinar, dado que su hijo y heredero no podía legalmente hacerlo, pues había nacido en Nápoles.

Porque, se nos cuenta, «ver Carlos a su hermano Luis, ex clérigo, soltero, apuesto, elegante, disponible, independiente, riquísimo y en perfecta sintonía con los hombres de Estado que le acompañaban, reanudó en su ánimo la sensación de su constante amenaza a la sucesión de su propio hijo, el futuro Carlos IV».

Fuerza su boda, remedio a una hipersexualidad de quien fuera cardenal de niño y disoluto de joven: cuarenta y seis años el infante, ella apenas quince. El rey les obliga a vivir lejos, en Arenas de San Pedro, rodeados de una corte que, con sus familias, pasaban de doscientas personas. Y para el infante trabajan Mengs y sobre todo Goya. Y el violonchelista y compositor italiano Luigi Boccherini, su músico de cámara predilecto. María Teresa, muerto su esposo y también Carlos III, logró permiso para retirarse a Zaragoza, desde donde ha contemplado la boda de su hija María Teresa, Condesa de Chinchón, con Godoy, en 1797, o el ascenso en 1800 de Luis ya arzobispo de Sevilla a cardenal de Toledo, los mismos grandes privilegios que tuviera su padre. Y su casa, ya conocida como de la Infanta: «Nunca a lo largo de su historia milenaria albergó Zaragoza palacio alguno, ni museo, que ostentara tal cantidad y calidad de cuadros de firmas famosas».

Ella recordará que su esposo, «se dedicó a formar la que a su muerte era la más completa biblioteca privada de España, y él, sin duda, el miembro de la familia real más culto de su siglo y los siguientes. Su mente se abrió a ideas que no rechazaban la observación crítica ni las opiniones liberales en política, filosofía o religión, rozando incluso lo que se ha dado en llamar heterodoxia».

Y su amistad con Moratín, Cadalso, o Tomás de Iriarte, o sus vocaciones tardías, por las representaciones teatrales, el violín y al clavicémbalo, los salones de altas damas aristocráticas, la ópera italiana.

Por los escenarios zaragozanos discurren los personajes centrales, el entorno de la Infanta con divertidos «cameos» (el autor y sus amigos reales), bien trazados, llenos de vida, conversadores con agilidad y penetración, disfrutando de buenos desayunos, comidas, cafés, meriendas, y nosotros con ellos. La evocación del Infante es, con sus contradicciones, interesante, enigmática, importante para nuestra historia; sus poderes y riquezas hablan de un ya decadente Antiguo Régimen, aún casi feudal.

La novela es densa, muy bien escrita, de una pulcritud, una laboriosidad, una inteligencia, extraordinarias. Respeta cronologías, hechos, vidas, e introduce con delicadeza asuntos complementarios, novelescos, pero posibles, verosímiles. Es lo que esperamos y pedimos a una buena novela histórica, y esta lo es. Excepcional en muchas cosas.


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