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Fin del Imperio inca

Fin del Imperio inca

15 de noviembre (1532)

Fin del Imperio inca

Una guerra civil había roto la unidad del Imperio inca; Pizarro lo aprovechó apresando al inca Atahualpa en Cajamarca y solicitando un fabuloso rescate en oro a los dirigentes incas.

Hernando de Soto y Pedro del Barco regresaron con el oro del rescate y de camino encontraron a un grupo de indios que habían hecho prisionero a Huáscar, el inca legítimo, quien ofreció a los españoles un rescate más importante que el prometido por su hermano Atahualpa. Al enterarse, Atahualpa lo hizo asesinar. A la llegada del tesoro a Cajamarca, Pizarro lo repartió entre sus hombres y la Corona: Hernando Pizarro llevaría un quinto de las riquezas al rey de España.

Pizarro había dejado a Atahualpa en una semilibertad. El inca continuaba dando órdenes para la buena marcha de su imperio, aunque rumores alarmantes circulaban sobre la preparación de una rebelión.

Unos generales incas, entre ellos el hermano de Atahualpa, Titi Atauchi, preparaban el ataque a Cajamarca. Atahualpa fue juzgado culpable de traición y de haber hecho asesinar a su hermano Huáscar, el inca legítimo, y a los miembros de su familia, así como de haber exterminado a sus enemigos y haber practicado la idolatría. Fue condenado a muerte. Pizarro aceptó de mala gana la sentencia, aunque dio a Atahualpa la posibilidad de «salvar su alma», bautizándose antes de ser ahorcado. Su cuerpo fue inhumado en la iglesia de San Francisco al día siguiente.

Con la muerte del inca, el imperio se disgregó totalmente en un proceso de anarquía y rebelión por parte de los pueblos sometidos. Para evitar el caos, Pizarro decidió nombrar un nuevo inca, un hermano de Huáscar y de Atahualpa, Titi Cussi Hualpa Yupanqui, y decidió marchar sobre Cuzco, la capital del Imperio. A las puertas de la capital recibió el apoyo de los indios fieles a Huáscar y el 15 de noviembre de 1532 los españoles entraban en Cuzco.

Manco sucedió a su hermano, que acababa de morir, y fue bautizado. Con la cristianización del inca comenzó la de todo el imperio. Sobre las ruinas de la capital se edificaron iglesias y residencias españolas. Se fundó la nueva capital del virreinato del Perú, Ciudad de los Reyes —actual Lima—, en enero de 1536. Situada cerca del mar, próxima al puerto de Callao, la nueva capital se encontraba en un entorno más favorable, geográfica y políticamente. Nuevos colonos llegaron, acelerando la implantación de españoles en Perú.

Durante los primeros meses de 1536, Hernando, Gonzalo y Juan Pizarro permanecieron en Cuzco. El inca Manco, queriendo restaurar el imperio, preparaba una revuelta: envió emisarios por todo el antiguo imperio, llamando a la movilización general. Rápidamente, Cuzco y Lima fueron sitiadas. Francisco Pizarro envió entonces sus navíos a recuperar las tropas españolas dispersas por la costa, solicitando refuerzos desde México, Panamá, Santo Domingo, Nicaragua y Guatemala.

En el curso de un enfrentamiento, el general inca Tempangui fue muerto y el sitio de Lima cayó. Inmediatamente, Pizarro marchó sobre Cuzco y tras numerosas batallas los españoles llegaron a entrar victoriosos en la antigua capital, ayudados por Almagro, que volvía de una expedición desafortunada a Chile. Bajo su mando, los españoles terminaron rápidamente con la resistencia de Manco, que se refugió en las regiones montañosas de Vilcabamba.

¿SABÍAS QUE…?

1. Pizarro cenó la noche de la batalla de Cajamarca con el emperador caído, asegurándole que no había nada que temer, y, días más tarde, Atahualpa ofreció a Pizarro una gran cantidad de oro a cambio de su libertad.

2. Tras la ejecución de Atahualpa, Francisco Pizarro lloró como un niño, portando duelo durante varios días.

3. Viendo al inca y a otros dignatarios impotentes frente a los españoles, los indígenas comenzaron a interesarse en la religión que los recién llegados intentaban imponerles, que pregonaba la caridad y la clemencia, nociones poco conocidas en el imperio.

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