Grandioso. De epopeya. El Real Zaragoza obtuvo en la lluviosa noche de este sábado un triunfo de enorme mérito ante el Numancia por 1-0 en un partido tremendamente igualado, con un rival, el soriano, que fue superior en muchos minutos del duelo, que se terminó disputando en un terreno de juego lleno de agua, charcos y múltiples trampas a causa de la meteorología. La casta, el coraje y la buena praxis futbolística de los de Víctor Fernández tuvo premio en una segunda parte en la que superaron a los rojillos, después de haber sufrido al límite antes del descanso.
Complicadísimo fue el primer tiempo para los zaragocistas. Todo porque el Numancia fue mejor con el balón, en la circulación y, sobre todo, en las múltiples llegadas al área. Clarividentes estuvieron siempre los sorianos, mientras que los blanquillos tuvieron infinidad de dudas al corte, en el posicionamiento y también en el desahogo cuando fueron capaces de recuperar balones clave. El 0-0 con el que se llegó al descanso era escaso, pues hubo infinidad de ocasiones de gol, eso sí, en ambas porterías. En el global del balance, el Real Zaragoza pudo darse por satisfecho de no ir por debajo en el marcador, pues las opciones de gol del Numancia fueron mejores, más claras.
Empezó mejor el Zaragoza, que desaprovechó dos llegadas claras consecutivas, ambas con Puado como ejecutor. En el minuto 3, el catalán remató alto, a placer, tras una jugada en la que se pidió mano de un zaguero tras cabezazo de Luis Suárez. El VAR dijo que no. Y en el 7, en una contra individual, el espanyolista quebró al defensor que lo marcaba y disparó alto, mal. Ahí se acabó el empuje inicial de los aragoneses y el Numancia agarró el timón con fuerza. Siempre llegaban con cuatro, cinco o seis atacantes cerca de Cristian Álvarez, que tuvo trabajo a destajo.
Higinio, que siempre pudo con un dubitativo y amonestado Guitián, lanzó al poste un gol cantado en el 16, después de que Gus Ledes, un par de minutos antes, hubiera lanzado fuera, rozando el palo, en una volea al rechace de un córner. Los numantinos generaron mucho peligro en la estrategia, uno de sus fuertes. En el 21, de nuevo Higinio, marcó gol pero, por fortuna, el balón se le había ido por línea de fondo a Sola en el centro previo y fue bien anulado. Ahí ya se veía la complejidad del rival y las enormes dificultades que iba a tener el Zaragoza en la lluviosa noche sabatina. A Víctor no le gustaba lo que veía y puso a calentar a Igbekeme, suplente esta vez por la apuesta titular de un deslavazado Blanco.
En el 26, nuevamente la pesadilla Higinio, volvió a irse en velocidad de Guitián, remató al pisar el área y Cristian Álvarez sacó el balón por encima del larguero. Que los rojillos no tuvieran ya el 0-1 en el tanteador era un milagro a esas tempranas alturas. Eguaras y Guti no controlaban el medio campo. Solo Soro buscaba cosas con intención. Así, en el 28 despertó el cuadro de Fernández de su mal sueño. Blanco, en un pase atrás de Nieto en el área tras una galopada del lateral, remató raso y cruzado y Barrio salvó el tanto zaragocista. La afición, un tanto acongojada por lo que veía bajo el diluvio, despertó. Pero el Numancia no bajó el diapasón de su buena puesta en escena y Sola, desde 20 metros, lanzó con potencia para que Álvarez evitara el gol con una parada abajo en dos veces.
Luis Suárez, apagado demasiados minutos, despertó repentinamente con un par de buenas penetraciones verticales. En el 34 dio réplica al dominio soriano entrando hasta el palo, pero su centro potente no lo logró alcanzar a bocajarro Soro para meter el 1-0. Una pena, pues fue una jugada excelente del colombiano. En el 41, fue Eguaras el que empalmó en carrera desde atrás otro centro atrasado de Suárez, pero Barrio atrapó bien colocado. Era la jugada elegida por el Zaragoza para ocasionar peligro: el pase atrás, la búsqueda de la segunda línea, con Guti errático en sus golpeos.
Y la primera parte acabó con un susto morrocotudo, pues Higinio cabeceó a bocajarro un centro de M. Mateu y estrelló el balón en la cara de Cristian Álvarez sobre la misma raya de gol. Otro milagro hecho realidad. Seguro que cuando Trujillo pitó el intermedio, los de Carrión lamentaron su mala puntería en los primeros 45 minutos.
Víctor movió ficha al inicio del segundo periodo y puso, ya sí, a Ibekeme por Blanco. Había que tapar las subidas con cicuta del lateral Calero y dar más vida a la medular. Sobre todo, era necesario gobernar el partido, tener el balón y no darle vida a un inspirado Numancia, como cada vez que viene a La Romareda. La reanudación tuvo un inicio similar a lo visto antes: un ir y venir constante, con más veneno en las acciones numantinas en ataque. Era una noche para apretar los dientes y tener la fortuna y el tino de marcar primero. El aguacero, además, alteraba la normalidad de las cosas, ya con muchos charcos asomando.
La primera gran ocasión la tuvo el Real Zaragoza en el minuto 54 al cabecear Soro en el primer palo, picado, un centro de Vigaray. Pero cruzó demasiado el balón, fuera. En pocos segundos, llegó la contra numantina. Otra vez Higinio se quedó mano a mano ante Cristian Álvarez en un error de Guitián. El portero le discutió el balón en su salida hasta tres veces, con sumo peligro y el portal desguarnecido. Al final, ganó la partida el argentino ante la ovación del público, sabedor hacía rato de lo difícil de la encomienda del día. En el 60, Víctor había hecho ya el segundo cambio: Eguaras fuera y Ros al campo. El ‘16’ no podía con tanta agua ni con un Numancia que lo desbordó siempre. Ahí, Puado tuvo otra ocasión, rematando mal al final tras un quiebro en el área.
Soro era el guía ofensivo del Zaragoza. En una jugada suya, Luis Suárez remató duro desde fuera del área y Barrio tuvo que sacar a córner con sumos apuros en el 61. A la salida de ese saque de esquina, Puado cabeceó bien y de nuevo Barrio salvó el tanto bajo palos. Los blanquillos manifestaban mayor energía en ataque. Buena noticia. El Numancia introdujo gol con el mediapunta Aguado, con pasado en el Córdoba. Quien marcase tenía un alto porcentaje de ganar el intenso duelo.
Y fue el insistente Real Zaragoza quien lo hizo, por medio de Puado, en el minuto 69. Uno de los charcos frenó el balón al borde del área soriana y Luis Suárez, listo y perro como siempre, vio de antemano la circunstancia. Se llevó la pelota, rebasó al portero, avanzó en el área y le regaló el remate al catalán, que la colocó por alto junto al palo derecho de un desesperado Barrio. El 1-0 ya era un hecho y quedaban 20 minutos. Oro molido para los de Fernández en un día de máximos escollos. Carrión quitó al tarjeteado Escassi y se la jugó con otro punta, el extremo Moha. El final del duelo se presentaba apasionante, con la fortuna de que era el Zaragoza quien tenía la mano en la partida.
Nieto rozó la sentencia en el minuto 76 en una penetración desde atrás que concluyó con un zurdazo raso que casi se comió Barrio, cuyo rechace con las piernas sobre el barro fue más casual que buscado. El campo estaba ya para buscar ese tipo de suertes relacionadas con la lluvia torrencial y la hierba mojada. El Zaragoza imprimió ritmo a las circulaciones ante un Numancia que notó el efecto del gol encajado. El reloj, como es normal en estos casos, empezó a correr demasiado lentamente para los zaragocistas.
Se llegó al tiempo de aumento, solo 2 minutos, con el Real Zaragoza mandando en el juego. Una garantía si se aguantaba así hasta el final. Ros fue un valladar en la línea media, crucial en la segunda mitad. Igbekeme, un titán. El equipo jugó de maravilla con las faltas, con las pausas. El Numancia volcó varios balones al área a la desesperada, pero no halló fortuna porque la defensa blanquilla se mostró inexpugnable siempre, por arriba y por abajo. Y el pitido final de Trujillo se celebró en La Romareda bajo ese aura de que algo grande está gestándose en el seno zaragocista. Tres puntos dorados en un partido grande, enorme, más que de plata. La piña de los futbolistas en el medio campo se sintió en cada butaca de las tribunas. Una maravilla. Son triunfos estos, por su formato épico, que aportan más que esa puntuación estipulada. La dinámica ganadora del Zaragoza de 2020 sigue agrandándose en una serie que ojalá tenga su fin lejos, muy lejos de este excelente enero.
El Real Zaragoza se afinca con raíces firmes en la parte alta de la clasificación, con un partido menos que sus compañeros de pelea por el ascenso, el que queda pendiente en Miranda para dentro de 25 días. La esperanza del zaragocismo sigue dando pasos adelante en pos de lograr en mayo o junio el ansiado ascenso a Primera que se resiste desde hace más de seis largos años.
Ficha Técnica
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Vigaray, Atienza, Guitián, Nieto; Eguaras (Javi Ros, 59), R. Guti, Soro, Blanco (Igbekeme, 46); Puado (Pereira, 85) y Luis Suárez.
CD Numancia: Barrio; Calero, Derik, Castellano, Héctor Hernández; Gus Ledes, Escassi (Moha, 71); Curro, M. Mateu (Aguado, 64), Sola (Néstor, 76); e Higinio.
Árbitro: Trujillo Suárez (Canario). Amonestó a Guitián (23), Vigaray (48), Escassi (52), Soro (57) y Puado (83).
Goles: 1-0, min. 69: Puado.
Incidencias: Noche fría y muy lluviosa en Zaragoza, con 8 grados. El césped presentó un buen aspecto al principio, pero se encharcó en la segunda parte. En las gradas hubo alrededor de 25.000 espectadores.
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