Un golazo de Narváez, de tacón, al inicio de la segunda mitad supuso el pasaporte para que el Real Zaragoza ganase por fin un partido y rompiera así su racha de 12 choques seguidos sin catar un triunfo, con seis derrotas consecutivas y ubicado en la última posición de la tabla. Fue una noche distinta, con mayor sangre en el grupo, con ese punto de fortuna necesario para doblegar a un rival fuerte físicamente pero con poca pegada en ataque. Iván Martínez, que estuvo en el banquillo a través de un alargamiento imprevisto de su misión al frente del primer equipo, logró así su primer éxito después de una dinámica tremendamente adversa desde que relevó a Baraja.
El partido, como estaba previsto por la condición de los fuenlabreños de equipo aguerrido, físico y hosco, se desarrolló en la primera parte, con todos los jugadores a tope en su fortaleza corporal, en un mar de faltas, de contactos, de choques, de balones dividos. Fue un juego feo, áspero, de los que no gusta ver al espectador (en este caso televisivo únicamente). Los madrileños empezaron mejor que los aragoneses, a los que los nervios y la responsabilidad tenían agarrotados durante largos minutos. El primer cuarto de hora fue un constante acoso sobre el área local. Nteka, Ibán Salvador y Cristóbal generaron tres llegadas peligrosas en los minutos 3, 4 y 11 que acabaron cerca del gol, pero sin tino en la resolución final. Las dos primeras acabaron fuera del marco y la tercera la detuvo bien Cristian Álvarez. En esa fase preocupante de los de Iván Martínez, de nuevo en el banquillo contra pronóstico, el Zaragoza apenas atravesó el medio campo con el balón controlado. Un disparo lejano de inicio del desaparecido Narváez y un cabezazo de Iván Azón a centro de Vigaray en el 8, que paró bien Freixanet, fueron los únicos desahogos de un bloque atolondrado.
En el minuto 15, una falta directa lanzada por Ibán Salvador por mano previa de Guitián al borde del área fue la última llegada con riesgo de los visitantes. Paró bien el portero zaragocista. Y a partir de ahí algo cambió. El Zaragoza entró en sintonía con el partido, pese a que le faltó lo de siempre: combinaciones, alegría ofensiva y fe con el balón en los pies. Guitián remató de cabeza una falta lejana de Bermejo y marró una ocasión excelente para anotar. Fue el preludio de la mejor opción blanquilla antes del intermedio, un disparo del citado Bermejo en el minuto 18 desde fuera del área que se estrelló en el palo izquierdo con el guardameta fuenlabreño batido. Es la desgracia del necesitado. El rechace le fue a Chavarría, cuyo centro lo remató fatal Vigaray, en la segunda ocasión encadenada en la misma jugada.
El Fuenlabrada se desdibujó en ese momento y se dedicó a cortar el juego a base de faltas que el árbitro, el canario Trujillo, permitió una vez tras otra. A Iván Azón le dieron con los codos al menos tres veces, estuvo más tiempo en el suelo que de pie. Lo más sonoro en este apartado fue el penalti que tanto el colegiado insular como el asistente del VAR, el manchego Arcediano Monescillo, le escamotearon al Real Zaragoza en el minuto 24. Nteka pateó a Francho dentro del área en un balón rechazado, clarísimamente. El juez del césped no lo vio. El de la televisión, se lo comió con patatas a voluntad. Sabido es en la competición que el VAR es muy difícil que se complique la vida con determinados equipos en juego.
Desde ahí hasta el descanso, no pasó nada en las áreas. El Zaragoza mandó en el timón del juego, pero sin ideas claras, su gran mal en estos casos de posesión mayoritaria. El Fuenlabrada pareció dejarse los deberes para la segunda mitad. Fútbol pesado, de pocos quilates. Partido de baja estofa. A Iván, el sistema de 5-3-2, que repitió con la figura de Chavarría como lateral zurdo más en faenas de interior, que convertía en ataque el dibujo en un 4-4-2, le funcionó a medias. Una imagen aceptable, como otros días en los arranques de partido, pero nula resolución ofensiva, esta vez con la mala suerte del palo y de la ceguera arbitral en esa pena máxima que se fue al limbo.
El segundo tiempo empezó sin cambios nominales. Y con un susto de muerte, pues en el minuto 50 Guitián pudo ver la segunda amarilla, por una mano en un control siendo el último jugador blanquillo, que Trujillo, quizá con la conciencia poco serena, obvió ante las protestas de los de Madrid. Enseguida, Guitián se lesionó y pidió el cambio. Entró Francés y, con él, también Eguaras en vez de Ros. Iván intentaba mover el árbol a ver si caía la manzana del éxito de una vez. El gol lo tuvo Vigaray, en el minuto 56, al recoger un balón suelto, solo en la frontal del área. Remató con la zurda, mal, alto. Una pena porque la noche estaba para marcar primero y tener medio triunfo en el bote. Era de ese tipo de partidos. Repitió ocasión Iván Azón dos minutos después, aún más clara, al quedarse solo, mano a mano ante Freixanet tras un pase de Vigaray, pero su remate lo estrelló en el pecho del arquero visitante .
Se estaba masticando el gol zaragocista, por insistencia, porque el Fuenlabrada estaba atrás sin enganchar la onda del partido. Y llegó. Esta vez, el fútbol discurrió por el camino de la lógica. Y apareció Narváez, el único clarividente de los blanquillos en esta negra temporada. En el 59, tras un remate inicial de Chavarría que rechazó de nuevo el omnipresente Freixanet, el colombiano marró de primeras pero, en segunda instancia, se sacó de la chistera un taconazo, un recurso de lujo al estar de espaldas al marco, que superó por alto al portero. El 1-0 estaba ya en el marcador, oro molido. Parecía que la noche del 6 de diciembre podía ser la de la resurrección.
Pudo sentenciar el duelo, ampliar la ventaja, de nuevo el joven Iván Azón en el 63, en plena efervescencia zaragocista y desvanecimiento madrileño. A bocajarro, solo tras un paradón inicial de Freixanet a tiro de Bermejo, remachó con la portería a placer, pero el portero se levantó para tapar de nuevo el primer gol del juvenil y el 2-0 que ya se cantaba. Sandoval, el entrenador forastero, metió piezas de refresco en ataque: Mula, Pinchi, Tahiru… se la tenía que jugar al límite. El Real Zaragoza no debía hundirse como tantas veces antes. Se alcanzó el minuto 70 y se apreció cierto repliegue instintivo de los zaragozanos. Había que aguantar como fuese la ventaja. Iba la vida en juego.
El Fuenlabrada se histerizó. El Real Zaragoza aguantó el tirón con la máxima intensidad. Zapater y Raí entraron para dar aire. Nieto y Chavarría pudieron marcar el segundo tanto en sendas llegadas al área fuenlabreña en un final de alto voltaje. En el 91, Jair salvó al equipo del empate y de la decepción, evitanto un gol que se colaba tras una mala salida de Cristian Álvarez y cabezazo de Kanté. Fue otra señal divina de que puede haber vida. Otro día cualquiera, de los anteriores, eso hubiera ido dentro. Y tras un sufrimiento intenso, fruto de la necesidad extrema, el árbitro pitó el final y los blanquillos lo celebraron como una final. No es para menos. De entre las tinieblas, tras unos días de locura monumental alrededor del equipo, surgió la segunda victoria de la temporada sobre el césped, tres puntos dorados que ofrecen un horizonte con un punto de luz que seguir. Una estrella errante.
Ficha Técnica
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Vigaray, Guitián (Francés, 53), Jair, Nieto, Chavarría; Francho, Javi Ros (Eguaras, 53), Bermejo (Zapater, 82); Narváez (Raí Nascimento, 82) e Iván Azón (Gabriel Fernández, 91).
CF Fuenlabrada: Freixanet; Iribas (Fuentes, 81), Sotillos, Juanma, Glauder; Cristóbal (Aguado, 81) Ciss; Ibán Salvador (Pinchi, 68), Nteka (Mula, 60), Feuillassier (Tahiru, 68); y Kanté.
Árbitro: Trujillo Suárez (Canario). Amonestó a Guitián (14), Juanma (32), Narváez (51) y Nteka (57).
Goles: 1-0, min. 59: Narváez.
Incidencias: Noche fría en Zaragoza, con 7 grados al inicio del partido (21.00), con viento molesto. El césped presentó un buen estado.
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Narváez abre la puerta a la esperanza
Un golazo de tacón del colombiano acaba con una racha de doce jornadas sin ganar del Zaragoza. Partidazo de Francho ante un Fuenlabrada discreto.
Por fin una victoria. El Real Zaragoza continúa en la unidad de cuidados intensivos de la Segunda División, pero logró una merecidísima victoria frente al Fuenlabrada que le permite abandonar la última posición y acercarse a dos puntos de la salvación. En su mejor actuación de la temporada, el equipo aragonés dio por terminada una de las peores rachas negativas de su historia (doce jornadas sin ganar y seis derrotas consecutivas) y abrió una pequeña puerta a la esperanza a tres encuentros del mercado invernal, donde podrá darle la necesaria vuelta a su plantilla con una nueva cúpula deportiva.
En el que apunta a ser su último partido como entrenador del Zaragoza, Iván Martínez regresó al 4-4-2, tras la doble experiencia fallida de una defensa con tres centrales, mandó al banquillo a Zapater, Eguaras y Francés y renovó su alineación con Nieto, Javi Ros y Bermejo, que esta vez dejó algo más que sus clásicos arabescos. Sandoval, por su parte, introdujo cinco cambios en su once, dando entrada a Glauder, Sotillos, Ciss, Feuillassier y Kanté.
El Fuenlabrada salió mejor al partido, pero el Zaragoza no tardó en amenazar con un cabezazo de Iván Azón y fue creciendo hasta disfrutar de las mejores ocasiones de la primera parte: un disparo de Bermejo desde fuera del área que se estrelló en la base del poste izquierdo de Pol Freixanet en el minuto 22 y, casi seguido, un penalti como un piano por plancha de Kanté a Francho, que se ‘comieron’ primero el árbitro Trujillo Suárez y luego el VAR, donde llueve sobre mojado y casi resulta milagroso que Arcediano Monescillo advierta de algo que beneficie al equipo aragonés.
Trujillo Suárez consintió, además, la dureza de la zaga visitante, especialmente con el juvenil Iván Azón, un incordio constante para los centrales Sotillos y Juanma y el mejor atacante del Zaragoza para escarnio del exdirector deportivo Lalo Arantegui y de sus fichajes estrella Vuckic y Toro Fernández. El árbitro, quizá para compensar, le perdonó la segunda amarilla a Guitián, por una mano, en el inicio de la segunda mitad, aunque, a decir verdad, su primera tarjeta, por otra mano, pero involuntaria, no debió haberla visto. El caso es que Guitián no fue expulsado y Martínez lo relevó de inmediato, junto a Javi Ros, dando entrada a Francés y Eguaras. Un acierto doble.
El Zaragoza, con un gran Francho, agradeció la presencia de Eguaras y fue creciendo hasta hacerse merecedor de la victoria. Azón pudo haber encaminado el triunfo en un mano a mano con el portero, pero un minuto después, en el 60, Narváez hizo justicia con un espléndido gol de tacón, tras haber rechazado Pol Freixanet un zurdazo de Chavarría. Azón pudo sentenciar cuatro minutos después, pero no tuvo su día de cara al gol. Hizo un trabajo encomiable en la punta del ataque, peleándolo todo, pero le faltó puntería. También a Chavarría, otro de los destacados que tuvo el segundo gol a cinco minutos del final.
El Fuenlabrada sólo apretó en los instantes finales, pero pudo empatar en el descuento en un remate de cabeza de Glauder que se ‘tragó’ Cristian Álvarez en su salida, pero que salvó Jair en la misma raya de gol.
Doce jornadas después, el Zaragoza vuelve a ganar.
LIGA 2ªB Div. 2020/21 JORNADA Nº 8
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