Algo ha cambiado en la suerte del Real Zaragoza con el nuevo año lectivo. Ahora, este tipo de partidos trabados, feos y complicados, ya no los pierde in extremis o los estropea con fallos garrafales. En Alcorcón, hace una semana, tras un 0-0 real, se adjudicó la victoria (a falta de ser oficial aún) por una alineación indebida del rival. Y esta vez, el triunfo verdadero llegó por 1-0 con un tanto logrado al borde del final del duelo cuando nadie apostaba un euro por que así fuese. Ganar partidos de este perfil y de estas hechuras es agua limpia y oxígeno puro para una plantilla que está aún conociéndose y necesita lo que no hay: tiempo para crecer.
El primer tiempo fue un constante canto al querer y no poder por ambos equipos. Los zaragocistas, como siempre, con mayor posesión pero en terrenos de nada. Y los apurados manchegos, agobiados ya por una mala clasificación pese a ser la 5ª jornada, con cierto descaro en el cruce de la línea de tres cuartos, sobre todo por la banda de Chavarría (sufre en defensa el lateral catalán) pero sin pólvora en el par de ocasiones claras que generaron. Fue una mitad de partido sin predominio de las defensas, porque los dos equipos quisieron tocar el balón mucho, pero con nula aparición de las delanteras. El 0-0 parcial definía bien lo acontecido.
Las llegadas al área, en ese plan táctico parecido de Baraja y Alcaraz, fueron pespunteándose en un lado y otro. Gorosito pudo adelantar a los albacetenses en el minuto 3 al cabecear solo una falta lanzada al segundo palo, pero Cristian Álvarez detuvo arriba sobre la línea. La réplica la puso Zanimacchia en el 7, con un quiebro y disparo en el pico del área que acabó rematando alto, desviado. En el 11 el Zaragoza pareció tomar el timón con fuerza tras una llegada de Gabriel Fernández en un pase de Tejero, pero su volea en carrera dio en un zaguero visitante y se fue a córner. El equipo aragonés intentó varias combinaciones largas, con Eguaras algo más entonado y Chavarría en papel de extremo (Zanimacchia y, por el otro lado, Larrazabal, estuvieron mustios todo el tiempo), pero nunca se hizo bien el último pase.
En el minuto 32 Zozulia perdonó la opción de gol más clara hasta ese momento. El ucraniano cabeceó solo, en el área chica, un centro perfecto de Carlos Isaac. Por suerte para el Real Zaragoza su escorzó no encontró bien el balón y se le marchó fuera del marco. El susto fue de órdago. Y requirió espabilar, cosa que hizo Javi Ros tras un rechace de la defensa visitante al borde del área. El zurdazo del tudelano lo echó a córner Nadal en un paradón por alto. Y en ese ir y venir del balón de fondo a fondo, la última la volvió a tener el Albacete en una penetración sobresaliente de Carlos Isaac y Álvaro Jiménez (las pesadillas de Chavarría a sus espaldas todo el rato) cuyo centro no logró empujar a gol Liberto a bocajarro, pues llegó tarde.
Las sensaciones al descanso eran gaseosas en el vestuario zaragocista. Se quería pero no se podía. El balón no era amigo. Faltó precisión para dar salida al dinámico Tejero, que se apagó demasiado pronto y no fue bien acompañado hacia adelante por un oscuro Larrazabal. Eguaras acabó desdibujándose tras una de sus pérdidas peligrosas en la zona de atrás. Ros no puede dar más en la creatividad de lo que da, que es más que suficiente si estuviera bien secundado. Arriba, Narváez hizo demasiados fuegos artificiales siempre lejos del área de gol y el uruguayo Fernández se mostró espeso con la pelota en los pies y no recibió buen suministro cuando pisó el punto de penalti. Los mejores, los centrales, un impecable Atienza y un bien posicionado siempre Guitián. Este detalle habla por sí solo de lo que fueron los primeros 45 minutos. No son los defensas los que tienen que destacar, mucho menos en el papel de locales.
El segundo periodo empezó con un cambio en el Albacete, pues Gorosito, un central duro y protestón, venía de ser amonestado y el árbitro le había tomado la matrícula. Alcaraz, viejo lince, lo dejó en la ducha. El partido ser reanudó con ritmo alto. Jean Jules, en la primera jugada, forzó a Cristian Álvarez a detener en dos veces un chut raso y duro desde 25 metros. Y en la continuación, Gabriel Fernández penetró en el área tras un buen pase de Larrazabal y su remate cruzado lo rechazó bien Nadal. Había oxígeno renovado en cada pieza. Y estas dos citadas se dejaban ver para bien enseguida en las filas zaragocistas.
No obstante, esta acción fue un engaño de los blanquillos, pues en lo sucesivo se introdujeron en un laberinto de juego que les impidió dar tres pases seguidos durante minutos y minutos. El Albacete vivió cómodamente y decidió incluso echarse varios pasos adelante en pos del triunfo. Baraja quitó a un deslavazado Zanimacchia e hizo debutar a Bermejo. A la vez, a falta de media hora, Alcaraz apostó por un doble cambio en punta para jugar sus balas de plata. En esa fase de indefinición general, Atienza sacó del sopor al equipo con un cabezazo a la salida de un córner en el 62, que se le fue alto por poco cuando estaba solo. Había pasado más de un cuarto de hora el Zaragoza sin pisar el área manchega.
En el 66, Gabriel Fernández montó una buena contra que acabó Tejero precipitadamente, con Larrazabal solo a su lado, con un disparo centrado que Nadal envió a córner. Eligió mal el lateral. Baraja ejecutó una doble sustitución curiosa: retiró a Ros por Adrián González y, ojo, al ariete Fernández por el lateral Nieto. Modificó, pues, toda la estructura táctica. Planteó para acabar un 4-2-3-1, con Narváez solo en punta y lanzó a Chavarría de extremo. Hubo un rato de alboroto después de esta mutación. Y en ese tramo, Narváez regaló un pase suicida atrás que originó una ocasión clara de gol para los albaceteños, cortada por Atienza en falta al borde del área en el 75. Afortunadamente, Jiménez la lanzó de rosca, por encima de la barrera, pero sin encontrar la portería.
Papunashvili, a falta de menos de 10 minutos, fue la última baza de Baraja. Hacía falta un golpe de suerte, porque el acierto era escaso en líneas generales. Menos mal que el Albacete pareció conformarse con el 0-0 según fue avanzando el segundero y no daba demasiado mal en la defensa aragonesa. Eso sí, Alcaraz se guardó al exzaragocista Ortuño para la recta final del envite, pura superstición. Adrián y Bermejo intentaron sendos disparos lejanos que se marcharon a la torre de la Feria de Muestras. Todo parecía encaminado al empate a nada, como el último día en Alcorcón, pero de repente alguien frotó la lámpara en el cuarto de máquinas del Real Zaragoza y surgió el premio de entre las tinieblas.
Pasado ya el minuto 88, Narváez empujó a dentro en carrera, a quemarropa, un balón servido por Nieto, el primer centro potable de toda la tarde. Era el increíble 1-0, que se celebró en el banquillo de Baraja como el del triunfo en la final de la Copa del Mundo. Eran tres puntos de oro para un equipo que sigue verde, muy verde en funciones atacantes y en las labores creativas. Un tanto salvador de una nueva decepción en La Romareda, tan desacostumbrada a las victorias en el fútbol de mentira. Y, de paso, el primer gol del colombiano, que ha de venirse arriba después de romper este tapón con cierta celeridad.
El gol de Narváez
Aun así, el final fue de histeria. Los cuatro minutos de añadido fueron de acoso total del Albacete, con el portero Nadal de delantero en sendos saques de esquina. El primero vino tras un error de cálculo en la salida de Cristian Álvarez a centro largo de Peña, que casi fue un autogol ridículo del argentino. Y el segundo llegó a ser cabeceado por el referido Nadal, alto por poco. Y justo después, Muñiz Ruiz pitó el final para alborozo de los blanquillos. Dentro de la falta de soltura, de la poca solvencia con el balón del equipo zaragocista, al que le urge mejorar cuanto antes en esas carencias serias, este triunfo ante un blando y escaso Albacete le supone un impulso moral tremendo, de alto valor a estas alturas del curso.
Ficha Técnica
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Tejero, Atienza, Guitián, Chavarría; Eguaras, Javi Ros (Adrián González, 71); Larrazabal (Papunashvili, 81), Zanimacchia (Bermejo, 59); Narváez y Gabriel Fernández (Nieto, 71).
Albacete Balompié: Nadal; Carlos Isaac, Gorosito (Boyomo, 46), Kecojevic, Caballo; Diamanka, Jean Jules (Álvaro Peña, 89); Álvaro Jiménez, Liberto (Navarro, 60); Fuster (Núñez, 60) y Zozulia (Ortuño, 84).
Árbitro: Muñiz Ruiz (Comité Gallego). Amonestó a Gorosito (44), Eguaras (64), Bermejo (67), Navarro (72) y Atienza (74).
Goles: 1-0, min. 88: Narváez.
Incidencias: Tarde fresca y desapacible en Zaragoza, con 17 grados y un fuerte y molesto viento. El césped del estadio municipal mejora poco a poco tras el tratamiento del verano que lo dejó algo inestable.
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