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LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº8 (1.8.2023)

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº8 (1.8.2023)

LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº8 (1.8.2023)

PARTIDO OFICIAL Nº 3619

Real Zaragoza SADREAL ZARAGOZA 0-1 MIRANDESEscudo/Bandera equipo

Ficha técnica

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Borge, Francés, Jair, Lecoeuche (Mouriño, 73); Grau, Moya (Aguado, 68); Valera (Mollejo, 73), Maikel Mesa (Bermejo, 91); Azón (Manu Vallejo, 68) y Sergi Enrich.

CD Mirandés: Luis López; Rubén Sánchez (Diego Moreno, 55), Pablo Ramón, Barbu, Barcia (Gómez, 66), Alcedo; Tomeo (Tachi, 79), Reina; Baeza (Álvaro Sanz, 66), Gabri Martínez (Durdov, 79); y Carlos Martín.

Árbitro: Galech Apezteguía (Comité Navarro). Expulsó a Sergi Enrich (45+1) por juego violento. Amonestó a Barcia (5), Jair (16), Rubén Sánchez (44), Mouriño (91), Durdov (94) y Pablo Ramón (96).

Goles: 0-1, min. 87: Jair, en propia puerta.

Incidencias: Tarde extremadamente calurosa en Zaragoza, con 34 grados al inicio del partido, las 18.30, horario que ya tuvo que ser rectificado por La Liga a mitad de semana, pues estaba programado a las 16.15 en plena ola de calor del veranillo de San Miguel. El césped de La Romareda presentó un buen estado, algo resbaladizo por el riego. En las gradas hubo alrededor de 31.000 espectadores.

Real Zaragoza 0-1 Mirandes

59.9 % Posesión 40.1 %
2 remates dentro 0
2 disparos bloqueados 3
4 remates fuera 5
9 disparos recibidos 8
2 tarjetas amarillas 4
1 tarjetas rojas 0
11 faltas recibidas 10
10 faltas cometidas 11
134 perdidas de posesion 116
47 recuperaciones de posesion 48
0 fueras de juego 2
xxxxxx

El Real Zaragoza patina por tercera vez consecutiva y cae 0-1 ante el Mirandés en La Romareda

Un gol en propia puerta de Jair en el minuto 87, tras haber rematado al larguero Azón en el 48 y después de afrontar medio partido con 10 jugadores por expulsión de Sergi Enrich, tumba de nuevo a un raquítico equipo en el apartado futbolístico.

El Real Zaragoza patinó por tercera vez consecutiva. Cayó por primera vez este año en La Romareda, 0-1 ante un poco brillante Mirandés, que vino en posiciones de descenso. La decepción llegó con un tanto en propia puerta de Jair cuando el duelo ya acababa. El equipo zaragozano jugó medio partido en inferioridad, tras la tarjeta roja que vio Sergi Enrich antes del descanso.

Esta crónica requiere de imágenes claras, fijas, detenidas en la literatura para no perderse en florituras. De entrada, el Real Zaragoza no jugó bien. Era una de esas mini asignaturas que cada partido presenta a los equipos que, esta vez, viniendo de dos pifias seguidas, debía aprobar el equipo aragonés. Y pecó de muchos defectos ya conocidos, incluso en días de victorias. Le falta fútbol, agilidad en las conducciones, generación en la zona medular (Grau y Moya fueron el doble pivote, obturado casi siempre) y engarce positivo con los puntas. Solo el extremo Valera, permanentemente buscado como única herramienta profunda, ofreció soluciones, que pocas veces culminaron con peligro. Azón, en el juego directo, siempre pelea todo, pero otra cosa es el final de cada cortometraje.

Por otra parte, el plan del 4-4-2 de nuevo, esta vez con Sergi Enrich en vez de Bakis (el técnico acabó de raíz con el runrún que viene percibiendo hace tres semanas sobre el germano-turco y su no agilidad ante el gol), con la vuelta de Mesa en vez de Bermejo y con el lateral Lecoeuche estrenándose en casa por la izquierda, con Borge por la diestra de una zaga más nerviosa de lo habitual, está ya detectado en los radares de los rivales, que lo acogotan con cierta facilidad. Esta vez, el entrenador del Mirandés, Alessio Lesci, montó un 5-3-2, con un centro de campo tupido de piezas, que hizo inútil la posesión de los zaragocistas en zonas de nadie. Lo de siempre.

Y, como ya viene siendo habitual en el tiempo de bajón de prestaciones del impecable Real Zaragoza de las primeras jornadas, que sigue alargándose, se fallaron varias ocasiones claras de esas que decantan marcadores y definen victorias en caso de buen tino. Valera, en el 10, solo mano a mano, en vez de tirar él a portería optó por pasar a Azón, que no llegó por milímetros bajo palos. El gol se evaporó. Por cierto, Azón estuvo cayéndose toda la primera parte, resbalándose con una botas naranjas que pedían relevo. No lo hubo. En el 22 se revisó un posible penalti al propio Valera, que pudo ser zancadilleado tras una peinada de Azón que lo dejó solo en el área. El VAR dijo no, como pudo haber dicho sí. Todo cabía. Pero los árbitros no están muy del lado zaragocista en caso de dudas por ahora. Curiosa percepción.

Grau marró en el 31 un remate franco tras un rechace aéreo de la zaga castellana, chutando fatal, fuera. En el 45 se le anuló un gol a Sergi Enrich, que cabeceó junto al portero en el área pequeña, sin que la falta que se dio por descontada se vea en la moviola. Fue limpio su salto. Pero esos goles ya no valen desde los años 60. Es el fútbol de finuras y cuestiones asumidas por defecto. Una pena.

Entre este pequeño muestrario zaragocista para abrir el marcador con resultado negativo (cosas de cenizos, tal vez), el aplicado Mirandés gestó dos ocasiones cristalinas para haber puesto las cosas aún más complicadas al Real Zaragoza. Carlos Martín cabeceó solo ante el portero local en el minuto 20 un centro de Pablo Ramón, gemelo al del gol del Racing de Ferrol el lunes pasado (con disfunción de Jair y Francés semejante, y de Lecoeuche -entonces fue Borge- en la marca previa al asistente), pero el balón se le marchó fuera por poco. Y en el 34, el mismo jugador, no llegó por un número de zapato a un pase raso de Pablo Ramón, a quemarropa.

La roja a Enrich, golpe bajo clave

El colofón al primer periodo raro, alborotado, de este Real Zaragoza amorfo e irregular marcó para mal lo que aguardaba tras el intermedio. Sergi Enrich fue expulsado en el minuto 45+1, ya en el aumento, por juego violento. Levantó el pie en exceso y le marcó los tacos en la nuca al adversario rojinegro, que le echó el picante a la acción necesario para que el árbitro no dudase. El equipo aragonés se quedaba con 10 hombres, en inferioridad, medio partido. En ese barullo postrero, curiosamente, pudo llegar el 1-0, pues Valera recogió un balón en el área y, tras un quiebro de los suyos, remató raso, cruzado, fuera por un par de metros.

El partido se reanudó con el ambiente cargado en unas gradas casi llenas. Y sin cambios nominales. Diez para once. Tras unos primeros baqueteos de iniciativa mirandesa, la primera llegada del Real Zaragoza fue nítida, al recoger en el 48 Lecoeuche un balón suelto mal despejado por los visitantes y poner un centro que Azón cabeceó al larguero. En días tan enrevesados y donde la madeja cada vez se lía más, no se pueden fallar este tipo de ocasiones. Entretanto, Valera y Lecoeuche cayeron en sendos choque con rivales y el árbitro, el navarro Galech Apezteguía, adoptó la pose de despotismo, no se sabe bien cuánto de ilustrado. No pitó ni una falta de esas, en toda la tarde.

El Mirandés, en posiciones de descenso cuando empezó la jornada (y eso nunca es gratis), mostró poco empuje y decisión en ir a por el triunfo en los albores de ese segundo tiempo que comenzaba en superioridad de piezas sobre la hierba. Pasó el primer cuarto de hora de la reanudación y los zaragocistas no sufrieron un acoso diferente ni más adelantado que lo vivido en la primera fase, donde apostaron claramente por defender y salir con escasez a la contra. En ese hito del reloj, por pura inercia, construyeron el primer ataque que rozó el 0-1. El extremo Gabri Martínez hizo una incursión individual, superando a Francés, y su chut a placer se marchó fuera, a milímetros del palo izquierdo de un batido Cristian Álvarez.

Empezó el batiburrillo de los cambios a falta de 25 minutos. El Mirandés a su aire, sin pisar casi el área local. El Zaragoza con la entrada de Manu Vallejo y Aguado en un primer doble lote. Un agotado Azón y el desdibujado Moya se fueron a la ducha. El cuadro blanquillo llevaba muchos minutos plano, sin recursos de medio campo hacia arriba. El 0-0 parecía el máximo botín en otra tarde cruzada… A falta de 20 minutos, Lecoeuche cayó redondo al suelo. Cambio obligado por cuestiones físicas en el día de su reincorporación al equipo. Mouriño, acompañado por Mollejo (este en vez de otro que estaba sin pilas hacía largo tiempo, Valera), modificaron la cara del equipo en el último cuarto de hora. Francés se puso en el lateral diestro, eso que no se sabe bien por qué no está sucediendo hace tres semanas desde el inicio .

En los últimos 11 minutos, el Mirandés sí que dio diez pasos adelante en pos de la victoria. Pareció que era muy tarde. Durdov, el zaragozano Álvaro Sanz y los movimientos hacia zonas delanteras de sus laterales y mediocampistas hicieron recular al Zaragoza como no había sucedido hasta entonces. En las filas zaragocistas, detalle importante, Bakis no calentó en ningún momento para salir.

En las postrimerias del partido, una incursión de Grau en el área en el minuto 84 acabó con una caída susceptible de ser penalti por zancadilla. Galech, por supuesto, dio la negativa al asunto. Fue el único desahogo en área rival durante media hora larga de nada en ataque. El Mirandés dominaba cada vez con más veneno. Durdov amagó peligro máximo apenas un minuto antes de que la desgracia trajera el castigo mayor al Real Zaragoza, con el autogol de Jair en el 87 a centro de Pablo Ramón, solo en el lateral del área. De repente, los goles en portal propio se los mete el equipo zaragocista y los remates a los palos son suyos y no del contrincante. Los vientos del fútbol son así de ingobernables. Ahora, ya no viene de cola.

El aumento, de 8 minutos, se alargó hasta más de 10. Con pérdidas de tiempo del Mirandés y con Galech gustándose con trote de caballo jerezano entre la algarada de la grada. Cristian Álvarez subió a rematar un córner y dio el susto al chocar cabeza con cabeza (y puño) con su colega Luis López. Hay quien vio penalti en el topetazo. Los del VAR, que son los que llevan el timón en estos casos, se llamaron andana. Claro. El galimatías fue de órdago a la grande, el líneas generales. Al juez navarro, este tipo de circunstancias le vienen grandes como una saya de Demis Roussos. Se jugó la mitad del tiempo. Todo fueron interrupciones de los visitantes.

Y así se acabó este tercer tropezón serio del Real Zaragoza en dos semanas. Se bajó el ‘souflé’. Ya no hay liderato que sujete alegatos. Tampoco queda tan mal el asunto, pues el equipo aragonés será 2º o 3º, según haga el Espanyol más tarde. Pero el récord de los últimos tres partidos es de un punto sumado de 9 disputados. Y con la cosecha de solo un gol en las porterías de enfrente. Es probable que el entrenador siga oyendo runrunes. Habrá una novedad este lunes: la gente por la calle le dirá ‘míster, no pasa nada, son dos derrotas y un empate, a por otra’. Las pifias han aumentado en unidades. En resumen, cortito y al pie, algo no funciona en el juego del Real Zaragoza. Y es algo muy importante. El amplio cuerpo técnico sabrá detectarlo. Solucionarlo es otra cosa.

El Mirandés asalta La Romareda

Un gol en propia puerta de Jair a un minuto del final descabalga al Zaragoza del liderato. El equipo de Escribá, sin síntomas de mejoría, jugó toda la segunda parte con diez por rigurosa expulsión de Sergi Enrich.

Al Real Zaragoza se le volvió a atragantar el Mirandés en La Romareda, lo que es casi una costumbre, y sumó una nueva derrota que le descabalga del liderato seis jornadas después. El partido estuvo marcado por la rigurosa expulsión de Sergi Enrich en el descuento de la primera parte, pero lo cierto es que el equipo de Escribá hizo escasísimos méritos frente a un rival serio y firme, que no regaló nada. Toda la ofensiva del Zaragoza fue un cabezazo de Iván Azón al larguero. Su fútbol no mejoró, ni con once ni con diez. Fue plano y fácilmente defendible para un Mirandés que no se confundió y que se benefició de un gol de Jair en propia puerta a un minuto del tiempo reglamentario. La suerte es caprichosa. Te da y te quita.

Lecoeuche, Maikel Mesa y Sergi Enrich, en su primera titularidad, fueron las tres novedades en el once de Escribá, en detrimento del lesionado Fran Gámez, de Bermejo y de Bakis, suplente por primera vez, mientras Lisci varió el sistema, pasando a jugar con tres centrales, e introdujo hasta cuatro cambios: Barbu, Tomeo, Reina y Baeza relevaron a Martón, Álvaro Sanz, Tachi e Ilyas Chaira.

El Zaragoza, responsabilizado y exigido por las circunstancias, pretendió tomar el mando desde el principio, apretando en la presión y estirando sus intenciones, pero su amenaza resultó ciertamente escasa y muy previsible. Tuvo la iniciativa, pero no el control. Otra vez sin producción en sus medios centro y con Maikel Mesa perdido, la sociedad Borge-Valera fue su único argumento ofensivo en la primera parte. Ambos cocinaron una ocasión a los diez minutos que Iván Azón no mandó a la jaula por centímetros. Pero no hubo más. Pareció un primer aviso, pero fue principio y final de su ofensiva frente a la seguridad y el orden de un Mirandés que respondió primero con un cabezazo picado de Gabri y pasada la media hora con un centro pasado de Baeza al que no llegó Carlos Martín.

La primera parte moría sin novedad y sin peligro cuando el Zaragoza se quedó con diez por una rigurosa expulsión de Sergi Enrich en una entrada aparatosa sobre Gabri en el centro del campo. Una tarjeta roja directa que lo cambió todo y que abrió un nuevo escenario para la segunda mitad.

El Zaragoza volvió del descanso enrabietado, dispuesto a compensar su inferioridad con arrojo y decisión, y pudo resolver el encuentro en el minuto 48, cuando un centro de Lecoeuche lo cabeceó Azón a bocajarro al larguero. Fue la mejor ocasión de la tarde, pero ahora al equipo de Escribá ya no le sale todo como en las cinco primeras jornadas. A partir de ahí, el Zaragoza quiso pero no pudo. Lo intentó, pero no le alcanzó, porque fue incapaz de producir más ocasiones claras y porque el Mirandés no hizo una sola concesión.

El partido era de empate, porque Cristian Álvarez no tuvo que intervenir una sola vez, pero a un minuto del tiempo reglamentario Jair, valladar tantas veces del Zaragoza, introdujo en su propia portería un centrochut del lateral Diego Moreno y le dio al Mirandés su primera victoria lejos de Anduva.

 

SD HUESCA X-X SD HUESCA

 

CD TERUEL X-X CD TERUEL 

SD TARAZONA X-X SD TARAZONA

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