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14.9.2014 – LIGA 2ªDiv. 2014/15 - JORNADA Nº 4

14.9.2014 – LIGA 2ªDiv. 2014/15 - JORNADA Nº 4

14.9.2014 – LIGA 2ªDiv. 2014/15 - JORNADA Nº 4

PARTIDO OFICIAL Nº 3206

 REAL ZARAGOZA 1-1  SABADELL 

Ficha de PartidoTemporada 2014/2015 | Jornada 4 
Fecha:  14/09/2014      Hora:  17:00 h  

 

Real Zaragoza
3    Mario Álvarez
7    Eldin
9    Borja
17    Fernández
18    A.Dorca
21    Ruiz de Galarreta
23    Javi Álamo
26    Diego Rico
30    Oscar
31    Jesús
32    Carlos
11
 
ÁRBITROS
 
Principal :    Figueroa Vázquez, Jorge
Asistente :    Naranjo Pérez, José Enrique
Asistente :    Baena Espejo, Alfonso
4º Arbitro :    Milla Alvendiz, Luis Mario
Sabadell
13  Nauzet Pérez
 Víctor
 Cristian García
 Carlos Hernández
 Juanto
10  Gato
11  Lucas
14  Longás
17  Sotan
22  Kiko Olivas
34  Yeray

ENTRENADOR

Víctor Muñoz

SUSTITUCIONES

35  Diego      
 Diego Rico (19’)
4  Cabrera      
 Carlos (56’)
10  Willian      
 Eldin (73’)
GOLES
1-0    Borja (41’)
1-1    Juanto (87’)
 
TARJETAS
Diego (61’)     
Borja (79’)     
Yeray (21’)     
Yeray (42’)     
Kiko Olivas (89’)     

ESTADIO: La Romareda
 

 
Ciudad: Zaragoza
Fecha: 14 de septiembre de 2014
 

ENTRENADOR

No Presenta

SUSTITUCIONES

16  Eguaras      
 Sotan (46’)
20  Aridai      
 Gato (67’)
8  Antonio Hidalgo      
 Longás (76’)

REAL ZARAGOZA

 1-1 

 SABADELL 

44 % 

POSESIÓN 

56% 

0

REMATES Al poste

2

5

REMATES A puerta

6

5

REMATES Paradas

4

2

REMATES Fuera

5

1

REMATES Otros

1

2

TARJETAS AMARILLAS 

3

0

TARJETAS ROJAS   

1

10

FALTAS RECIBIDAS 

13

13

FALTAS COMETIDAS 

10

59

BALONES PERDIDOS 

59

45

BALONES RECUPERADOS  

46

2

FUERA DE JUEGO  

2

0

PENALTIES 

0

22

INTERVENCIONES DEL PORTERO  

14

 El Real Zaragoza pierde 2 puntos en casa ante un Sabadell mermado

El Zaragoza no pudo mantener la ventaja de 1 gol, a pesar de que el Sabadell jugó la 2ª parte con 10 jugadores.

Decepción repetida

La reiteración y el hecho de que el rival fuese el colista y jugase con diez hombres desde antes del descanso, generó las primeras protestas.

Un golpe en el estómago se aguanta con estoicismo. Un segundo impacto consecutivo en el mismo sitio, tiene más difícil soporte para quien lo sufre. Esa sensación es la que tuvo ayer la ilusionada afición zaragocista al término del partido frente al Sabadell, cuando en el minuto 89, Juanto Ortuño logró el gol del empate catalán en un pasaje en el que, a trancas y barrancas, el Real Zaragoza estaba a punto de adjudicarse la primera victoria de la temporada, circunstancia añorada que se sigue resistiendo.

El epílogo del segundo compromiso de los chicos de Víctor Muñoz en la Romareda clonó con bastante exactitud, para desgracia de todos, el guión del primer día ante el Osasuna. Tras un choque lleno de grumos, encarado positivamente antes del descanso con un gol de cabeza (aquel día Pedro, esta vez de Borja Bastón), el Zaragoza fue incapaz de matar el partido con el 2-0 en varias llegadas claras al área vallesana durante la segunda mitad y, al borde del pitido final, encajó un lacerante tanto que echó por tierra el 1-0 al que se aspiraba desde hacía muchos minutos vistas las hechuras del juego ordenado desde el banquillo.

Solo que esta vez, hubo incluso algún matiz añadido, de índole agravante, que hizo aún más dolorosa la decepción global a la conclusión del encuentro. Una, la principal, que el adversario jugó más de medio partido en inferioridad, con 10 hombres, por la expulsión de Yeray al borde del intermedio. Hecho favorable que no se supo rentabilizar en ningún momento. Y otra, que los seguidores zaragocistas sabían que el Sabadell había llegado a la Romareda como colista, sin puntuar tras un errático inicio de campaña, y sin cuatro de sus puntales en el equipo por diversas causas: Tamudo, Collantes, Ciércoles y Hervás. Es decir, que cuando se llegó al descanso con el gol de Bastón recién degustado y observando al Sabadell con un futbolista menos, la inmensa mayoría creyó que se daban todos los condicionantes para atar y consolidar, sin demasiados jeroglíficos por resolver, el primer triunfo de la nueva era. No fue así y ello favoreció el retorno de la desazón, los silbidos de desaprobación (que ante el Osasuna jamás se oyeron) y el rebrote de las dudas sobre un equipo y un entrenador a los que el arranque liguero, como se podía prever hace 25 días, los está empezando a atropellar en momentos culminantes de cada partido.

Hacer la pretemporada en plena temporada tiene estos riesgos. Es una paradoja de compleja resolución favorable. O el heterogéneo equipo montado a matacaballo, sin dinero y en la reducida y peculiar ventanilla del mercado de jugadores libres y cedidos obraba el milagro de casar a la primera y entenderse mínimamente con un golpe de vista, o las primeras jornadas de competición estaban abocadas al sufrimiento. Y, lamentablemente, está imperando la lógica por encima de lo anormal.Está pasando lo que, con el sentido común como patrón de trabajo, tenía más opciones de suceder. No hay milagro en el actual Real Zaragoza y a Víctor Muñoz le va a costar sangre, sudor y tal vez lágrimas consolidar un bloque medianamente competitivo que eluda la zona baja de la tabla de manera súbita y rápida tras este atípico y complicado inicio de la competición oficial.

Y no cabe quejarse de nada. Tampoco de la suerte. Porque ayer, para cuando Borja Bastón anotó el 1-0, en otro momento de peor fortuna el marcador podría haber estado en un 0-3 favorable al Sabadell sin que nadie pudiese rechistar, remate al larguero incluido. Y, asimismo, mucho antes de que se fraguase el postrero 1-1, el equipo arlequinado, con uno menos, ya había vuelto a tocar el palo de la portería zaragocista y amenazado seriamente con el tanto de la igualada en un par de llegadas claras al área de Whalley.

Lo que aconteció en el minuto 89 dolió. Muchísimo. Pero no sorprendió. Porque se vio venir desde mucho tiempo atrás. Y porque a todos los espectadores se les había activado en el cerebro el libreto de hace 15 días frente al Osasuna. Olía a aquello, y aquello se repitió. Un balón parado (entonces un fuera de banda, ayer un córner), un cúmulo de errores en el despeje y posicionales, y un delantero contrario que la empuja adentro con comodidad.

En condiciones normales, el Real Zaragoza podría llevar (seguramente llevaría) seis puntos más y estaría en la cumbre de la tabla clasificatoria. Habría aprovechado las claras ocasiones que generó en Huelva el primer día y, en vez de empatar a cero, se habría traído la victoria del Colombino. Y, por supuesto, las victorias ante Osasuna y Sabadell en las dos primeras apariciones en la Romareda no se hubiesen escapado de tan penosa manera, in extremis y generando tanto chasco entre la ansiosa afición zaragocista. Pero este equipo no atraviesa por una senda ordinaria. Está conociéndose. Debe acometer partidos de verdad cuando debería estar jugando torneos de verano. Y eso tiene un peaje caro que, cuanto antes, ha de concluir. La clasificación no engaña jamás.




Ficha técnica:
Real Zaragoza: Whalley, Mario Abrante, Eldin (William J., min. 73), Borja, Fernández, A. Dorca, R. de Galarreta, Javi Álamo, Rico (Suárez, min. 19), Vallejo, Nieto (Cabrera, min. 59).

Sabadell: Nauzet Pérez, Víctor, Cristian, Carlos Hernández, Juanto, M. Gato (Aridai, min. 68), Lucas Porcar, Longás F. (A. Hidalgo, min. 77), Sotan (Eguaras, min. 45), K. Olivas, Yeray.

Goles: 1-0, Borja (min. 42); 1-1, Juanto (min. 88).

Árbitro: Jorge Vázquez Figueroa (comité territorial andaluz). Por parte del Real Zaragoza amonestó a Suárez (min. 61) y a Borja (min. 79). Por parte del Sabadell amonestó a Olivas (min. 90) y expulsó a Yeray por doble amonestación (min. 21 y 43).

CRÓNICA: Empezó la temporada sin ganar pero como una fiera y según ha llegado gente nueva y con ella más opciones, el Real Zaragoza se ha amansado hasta límites vergonzantes como hoy. El Sabadell, el colista, fue casi siempre mejor, tuvo mejores ocasiones mientras estuvo con once futbolistas y no mereció la derrota. En el minto 88, en inferioridad numérica que no física ni de control de la mayoría de los conceptos y del balón, se ganó al menos un punto con la colaboración del equipo aragonés. La grada intuyó el peligro, la hecatombe. Avisó con silbidos y quejas. Ni a bocinazos se enteró el conjunto aragonés, que en un saque de esquina desertó en todos los marcajes por arriba. Juanto igualó con la portería despejada. El melón que era una plantilla hecha contra el reloj se va abriendo y dentro hay poco donde hincar el diente.

Víctor Muñoz condicionó el sistema y el equipo para que jugara por decreto Rico. Le protegió con Nieto por delante, pero el zurdo se lesionó y Suárez ocupó su lugar en el once. La entrada de Diego tras ese imprevisto le dio un perfil ofensivo más fresco al equipo, con el punta exigiendo a Nauzet y filtrando un par de pelotas entre las líneas defensivas del Sabadell. En ese tramo, liberado y un poco atrevido, Álamo le puso el gol en la cabeza a Borja, quien metió la frente a lo Zarra. Como el día frente a Ossauna, de la nada brotó un diamnate en bruto. Si había que pulir el triunfo, Yerai se encargó de hacerlo con una segunda amarilla que dejó a sus compañeros con diez juntos antes del descanso.

La teoría popular se impuso: aguantar el 1-0, arriesgar en la salida y jamás en defensa y definir al llegar a Nauzet según se fundiera el adversario. Pero el Real Zaragoza juega sin guión, improvisando, víctima de sus carencias. Los catalanes se adueñaron de nuevo de la bola, del terreno, dieron un balón al regresar del vestuario y probaron a Whalley desde muy lejos.  Borja tuvo la segunda diana en otra gran asistencia lateral de Álamao. También Suárez en un buena acción individual. Se pisaba el área por inercia, por peso..

Se anunciaba la tormenta después de la lluvia caída en La Romareda. La meteorología enloqueció al mismo ritmo que el encuentro, de ida y vuelta, de vuelta a ninguna parte pero muy cerca de Whalley, demasiado. Un córner, una pelota que vuela, dos cabezas que saltan más, abandonos y desatenciones a granel y Juanto que empata. El Real Zaragoza se instala en la zona baja de la clasificación sin la mandíbula de hierro que exhibió cando eran emnos y se suponía que peores. Han mejorado mucho, sí, en regalar sin pudor lo que no se tiene.


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