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LIGA 2ªDiv. 2022/23 JORNADA Nº30 (5.3.2023)

LIGA 2ªDiv. 2022/23 JORNADA Nº30 (5.3.2023)

LIGA 2ªDiv. 2022/23 JORNADA Nº30 (5.3.2023)

PARTIDO OFICIAL Nº 3593

LUGO 0-0 REAL ZARAGOZAReal Zaragoza SAD

Titulares



3 PANTIC 1 Alvarez (P)
7 SEBAS 3 JAIR JR
9 M. Barreiro (C)   64’ 4 BEBÉ
13 WHALLEY (P) 5 Jaume
14 XAVI T 10 Bermejo   67’
15 Loureiro 14 Serrano   73’
17 Lopez   76’ 17 Nieto
18 EL HACEN   86’ 20 Simeone   82’
19 Aviles   76’ 21 Zapater (C)
21 Rodriguez 24 Lluis Lopez
38 Borges   64’ 27 Luna   73’

Sustituciones



38 Borges   12 ZE RICARDO 64’ 10 Bermejo   19 P. MAKHTAR 67’
9 M. Barreiro (C)   16 SCEPOVIC 64’ 27 Luna   12 Larra 73’
17 Lopez   4 Claveria 76’ 14 Serrano   11 VADA 73’
19 Aviles   29 Cuellar 76’ 20 Simeone   7 Miguel 82’

Lugo 0-0 Real Zaragoza

44 % Posesión 56 %
4 remates dentro 1
3 disparos bloqueados 0
1 remates fuera 7
8 disparos recibidos 8
2 tarjetas amarillas 1
0 tarjetas rojas 0
9 faltas recibidas 12
13 faltas cometidas 10
171 perdidas de posesion 169
68 recuperaciones de posesion 69
3 fueras de juego 1
xxxxxx

El Real Zaragoza tampoco es capaz de marcar gol ni de ganar en Lugo

En otro partido lleno de impotencia e ineficacia de los de Escribá el equipo alcanzó su máxima aspiración: otro 0-0. Simeone y Gueye fallaron dos goles cantados.

Pues el Real Zaragoza tampoco ganó en Lugo, en casa del penúltimo y desahuciado rival que va camino de Primera RFEF, es decir, del descenso. No pasó del 0-0. Otro 0-0. Lo que parece ser su máxima aspiración en infinidad de días, donde no hay creatividad de juego ni tino en las ocasiones que se generan. Esta vez, Simeone, como en Málaga, y Gueye fallaron dos tantos hechos. La crisis zaragocista no remite y las dudas y miedos siguen en aumento.

El primer tiempo tiene el dudoso honor de ser, más que probablemente, el más insustancial y aburrido de la temporada. Y este récord estaba difícil de batir, casi imposible. El Real Zaragoza jugó andando. Literalmente andando. Escribá montó otra vez, como en Málaga, un 4-2-3-1, dejando a Simeone solo en punta. La pieza nueva fue Grau, muchos meses después, en el doble medio centro con Zapater. Eso llevó a Francho a la banda, un desperdicio de propuesta para el canterano, que ahí no se ve. Y Bermejo se movió por el centro, pero ni en la mediapunta, ni en el centro del campo. En definitiva, perdido en la nada. El método, por lo que se dedujo con el paso de los minutos, era que no sucediera nada. Que el cadavérico Lugo no llegara a creerse capaz de ganar por insistencia.

Y esta trama general, un tostonazo monumental, estuvo a punto de tener un prefacio maravilloso para el Real Zaragoza. Porque el único disparo a puerta de los 47 primeros minutos antes del intermedio lo hizo Bebé (siempre Bebé) en una falta directa desde… 40 metros. Aún no se había cumplido el primer minuto de juego. Es un osado el lisboeta. Su ‘folha seca’ cayó a plomo sobre el larguero, junto al ángulo izquierdo del sorprendido Whalley, y el bote se fue hacia fuera. El cuadro aragonés pudo adquirir ventaja en la primera jugada y eso hubiese cambiado todo notablemente. Pero no sucedió. Y el partido se fue a la oscuridad de futbolistas sin imaginación, los 22 que había en el campo.

El Lugo esperó atrás con calma, también sin prisas, como si su estado de moribundo no fuera tal. Cuando recuperaba algún balón en la media, que fueron varios, los dos extremos eran sus apuestas ofensivas. El zurdo Moyano le hizo un ovillo al joven Luna un par de veces. Y Avilés, por el otro lado, bailó a Nieto al menos cuatro veces en velocidad y conducción. De ahí salieron los únicos peligros del primer tiempo. En el minuto 15 Avilés remató desde el borde del área y Cristian Álvarez paró bien a media altura. Y en el 33, Moyano lanzó alto por un metro un chut desde la corona. No hubo más búsqueda de palos por parte lucense. Sus centros al área nunca encontraron al ariete tanque Barreiro, muy venido a menos.

Al Real Zaragoza se le fueron los minutos en salvas. Nadie buscó espacios. Ni el uno contra uno. Pases atrás y laterales. Fue un equipo ‘acarcedado’, o sea, como jugaba con Carcedo en el arranque liguero. Insípido, aburrido a más no poder. Sin riesgo por parte de nadie a la hora de dar un pase. Bebé se desesperó varias veces porque nadie buscaba su banda. Cierto es que él tampoco estuvo inspirado para ver a Francho y Bermejo. Un par de veces corriendo solos por el pasillo central en sendas contras que podían haber hecho daño al Lugo. Todos estaban bajo el efecto del cloroformo que pidió Escribá para la primera mitad del choque. Grau volvió al once con espesura. Nadie destacó, más allá del orden de Zapater, una garantía siempre.

Solo una falta directa, otra, de Bebé desde medio campo de nuevo, en el minuto 40, permitió anotar en el folio un segundo disparo del Real Zaragoza. Solo que esta vez se le fue muy alto. Mal. Y llegó el descanso, para alivio de los aficionados y televidentes. Esto no es el fútbol que se conoce como tal. Es otro deporte que deriva de él, un sucedáneo. A ninguno de los dos equipos les servía el empate para sus necesidades extremas. Debían ganar. Así que todo iba a quedar pendiente de la segunda mitad, de si alguien era capaz de poner algo de brillo al manejo del balón, ese enemigo redondo para la mayoría de los protagonistas. Desde el prisma zaragocista, el estado era de decepción. De temor a que si el Lugo marcaba primero por esas cosas que tiene el fútbol, el equipo se apagase como un candil, pues aceite tenía poco.

El segundo periodo comenzó sin cambios nominales. O ambos entrenadores estaban contentos con lo visto o la alternativa era peor en cualquiera de los casos. Asustaba pensar cuál de las dos circunstancias era la verdadera. Sobre el césped el guión no experimentó novedades tampoco: el Lugo agazapado atrás (sorprendentemente) y el Zaragoza con pocas ganas de irse arriba con ambición palmaria. Hasta que en el 57 Simeone repitió error superlativo, como en Málaga. Hizo una jugada individual, con hasta cuatro regates en carrera en profundidad, excelente. Iba a ser la jugada del partido cuando quebró al último central y se quedó solo ante el batido Whalley. Pero disparó con el exterior del pie fuera, fatal, ante el asombo de la afición gallega, que no daba crédito al indulto de Giuliano. No está bien el argentino. Y este yerro fue como la gota malaya en su cabeza. Increíble que ahí no se pusiera 0-1 el Real Zaragoza. El gafe del gol roza en las últimas semanas lo enfermizo.

El entrenador local, Carrillo, movió el árbol metiendo a Zé Ricardo y Scepovic en busca de sangre fresca en ataque, pues su equipo no llegaba al área aragonesa. Quedaban 25 minutos y parecía ya la hora del alboroto de las sustituciones. Escribá respondió con Gueye, tal y como había anunciado el viernes que haría. Era la 16ª oportunidad para el senegalés, que relevó al apático y nulo Bermejo. En el primer centro al área de Luna, el africano no estaba en su sitio. En un pase de Simeone a continuación, que lo dejaba solo ante Whalley, no se enteró de que la pelota iba para él. Cuestión de fe es este asunto. Así que también cabe el ateísmo y hasta el agnosticismo respecto del delantero de Senegal.

El Lugo era un mar de nervios. Se veían impotentes para apretar al Zaragoza. Pero los aragoneses, como es habitual, no tenían luces para gobernar el balón con rentabilidad y sacar provecho al apagón de los gallegos. Pura impotencia. A falta de 17 minutos Escribá introdujo a Larrazabal y Vada. La ruleta rusa en danza. El juego de los dados, si se quiere. El técnico rojiblanco también modificó dos piezas del tablero, con Cuéllar y Clavería como refuerzos últimos desde el banco. Con el partido en plena metamorfosis de caras nuevas, entró en juego el factor lotería. A ver si a alguno de los dos le tocaba el gordo. Gran táctica. Todavía entró en el 82 Puche por el desmoralizado Simeone. O sea, la delantera zaragocista acabó siendo Gueye-Puche.

Los galaicos intentaron sacar fuerzas de flaqueza y Cuéllar, en el 85, logró alcanzar posición de gol tras ganarle la espalda a Nieto, pero su chut raso lo atrapó Cristian Álvarez en dos veces. Era el preámbulo de otro martillazo del Real Zaragoza sobre el mismo clavo de la incapacidad absoluta para marcar goles, incluso a placer. En el 87, Larrazabal se llevó el balón dividido ante Alberto y entró en el lateral del área solo, en un tres contra uno, con Vada y Gueye esperando el centro tras el central Pantic. 

El vasco puso el balón tenso, raso, paralelo a la raya de gol, y Gueye se tiró mal y tarde, sin llegar a tocar la pelota bajo palos, a bocajarro, para haber empujado su primer gol como zaragocista. Terrible sensación. De pesadilla, sino fuera porque todo esto se da por descontado hace largo tiempo.

Otra victoria que debió ser clara por el tamaño de las ocasiones marradas por el Real Zaragoza se iba a quedar nonata. Y gracias, porque de nuevo Cuéllar, tras un resbalón de Nieto, se quedó con la pelota en el área en el 92 y su remate, nervioso, malo, fue a las manos de Cristian Álvarez. Y, sobre todo, en el 95, Scepovic cabeceó picado un centro de Moyano y el portero argentino tuvo que hacer la parada de la noche, abajo, sobre la raya, para evitar la tragedia absoluta, como hubiese sido si ahí el Lugo llega a marcar el 1-0.

El pitido final de González Francés dejó a los lucenses casi con la escritura de su plaza en la categoría inferior rubricada. Y al Real Zaragoza… este empate a cero, el octavo de un año que va a batir todos los registros de inanición goleadora, no lo saca de su pobreza de miras. Toca seguir padeciendo. Punto a punto no da de sí para alcanzar la tranquilidad pretendida. Si no se gana en campos así...

Ficha Técnica

CD Lugo: Whalley; Loureiro, Pantic, Alberto, Andoni López (Clavería, ,77); Xavi Torres, Gui (Zé Ricardo, 64), El Hacen (Baena, 86); Avilés (Cuéllar, 77), Moyano; y Barreiro (Scepovic, 64).

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Luna (Larrazabal, 73), Lluís López, Jair, Nieto; Grau, Zapater; Francho (Vada, 73), Bermejo (Gueye, 67), Bebé; y Simeone (Puche, 82).

Árbitro: González Francés (Canario). Amonestó a Gui (34), Loureiro (38) y Luna (47).

Goles: No hubo.

Incidencias: Tarde fría en Lugo, con 7 grados al inicio del partido (18.30), con el cielo muy nublado y amenaza de lluvia. El césped del Anxo Carro presentó un aspecto irregular. En las gradas hubo alrededor de 4.600 espectadores, de ellos 60 zaragocistas. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Pelayo Novo, exfutbolista del Lugo.

 SD HUESCA X-X SD HUESCA

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