Venía el Zaragoza de desarrollar una hora de buen fútbol en casa ante el Granada. El reto consistía en trasladar esas sensaciones fuera, en otro campo y ante otro rival, lejos del cobijo de La Romareda, donde el joven equipo que han construido Lalo Arantegui y Natxo González se intuye que crecerá al abrigo de su gente. La prueba la superó ayer con holgura en el Nuevo Arcángel ante un enemigo que se presume como integrante de la zona noble de la Segunda, el Córdoba.
Se palpaba la alegría al lado del Gualdalquivir. Pese al revés sufrido en el estreno liguero ante el Cádiz, el Córdoba venía de vencer de forma rotunda en Albacete. Desde el calentamiento, los aficionados acompañaban las canciones que emitía la megafonía. Raphael y Miguel Ríos siguen siendo los dueños del corazón de los cordobeses. Inmediatamente antes del inicio del choque, la hinchada también cantó a capela el pegadizo himno local. No era Anfield, pero la melodía sonaba bonita de verdad. El pitido de Moreno Aragón la clausuró con el inicio del careo. Fue el único silbido acertado del trencilla en su negra noche.
El Zaragoza se olvidó de las canciones y del árbitro y fue a lo suyo, a consolidar lo apuntado hace una semana ante su parroquia. Logró introducirse en el partido enchufado, estirando la fantástica hora final completada ante el Granada. Natxo González rotó, señalando a Valentín y Pombo, los menos afortunados del estreno en La Romareda. Los dos tomaron sitio en el banquillo. Entraron en su lugar Verdasca y Gaizka Toquero, en lo que suponía su debut como titulares en el actual curso. También fue relegado a la suplencia Eguaras, dando entrada a Aleix Febas. El resto mantuvo el puesto y la función de la última cita.
La pelota y el partido los gobernó el Zaragoza desde el saque inicial. No tardó ni dos minutos el conjunto aragonés en llegar al marco rival. Su hombre más avanzado y referencia ofensiva, Borja Iglesias, remató el primer córner, forzado por Toquero en su primera penetración por la banda derecha. El espigado delantero repitió en el minuto 12, esta vez llegando hasta el área pequeña. La alta presencia de Borja Iglesias en ataque, además de la evidencia de su calidad diferencial, obebecía a la iniciativa de un Zaragoza más activo, dominante y valiente. El gol aragonés, anotado al borde del minuto 20, reflejó su mayor presencia. La bola le llegó a Borja Iglesias al borde del área, en un balón entregado por Ángel, otro de los destacados del acto. El remate reflejó con fidelidad la calidad del hombre que abandera la ilusión de este nuevo Zaragoza. Golazo, con un potente disparo raso a la izquierda de Stefanovic.
El gol representó la plasmación numérica de la iniciativa aragonesa. Hasta ese instante, el Córdoba solo se había aproximado en un error visitante que derivó en una falta en la frontal del área cuidada por Ratón. El nombre de Javi Lara, el ejecutor a balón parado censado en las filas califales, infundía temor. Ratón disipó el peligro con una intervención que también confirma su consolidación entre los tres palos.Todo era favorable al Zaragoza hasta que Moreno Aragón comenzó a actuar. Mejor dicho, a dejar de actuar. Así, el ariete Jona lograba el tanto del empate en el minuto 22, en una acción en el área pequeña precedida de una mano clarísima. Se vio hasta en la Mezquita, al otro lado del río. Moreno Aragón no se enteró o no quiso enterarse.
Peor fue lo del asistente Santiago Sacristán, que portaba el banderín en esabanda. En línea con la jugada, sin obstáculos que impidieran su visibilidad, no levantó el banderín y corrió hacia el centro del campo. Increíble, y me quedo corto...
Donde no había llegado el fútbol califal llegó la ineptitud arbitral, que metió al Córdoba en el partido. Desde aquí hasta el intermedio, el Zaragoza sufrió los mayores riesgos en un partido que globalmente controló con autoridad y en el que solo sufrió extravíos ocasionales provocados por causas externas. Con el partido igualado, se activó la conexión Jaime-Jona. El exzaragocista llevó el peligro jugando a pierna cambiada en la banda derecha y, sobre todo, cuando encontró a Jona. Fue el ariete el que pudo adelantar a los locales en el minuto 38, cuando más empujaban, pero su remate se estrelló en el travesaño. Afortunadamente, la injusticia no se consumó y se llegó al receso con empate.
Natxo González logró refrigerar el partido. El Zaragoza le quitó la pelota a su rival, la supo guardar en un primer cuarto de hora de reanudación muy táctico. La media hora final fue excelente. Absolutamente cambiado respecto al Zaragoza que se hundía el pasado curso precisamente en esa franja horaria, el equipo del león rampante demostró que este año ruge de verdad. En vez de conformarse con el empate, se lanzó a por la victoria agarrado a un Borja Iglesias sensacional. Toquero, un incordio permanente en la banda izquierda durante la segunda mitad, logró prolongar una bola que el nuevo icono zaragocista transformó en gol con soberbio disparo desde fuera del área que se coló pegado al palo. El Córdoba quitó a un central y atacó con todo al final, con los 11. Perdón, con 12, que el árbitro también era verdiblanco... Moreno Aragón evitó que el Zaragoza abrochara el triunfo con un claro penalti no señalado sobre Borja Iglesias. La rigurosa roja final que vio final Zapater tampoco descompuso a un Zaragoza que demostró que va muy en serio comandado por un Borja Iglesias sensacional. La ilusión del zaragocismo no es gratuita. No se ganaba desde el 23 de abril...
Ficha del partido
Córdoba: Stefanovic, Fernández (Markovic, 70), Joao Afonso (Sergi Guardiola, 80), Josema, Pinillos, Edu Ramos, Javi Lara, Caballero (Jovanovic, 67), Jaime, Javi Galán yJona.
Real Zaragoza: Ratón, Benito, Verdasca, Grippo, Ángel; Zapater, Javi Ros; Febas (Eguaras, 90), Toquero (Pombo, 90+), Buff (Alain, 77); y Borja Iglesias.
Goles: 0-1, min. 19: Borja Iglesias. 1-1, min. 22: Jona. 1-2, min. 69: Borja Iglesias.
Árbitro: Moreno Aragón (Comité Madrileño). Expulsó a Zapater por doble amonestación (min. 89). Amonestó a Edu Ramos, Sergi Guardiola; Grippo y Javi Ros.
Incidencias: Encudentro de la tercera jornada liguera de la Segunda División. Se jugó en el Nuevo Arcángel de Córdoba. Terreno de juego en buen estado. Noche muy agradable a la orilla del Guadalquivir, con 30 grados de temperatura. Alrededor de 11.000 espectadores.
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