El Real Zaragoza debió ganar. Casi pierde por un error reiterado a balón parado entrada ya la segunda mitad. Y, al final, empató con un gol de Iván Azón de cabeza en un golpe franco de Zapater. Fue un partido, el primero del año 2021, con alguna luz de mejoría táctica en el cuadro de Juan Ignacio Martínez pero con las mismas carencias mayores en lo más importante del fútbol: el dominio de las áreas, en ataque y en defensa. La noticia es que el Zaragoza no salió derrotado en Cartagena, algo que solo había pasado una vez, en el primer viaje en septiembre a Alcorcón. Es un paso corto, muy corto, pero dado hacia delante.
La primera parte quedó marcada por su final, polémico a más no poder, pues al Real Zaragoza el VAR (el cántabro López Toca) le anuló un gol que lo ponía por delante en el marcador en el minuto 44, anotado por Narváez tras una gran contra de Francho. Pitó fuera de juego posicional de Gabriel Fernández que, al parecer, influyó en la visión del portero Martínez en el disparo cruzado del colombiano, que entró raso como un obús en la red. Cosas del neorreglamento de esta liga de mentira que echa por tierra cuestiones tan claves como esta para el apurado Real Zaragoza actual.
Antes de esta acción crucial, el partido fue de ritmo lento con el balón por parte de ambos equipos, cargados de responsabilidad por su mala situación en la tabla, con presión alta de las dos escuadras y un esfuerzo táctico que se comió cualquier plasticidad en ataque. El Zaragoza llegó poco con claridad y el Cartagena, con Gallar y Aguza entre líneas generando problemas a los medios centro blanquillos a sus espaldas permanentemente, siempre erró en el último pase, en la resolución de su media docena de ofensivas potables. Ni Elady ni el cuarentón Rubén Castro recibieron balones en condiciones en la primera mitad del duelo, para alivio zaragocista.
Aguza fue precisamente el primero que probó suerte, en el minuto 11, con un chut flojo en el área que se le marchó a un metro del palo derecho del inédito Cristian Álvarez. La réplica zaragocista fue casi gol, pues en la primera aproximación ante Marc Martínez, el balón mal controlado por Gabriel Fernández en el punto de penalti le quedó muerto a Zanimacchia en el minuto 15 y su remate flojo, llorando, se fue a estrellar en el poste sin querer entrar a continuación. Una pena porque era una jugada clara para que el italiano se estrenase.
Hasta el minuto 30 nada pasó de nuevo en el duelo, dentro del equilibrio general y constante. Pérdida por aquí, pérdida por allá. El balón era una liebre para los 22 jugadores. En la media hora, Gallar gambeteó en carrera, llegó a la frontal y su lanzamiento venenoso lo detuvo Álvarez sin problemas, en el centro de la portería. Como al inicio, ese latigazo murciano estimuló de nuevo a los aletargados zaragocistas. Una falta lateral, pegada al área, cometida sobre Francho, la lanzó Zanimacchia directamente al portal, rechazó Martínez con sumos apuros y se montó una melé en el área de varios toques que ningún jugador blanquillo logró empujar adentro en el minuto 35.
El 0-0 se rompió durante un par de minutos, los que tardó el VAR en revocarlo, con el gol nonato de Narváez. Resulta que Gabriel Fernández, que se desfondó otra vez (como contra el Lugo) en labores de zapa y acoso a los centrales, no solo no marca sino que incluso, sin querer, resta goles tan claves como el de su compañero de delantera. Lo que iba a ser un golpe moral enorme se convirtió en una decepción que había que digerir lo antes y mejor posible en el ínterin del refrigerio en la fría noche cartagenera.
El Zaragoza se pareció a un equipo armado, trabajó al unísono, se notó la mano de Juan Ignacio Martínez en los entrenamientos. Pero sigue faltando pólvora arriba. Un mal endémico de difícil solución pronta. Hubo demasiadas lagunas, ausencias de jugadores durante largos minutos. Todo el mundo estaba más pendiente de cumplir misiones tácticas que de improvisar jugadas de gol. Atrás, no hubo apuros serios porque los locales abusaron del toque lento y fueron siempre previsibles. Quedaba por ver cómo reaccionaban ambos equipos en la segunda mitad, con todo por hacer y decidir.
Lesión de Narváez
El segundo periodo arrancó sin cambios nominales, aunque enseguida llegó una mala noticia para el Zaragoza: Narváez se lesionó y debió ser sustituido en el minuto 4 de la reanudación por Bermejo. El poco gol del equipo desaparecía y exigía emerger a los demás. Todo un reto colectivo e individual en un día tan trascendente. Pareció reaccionar bien el equipo al inconveniente, con una ocasión de Vigaray en el minuto siguiente, un derechazo desde el pico del área que rozó el palo lejano, tras rozar en un defensor albinegro.
Empezó dominando el timón el equipo de Jim, con más corazón que cerebro. En el 53, Francho empalmó de primeras un centro de Vigaray y Martínez sacó a córner en una gran parada. Y, de seguido, Jair marcó un gol claro en el área tras un error del guardameta cartagenero, pues su disparo en semifallo se fue alto por un palmo. El Cartagena era un mar de nervios y aún proporcionó otra oportunidad clara a los aragoneses, con la firma errática de Gabriel Fernández en una contra que culminó con un chut duro desde la frontal, alto, mal, en el minuto 56. Se estaba dejando pasar el momento propicio para volver a marcar, a ser posible de manera legal esta vez. Y el fútbol tiene sus códigos infalibles...
Tanto perdonó el Real Zaragoza en ese inicio ilusionante del segundo tiempo que fue el Cartagena, en la primera opción que tuvo, quien hizo el 1-0. Fue el central Andújar, en el 60, cabeceando solo y sin marca una falta lejana volcada al área. Otra vez el balón parado letal para la zaga blanquilla. Jim tampoco puede con esto, pese a su afán por arreglarlo todo. Son patologías futbolísticas que vienen de matriz, en el número de bastidor de la plantilla montada por Arantegui y Barba en verano, que no tienen cura ni medicina rápida (si es que hay algo que pueda sanar semejantes máculas). De repente, a falta de media hora, el trabajo hecho no servía para nada y se repetía lo de siempre: el Zaragoza estaba por detrás en el tanteador y olía a la enésima catástrofe. Terrible sensación. Conocida, vieja, enraizada.
Jim cambió la banda derecha a falta de 18 minutos, dando entrada a Tejero e Igbekeme. Fue su pócima mágina en busca de fútbol ofensivo y profundo. El Zaragoza, como siempre, tras el gol recibido había desaparecido, estaba ido. Llegadas fofas de Francho, de Gabriel Fernández, nada con cierto criterio. Cualquier rival, por flojo que sea -como el caso del Cartagena-, con un solo gol tumba al equipo zaragocista en la lona de mala manera. Zapater e Iván Azón completaron la última tanda de cambios de Jim en el 78. Justo en el momento en el que Gabriel Fernández erró una nueva opción de gol en el área, rematando flojo, mal, sobre un defensor, que echó el balón a córner con suspense. No se pueden fallar tantos de esa claridad.
Azón trajo en sus alforjas la pastilla revitalizante en el minuto 81. En el primer balón que tocaba el ariete canterano, en una falta lanzada por Zapater (su compañero del último cambio doble) desde la derecha del área, cabeceó picado para batir a Martínez. La estrategia era el bálsamo ante una nueva derrota por la mínima. Y Azón, el suplemento vitamínico ante la ausencia de Narváez. Bien Zapater, como es habitual, en los balones parados. Le salió redonda la sustitución última a Jim. Pimpampún. Al menos se rescataba un punto y se cambiaba la tendencia de toda la primera vuelta tras los numerosos 1-0 en contra. Esta vez hubo una reacción.
El duelo acabó agónicamente. Una falta lanzada por Clavería en el 90 desde el lateral del área, directa, la salvó Cristian Álvarez en un paradón. Y en el 93, en el otro lado, se repitió opción para el Cartagena. Gallar provocó otra parada del argentino para echar el balón a córner. El 1-1 final supo dulce porque, diez minutos antes, el zaragocismo, dentro y fuera del campo, se temió lo peor una noche más, como tantas y tantas. Es un punto escaso a corto plazo. Había que ganar. Pero quien sabe si, cuando este vía crucis acabe en mayo, este es el punto de la salvación. Es cuestión de positivizar, sabido es, en tiempos de escaseces y carencias superlativas.
Ficha técnica
FC Cartagena: Marc Martínez; David Simón, Andújar, Carlos David, Forniés; José Ángel, Aguza (Clavería, 78); Nacho Gil (Cayarga, 82), Gallar; Elady (Harper, 61) y Rubén Castro.
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Vigaray (Tejero, 72), Francés, Jair, Nieto; Eguaras (Iván Azón, 78), Francho; Zanimacchia (Igbekeme, 72), Chavarría (Zapater, 78); Narváez (Bermejo, 49) y Gabriel Fernández.
Árbitro: Ais Reig (Comité Valenciano). Amonestó a Vigaray (24), José Ángel (33), Aguza (65), Carlos David (83), Zapater (89) e Igbekeme (92).
Incidencias: Noche fría en Cartagena, con apenas 8 grados tras un día de sol pero desapacible. El césped presentó un aspecto aceptable, con una iluminación escasa.
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