Gran victoria del Real Zaragoza en su ‘final’ de Almendralejo. Magníficos los 3 puntos logrados en un duelo de alto riesgo ante un rival directo en la zona baja de la clasificación, merced a un marcador rotundo, un 0-3 que describe a la perfección la efectividad y el buen tino de los de Víctor Fernández en un escenario tan denso, tan presionante como fue el repleto estadio Francisco de la Hera. Todo lo hizo bien el Zaragoza en los momentos de la verdad. No hubo esta vez errores groseros de nadie. Quizá, al inicio, de los delanteros para haber decantado el triunfo con mucha antelación. Pero, visto lo ocurrido en su globalidad, la cosa quedó en anecdótica.
La primera parte dejo un poso algo amargo en el seno zaragocista, pues en circunstancias normales del juego ahí debió quedar sentenciado seguramente el partido. En un duelo jugado con muchos nervios e imprecisiones en las dos líneas medulares, el Zaragoza fue mejor que el Extremadura. Más atinado con la pelota. Más clarividente cuando robaba y se iba hacia arriba. Y por eso fue capaz de gestar más ocasiones de gol que los locales. Además del 0-1, que fue una carambola afortunada, el equipo de Víctor Fernández marró sobre todo, dos mano a mano ante el portero Casto, uno de Gual y otro de Álvaro Vázquez. Fue una pena no llevar un tanteador más amplio al descanso, pese a que la ventaja, mínima, era un paraíso para los aragoneses, tan acostumbrados tantas veces a ir a remolque.
Ya en el minuto 1 se olisqueó que el Zaragoza estaba mejor plantado sobre el campo, menos atorado que los extremeños. Tras un centro al área de Vázquez, que no encontró rematador a bocajarro y salió despedido por la defensa al borde del área, Igbekeme empalmó solo, a placer, pero el balón se le fue muy alto. Era el primer aviso. Fue Gual quien firmó las siguientes dos opciones de marcar claras. Una, en el minuto 14, con un remate forzado a centro de Vázquez desde la izquierda al que se interpuso Pardo providencialmente para los azulgranas, enviando el balón a córner. Y en el 17, tuvo lugar el referido mano a mano, en otra asistencia al espacio de su paisano Álvaro Vázquez, muy activo en el primer tramo del duelo. Se le hizo de noche a Marc y Casto le sacó el mal remate con el pie zurdo para evitar el tanto.
Cuando aún dolía semejante fallo, en el minuto 18 llegó el gol que adelantaba a los zaragocistas. Un centro de Gual en el área, dio en el zaguero Díez y se envenenó. La pelota dio en el palo derecho de la portería, le pegó en el brazo al guardameta Casto en su despiste y se metió llorando a la red. La justicia a la propuesta futbolística de unos y otros estaba reflejada con el 0-1. Del Extremadura no hubo noticias hasta el minuto 23. Ahí, el exzaragocista Ortuño cabeceó alto, anticipándose en el área chica a Delmás, un centro de Márquez. Y un minuto más tarde, una pérdida letal de Verdasca estuvo en un tris de provocar el empate. Ortuño arrancó solo hacia el portal, se recreó demasiado y Cristian Álvarez taponó con los pies su tiro raso. El rechace le fue al propio Ortuño, que tocó para mandar el balón fuera, cerca del palo diestro. Respiró el zaragocismo, a la vez que empezó a preocuparse por la resurreción de un atascado Extremadura.
En el 29, Lolo González cabeceó un córner en el segundo palo, que se tragó Cristian Álvarez, fuera a un metro del poste izquierdo. Hubo un rato de cierta desconexión del Real Zaragoza, que se rehízo gracias a una jugada en la que Álvaro Vázquez, en el 33, disparó fuera por poco tras una contra personal. Enseguida replicó el cuadro almendralejense en busca de la igualada con otro chut de Ortuño, cruzado en el área y por alto, al que respondió Cristian Álvarez con un paradón a dos manos. Por fin, llegó la otra clara jugada que debió acabar en gol y concluyó en chasco: Álvaro Vázquez se quedó otra vez solo ante Casto. Le dio la pelota al hueco Gual, con buen criterio, pero el ‘9’ también se nubló y el portero local se le anticipó en su salida. El 0-2 se fue al limbo y se le dio más vida al Extremadura. Era el minuto 38.
Así se alcanzó el intermedio, bajo un sol de órdago a la grande. Los de Manuel Mosquera tenían que arreglar más cosas que un activado Real Zaragoza, que disfrutaba de un marcador de oro para manejar en la segunda mitad. La reanudación arrancó bajo el mismo guión: ocasión clara de Álvaro Vázquez para abrir boca, en el 46. Penetró por la línea de fondo, chutó duro sin apenas ángulo y Casto despejó con reflejos bajo palos. Necesitaba apuntalar el 0-1 el equipo de Fernández para evitar sufrimientos posteriores. La buena noticia, pasado el primer cuarto de hora, era que el equipo extremeño seguía dubitativo y no pisaba el área de Álvarez. El reloj era, esta vez, un gran aliado. Mucho más cuando el runrún de la grada empezó a sentirse en cada error en el pase del Extremadura.
Zarfino, en el minuto 58, sacó a los de casa de la apatía. El pivote uruguayo lanzó duro desde la corona del área, raso, y Cristian Álvarez tuvo que parar en dos veces con apuros. El Real Zaragoza se estaba metiendo atrás instintivamente y eso preocupaba a un gesticulante Víctor Fernández en la banda. Por fortuna, porque el diapasón del partido se iba apagando en los zaragocistas, P. Biel se sacó de la chistera un gol de bandera. El 0-2, en el minuto 62. Llegó al área, quebró al defensor que le tapaba y disparó de rosca, colocada, a la escuadra lejana, superando a Casto pese a su larga estirada. Un bellísimo tanto, una maravilla que dejaba el triunfo a menos de media hora. Había que administrar lo que quedaba de partido con inteligencia.
El entrenador extremeño se la jugó a suerte o verdad. Quitó a un central, Granero, y metió a un delantero, Willy Ledesma. A la desesperada, como mandaban los cánones. Víctor respondió retirando a Gual, muy cansado, y dotando de oxígeno al equipo con Pombo. Ya solo quedaban 17 minutos. La reacción local no estaba asomando por ningún sitio. El Real Zaragoza se mostró serio, disciplinado, activo en las marcas, listo en los balones divididos. Los jugadores del Extremadura abusaron de las faltas, alterados por una derrota que les rompía una racha sobresaliente de cinco de cinco seguidas, sobre todo el aguerrido Ortuño, a quien el árbitro le tenía cogida la matrícula.
Manuel apuró sus balas con Reyes para el último cuarto de hora. Fernández relevó a un asfixiado Guti por Zapater en ese corto espacio temporal. Eran movimientos de ajedrez con la enorme ventaja zaragocista de tener el marcador casi resuelto. Y ese cambio de peones por álfiles dio réditos al atinado Real Zaragoza de inmediato. Pombo recibió en el minuto 79 un pase al hueco de Biel y tras controlar batió por bajo a Casto en el mano a mano en el área. El 0-3 era un hecho y los 3 ansiados y perentorios puntos estaban ya en el cesto. Una gozada. Una sensacional noticia, esta repetición del tanteo de hace 15 días en Córdoba. La permanencia estaba ya mucho más cerca, sin consumarse todavía, pero ya tocándose con las yemas de los dedos.
La gente empezó a irse del campo. Álvaro Vázquez amagó el cuarto tanto desde el pico del área, rozando el larguero. Igbekeme se fundió de súbito y patrocinó el debut del canterano Nick en los últimos minutos, ya desustanciados. Y llegó el pitido final de Figueroa, con los abrazos a discreción de los blanquillos, con sonrisas de oreja a oreja y la sensación de que la orilla queda ya ahí cerca, a tiro de piedra. Una feliz tarde en Extremadura que se celebró en el vestuario como lo que era: una final ganada.
Ficha Técnica
Extremadura UD: Casto; Díez, Granero (Willy Ledesma, 68), Pardo, Bastos; Zarfino, Lolo González; Olabe (Reyes, 77), Perea; Márquez (Nando, 57) y Ortuño.
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Delmás, Verdasca, Álex Muñoz, Nieto; Javi Ros, Igbekeme (Nick, 85), R. Guti (Zapater, 78), P. Biel; Álvaro Vázquez y M. Gual (Pombo, 73).
Árbitro: Figueroa Vázquez (Comité Andaluz). Amonestó a Javi Ros (15).
Goles: 0-1, min. 18: Casto, en propia puerta. 0-2, min. 62: P. Biel. 0-3, min. 79: Pombo.
Incidencias: Tarde veraniega en Almendralejo, con 30 grados y sol agobiante. El césped del Francisco de la Hera presentó un aspecto sobresaliente. Hubo lleno casi total en las gradas, 11.000 espectadores.
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