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Partido 12 Grupo B

Partido 12 Grupo B

 

HOLANDA 1 - 2 ALEMANIA

Holanda: Stekelenburg; Van der Wiel, Heitinga, Mathijsen, Willems; Van Bommel (V. der Vaart, m. 46), De Jong; Robben (Kuyt, m. 82), Sneijder, Afellay (Huntelaar, m. 46); y Van Persie. No utilizados: Vorm, Krul; Vlaar, Boulahrouz, Bouma, Narsingh, Schaars, Strootman, L. De Jong.

Alemania: Neuer; Boateng, Hummels, Badstuber, Lahm; Khedira, Schweinsteiger; Müller (Bender, m. 91), Özil (Kroos, m. 80), Podolski; Mario Gçomez (Klose, m. 72). No utilizados: Wiese, Zieler, Schmelzer, Howedes, Mertesacker, Gündogan, Reus, Goetze, Schürrle.

Árbitro: Jonas Eriksson. Amonestó a Willems, De Jong, Boateng.

Goles: 0-1. M. 23. Mario Gómez. 0-2. M. 38. Mario Gómez. 1-2. M. Van Persie.

Holanda se tambalea

Alemania, con un gran Mario Gómez, deja a la subcampeona mundial al borde de la eliminación (1-2)

En una noche asfixiante de calor en Ucrania, aceleró Alemania y aquilató las bases de su proyecto de largo aliento. Recuperado Schweinsteiger como generador de juego y coronado Mario Gómez como finalizador, al colectivo de Löw solo le queda dilucidar ante Dinamarca si es primera o segunda de grupo. Despeñó, de paso, a la subcampeona del mundo, Holanda, a un paso de la cuneta. Portugal y Dinamarca llegan con tres puntos a la última cita y la oranje, que se mide a los lusos, con cero. La descomposición de Holanda comenzó en la final de la Copa del Mundo ante España de hace dos años en Johannesburg. Aquella selección malencarada traicionó todos sus principios históricos: el respeto al balón y al contrario. Hoy, bajo el control del mismo entrenador, paga las consecuencias de esa traición.

En pleno debate en Alemania sobre si debía trabajar más o menos, Löw demostró que su delantero centro no era un estibador, sino un bailarín de 1,90 metros. Recibió la pelota en la corona del área, de espaldas a la portería, y convirtió el control con la zurda en un autopase mientras se daba toda la vuelta sobre sí mismo. Ya de cara al meta Sketelenburg, lo abatió por el suelo. Estética pura para embellecer el torneo.

Era una noche de calor incandescente en Kharkiv, rozando los 35 grados. En el túnel de vestuarios, los futbolistas sudaban la gota gorda. Esta vez, al menos, la UEFA ordenó regar el campo abundantemente, también en el descanso, para evitar el escamoteo del España-Italia. En el minuto 19, ya todos aprovecharon un receso para correr a los banquillos a pedir agua.

Para Mario Gómez, sin embargo, corría fresquito. Sería su sangre granadina. La de sus abuelos paternos, que emigraron desde Albuñán a Riedlingen en busca de un futuro para sus hijos. El de su nieto es esplendoroso, a la cabeza de los goleadores de la Eurocopa con tres tantos. En el segundo a Holanda, entró por el sector derecho del área y disparó elevado en diagonal justo al palo contrario. El vuelo de Sketelenburg resultó estéril. La defensa oranje quedó retratada: dos centrales plomizos (Heitinga y Mathijsen) y dos laterales de parvulario (Van del Wiel y Willems).

Despertar el olfato goleador de Gómez solo fue la segunda mejor noticia para Löw. La primera, recuperar el alma de Schweinsteiger, autor de los dos pases de gol, atribulado en los últimos meses por las lesiones y por el penalti errado ante el Chelsea en la final de Champions en Múnich. El jefe ha vuelto.

Löw descubrió que su delantero centro no era un estibador, sino un bailarín de 1,90

Alemania tiene un plan colectivo de juego. Holanda no. Löw busca elaboración, paciencia, ataque por los extremos y gol. Van Marwijk no se sabe qué pretende. Difícil desentrañar las intenciones de alinear como mediocentros a De Jong y Van Bommel. La bella Holanda queda embrutecida por su presencia. A partir de ahí, Sneijder, Robben y Van Persie hacen la guerra por su cuenta. Afellay no cuenta. En este ambiente de degradación, hasta las jugadas de estrategia (un pase de córner de Sneijder a Robben) fueron un despropósito.

Van Marwijk se dio por aludido y, a la media hora, mandó calentar a Huntelaar y Van der Vaart, que entraron en la reanudación por Van Bommel y Afellay. No se dejó intimidar Alemania: el central Hummels avanzó con el balón por el centro, esquivando rivales, a la vieja usanza. Y cuando había un chispazo de Holanda, como el trallazo de Van Persie, Neuer se alargaba hasta el poste para detenerlo.

Van Marwijk salió del banquillo para instar a sus jugadores a salir de su campo. Y por fin Van Persie aprovechó su zancada para conquistar unos metros y conectar un derechazo imparable para Neuer. “¡Holland, Holland, Holland!", Aaronó el estadio del Metallist, con una clara mayoría de aficionados oranje. Holanda había ganado por primera vez el centro del campo. Por eso Löw dio paso a Kross por un cansado Ozil mientras Van Marwijk buscó sin éxito en Kuyt la malicia ausente en Robben. El equipo alemán pudo con las vedetes holandeses.

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