El Real Zaragoza se engancha al vagón de aspirantes a la promoción de ascenso con una victoria tan importante como carente de honores, un triunfo que no puede interpretarse como el fin a su crisis de juego, galopante durante casi todo el encuentro. Si lo importante es ganar, el conjunto aragonés lo hizo; si pretende aumentar además sus créditos, con el rendimiento de hoy no lo logra ni de lejos. El equipo de Lluis Carreras sigue emitiendo señales borrosas, de confusión, de no saber en absoluto cómo interpretar el fútbol en sus diferentes escenarios. Los tres puntos le vienen de perlas, pero mientras valora ese tesoro debería sacar algo de brillo a un destino en nada halagüeño si insiste en surcar sombras y dudas.
El partido tuvo tres protagonistas principales, con Dorca a la cabeza. El catalán entró de nuevo en el equipo en contra de la opinión popular, muy cuestionado por lo poco que había aportado en sus anteriores apariciones y porque Carreras se ha empeñado en meterle con calzador. Pues resulta que el centrocampista, muy próximo su perfil de trote corto y pase horizontal, marcó los dos goles locales de la matinal en La Romareda, ambos dignos del mejor delantero centro. El primero sirvió para empatar el encuentro cuando el Mallorca, muy superior, amenazaba con acompañar con un segundo tanto el que había firmado Arana en el minuto 10. El segundo, tras una tormenta de tarjetas e histerismo del colegiado, que dejó a los baleres con diez, supuso la remontada. Dorca entró entre pitidos y salió, casi, como un héroe.
Wellenreuther también tuvo que ver en el resultado final y, mucho, en las dianas de Dorca. Al portero se le escapó el remate de cabeza del capitán y se le escurrió de las manos una pelota fácil para sus guantes, error que no perdonó la puntera del catalán segundos después de que el Mallorca se hubiera quedado con diez por la expulsión de Aveldaño. El colegiado mostró dos amarillas al central por una falta blanda y, al parecer, por solicitarle explicaciones. El árbitro entró entonces en erupción, abrió el bolso de los cartones y los regaló a diestro y siniestro, con dos rojas para Héctor y Miki, residentes en el banquillo de Vázquez.
Casi sin querer y sin saber, el Real Zaragoza estaba con todo a favor. Carreras había confeccionado una alineación para reunir más posesión y llegada. Apareció Sergio Gil de enganche con Hinestroza y Lanzarote formando una trinidad de intenciones verticales. Pero Ángel se sintió igual de huérfano, luchando sin un balón en condiciones que llevarse a la lengüeta. Sissoko y Pereira se apoderaron del centro del campo sin resistencia alguna, con Ros y Dorca incapaces de dotar de alguna construcción notable ni de cerrar los pases interiores. En plena invasión mallorquií, Arana fusiló a Manu Herrera con todo el equipo de Carreras hipnotizado.
Nada mejoró. Si caso que Ortuño se empeñó en ser egoísta hasta un extremo enfermizo, lo que facilitó la labor de Guitián y Rico, éste de nuevo como central para ceder su puesto a un Abraham que deja abierta la puerta de su posición a todo el que pase por allí. Camino del descanso y agitando el pañuelo blanco, el Real Zaragoza igualó a balón parado, con Dorca imprimiendo a su testarazo potencia y Wellenreuther echándole una mano. Las dos.
En el minuto 60 se produjo ese capítulo difícil de describir lejos del lugar de los hechos. Avedaño se fue a la calle y, calmados los nervios, Dorca recibió otro regaló de Wellenreuther. El 2-1, la entrada de Vallejo para establecer una defensa más natural con Rico a la izquierda y las salidas de Culio y Pedro, hoy de reserva, para aportar experiencia, no causaron los efectos esperados. El Mallorca, con uno menos, siguió con la pelota en los pies, más cansado y con menos ideas, pero animado al comprobar que el Real Zaragoza era un manojo de nervios, una víctima de esa victoria encontrada sin apenas buscarla. En el minuto 93, Oriol disparo a bocajarro sobre las palmas de Manu Herrera y Arana, en la siguiente acción, cabeceó por encima del larguero cuando la sombra de la madera estaba posada sobre su cabeza y el niño del marcador subía la tabla del 2-2.
El Real Zaragoza puede sentirse contento por el triunfo y luego hacer dos cosas: regodearse en él o aprender que no siempre ganará sin honores, sin un átomo de fútbol. Su estado es preocupante y La Romareda se lo hizo saber. Menos mal que Carreras eligió a Dorca...
- Ficha técnica:
2 - Real Zaragoza: Manu Herrera; Isaac, Guitián, Rico, Abraham (Vallejo, min.66); Javi Ros, Dorca; Lanzarote (Pedro, min.88), Sergio Gil (Culio, min.66), Hinestroza; y Angel.
1 - Real Mallorca: Wellenreuther; Company (Campadabal, min.66), Héctor Yuste (Adams, min.38), Aveldaño, Joan Oriol; Damiá, Arana, Sissoko, Pereira; Ortuño (Lago Júnior, min.66) y Colunga.
Goles: 0-1. min.10. Arana; 1-1. min.35. Dorca; 2-1. min.68. Dorca.
Árbitro: Pizarro Gómez, del Comité Madrileño. Expulsó con roja directa a los visitantes Aveldaño (min.64) y Héctor Yuste (min.64), éste que se encontraba en el banquillo tras haber sido sustituido. Amonestó con tarjeta amarilla al local Javi Ros y a los visitahtes Pereira, Joan Oriol, Aveldaño y Lago Júnior.
Incidencias: partido correspondiente a la jornada 33 de la Liga Adelante disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante unos 14.000 espectadores.
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