Salvados. El Real Zaragoza logró esta noche de jueves el objetivo supremo que perseguía desde hace ocho meses largos, la permanencia en la Segunda División tras haber estado flirteando con el descenso desde octubre, muchas veces con síntomas de muerte, que la mano del tercer entrenador del curso, Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ ha evitado con eficacia a base de un trabajo de orfebrería futbolística. La victoria por 3-0 ante el Castellón, otro de los implicados en la pelea de la zona baja todo el año, fue su salvoconducto definitivo a falta de dos jornadas, las últimas, que ya no tendrán relevancia por lo tanto.
El partido comenzó con los dos equipos alterados, nerviosos por tanto como había en juego: la salvación de la categoría. El Castellón llevó la iniciativa durante los 10 primeros minutos, obligado por su situación más crítica. El Zaragoza esperó atrás a modo de tanteo. En ese tramo solo hubo un susto en la portería aragonesa, en el lanzamiento de falta lateral del zaragozano Rubén Díez Jamelli, de rosca muy cerrada, que Francés, en su despeje un tanto forzado, casi metió en su propia portería pasado el minuto 9. Y en cuanto espabilaron los locales, como mano de santo, llegó el 1-0, medicina providencial para llevar la calma a los de Jim. No se podía empezar mejor un duelo de tanta trascendencia.
Fue un golazo de bandera del canterano Francho, por la misma escuadra derecha de otro ex, Whalley, tras una pared magnífica con Narváez, que balanceó todo el tiempo de banda a banda, de izquierda a derecha como novedad táctica. Era el minuto 12 y el Real Zaragoza, en esos momentos, tenía atada la permanencia matemáticamente. Los castellonenses quedaron aturdidos, pero no tuvieron más opción que seguir intentando crear peligro ante Cristian Álvarez. En el 16 se produjo una jugada dudosa en principio, pues los visitantes pidieron penalti del portero zaragocista en su salida ante Rubén Díez tras un pase filtrado por Bodiger entre los dos centrales. El VAR revisó y no vio nada de nada.
Hubo un rato de fútbol atacante de los zaragocistas, con pases de Narváez y Bermejo al área que no hallaron remates potables ni de Francho ni del peleón Iván Azón, por centímetros en ambos casos. Y se alcanzó el último cuarto de hora de la primera fase con un Castellón que se autoconvenció de que tenía que tirar con todo hacia el área aragonesa. A base de córneres, de pelotazos largos, buscaron a Juanto Ortuño, a César Díaz, a Arturo… sin apenas éxito. Ahí aparecían siempre Francés, el imperial Peybernes (que se lesionó y amagó el cambio prematuramente, aunque siguió en el campo), Nieto o Zapater para restar el acoso levantino. El duelo se alborotó bastante en esa fase que cortó de raíz el descanso.
Fueron 45 minutos en los que el Real Zaragoza se mostró firme, convencido de sus fuerzas, todo favorecido por el gol tempranero. Como ya está asumido, faltó combinación, continuidad con la pelota en poder blanquillo y, sobre todo, más llegada ante Whalley. Solo una falta postrera de Bermejo (fallón con el balón todo el tiempo) forzó al portero de los albinegros -esta vez de verde- a hacer una parada con ambos puños en el segundo remate entre palos de los de Jim. El reloj era ya, e iba a ser en la reanudación, un aliado importante.
La segunda parte comenzó sin cambios nominales. Jim y Garrido confiaban en los mismos durante un tramo del choque al menos. Y si bien empezó el duelo para el Zaragoza, mucho mejor lo hizo este periodo definitivo. Iván Azón, otro de los juveniles que conforman la columna vertebral de este milagroso equipo de Jim, cabeceó en el 47 a gol el 2-0, picado en el segundo palo, tras un córner botado por el gran capitán, Zapater, digamos un juvenil encubierto a sus casi 36 años, que le caerán en junio. Ahí, el partido pareció ya sentenciado. El Castellón precisaba de una reacción monumental de la que, con anterioridad a este segundo gol local, no daba indicios de ser capaz de ejecutar.
Garrido metió dos arietes de golpe: Zlatanovic y Cubillas. Se la jugaba ya a la desesperada con más de media hora por delante, pasando a defender con apenas tres defensas naturales. En esas, Tejero, en un contragolpe rápido de Nieto y Narváez, rozó el tercero al chutar desde la frontal con potencia en el 60, pero Whalley detuvo en dos veces bien colocado. Con el Castellón ya descolocado, yéndose arriba sin control, el Zaragoza montó otra contra letal, con la velocidad del atleta Iván Azón como protagonista en el minuto 62, que fue derribado claramente en el área por Gálvez. El árbitro, Ocón, no se enteró del penalti, pero el VAR (Areces) le hizo ir al monitor y rectificar. La pena máxima la transformó un rato después, en el 66, el ‘especialista’ Tejero, que había aparecido de súbito en la noche crucial de Fuenlabrada hace un mes y que repitió esta vez con un ‘panenkazo’ maravilloso para hacer el 3-0 y lacrar el sobre de la permanencia con autoridad.
Jim movió el banquillo. Atienza, Sanabria, Igbekeme, Zanimacchia… minutos para todos, un premio a la implicación de un vestuario sano al margen de cualquier otra consideración. Sanabria, como el otro día en Las Palmas, estuvo muy cerca del gol en su primer balón tocado, de cabeza a la salida de otro saque de esquina de Zapater, un caramelo que se le marchó por encima del larguero por milímetros en el 72. El partido languideció progresivamente, con un Castellón abatido por completo y un Zaragoza que no quiso hacer demasiada sangre, feliz ya por su objetivo mayor atado con solvencia, con la mayor goleada vista este curso en La Romareda. El gol fallado por el visitante Cubillas, a bocajarro, en el 84, y el remate de cabeza de Gálvez al palo tras un córner, fueron mera anécdota, el retrato de la impotencia de los castellonenses en esta noche decisiva.
El pitido final de Ocón Arráiz fue el símbolo del final del sufrimiento de miles y miles de zaragocistas por el mundo. El punto final a lo que pudo ser una catástrofe y va a pasar a la historia como una pesadilla a puerta cerrada, en el fútbol del covid, como un aviso de lo que puede suceder en adelante si no se toman medidas distintas a las ya conocidas en estos largos ocho años en la división de plata, lejos de los mejores. Los zaragocistas se abrazaron con mesura sobre el césped, sin alharacas. No hay nada que celebrar. Solo respirar hondo y recapacitar.
Ficha Técnica
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Tejero, Peybernes (Atienza, 68), Francés, Nieto; Eguaras, Zapater (Igbekeme, 75); Bermejo (Zanimacchia, 75), Francho, Narváez (Vuckic, 81); e Iván Azón (Sanabria).
CD Castellón: Whalley; Lapeña, Víctor, Gálvez, Delgado (Cubillas, 56); Bodiger, Ledes (M. Mateu, 67); Arturo (Carles Salvador, 75), Rubén Díez Jamelli (Señé, 75), César Díaz; y Juanto Ortuño (Zlatanovic, 56).
Árbitro: Ocón Arráiz (Comité Riojano). Amonestó a Arturo (52) y Cubillas (69).
Goles: 1-0, min.12: Francho. 2-0, min. 47: Iván Azón. 3-0, min. 66: Tejero, de penalti.
Incidencias: Noche veraniega en Zaragoza, con 27 grados tras un día soleado. El césped del estadio municipal presentó un excelente estado.
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El Real Zaragoza certifica su permanencia
El equipo aragonés se impone con gran autoridad al Castellón, que cae otra vez a posición de descenso y se va a jugar su suerte en las dos últimas jornadas.
Francho e Iván Azón, dos de los tres niños que han sostenido al Real Zaragoza en esta complicadísima temporada, y Tejero le pusieron merecida rúbrica a la salvación matemática del equipo aragonés frente a un Castellón que cae otra vez a posición de descenso y que se va a jugar su suerte en las dos últimas jornadas.
El Zaragoza no quiso dilatar más su permanencia y se impuso con enorme autoridad a un adversario de cartón piedra, incapaz de dar respuesta al primer gol y que se hundió con el segundo. Juan Ignacio Martínez, el hombre milagro del Real Zaragoza, ha cumplido su palabra. Cogió a un equipo hundido y cinco meses después lo tiene en mitad de tabla. De auténtico sombrerazo.
Tejero, Francho y Bermejo fueron las tres novedades en el once de JIM, como relevos de Vigaray, James y Zanimacchia, mientras Juan Carlos Garrido refrescó su alineación con Delgado, Gus Ledes y César Díaz, en detrimento de Iago Indias, Señé y el lesionado Jorge Fernández.
El Castellón, acuciado por su clasificación, salió al galope, pero el Zaragoza le cazó antes del cuarto de hora en su primera aproximación al área de Whalley. Fue un gol de bandera, servido por Narváez y firmado por Francho con un derechazo por toda la escuadra.
El 1-0 relanzó al equipo aragonés, que percutió una y otra vez por el callejón de Tejero en busca del segundo gol, mientras el Castellón anduvo ya a remolque, incapaz de reaccionar y de comprometer a Cristian Álvarez salvo en un par de acciones a balón parado.
El Zaragoza puso la sentencia en el inicio de la segunda parte, al cabecear Iván Azón en el segundo palo un córner sacado por Zapater. Es el tercer gol del juvenil zaragozano, que volvió a demostrar que su rendimiento no resiste comparación posible con el de Toro Fernández, Vuckic o Álex Alegría.
El Castellón jugó ya a la desesperada, intentando lo imposible con las entradas de Zlatanovic y Cubillas, pero un penalti de Gálvez sobre Azón, a instancias del VAR, le permitió a Tejero una nueva oportunidad de demostrar su gran pericia desde los once metros. Su lanzamiento a lo Panenka cerró el festival del Zaragoza, que en toda la temporada no había marcado tres goles en un partido.
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