Tres puntos y a dormir. Victoria crucial en una noche sin margen de error para el Real Zaragoza y a esperar los resultados del fin de semana otra vez desde fuera de la zona de descenso. Qué padecimiento tuvo que sufrir el equipo aragonés, qué duro fue superar a un aguerrido rival como la Ponferradina, en cabeza de la tabla contra pronóstico. Fue un partido de roca granítica, inmanejable en el campo y difícil de tragar desde fuera. Pero de aquí a mayo, al Zaragoza eso le da igual. Lo importante, bajo el patrón que sea, será ganar. Y eso se logró, así que todo en orden, matices al margen.
El 1-0, llovido del cielo al saco de los zaragocistas en forma de penalti cuando la primera parte acababa, fue el núcleo sustancial de unos 45 minutos iniciales sin calidad futbolística, sin gancho, sin seducción por parte de ninguno de los dos equipos. Que el equipo de Juan Ignacio se fuera al descanso ganando resultó un alivio monumental, un premio que ya nadie esperaba después de 40 minutos, los anteriores a la transformación de Narváez de la pena máxima, en los que el Zaragoza se mostró espeso a más no poder, atrancado con el balón, lento de movimientos y sin imaginación en la creación. Sus males endémicos.
Por cierto, el penalti, clarísimo por mano del central Yac (abierto su brazo, extendido en un centro de Bermejo), le costó a Arcediano Monescillo 3 minutos pitarlo y, para ello, tuvo que ir al monitor a debatir con su colega del VAR, el navarro Prieto Iglesias. Cómo cuesta pitar un penalti a favor del Real Zaragoza y lo fácil que lo hacen otros cuando es al revés. La acción fue en el 38 y el chut exitoso de Narváez no llegó hasta el 41. El neofútbol.
Antes de esta acción clave en el ecuador del partido, lo mejor lo había protagonizado también Narváez, que sigue siendo el único con algo de veneno en la vanguardia aragonesa. El colombiano, en el minuto 6, cabeceó en el área pequeña, en el segundo palo, un centro de Vigaray y el portero Caro salvó el tanto con una mano de reflejos. Fue un inicio prometedor que no tuvo continuidad alguna. Eguaras y Francho fueron dos motores gripados en la medular. Zanimacchia, otro favorito de Jim que no se gana el puesto ningún día y ahí sigue como si nada, fue una máquina de perder balones. Alegría, como ariete (al Toro Fernández, ya sí, parece que Jim lo ha relegado al banquillo) no tuvo un debut fluido. Pululó sin más por la zona de nadie, sin hallar balones que rematar y torpe con los pies o fuera del área. Bermejo y Narváez eran intermitentes y no acababan nada.
La Ponferradina, entre el barullo constante del juego, se vio más suelta con el 0-0. Llegó más al área zaragocista que al contrario. Romera, en el 8, forzó a Cristian Álvarez a hacer una buena parada por alto. En el 17 el Zaragoza tuvo suerte de que Kaxe agarrase ligeramente a Francho en el área al recibir un centro largo, pues el rebote le quedó a Romera y este marcó un golazo en un voleón tremendo que superó por alto a Álvarez. Arcediando lo anuló y el VAR le dio la venia. Podía haberse adelantado el cuadro leonés y el guión hubiera tomado caminos más dramáticos en ese hito tan tempranero. Siguió siendo más ofensiva la Ponfe y el central Pascanu lanzó un derechazo desde 25 metros en el minuto 29 que detuvo Cristian con colocación y riesgo; y en el 31, Pablo Valcarce se fue de Francho en carrera y lanzó alto por muy poco. En este largo tramo central del primer tiempo, la cosa no pintaba nada bien porque en el otro lado del campo nadie generaba peligro. Chavarría anduvo precipitado, impreciso. Vigaray, con la bota mal calzada en los centros. Nadie daba luz al ataque local.
Y, de esa nada, de esa preocupación fundada, llegó un centro de Bermejo en el 38 que el central Yac, uno de los suplentes bercianos que daban forma a una zaga de circunstancias por las bajas de Bolo, el técnico albiazul, cortó con el brazo. Menos mal a esta acción aislada, a este penalti inesperado, que llevó al Zaragoza a un segundo tiempo más esperanzador en un día de enorme exigencia.
Salieron a morder
Jim dejó en la ducha a Zanimacchia. Era lo suyo, estaba cantado. El italiano va de mal en peor. Entró Igbekeme en el inicio del segundo periodo, que arrancó con claro dominio ponferradino. Sielva, en el minuto 50, rozó el empate con un chut raso y potente que se le fue al lateral de la red junto al palo derecho, un susto para ponerse en guardia ante lo que podía venir. Era normal que los visitantes, aspirantes a meterse en zona de promoción de ascenso, salieran a morder tras el 1-0.
El Zaragoza replicó en el 56 con otra jugada polémica, pues Alegría controló con el pecho en el área, orientado, y se dispuso a fusilar a Caro, echándole el balón suave a las manos incomprensiblemente. Le agarró del brazo Castellano pero el árbitro no pitó un penalti que sí pareció. Las prisas empezaron a asomar en la Ponferradina, que metió en juego al veterano Yuri, siempre un peligro en el área. Enseguida, en el 61, el cuarentón brasileño casi igualó el partido en una semichilena o tijereta desde la frontal que salvó Cristian Álvarez a una mano. El Zaragoza comenzó a jugar con el reloj y su ventaja en el tanteador. Un riesgo, pero necesario en tiempos de hambre de puntos. Su fútbol era muy escaso, feo y sin pegada. Lo más rentable parecía ir a guardar con uñas y dientes el precioso 1-0 encontrado en un recodo del camino por azar.
A falta de un cuarto de hora, Yuri amagó de nuevo el 1-1, tras irse de Francés en el área y rematar raso y fuerte. Cristian salvó la complicada situación bajo palos. El Zaragoza hacía rato que no atacaba, que solo pensaba en llegar al final como fuese. Jim retiró a un asfixiado Bermejo y puso en el campo a Gabriel Fernández, como pareja de Alegría. Un curioso cambio que alborotó de entrada al equipo tácticamente. El sufrimiento en defensa fue in crescendo. Cada córner era un suplicio para la zaga blanquilla, en la que sobresalíó por alto Jair en los balones más peligrosos. Adrián entró por Alegría, muy flojo en su estreno en La Romareda. Los nervios se multiplicaron por miles. El balón no lo guardaba ni 3 segundos el Zaragoza, que era un flan colectivo. Jim metió al final dos defensas más, Peybernes y Nieto. La Puerta del Carmen. Fueron 5 minutos de añadido. Una pesadilla. Pero todo acabó bien y la victoria se quedó en casa.
Restan por delante muchas jornadas como esta, de histerias, de padecimientos. Algo que, cuando el partido acaba con un triunfo, se da por bueno y hasta llena de valor lo obtenido. Otro paso más hacia la orilla. A ver qué hacen los demás y si la permanencia se va abaratando o encareciendo en esta jornada. Será una cantinela constante en adelante.
Ficha técnica
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Vigaray, Francés (Peybernes, 89), Jair, Chavarría; Eguaras, Francho; Zanimacchia (Igbekeme, 46), Bermejo (Gabriel Fernández, 76), Narváez (Nieto, 89); y Alegría (Adrián Glez. 82).
SD Ponferradina: Caro; Iván Rodríguez, Pascanu, Yac, Castellano (Aguza, 84) Sielva, Morán (Elitim, 76); Curro, Pablo Valcarce (Yuri,, 57), Kaxe (Gaspar, 57); y Romera.
Árbitro: Arcediano Monescillo (Comité Castellano-manchego). Amonestó a Pablo Valcarce (14), Eguaras (45) y Alegría (79).
Goles: 1-0, min. 41: Narváez, de penalti.
Incidencias: La noche de San Valero, día festivo en Zaragoza al celebrarse su patrón, fue muy agradable meteorológicamente, con 15 grados a la hora del comienzo del partido (21.00). El césped de La Romareda presentó un buen estado, una vez dejadas atrás las duras fechas de nieve, hielos y temperaturas bajo cero de hace dos semanas. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Avelino Chaves, ex futbolista y ex secretario técnico zaragocista, fallecido recientemente.
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