15.5.2010 - LIGA 1ªDiv. 2009/10 - JORNADA Nº 38
15.5.2010 - LIGA 1ªDiv. 2009/10 - JORNADA Nº 38
Partido Nº 1872 del R.ZARAGOZA en 1ª Div.
REAL ZARAGOZA 3-3 VILLARREAL
local |
| visitante |
10 | remates | 21 |
7 | remates a portería | 12 |
1 | remates poste | 0 |
1 | remates fuera | 4 |
5 | asistencias | 13 |
21 | llegadas al área | 22 |
5 | fueras de juego | 1 |
442 | pases totales | 529 |
59 | balones recuperados | 55 |
89 | balones perdidos | 83 |
21 | faltas cometidas | 8 |
47% | posesión | 53% |
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Final infeliz
El amago de vuelta al ruedo que inspiró Nayim tras la conclusión del partido cerró la temporada y una tarde en la que el Real Zaragoza pareció comerse el mundo por unos momentos y acabó resoplando de esfuerzo y alivio. Y empatado. Conquistada la salvación, celebrándola y brindándosela a la afición en ese paseíllo final de Nayim y los futbolistas, el Zaragoza se miró un rato al espejo y se descubrió jugando al fútbol. Lo tenía. Guardado, volátil y antojadizo, pero el Zaragoza de Gay sacó media hora de juego sobresaliente, poniéndose a la altura de la victoria frente al Valencia, el punto culminante de la temporada en cuanto a redondez y calidad de su fútbol. En ese periodo, el Zaragoza desbordó al rival, jugando con un registro muy alejado del que le ha dado la vida de la permanencia en Primera División. En cierto modo, el Zaragoza del último día se dio la vuelta: generó más ocasiones en una tarde que en tres meses a la vez que su sistema de contención presentó más fisuras de lo habitual.
A través de ese camino, alcanzó tres goles de ventaja, un rédito que el Villarreal contempló abatido hasta que su entrenador, Juan Carlos Garrido, rescató a Marcos Senna, que agrandó el centro del campo del Villarreal cosiendo costuras, cerrando espacios y aplicándole orden y eficaz lucidez a la generación de juego del Villarreal. Con el hispano-brasileño en el campo, el partido fue otro, y el resultado también. El Zaragoza perdió tensión y energía y el campo se volcó hacia la portería de Roberto, al que se le debe permitir incluso su agujero en el tercer gol del Villarreal: volvió a levantar una tapia en su portería, con manos imposibles y reflejos gatunos. De su fichaje, debería hacerse una cuestión de estado.
El último partido de la temporada le sirvió al Zaragoza para amagar con una victoria rotunda. Descomprimidos, los de Gay se movieron cómodos durante la primera mitad. Se apoderaron del juego pero no de la pelota. El balón ha funcionado como una cuestión accesoria en la guía de la permanencia firmada por Gay. El Zaragoza estrujó al Villarreal corriendo como una centella, robándole todos los espacios que su alegre dibujo inicial, con ese rombo sin posiciones fijas que lidera Ibagaza y rodean futbolistas sedosos como Cani, Cazorla y la dupla Rossi-Nilmar, le concedió. Al Villarreal se le mide desde hace unos años dentro de la perspectiva del fútbol cristalino en la elaboración y la ejecución. Garrido, que lo ha sacado del pozo y casi lo mete en UEFA, le ha devuelto esa identidad. Se fue a por el Zaragoza con casi todo, distanciando su última línea de todas las demás. Por esos espacios intermedios comenzó a ganar la batalla el Zaragoza, con Colunga y Eliseu eléctricos y Edmison y Gabi filtrando los pases oportunos. Para entonces, el Zaragoza ya mandaba, fruto de un zarpazo de Eliseu en el saque de un libre indirecto. El portugués rompió la portería. No se recuerdan en la temporada tantas ocasiones como las de ayer. Y tan claras: Colunga tuvo un mano a mano, Ander falló con la puerta vacía, Gabi mandó una a la madera y otra a las manos de Diego López… El Zaragoza percutió durante todo el partido, pero la ventaja la abrió con Colunga, que amargó a Godín, regateó a Diego López y marcó el 2-0, y con Pulido, astuto al aprovechar una dejada de cabeza de Jarosik, muro atrás y lanza delante.
Con el 3-0, el Zaragoza daba más sensación de jugarse algo que el Villarreal. Pero la ventaja lo relajó. Cazorla recortó con un gol trenzado con Ibagaza, un diablo cuando abre el compás cerca del área, y, en el descanso, Juan Carlos Garrido tiró de Senna. Con siete preseleccionados para la próxima Copa del Mundo sobre el tapete, la calidad tenía color amarillo.
El Villarreal ganó el centro del campo y el Zaragoza se agazapó en busca de la verticalidad de Adrián Colunga y Eliseu. Las piernas fallaron y Cazorla y Rossi equilibraron el marcador. La cosa pudo acabar peor, pero al menos quedó esa media hora, en la que La Romareda se relamió y se preguntó si eso era el mismo ladrillo que se ha comido esta temporada.
Despedida apacible
Agapito Iglesias solo recibió duras críticas por parte del ´Ligallo´ y pudo vivir una tarde tranquila.
Solo una leve pitada al final del partido contra el Villarreal. Esa fue la única recriminación que hicieron ayer al unísono los aficionados del Real Zaragoza que acudieron al estadio de La Romareda como protesta hacia Agapito Iglesias, presidente y accionista mayoritario de la entidad, tras una campaña llena de sobresaltos y en la conjunto zaragocista ha tenido que sufrir mucho para poder mantenerse en Primera División. "La afición ha tenido un comportamiento divino y me alegro mucho por ellos. Esto es para ellos. Hemos vivido una tarde apacible y la gente se ha ido contenta del campo. No creo que se pueda pedir más", afirmó luego Agapito, que tuvo una despedida de la temporada más tranquila de lo que quizás se esperaba antes del encuentro.
REPETICIONES DEL HIMNO Algo malo, sin embargo, se temía Agapito Iglesias antes de iniciarse el último partido de Liga porque el himno del Real Zaragoza sonó en tres ocasiones por la megafonía de la Romareda para evitar que los posibles silbidos hacía el palco pudieran escucharse con cierta nitidez. El himno todavía seguía sonando cuando el colegiado Estrada Fernández estaba señalando el inicio del choque. Tampoco hubiera hecho falta utilizar esa estratagema porque no hubo silbidos. A ello también contribuyó en buena medida el tempranero gol de Eliseu y la buena primera parte realizada por el Zaragoza.
Los dos grupos que llevan la voz cantante a la hora del animar al cuadro aragonés en el estadio de La Romareda optaron por maneras muy diferentes de mostrar su malestar por la deficiente gestión realizada por Agapito Iglesias y sus personas de confianza al frente del Real Zaragoza. El Ligallo Fondo Norte se mostró en todo momento muy criticó con la labor del empresario soriano y pidió en repetidas ocasiones su salida del club con gritos de "Agapito vete ya" o "Agapito vete a Soria". De los gritos pasaron incluso a los insultos hacia el presidente del Zaragoza. También solicitaron la dimisión de la directiva y se oyeron algunas frases contra Pedro Herrera, secretario técnico del club, al que acusaron de gafe. Pero lo cierto es que el resto de aficionados no se unieron casi nunca a esos cánticos. "Yo no he visto ninguna critica ni tampoco he oído nada. Repito que ha sido una tarde muy tranquila para todos", dijo después Agapito.
Los miembros de Ligallo también portaron pancartas en las que se hacían constar frases como "Agapito vete ya" o "de rugir en París a maullar por España", en clara alusión a la decadencia en la que ha ido sufriendo el Zaragoza desde que ganó la Recopa en mayo de 1995. La Policía Nacional llegó a rodear la zona del fondo norte en la que se sitúan los componentes del citado grupo ultra poco antes del descanso, pero una vez detenido el seguidor que encendió una bengala se retiró de la misma. No obstante, a partir de entonces, los gritos lanzados por el Ligallo Fondo Norte ya no sonaron con la misma fuerza.
Más comedidas fueron las reivindicaciones realizadas por el Colectivo 1932 desde la curva del fondo sur de La Romareda. Primero permanecieron sentados y sin animar durante el primer cuarto de hora del partido, mientras sus componentes portaban una pancarta que indicaba: "Aprender los errores, deber de los gestores". Después mostraron otras en la que se hacía constar el lema: "Nuestra ilusión depende de una buena planificación" o "Gracias muchachos", agradeciendo el esfuerzo realizado por los jugadores, muchos llegados en el mercado invernal, para salvar al Zaragoza del descenso en la segunda vuelta de la Liga. "Desde diciembre estamos tratando de normalizar el club y lo vamos a seguir haciendo por el bien y por el futuro del Real Zaragoza", comentó luego Agapito Iglesias.
ENTRE APLAUSOS La recta final del partido transcurrió en una calma casi total. Los aficionados del Zaragoza pidieron con insistencia a Roberto, principalmente, y a Adrián Colunga, que se queden. Lo del portero fue un verdadero clamor. El pitido de Estrada Fernández puso el punto final a una tarde vivida con mucha tranquilidad por la mayor parte de la afición. La gente prefirió apoyar a su equipo en la despedida de un curso lleno de sufrimiento que no cargar contra Agapito Iglesias. El himno, de todos modos, volvió a sonar con fuerza para silenciar la leve pitada que se produjo.
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