PARTIDO Nº 740 MARRUECOS 0-0 (3-0) ESPAÑA (6-DIC-2022)
MARRUECOS | Partido 740 | ESPAÑA
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0-0 | ||
Amistoso 6 Diciembre 2022 Rayán Estadio: Ciudad de la Educación |
FICHA TËCNICA
Bono, Achraf, Aguerd (El Yamiq 85´), Saiss, Mazraoui (Attiat-Allah 82´), Amarabat, Ounahi (Benoun 120´), Amallah (Cheddira 82´), Ziyech, En-Nesyri (Sabiri 82´) y Boufal (Ezzalzouli 67´).
Seleccionador: Walid Regragui
Unai Simón, Marcos Llorente, Rodrigo Hernández, Laporte, Jordi Alba (Balde 98´) , Busquets, Gavi (Carlos Soler 63´), Pedri, Ferran Torres (Nico Williams 76´ Sarabia 119´), Marco Asensio (Morata 63´) y Dani Olmo (Ansu Fati 98´).
Seleccionador: Luis Enrique Martínez
Sin goles durante el tiempo reglamentado. Penaltis (0-3):
Sabiri, gol
Sarabia, al poste
Ziyech, gol
Carlos Soler, para Bono
Benoun, para Unai Simón
Sergio Busquets, para Bono
Achraf, gol
Fernando Rapallini (Argentina): Mostró tarjeta amarilla a Saiss (90´) por parte de Marruecos y a Laporte (77´) de España.
Árbitros asistentes: Juan Pablo Belatti y Diego Bonfa (Argentina)
Cuarto árbitro: Raphael Claus (Brasil)
VAR: Mauro Vigliano (Argentina)
AVAR: Nicolás Gallo (Colombia)
Fueras de juego sala VOR: Nicolás Taran (Uruguay)
Apoyo sala VOR: Julio Bascunan (Chile)
XXII Copa Mundial de Fútbol de la FIFA Catar 2022. Octavos de final
Estadio Ciudad de la Educación. Rayán (Catar). Lleno con 44.667 espectadores en las gradas.
Siguieron el partido desde el palco de autoridades los presidentes de la RFEF y FIFA, Luis Rubiales y Gianni Infantino, así como el secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Franco junto al resto de autoridades institucionales y deportivas.
23.2 % Posesión 76.8 %
2 remates a puerta 1
0 remates paradas 5
4 remates fuera 7
13 disparos recibidos 9
1 tarjetas amarillas 1
0 tarjetas rojas 0
14 faltas recibidas 15
15 faltas cometidas 14
149 balones perdidos 172
67 balones recuperados 66
5 fueras de juego 4
intervenciones portero
España muere como en Rusia
La Selección cae ante Marruecos en los penaltis, como sucedió hace cuatro años. El juego de los mil pases se estrella contra un muro.
Adiós al Mundial. Como hace cuatro años, en Rusia 2018, con la misma sensación de chocar una y otra vez contra un muro. España perdió ante Marruecos y deja Qatar con una sola victoria (el 7-0 a Costa Rica) que nos hizo creernos reyes cuando, visto lo visto, solo éramos mendigos. “El resultado me importa cero”, dijo Luis Enrique en la previa. Esa frase suena ahora a epitafio. La Roja jugó mal y cayó estrepitosamente en los penaltis ante Marruecos, que hace historia en los Mundiales. Nunca antes había llegado a cuartos de final. España, mientras, la España de los mil pases, debe retirarse un tiempo al rincón de pensar. ¿Qué es el estilo? En esas estábamos cuando nos pasó por encima un Mundial.
El partido fue duro y denso, como se esperaba, con Marruecos refugiada atrás sin apenas dejar espacios libres, con el balón eternamente en las botas de los jugadores españoles, y así fue. Era el guion previsto y no parecía alterar ni a Luis Enrique ni a Walid Regragui. Se avecinaba un partido de largo aliento en el que las ocasiones de gol serían un bien preciadísimo. La Roja, en esta ocasión vestida de blanco y celeste, como el Celta (ay, qué bien le habría sentado a Iago Aspas...), tenía un cometido prioritario: acelerar su ataque con movimientos de ruptura pues de lo contrario sufriría como le ha ocurrido ante selecciones blindadas atrás, véase Georgia, Suecia o Polonia.
El 4-1-4-1 de Marruecos era indigesto. Sus jugadores no concedían ni un resquicio a una España que calcaba el once que goleó a Costa Rica con el único cambio de Marcos Llorente por Azpilicueta. Uno veía el paso de los minutos, ahora el 10, luego el 20 o el 25, pero nada, ni una ocasión de gol, ni en una ni en otra portería. Así que estaba claro que el peligro surgiría en un pequeño detalle, cualquier pifia. Esta llegó al enfilar la media hora de juego, cuando Bono rifó un balón que propició el doble remate de Gavi y Ferran, aunque ambos quedaran posteriormente anulados por el banderín en alto del linier.
Marruecos también tuvo la suya en un zurdazo de Mazraoui tras un exceso de confianza de Ferran a la hora de sacar el balón jugado en la frontal del área española. Unai Simón resolvió bien en lo que era su primera intervención seria. Pero era un primer aviso de Marruecos, que poco a poco crecía gracias al orden que le otorgaba Amrabat y las internadas de Ziyech, que se bailó un agarrao durante todo el partido con Jordi Alba. La solidaridad marroquí se traducía en las continuas ayudas de sus jugadores, que no daban un respiro a Gavi, Ferran o Asensio; cada vez que un jugador español driblaba a un rival y se giraba, se encontraba con otro. Y con otro más. Aguerd disfrutó de otra ocasión de gol a punto de llegarse al descanso, un cabezazo que se fue por encima del larguero de Unai. Y acto seguido, España sufrió otro sobresalto tras una cesión de Ziyech que afortunadamente no encontró compañero. Era una manera de alcanzar el descanso con la sensación de que Marruecos ganaba a los puntos, estirándose como no lo había hecho en los minutos anteriores. Tiempo para recuperar fuerzas, para que Luis Enrique analizara cómo encarar ese muro verdirrojo que hasta ese momento se mostraba infranqueable.
Sin embargo, el inicio de la segunda parte dibujó un escenario distinto, con Marruecos sin aprovechar la inercia de sus últimos ataques y echada aún más atrás. Un doble cerrojo, en definitiva. La estadística nos daba dos golpecitos en el hombro y nos regalaba un dato revelador: el disparo de Olmo en el 55′, despejado de puños por Bono, era el primero entre los tres palos de la Selección española en todo el partido. Luis Enrique entendió que la mejor receta para acabar con esa sequía era dar entrada a Soler y Morata en lugar de Gavi y Asensio. Con el valencianista se gana, a priori, en llegada, aunque es cierto que Gavi se había erigido en esa segunda parte en un dolor de muelas para Achraf. Regragui reaccionó, con minutos para Abde, el vertiginoso jugador de Osasuna, por Boufal.
Pero el resultado seguía inalterable y el partido adquiría minuto a minuto una pinta a prórroga indiscutible. Marruecos parecía dar por buenos esos 30 minutos extra y retrasó diez metros sus líneas, con España metiendo una marcha más gracias a la entrada de Nico Williams. Se dejó notar el del Athletic, encaró siempre, generó esos pases al área que hasta entonces solo habían sido una utopía. Pero tampoco por esa vía llegó el ansiado gol. Estaba visto, el partido llevaba escrito en su frente la palabra prórroga desde que echó a andar. Y así sucedió. Con ambos equipos sin moverse un ápice de su papel, con Marruecos blindada y España intentándolo, ya fuera por la derecha, con el citado Nico, o por la izquierda y el centro con la gasolina extra que aportaban Balde y Ansu Fati. Pero ninguno de los tres amenazó seriamente al meta rival, algo que sí ocurrió con Cheddira, que tuvo en sus botas el 1-0 en el 104′ pero se encontró con la firmeza de Unai, que evitó el infarto en media España. Quedaban aún quince minutos más de escalofríos y, si nadie lo evitaba, la temida tanda de penaltis. Y a ella se llegó con el terremoto final de un disparo de Sarabia en el 123′ que tocó incluso en el poste derecho de la portería defendida por Bono. La crudeza del fútbol quiso además que fuera el propio Sarabia, que había entrado en juego para afrontar la terrible tanda, el que errara el primero de los lanzamientos. Después lo hicieron Soler y Busquets en un tormento que acabó con el penalti transformado por Achraf. Era el final. Un duro final.
Marruecos frena el camino mundialista de España en la tanda de penaltis (0-0 y 3-0)
La fatídica tanda de penaltis se ha vuelto a cruzar otra vez en el camino mundialista de España y de nuevo en los octavos de final, barrera otra vez de la Selección cuatro años después de la experiencia de Rusia 2018.
Esta vez ha sido Marruecos quien se ha cruzado en el devenir de un combinado nacional que lo ha intentado de todas las maneras posibles hasta toparse con la cruz de la moneda desde los once metros.
De inicio, el seleccionador presentaba un equipo con casi la mitad de sus efectivos renovados respecto al once inicial del anterior partido frente a Japón. Marcos Llorente se estrenaba en la derecha, Jordi Alba regresaba al lateral zurdo, Laporte al centro de la defensa y Marco Asensio como referencia arriba.
España monopolizaba el balón con una agresiva y ordenada Marruecos a la espera, fiada a la velocidad de las contras y acciones a balón parado con la ejecutada por Achraf a los doce minutos.
Los de Walid Regragui evidenciaban problemas en la salida del balón y en una de ellas Gavi y Ferran ponían en problemas a Bono antes de que Marco Asensio rematase al lateral de la red en la mejor ocasión española del primer tiempo.
Unai Simón echaba el candado por su parte en la portería española durante un primer tiempo de mutuo respeto que se iba sin goles al descanso.
En la reanudación, España lo intentaba más por el costado izquierdo, donde Dani Olmo emergía para llevar la batuta en ataque y protagonizar un buen chut a pelota parada en el primer tercio del segundo acto.
A media hora de la conclusión, Luis Enrique daba entrada primero a Carlos Soler, Álvaro Morata y poco después a Nico Williams para dar más empuje al ataque de una Selección que estaba a punto de marcar aprovechando dos internadas por la derecha del pamplonés.
Pablo Sarabia ha rematado una volea al poste en la última jugada de la prórroga
Con Unai prácticamente inédito durante toda la segunda parte, España apuraba sus opciones hasta el final ante una Marruecos que encontraba la manopla salvadora de Bono en el añadido a disparo de Dani Olmo para abocar la eliminatoria a la prórroga.
En el tiempo suplementario, la Selección lo seguía intentado con Morata de referencia arriba, gozando de un par de buenas ocasiones pero sufriendo un mano a mano mortal entre Chedrri y Unai Simón, que el portero alavés desbarataba para alivio de la Selección.
Nico Williams llevaría peligro hasta su última acción ya cuando la prórroga agonizaba y Sarabia entraba en sustitución del navarro para disparar al poste en la última y gran ocasión de eludir unos penaltis que se hacían inevitables.