El Real Zaragoza sumó su décimo partido consecutivo sin perder y añadió un punto más a su cuenta al empatar a uno ante un gran Las Palmas, que solo pudo equilibrar el marcador al final y de penalti después de haber gozado de los mejores momentos ante la portería rival durante los más de 100 minutos de juego que tuvo este partido vibrante y disputado.
El fútbol tiene sus veleidades. Es un juego de caprichos insondables muchas veces. Y que este partido entre zaragocistas y canarios llegase al descanso 0-0 y tuviera el mismo valor numérico que, por ejemplo, aquellos pestiños infumables en su día contra la Ponferradina o el Mirandés (que también fueron 0-0 permanentes) es una injusticia inconmensurable, tan difícil de explicar como la existencia del Universo. Fue un primer tiempo alegre, vistoso, lleno de jugadas de gol. Gracias, es de ley decirlo, al juego de Las Palmas, un equipo atípico en esta Segunda División de troncos, de especuladores del balón, de igualdad a la baja y por lo bajo. Los canarios se mostraron todo el tiempo como los ‘globetrotters’ del balompié, moviendo la pelota con gusto, agilidad, rapidez, al pie, al espacio, en paredes, apoyos y combinaciones constantes. Para disfrutarlo.
Y eso dejó espacios a la contra a un Zaragoza valiente, bien pertrechado atrás todo el tiempo, con una buena presión y marcajes cercanos para impedir que los insulares tuvieran tiempo de pensar en exceso. Los de Escribá, en su inferioridad libra a libra con el balón de por medio, buscaron huecos y pases largos, contragolpes con los que matar. A veces los hallaron, pero no lograron rematarlos bien. Entre otras cosas porque, noticia preocupante y clave, cayó lesionado Simeone al cuarto de hora y se fue del campo doliéndose feo de la rodilla izquierda tras ser atendido un par de veces antes.
En la trama del primer periodo, lo mejor para los zaragocistas fue el marcador, ese empate que marcaba el tanteo en el intermedio. Porque las ocasiones canarias, en número y calidad, fueron más y mejores. En el minuto 4 la cosa bien pudo estar ya 0-2. Porque Jonathan Viera (internacional absoluto español e incomprensible jugador de Segunda en el presente) erró un remate a placer a pase de Moleiro en el 2 y, seguidamente, Sandro elevó su vaselina ante Cristian Álvarez en el área chica por encima del larguero. Viera lo había dejado solo ante el marco. Aún no se había repuesto el Zaragoza de una salida tan brillante de los amarillos cuando Pejiño lanzó desde la corona un zurdazo al que Cristian Álvarez, sensacional, respondió con una parada de sobresaliente en el minuto 10.
De ese vendaval salió el Zaragoza con una réplica llevada por Azón, que asistió al hueco a la entrada de Bebé para dejarlo solo ante el portero Valles, que le adivinó abajo el disparo raso y abortó la primera gran oportunidad blanquilla en el 11. Tras el parón y desconcierto provocado por la incidencia de Simeone, el partido tomo formato de ida y vuelta. Bermejo erró un disparo franco en el 27. Viera respondió en el 29 con más certeza, pero Cristian Álvarez no estaba por la labor de que Las Palmas marcase y detuvo perfectamente. En el 32, Loiodice empalmó el rechace de un córner y de nuevo Cristian sacó como pudo bajo palos. En el vuelco del campo inmediato, un minuto después, Bermejo se decidió otra vez a disparar desde 20 metros y Valles no se complicó, echando el balón a saque de esquina junto al palo izquierdo. De la salida de ese córner salió otra opción local: peinó Lluís López, Puche (sustituto de Simeone) la volvió al área en el segundo palo y, al final, en la melé, no hubo remate zaragocista ante el marco visitante.
Y la primera mitad acabó como empezó, con dos ocasiones nítidas de Las Palmas. En el 44, Lemos sacó un derechazo desde 30 metros que Cristian Álvarez detuvo bien colocado. Y en aumento, llegó la parada de la noche. Sandro firmó un remate de categoría, de rosca, en vaselina, desde el pico del área y cuando todo el mundo cantaba el 0-1, el portero zaragocista se impulsó al cielo y con las yemas de los dedos salvó el tanto echando el balón a córner por arriba. Maravilloso.
El segundo periodo empezó sin más cambios que el sentido del minuto 16 por la lesión de Simeone. Los canarios sabían que, además de jugar bonito, si querían auparse al coliderato, necesitaban ver portería. El fútbol de dibujos animados no cubica. De eso les hablaría García Pimienta en la caseta, seguramente. Y los zaragocistas se sabían salvados de una voltereta seria al haber sabido aguantar el empate ante un adversario tan inspirado en el manejo táctico del balón, por lo que quizá el viento les podía venir a favor en la recta final del choque.
Pejiño tuvo el primer disparo de gol en el minuto 52 tras un error grueso en la salida de Lluís López, pero Cristian dijo que seguía en modo infalible. Dos minutos después, Azón no llegó por milímetros al remate de un centro raso de Francho al área chica. Se ponía en marcha de nuevo el intercambio de golpes. El duelo era una gozada. Abierto a más no poder.
Y quien estuvo más diestro en manejar las virtudes propias y los errores del rival fue el Real Zaragoza, que en el minuto 57 encontró petróleo en un ataque llevado por Gámez desde atrás del todo, apoyado en Bermejo, al que terminó por ayudar un resbalón inoportuno de Lemos para hacer bueno su mal pase último a Bebé. El lisboeta, con un balón franco en el área para él solo, es mortal de necesidad para cualquier portero. Y Valles no vio por dónde le entró el zapatazo de Bebé para hacer el 1-0. El castigo para Las Palmas estaba consumado. La ley de que quien perdona lo paga caro se cumplió. El Zaragoza no jugaba tan bello y plástico como los amarillos, pero ganaba. Goles son amores.
A falta de media hora, los de García Pimienta debían inventar algo para convertir su plástica puesta en escena en rentabilidad. Metió en juego a Marvin y Sidnei, poca metralla porque la tenía toda en el campo. Pejiño despertó del golpetazo del gol a los insulares, pero su remate en el 63 se marchó alto. Y los zaragocistas, jaleados por su fiel hinchada, que valoraba lo que estaba sucediendo en su justísima medida, empezaron a llegar con la soltura del que se ve ganador ante un gran contrincante. Gámez, crecido, disparó fuera por poco dentro del área en el 65. Y Azón casi marcó el segundo en el 66, pero su disparo -que iba dentro- dio en un defensor lo justo para irse a córner rozando el palo.
A falta de 18 minutos, el técnico canario se la jugó más abiertamente con otro doble cambio, ya sí más ofensivo, metiendo delanteros como Loren y Kirian y quitando a un defensa, el exzaragocista Enrique Clemente, que hizo un buen partido como lateral zurdo. A la vez, Escribá retiró a Azón y metió a Gueye, una frivolidad tal y como viene la temporada. Pero si la noche estaba con los hados de dulce… ¿por qué no pensar en un gol del africano? En estas, en el minuto 77, el VAR paró el partido 4 minutos para revisar un penalti a favor de Las Palmas por brazo de Nieto en una pugna. Y Milla Alvéndiz lo pitó tras mirar el monitor. Realmente, pareció pena máxima aunque el modo de resolverse fuese un esperpento. Viera hizo el 1-1 seis minutos después de producirse la acción punible. El neofútbol es así.
Al Real Zaragoza se le escapaba un triunfo de tronío en el minuto 83. Y Las Palmas aún aspiraba a darle la vuelta a la tortilla. El empate se les quedaba corto para tanto como se jugaban. No pasó casi nada hasta el 90. Y el aumento fue de siete, escaso, mal calculado por Milla. Ahí se jugaban todo unos y otros. Los canarios dominaron la situación, pero sin cabeza. El Zaragoza se atrincheró a guardar el punto. Y la polémica surgió en el 95. El árbitro expulsó a Cristian Álvarez por doble amarilla, una por pérdida de tiempo y otra por aplaudirle de inmediato. Se quedó el equipo con 10 hombres, con los cinco cambios hechos… y con el lateral colombiano Fuentes bajo palos. Alargó dos minutos más el andaluz en los que Sandro buscó el 1-2 ante un guardameta postizo. Pero su pelotazo se fue alto por medio metro e impidió un escándalo monumental en La Romareda.
Al final, sentimientos encontrados en los dos equipos. Los zaragocistas, porque se les esfumó un triunfo que tuvieron escriturado hasta que faltaban 7 minutos. Y los canarios, porque por peso específico fueron mejores y gozaron de más oportunidades, pero fallaron con el estoque, a lo Curro Romero.
Ficha Técnica
Real Zaragoza: Cristian Álvarez [Fuentes]; Gámez, Lluís López, Jair, Nieto; Grau (Zapater, 85), Francho; Bermejo (Vada, 85), Bebé (Fuentes, 85); Simeone (Puche, 16) y Azón (Gueye, 72).
UD Las Palmas: Valles; Lemos, Coco, Enrique Clemente (Kirian, 72), Suárez (Sidnei, 64) (Marc Cardona, 83); Mfulu (Marvin, 64); Pejiño (Loren, 72), Loiodice, Jonathan Viera, Moleiro; y Sandro.
Árbitro: Milla Alvéndiz (Comité Andaluz). Expulsó a Cristian Álvarez por doble amarilla en el 95. Amonestó a Suárez (40), Grau (75), Fuentes (86) y Gámez (89).
Goles: 1-0, min. 57: Bebé. 1-1, min. 83: Jonathan Viera, de penalti.
Incidencias: Noche agradable en Zaragoza, con 19 grados a la hora del partido (las 21.00) tras un día de sol y nubes con un viento moderado. El césped de La Romareda presentó un buen estado. En las gradas hubo alrededor de 21.500 espectadores.
Empate con polémica final en La Romareda
Bebé adelantó al Real Zaragoza y Jonathan Viera empató para Las Palmas en un penalti de VAR. El árbitro expulsó a Cristian Álvarez en el descuento por perder tiempo y aplaudirle levemente y Fuentes ejerció de portero durante dos minutos. Giuliano se fue enseguida lesionado.
Reparto de puntos en La Romareda que alarga a diez las jornadas sin perder del Real Zaragoza y que le sabe a poco a Las Palmas en su carrera hacia el ascenso directo. Después de una primera parte sin goles, pero de méritos visitantes, Bebé adelantó al equipo aragonés, al aprovecharse del resbalón de su marcador, y Jonathan Viera, la estrella amarilla, firmó el empate en un penalti de VAR. Cristian Álvarez acabó expulsado en el descuento por perder tiempo y aplaudir levemente después al árbitro y, con los cinco cambios realizados, Fuentes, relevo de Bebé, tuvo que ejercer de portero durante dos minutos. Kirian reapareció ocho meses después.
Escribá volvió a apostar por su mejor once, mientras García Pimienta introdujo hasta cuatro cambios en su alineación, dos de ellos forzados: Lemos, Álex Suárez, Clemente y Jonathan Viera relevaron a Marvin, Curbelo, Sergi Cardona y Marc Cardona.
La Unión Deportiva Las Palmas salió como un tiro y dio dos serios avisos antes de los primeros cinco minutos. Primero fue Jonathan Viera el que disparó fuera con todo a su favor, tras una combinación entre Pejiño y Moleiro, y después, en una maniobra marca de la casa de Jonathan Viera, fue el ariete Sandro el que picó demasiado alto sobre la salida de Cristian Álvarez. Aún tendría una tercera ocasión Pejiño, con un cañonazo desde fuera del área, antes de que Bebé amenazara por primera vez la portería amarilla.
Al Zaragoza le costó neutralizar las posesiones largas del equipo canario, al que sólo le faltó acierto en la primera parte, y le aturdió la tempranera lesión de Giuliano, al que se le fue ligeramente la rodilla izquierda en una pugna con el central Coco. Tras una primera atención médica, el Cholito intentó seguir, pero en el minuto 16 pidió el cambio y fue sustituido por Puche, que fue todo corazón, pero apenas intimidó.
Después de un inicio tan agitado, el partido entró en una fase de cierta calma, en la que disminuyó el ritmo de juego y el Zaragoza fue mejorando la eficacia de su presión, lo que le permitió alguna incursión de cierto peligro por medio de Bermejo y de Bebé. Pero el que tuvo otra vez una gran ocasión fue Las Palmas, cuando, al filo del descanso, Cristian Álvarez hizo la parada de la noche a un disparo con efecto de Sandro.
El equipo canario volvió del descanso con intenciones afiladas en busca de un gol que le hiciera justicia a su dominio y sus méritos, pero el Zaragoza no perdió nunca el orden y la compostura y se aprovechó de un regalo -un resbalón inoportuno de Lemos- para adelantarse en el marcador con un gran zurdazo de Bebé. El caboverdiano, autor ya de cuatro goles, es absolutamente diferencial en la categoría.
Las Palmas mantuvo la iniciativa y la posesión, pero perdió el control del partido. Tuvo que jugar a la desesperada y tomar riesgos, con lo que dejó metros a su espalda para que el Zaragoza pudiera explotar su velocidad a la contra. Y, además, el reloj le empezó a correr ya a toda velocidad.
A veinte minutos del final, García Pimienta se jugó el todo por el todo con las entradas de Kirian -reapareció ocho meses después del cáncer que anunció en agosto- y Loren, mientras Escribá reemplazó a un agotado Iván Azón por el gigante Gueye. El Zaragoza, muy firme, resistía sin problemas hasta que una mano absurda de Nieto ante Moleiro, que acabó en penalti a instancias del VAR, permitió a Jonathan Viera empatar en el minuto 82.
En medio de un largo descuento, el árbitro, en una decisión muy controvertida, expulsó a Cristian Álvarez por perder tiempo y aplaudir después de su primera tarjeta amarilla y, con los cambios agotados, Fuentes tuvo que ejercer durante dos minutos de improvisado portero.