La primera parte quedó marcada a fuego por el epílogo de su epílogo. El primer gol de la temporada del los zaragocistas lo marcó Giuliano Simeone en el minuto 47 del primer tiempo, con el tiempo de aumento ya superado (dio dos minutos un desbordado Hernández Maeso, extremeño), pero fue motivo de un follón de órdago. Más de 6 minutos de VAR, de jaleo y desorientación en el campo y la grada, transcurrieron hasta que lo dio por válido. Se revisó (y protestó con fuerza el Lugo) que Gámez acomodó el balón con el brazo derecho en el arranque del centro definitivo para que se produjera una montonera en el área antes del disparo raso entre un mar de piernas del joven Simeone. Un gol al más puro estilo del Wimbledon inglés de los noventa. Opiniones para todos los gustos. Como el último día en Cartagena. Allí llovió en contra de los intereses blanquillos. En esta ocasión, la resolución fue favorable. El VAR necesita un VAR para el VAR. Que alguien lo invente. Se forrará. El ‘ReVAR’. O el ‘RequeteVAR’. ¡Qué vodevil! Solo faltó que saliera la tuna para entretener a la presión ante muchedumbre.
Por delante de este episodio tragicómico que ya está en los anales del neofútbol moderno español (sin duda, no ha habido algo así desde la instauración del videoarbitraje), se vieron 47 minutos llenos de defectos. Con el Real Zaragoza raro, montado por Carcedo sin ninguno de los nuevos fichajes, pese a que se esperaba el debut del delantero Gueye. Con tres centrales, pues incluyó por primera vez a Lluís López de inicio, pero sin que fuera realmente una defensa de cinco, pues Gámez se ubicó siempre como volante/extremo y quien se fajó como lateral de facto fue Francés. El medio campo fue un batiburrillo de cinco piezas, moviéndose asimétricamente, con Eugeni como el más adelantado, escoltando al único punta, Simeone, todo casta y pundonor, en igual medida (50-50) que inmadurez.
El Zaragoza tuvo un efecto gaseosa al inicio que le duró 14 minutos. El Lugo, flojo en grado superlativo en todas las facetas del juego, empezó a verlas venir y pudo pagarlo caro. Simeone en el 7, Jair en el 9 y Bermejo en el 14 tuvieron remates con marchamo de gol, que no hallaron su fin. Giuliano cabeceó primero un centro fuerte (como todos en la primera parte, cargados de zapato) de Bermejo y el balón se fue a córner por dos palmos tras dar en el pecho de Lozano. Después, Jair cabeceó muy forzado un balón colgado por Nieto, el lateral más insistente, pero sin acabar bien nada (Gámez estuvo apagado en su nuevo rol). Y Bermejo probó suerte con un derechazo desde el pico de área que el exzaragocista Whalley sacó a córner a dos puños con algo de suerte. Y hasta aquí llegó el Zaragoza en ataque… hasta el episodio del 1-0.
Entremedias, largo tiempo de fútbol feo, aburrido. El Lugo salió poco de atrás, encantados los gallegos con su 0-0 y a la espera de la lotería. Que estuvo cerca de tocarles en un cabezazo de Chris Ramos al larguero en el 42, después de que Cuéllar le hiciera un nudo a Nieto en su banda y que el rematador se anticipara a una mala marca por arriba de Francés. Ahí se salvó el equipo zaragocista de un disgusto grueso. Por este preámbulo (el Lugo solo había disparado una vez con anterioridad, el citado Ramos al segundo anfiteatro en el minuto 34), aún tuvo más valor poder ver el 1-0 justo antes de que llegase el intermedio. Si no, se anunciaba tronada en las gradas, ya impacientes con el juego lánguido y somnífero de los de Carcedo, quizá contagiados por la nueva iluminación de sobras, penumbras y sensación rara en La Romareda.
Con la ventaja zaragozana se inició el segundo tiempo, en el que el Lugo debía darse la vuelta como un calcetín. Y los de Carcedo, aprender a jugar en ventaja, cosa que ni siquiera en pretemporada ha sido moneda de curso legal las más de las veces. Carcedo dejó en la ducha a un apagado y despistado Eugeni, incluso a balón parado, para dar salida a Vada, que venía de una semana con problemas físicos. En el 52, Simeone debió hacer su doblete, porque falló un gol hecho que le donó Gámez en una gran contra montada por Francho y Vada. El centro del saguntino fue un caramelo, esta vez sí (por fin), pero Giuliano no calculó el golpeo con la frente y echó la pelota por encima del travesaño. Una pena por lo que vino enseguida: el 1-1.
Un centro de Zé Ricardo desde la zona de Nieto en el minuto 56 fue marrado increíblemente a bocajarro por Clavería. Pero Francés le devolvió el favor a los lucenses con un despeje horrible que permitió un cabezazo a placer de Chris Ramos que pilló a contrapié a Cristian Álvarez tras la pifia inicial. Hernán Pérez, el novato técnico gallego, fue igualar el tanteador y hacer un triple cambio con hechuras defensivas, quitando entre otros a su único punta, Barreiro. Y anduvo cerca de redondear su golpe de fortuna pues el boliviano Cuellar se quedó solo, desde medio campo, ante Cristian Álvarez en el 62, en un boquete defensivo letal de los zaragocistas. Se emborrachó de balón y cayó en el área ante el acoso en carrera de Gámez. Buscó más el penalti (que revisó el VAR sin encontrarlo) que el gol, y lo pagó con el fracaso de no anotar el 1-2 que parecía cocinado. Cómo de profundo respiró el zaragocismo, pues se olió la tragedia en ese lance.
Carcedo metió oxígeno con Larrazabal y Mollejo por las bandas. Y mandó calentar al senegalés Gueye, entre la ovación de un público que se ilusiona con cualquier cosa en tiempos de inanición. El Zaragoza estaba grogui tras el gol lucense. Mal jugó en el primer tiempo, peor lo estaba haciendo en el segundo. Y Moyano y Señé perdonaron la vida en dos goles cantados, en sendas jugadas en el 69 y 70. La zaga local era un queso gruyere. Un desastre la medular. Moyano remato fuera, solo, una falta ensayada que se tragaron los blanquillos sin enterarse. Y Señe, solo a bocajarro tras un centro de Cuéllar, rompió el balón en vez de colocarlo a placer y lo echó fuera rozando el poste. Indultó ahí el Lugo a un caótico Zaragoza, pitado por primera vez por su gente este año.
Gueye por Bermejo fue el cambio para cambiar las tornas que buscó Carcedo. Debutó el africano con algo más de un cuarto de hora para tratar de arreglar el desbarajuste. Pero la blandura atrás era alarmante. En el 75, Cuéllar entró solo en el área y su centro -chut estuvo cerca de ser un autogol de Larrazabal, despendolado en su repliegue histérico. Ahí, la sensación era unánime: el empate era un magnífico resultado. Ante otro rival un poco más ducho, la goleada en contra hubiera estado servida. Y no corta. El segundo periodo zaragocista fue un galimatías tamaño XXXL. Gigantesco. Sin mando, sin orden, sin rigor.
A la desesperada, con corazón, en el 84 Simeone llevó un buen centro al área que era propicio para el nuevo ariete Gueye. Pero se lo quitó Mollejo y lo echó fuera. Eso, y un remate de Nieto con un glúteo tras un córner, fueron los dos coletazos finales de los de Carcedo, que tiene tajo. El aumento fue de 7 minutos. Achuchó el Zaragoza por inercia, pero el lío estaba en sus mentes. Petrovic discutió con Vada porque este dejó salir un balón que era para el Lugo. Antes, Larrazabal ignoró a Francés en un saque de banda de libro. Gestos que dejan un poso no conveniente. La hecatombe se pudo rubricar ya en el minuto 95, cuando Baena erró en enésimo gol clarísimo para el Lugo, en otro mano a mano que Jair no supo cortar. Pero el guion iba a ser cruel a más no poder. En el 97, Chris Ramos aprovechó desde 40 metros, cayéndose, una salida alocada de Cristian Álvarez (lo que faltaba, que el portero también se fuera de onda). El 1-2 metió en el cuerpo el miedo a un zaragocismo que barrunta tormenta. No hace falta abundar más. Solo contarlo.
Ficha Técnica
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Francés, Lluís López (Mollejo, 62), Jair, Nieto; Gámez (Larrazabal, 62), Molina (Petrovic, 83), Francho; Bermejo (Gueye, 73); Eugeni (Vada, 46); y Simeone.
CD Lugo: Whalley; Loureiro, Jesús Fernández, Lozano (El Hacen, 79), Zé Ricardo; Xavi Torres,Clavería; Cuéllar (Baena, 83), Señé, Chris Ramos; y Barreiro.
Árbitro: Hernández Maeso (Comité Extremeño). Amonestó a Eugeni (20), Nieto (68), Lozano (79) y Francés (85).
Goles: 1-0, min. 45+2: Simeone. 1-1, min. 56: Chis Ramos. 1-2, min. 97: Chris Ramos.
Incidencias: Noche calurosa en Zaragoza, con 32 grados a la hora de inicio del partido, las 21.00. El césped de La Romareda presentó un aspecto irregular, con zonas sin hierba en distintos puntos. En las gradas hubo alrededor de 19.500 espectadores. Se hizo un reconocimiento antes del inicio a los pueblos que han sufrido los incendios forestales en la provincia, en las zonas de Moncayo y Ateca y se recordó a Alberto Pérez Esquej, preparador físico y exjugador de la cantera fallecido prematuramente hace pocos días.
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