Final Copa de España 1976
ATLETICO 1-0 REAL ZARAGOZA
UN GRAN GOL DE GARATE DECIDIO UNA FINA SIN JUÉGO PRIMER TIEMPO ENTRETENIDO Y ABURRIMIENTO EN EL SEGUNDO
FICHA TECNICA
ATLETICO DE MADRID: Reina (3); Capón (3), Panadero Díaz (3), Marcelino (3); Heredia (3), Eusebio (4); Leal. (2) Salcedo (2), Gárate (3), Becerra (3) yAyala (3). A los 15 minutos del segundo tiempo Aguilar (2)sustituyó a Becerra, y a los 30 minutos, Alberto (—)a Salcedo.
REAL ZARAGOZA: Junquera (4); Heredia (2), Royo (3),Blanco (31),M. Gnzález (4), J. González (2); Rubial(2), García Castany (2), Diarte (4), Arrúa (1) y Simarro(3). - En la segunda mitad Rico (2) reemplazó a Heredia,que contaba con una tarjeta blanca A 10 minutoS del final Juanjo (—] entró por García Castany.
ARBITRO: El señor Segrelles, del Colegio Valenciano. Podemos asegurar que don ‘Vicente Calderón, presidente del Atlético de Madrid, no convocará ninguna rueda de prensa para afirmar que eL colegiado les ha perjudicado,. Hubo tarjetas blancas para. Heredia (30 minutos),por alevosa entrada a Gárate; a Diarte (minuto 32), por falta a Ayala, y a Eusebio (70 minutos), por agresión a Diarte,
GOL: El único gol del partido se contabilizó a los 25 minutos de juego. Hay une falta de Royo a Leal en la banda derecha. La saca muy templada Cepón sobre Salcedo, que centra sobre el área pequeña y Gárate,, en espectacular cabezazo en plancha, bate a Junquera. Un gran gol.
INCIDENCIAS: Noche calurosa y húmeda. Una entrada regular tirando a buena: unas setenta y cinco mil espectadores, con más profusión de hinchas rojiblancos que aragoneses. Asistió al encuentro Su Majestad el Rey a quien el público ovacionó cálidamente a su llegada , salida y cuando entregó los trofeos conquistados a los capitanes del Barcelona juvenil y del Atlético de Madrid, Gárate. víctima de una entrada de Heredia, estuvo seis minutos fuera del terreno, entre los 30 y 36, pero se reincorporó sin acusar, aparentemente, ninguna lesión. El Zaragoza lanzó ocho, saques de esquina (4 y 4) contra seis del Atlético, todos en el segundo periodo. El Zaragoza lució brazaletes negros en señal de duelo por la tragedia de Utebo.
Madrid, 26. (Crónica de J. J. CASTILLO.)
Ha sido un feo partido resuelto con un bellísimo gol en casi la única jugada que nos ha recordado que estábamos en la final de la Copa del Generalísimo, la última que se juega con esta denominación. Ha ganado el Atlético y hay que decir que no se puede discutir su éxito que ha colmado de felicidad a su rugiente hinchada que en los graderíos, del Bernabeu hizo enmudecer a los seguidores del Zaragoza que tuvieron más pancartas que satisfacciones.
TODOS AHOGADOS Durante el primer tiempo, antes y después del gol, el pobre juego tuvo por lo menos la compensación de la vivacidad de acciones de los dos equipos, con destellos deslumbrantes de Diarte y Gárate, y también de Avale, aunque a esto su teatralidad, que gozó siempre de la protección arbitral, le hiciese perder muchos puntos. Fue en este período cuando vimos por lo menos los perfiles de un partido con tensión y emociones, con los dos equipos empeñados en alternativos y rápidos contraataques con más profundidad los del Atlético, puesto que en el Zaragoza la nulidad de Arrúa fue total, obscurecido y casi diríamos ceje escondido. Pero, tras el descanso, ambos conjuntos no tuvieron ya ninguna fuerza. Se hizo fútbol al pasito corto y los errores y las imprecisiones abundaron como consecuencia del desequilibrio físico y todos los jugadores dieron la impresión de estar ahogados, faltos de aire. El resultado fue un total aburrimiento, un futbol de calderilla para olvidarlo rápidamente.
JUNQUERA. LA FIGURA El domino, tanto cuando se jugó discretamente como cuando se hizo fatal, anduvo repartido y los dos equipos anduvieron a la par en este sentido. Pero en el Atlético tubo siempre más capacidad incisiva como lo demuestra el hecho de que Junquera fuera la figura sobresaliente del choque con unas cuantas intervenciones de altísimo nivel. Reina hizo también un par de paradas de mérito, con algún despiste de los suyos, pero en general no se vio apenas agobiado, porque el Zaragoza sólo tenía a Diarte con visión y ganas mientras Arrúa, como ya hemos dicho, fue un alma en pena, Rubial apenas si dio una a derechas y García Castany ya no es la estrella de -otras temporadas. En cuanto a Simarro, lució el once en su espalda pero fue un hombre, eso sí, de función más bien destructiva con el encargo de controlar a Ayala y con sólo esporádicas incorporaciones a la tarea atacante de su equipo. Con una delantera tan endeble, lo que debía haber sido la mejor arma del Zaragoza, quedó mellada, sin proporcionar apenas sustos a la enérgica cobertura rojiblanca, que además, gozó de patente de corso en su área, con un par de empujones descarados de Eusebio y Diarte que, con otro colegiado menos impresionable a la crítica de la mayoría, no hubiesen pasado tan lamentablemente desapercibidos como pasaron.
El. ATIETICO FUE MENOS MALO Estas inhibiciones del señor Segrelles —obligado al alto honor de dirigir este final por que el Atlético no tenía en su lista ningún árbitro da campanillas que no lo tenga vetado— no bastan para que el Zaragoza justifigue su desmayada impresión de juego. Atrás estuvo aceptable, amparado en los aciertos de Junquera y en la buena orquestación de Manolo González. Pero por delante apenas si logró enhebrar una maniobra aceptablemente peligrosa. El Atlético, que también se mostró firme en su cobertura, fue un cuadro más flexible y equilibrado dentro del tono gris común a las dos formaciones. Y por eso sus combinaciones ofensivas tuvieron más fuste que las del rival. El gol que decantó la balanza fue magnífico y vino a premiar al conjunto que no fue tan malo como el otro, porque a más no pueden llegar los adjetivos de este choque sin otro atractivo que el de la cortedad del marcador que permitía la posibilidad de la igualada e incluso de la prórroga. Afortunadamente para el público que quiere gozar del buen fútbol, se nos ahorró la tortura de un tiempo extra, pues con los noventa minutos del cupo reglamentario hubo más que suficiente para el bostezo y el aburrimiento.
NO SE APRENDE NADA Cuando todavía se mantienen en la retina del gran publico español las imágenes in olvidables de la final de la Europoca de Naciones, esta final española nos ha servido para comprobar que nuestro fútbol no ha aprendido nada de Belgrado: ni en cuanto a la calidad del juego en sí, ni encuanto a la corrección de los jugadores. No toda la culpa de esto hay que echársela al señor Segrelles, aunque estuvo tirando casi siempre para el Atlético, para cuyos jugadores tuvo devociones y debilidades que no pueden por menos que ser censuradas. La verdad es que hubo cosas feas y entradas incorrectas por los dos bandos, pero también un exceso de exhibicionismo desgarrador inaceptable. Hubo tres tarjetas, que no vamos a discutir, pero también debió de haber tarjetas para ese tipo de jugador como Ayala, maestro en el simulacro y la hipocresía de la caída voluntaria. Todo esto son nimiedades, ciertamente, pero que contribuyen a forjar esta imagen, apasionada si quieren, pero falsa, de nuestro fútbol y que en la final del Bernabeu aportaron una buena parte de la culpa de que el partido saliera cojo, torcido y feo.
EL ATLETICO A LA RECOPA El Atlético de Madrid irá a la Recopa y, de carambola, ha colocado al Athletic de Bilbao en la Copa de la UEFA, dejando al Zaragoza huérfano de este título que hoy buscaba y de toda participación continental para la próxima temporada. En verdad que el Zaragoza vacilante de este año no ofrecía demasiadas seguridades para la apuesta en este lance contra el Atlético de Madrid. Y no se engañaron los apostadores que daban favoritos a los rojiblancos. La cosa fue de un pelo si quieren, pero el pronóstico sé cumplió. Un Zaragoza con un tandem Arrúa-Diarte en noche de inspiración tal vez podía haber volcado el pronóstico. Pero Arrúa no existió y bastante hizo Diarte aguantando lo que aguanta con la paradoja de que se le sacara tarjeta blanca cuando sus marcadores se las merecieron, a veces, de todos los colores. El Atlético, hoy por hoy, es más equipo y por eso acabó ganando. Su zaga, con el par de sustos obligados que proporciona Reina a su hinchada como cosa tradicional, no cometió errores y si alguno hubo ya se cuidó de taponarlo el árbitro Y de medio campo adelante, sus hombres, sin malabarismos ni excesos de brillantez, se movieron en busca de la puerta con aceptable espíritu positivo, sobre todo Gárate que, antes y después de la malévola entrada de Heredia, fue pieza básica en su equipo, y Ayala. cuyo arte se reparte equitativamente entre lo bueno y lo falso.
PUNTO FINAL No ha sido una final tan estruendosa de expectación y público como otras anteriores. Tal vez porque los dos cuadros, aún llegando a la final con el aval de haber sorteado deportivamente todos los obstáculos, no se encuentran en su mejor forma y no ofrecían la seguridad de brindar un gran partido. No sólo no ha sido un gran partido sino que ha sido un encuentro casi siempre mediocre y, a ratos, malo a carta cabal. Un gran gol no basta para justificar hora y media de fútbol soso, desvertebrado y sin fuerza, dirigido por un árbitro a quien, si no se retirara, el Atlético no colocaría en la lista de los vetados.Vamos, así por lo menos nos lo parece. Mientras tecleamos estas rápidas impresiones, la afición rojiblanca desfila, entusiasmada y contenta, por debajo de nuestras ventanas. El ganar siempre alivia la impresión de un mal espectáculo. Esta final, de la única forma que pasará quizá a la pequeña historia de la Copa, será precisamente por lo horrenda que, futbolísticamente, ha resultado. ¡Ah! Y no lo olviden: por el gol de Gárate que con todos sus huesos machacados, aún tiene un cerebro
Gárate, tras recibir la Copa de manos del Rey, la eleva jubilosamente ante su hinchada. El trofeo quedaba, desde este instante, en propiedad del Atlético de Madrid
Eliminatorias Copa de España 1976Jugado por 112 equipos: 74 equipos de Tercera División para poder optar a 24 plazas.
RONDA de DIECISEISAVOS |
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Ánchel Cortés -