El 0-0 inicial fue también el marcador final en el Elche-Real Zaragoza, partido de ida de las semifinales de la promoción de ascenso a Primera División que se disputó en la noche de este jueves en el estadio Martínez Valero de la ciudad ilicitana. La falta de olfato goleador ante el marco franjiverde por parte de los rematadores zaragocistas fue la piedra angular del resultado final, pues el equipo de Víctor Fernández fue muy superior a los locales gracias, además de por sus hechuras en el juego, a que el Elche jugó con un hombre menos desde el minuto 29 por expulsión de Jonathas.
El equipo aragonés entró bien al partido, disputado sobre un patatal, en un campo quemado, imposible de pisar con seguridad en cada lance, asunto clave para la calidad del juego. Los de Víctor Fernández, ubicados en un 4-2-3-1 bastante rígido, no solo sujetaron bien las acometidas del Elche con las fuerzas aún enteras sino que, también, fueron capaces de ir controlando el ritmo de juego paulatinamente, pese a las dificultades de domar un balón que parecía una liebre en los botes. En esas adversas circunstancias de la hierba, enseguida asomó la calidad de Kagawa para ir mostrando en cada balón que iba a ser el mejor del partido. Sobre él giró el fútbol blanquillo, escaso y sin profundidad en la mayor parte de las intentonas, pero con el japonés siempre como referencia de un equipo que se mostró torpe, algo ido en cuestiones tácticas, con jugadores como Guti o Nietodemasiado fallones en lo suyo.
Kagawa fue, por supuesto, el autor del primer disparo del partido, fuera por un par de metros, desde la frontal del área en el minuto 6.Llegó tras una buena penetración de Vigaray por su flanco, arma de ataque que dio prestaciones hasta que empezó la fatiga, que fue pronto en todos los hombres. Sudaban como estibadores al sol, en una noche llena de humedad mediterránea, agobiante. El Elche se jugaba todas las bazas atacantes a los balones largos sobre el ariete tanque Jonathas, diagonales cruzadas que ponían nerviosos a los zagueros zaragocistas… a todos menos al recuperado El Yamiq, un baluarte firme en su pugna con el brasileño local. Hubo solo un susto, en el minuto 25, cuando Nino se aprovechó de un agujero a la espalda de Nieto (hubo varios) que Tekio acabó con un pase al longevo delantero franjiverde, que remató alto por un palmo, aunque ya en fuera de juego. El Zaragoza mandaba pero, en el retroceso, no daba garantías.
Y en esa fase de poca sustancia de mitad del primer tiempo, en la que los dos equipos se miraban a los ojos con temor pero sin argumentos técnicos para ir a abordar el área rival, llegó la jugada clave, no solo de este duelo en el Martínez Valero, sino quizá, quién sabe, de la eliminatoria: la expulsión por roja directa de Jonathas, la estrella goleadora de los alicantinos. El carioca, en el minuto 27, pateó, a modo de coz, a El Yamiq, que lo estaba superando y desesperando en demasía. El árbitro, el catalán Ávalos Barrera, solo vio amonestación, tarjeta amarilla en semejante agresión. Tuvo que ser su colega del VAR, el madrileño Ortiz Arias, quién le rectificase y lo llevara al monitor. Jonathas tampoco jugará en La Romareda la vuelta el domingo. El Elche se quedó en inferioridad numérica y eso obligó al Real Zaragoza a dar dos pasos adelante. Todo, claro está, con el ánimo reforzado al ver que las circunstancias se tornaban poco a poco favorables.
No fue bueno el cuarto de hora final de la primera mitad porque el equipo de Víctor Fernández se aturulló una barbaridad. Querían hacer valer su superioridad enseguida, con ciertas prisas, y perdieron balones inclusos peligrosos para la zaga, en la que el también reaparecido Guitián estuvo siempre al quite. Aún sin brillo, sin poder manifestar un poderío mayor, el Real Zaragoza generó tres claras ocasiones de gol. Una, en el 35, en otro remate de Kagawa, clarividente, que rechazó Badía a dos manos como pudo. En el minuto siguiente, Guti tuvo un disparo franco en la frontal que empalmó mal, dando en Guitián para que la pelota saliese junto al palo derecho, fuera. Y la tercera, la mejor, la que dolió que se perdiese en el limbo, fue un mano a mano de Burgui en el minuto 45, tras un pase al espacio magistral de Kagawa, con el exterior de la bota, que el extremo pacense remató mal sobre el cuerpo del portero Badía. El 0-1 no llegó y, seguramente, se perdió la opción de meter el guión en otra dimensión, justo al borde del descanso.
Mismos equipos tras el descansoNadie cambió piezas en el intermedio. Ni Pacheta, el descolocado técnico local tras la roja a su mejor baza atacante, ni Víctor forzaron la máquina en ese 10 para 11 que ya era la segunda fase del envite. El segundo tiempo comenzó con dominio total zaragocista, algo natural. Los locales salieron a verlas venir. A sujetar el 0-0 y soñar con un sonido de la flauta. El Real Zaragoza fue amo y señor del balón, pero le faltó siempre imaginación para agobiar a los levantinos. Guti no tenía su día. Eguaras tampoco. Los laterales, más largos que en la primera parte en su recorrido, no centraban correctamente. Fueron pasando los minutos y solo quedaba anotado un intento de Eguaras fallido en el 48, un remate mordido de Kagawa en el 56 al que no llegó Linares en el segundo palo por un número de zapato y, sobre todo, una falta fantástica en la corona del área ilicitana que Kagawa sacó sobre la barrera en el 61 (justo después de irse Zapater a la ducha, una pena pues era un lugar excelente para el ejeano).
A falta de 35 minutos, Víctor introdujo en el campo a Soro. Cambio con raíces en las Cinco Villas. Era un gesto de afán ofensivo que el equipo debía saber interpretar. Se vieron minutos de mayor presión sobre el área local, con remates siempre errados de Guti, Eguaras… todos disparaban al muñeco. El Elche, con el refresco de Escriche y Fidel, pareció encontrar alguna vía de salida pasado el cuarto de hora de la reanudación, pero lo suyo era contemporizar. En el 68, el cuadro aragonés debió adelantarse en el tanteador, pero se puso en evidencia que la suerte tampoco estaba de su lado en un día tan crucial como este del inicio de la promoción: en un córner sacado por Soro, el ilicitano Folch cabeceó contra su marco, superó por encima a Badía y todo el mundo dio por hecho al gol. No fue así porque el balón dio en el larguero y boto fuera. Una pena muy grande pues no había manera de sacar provecho del dominio claro y del hecho, otras veces clave, de tener un hombre más en la hierba.
El Elche tuvo que ir metiendo oxígeno en una noche de gran sudoración ambiental y solo salió en acciones ofensivas hacia el área de Cristian Álvarez en algunas faltas regaladas por los zaragocistas tontamente. No lograron nunca los de Pacheta poner en peligro la portería de los, esta vez, avispas. Los zaragocistas vieron correr el reloj, entre resoplidos de cansancio, sin que nadie pudiera diseñar una jugada de gol clara. Solo Kagawa, como siempre, anduvo cerca de provocar un penalti en el 79, en una bonita media vuelta en el punto de penalti tras la que cayó, en el forcejeo con Folch. No consideraron los árbitros punibilidad. A falta de 5 minutos, Víctor agotó los cambios, como antes había hecho el Elche. En los coletazos finales del duelo, Burgui, muy mejorado en la segunda mitad, hizo un eslalon de regates hasta entrar en la zona de los goles, pero su chut agónico dio en un defensor y no halló portería.
Los alicantinos vivieron con esfuerzo espartano más de una hora con 10 hombres, lo cual fue haciéndoles crecer anímicamente en los últimos minutos. Ése era su aliciente, su reto. En frente, el Real Zaragoza fue sintiendo esa decepción que siente siempre el beneficiado por esa roja al rival antes de la media hora cuando observa el paso del minutero sin poder romper la igualada inicial. A los de Víctor les faltó, por este orden, mucha creatividad, mucha paciencia. Careció de hombres solventes con el balón, con un medio campo obturado a más no poder. Y, en el final del embudo, padeció una falta de gol alarmante. Sin menospreciar el trabajo inmenso de Linares como referencia última en la vanguardia, es obvio que a este equipo la ausencia de Luis Suárez (esta es ya para siempre) y de Puado lo devalúa en términos atacantes en un porcentaje tremendo, decisivo, brutal.
El 0-0, visto el desarrollo del partido, fue un gran resultado para el Elche y, por ende, una mala renta para el Real Zaragoza de cara a la vuelta, el domingo en La Romareda. Es engañoso siempre el 0-0 fuera de casa en una eliminatoria de formato copero. Un gol del Elche en campo zaragozano obligará a los blanquillos a anotar como mínimo dos. Y, en esta ocasión, tirar a la basura casi 70 minutos de superioridad numérica sin ser capaces de traerse un triunfo del melonar que, por su horroroso césped, era el estadio Martínez Valero, deja un paladar agrio a los zaragocistas. Así son las cosas cuando se dan este tipo de modelos de partido. Esto es jurisprudencia desde hace más de un siglo.
Así que todo se resolverá el domingo en Zaragoza. Partiendo de cero todos y con solo un partido por delante. En este fútbol de mentira que ha devenido de la pandemia mundial y las necesidades de la organización, cualquier cosa puede pasar. Nada se mueve ya por los caminos habituales. Así que toca esperar, trabajar el aspecto mental y, como se vio en Elche, ensayar mucho el juego ofensivo. Sin goles va a ser difícil lograr ganar resta promoción de ascenso a Primera. Eso sí, la lectura buena para el Real Zaragoza de este 0-0 es que, a diferencia de todos y cada uno de los partidos jugados tras el coronavirus, la portería blanquilla quedó sin macha, inmaculada. Otro asidero nuevo al que aferrarse: recuperar la solvencia atrás, cosa a la que ayudó mucho en Elche las reapariciones de El Yamiq y Guitián, sí que supone un repunte moral para la tropa aragonesa. Para estas faenas defensivas sí que hay herramientas válidas. Para lo del gol… toca que alguien de los demás, de los que no son Luis Suárez, se rebele y dé un paso adelante. Y eso no es sencillo.
Ficha TécnicaElche CF: Badía; Tekio (Dani Calvo, 83), Verdú, Josema, Juan Cruz; Folch (Josan, 83), Mfulu (Escriche, 57); Iván Sánchez, Pere Milla (Manuel Sánchez, 70); Nino (Fidel, 57) y Jonathas.
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Vigaray, Guitián, El Yamiq, Nieto; Eguaras (Javi Ros, 86), Zapater (Soro, 56), R. Guti; Burgui, Kagawa (Blanco, 86); y Linares (Pereira, 78).
Árbitro: Ávalos Barrera (Comité Catalán). Expulsó a Jonathas (29’), rectificado por el VAR, por agresión a El Yamiq. Amonestó a Kagawa (43), Josema (70), Fidel (86) y Verdú (94).
Goles: No hubo.
Incidencias: Noche agradable en Elche, con 29 grados y cielo nublado, con gran humedad ambiental. El césped del estadio Martínez Valero presentó mal estado, con
muchas zonas quemadas a causa de las altas temperaturas vividas en las tres semanas previas.
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