PARTIDO Nº 639 FRANCIA - ESPAÑA (4-9-2014)
FRANCIA | Partido 639 | ESPAÑA |
1-0 | ||
(1-0) 73’m. Rémy | Amistoso 4-Septiembre-2014 Paris Estadio: Saint-Denis |
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Ficha técnica
Francia: Lloris; Debuchy, Varane, Sakho, Evra (Digne, m. 68); Pogba, Sissoko (Schneiderlin, m. 79), Matuidi (Cabaye, m. 68); Valbuena (Cabella, m. 75), Benzema, Griezmann (Rémy, m. 58). No utilizados: Ruffier, Mandanda; Mangala, Sagna, Mathieu, Mavuba y Lacazette.
España: De Gea; Carvajal, San José, Ramos, Azpilicueta; Koke, Busquets (Iturraspe, m. 46), Cesc Fàbregas (Pedro, m. 67); Raúl García (Silva, m. 57), Diego Costa (Alcácer, m. 67), Cazorla (Isco, m. 78). No utilizados: Casillas, Casilla; Juanfran, Bartra, Albiol y Alba.
Gol. 1-0. M. 73. Rémy.
Árbitro. Alain Bieri (Suiza).
Estadio de Francia en Saint-Denís. Unos 80.000 espectadores.
Francia | 1-0 | España |
47% | Posesión | 53% |
5 | Remates a puerta | 0 |
3 | Remates fuera | 2 |
0 | Paradas | 4 |
0 | al poste | 0 |
2 | Otros | 5 |
0 | Tarjetas amarillas | 0 |
0 | Tarjetas rojas | 0 |
9 | Faltas recibidas | 9 |
92 | Balones perdidos | 101 |
80 | Balones recuperados | 66 |
4 5 | Fueras de juego Intervenciones del portero | 3 11 |
La nueva España sigue en Brasil
Un equipo sin pólvora y con seis jugadores ausentes en el Mundial sucumbe ante Francia
Una jugada de pardillos acabó con la nueva España en París. Con cuatro debutantes y, en total, seis ausentes de Brasil, la selección de Del Bosque resistió ante una Francia más fermentada que alistó al bloque del Mundial. El equipo de Deschamps no padeció en defensa, pero tuvo oposición hasta que su novato adversario creyó que el juego se detendría al estar Cazorla momentáneamente fuera del campo. No fue así y Remy condenó a La Roja en su primer paso del nuevo ciclo. Un partido sin muchas sacudidas, poco deslumbrante, que dejó algunos apuntes interesantes de los nuevos. Un encuentro para medir a los que llegan más que para examinar a un colectivo embrionario. Lo peor, un viejo problema: un ataque raquítico. Con Diego Costa a la cabeza, a España le faltó pólvora, le sobró cierta retórica, nunca se vertebró del todo y jamás llegó a ser concreta. Nada nuevo.
Las circunstancias obligan y España busca a otra España. El estropicio en Brasil y la retirada de futbolistas tan determinantes y con tanta huella comoXavi, Alonso y Villa no le dejan otro remedio. Es hora de resetearse y al equipo le llevará tiempo coger cuajo, dar con el formato que le permita conjugar sus principios básicos con el perfil de los que llegan de refresco.
En París, Vicente del Bosque envidó de entrada con tres debutantes, Carvajal, San José y Raúl García —luego lo haría Paco Alcácer—. Fue excelente el lateral madridista, picante en ataque y muy vivo en las basculaciones defensivas. El resto cumplió.
Tras probar con Nacho y Bartra, el seleccionador prueba ahora con otro suplente. España no tiene vivero defensivo y a la espera de ver si remonta Piqué, el vacío es considerable.
Las variantes en la retaguardia no alteraron el ecosistema de la selección, más mutante de medio campo hacia adelante. Xavi y Alonso eran más que dos clásicos, su peso era infinito, determinante. Ambos lograban que España se refugiara a partir de la pelota. A Koke, futbolista para todo, le correspondió el papel del guipuzcoano junto a Busquets, mientras que Cesc, aquel ariete postizo de tiempos cercanos se maquilló como su excompañero azulgrana, a la espalda de Diego Costa.
Lo peor, un viejo problema: un ataque raquítico. Con Diego Costa a la cabeza
El muestrario también cambió con Raúl García. Acostado en la banda derecha, el colchonero no es un extremo como Pedro o Navas; tampoco un interior que desborde y asista como Silva. Raúl se encumbra cuando rastrea por sorpresa las zonas calientes del gol. Como centrocampista juega con pértiga, más predispuesto a las batallas aéreas para dar carrete a las jugadas o descolgar la pelota hacia los volantes, que al juego de pies. Y en la terminal, Diego Costa, que no acaba de engancharse y al que, pese a su gran momento de forma en el Chelsea, esposó de maravilla Varane.
Con su nueva armadura, a España le costó definirse. Arrancó con muchas pérdidas, se consolidó antes del descanso y con la rueda de sustituciones se fue deshilachando. En ninguna de las tres fases amenazó a Lloris, el portero francés, capitán de una selección que alistó a once mundialistas de Brasil. Es la cepa con la que Deschamps aspirar a conquistar como local la Eurocopa de 2016. Es un equipo en proyección, macizo, con jugadores de chasis poderoso. Pogba, el más sutil, Matuidi y Sissoko, puro hormigón. Ellos sometieron a un tratamiento de choque primero a Busquets y Koke y, luego a Koke e Iturraspe, en su segundo partido internacional. Ninguna de las dos parejas se desvaneció y, a falta de que el equipo encuentre el nuevo equipaje, mantuvieron el tipo. Como el aprendiz San José ante los reputados Benzema y Griezmann.
La mejor señal fue la de Carvajal, con el mismo poso que en el Madrid
No hubo mejor señal para España que la de Carvajal, que en su estreno tuvo el mismo poso que en el Madrid. Se ha matriculado como lateral, no se alborota como atacante, porque elige con tino cuándo ejecutar el asalto y se ha fortalecido como cierre. En un partido sin mucho guión ofensivo, con pocas escenas de área, sobre todo en la francesa, Carvajal fue el español más pujante junto a Silva en el tramo final, en el que ya en desventaja también se dejó ver Isco, que reclamó un penalti en el último suspiro. De Diego Costa tampoco esta vez hubo noticias. Ni con las luces cortas para que haga de diana y dé salida al equipo ni con las largas para que estire al conjunto; la Roja no le encuentra por ahora.
Equilibrado el duelo fuera de las áreas, España pagó su bisoñez en el gol de Remy, ante el que nada pudo hacer De Gea, firme toda la noche. Su titularidad se supone que tuvo que ver con el carácter amistoso del choque y lo que el propio Del Bosque define como “ambigua” situación de Iker Casillas. El próximo lunes, en Valencia ante Macedonia, ya en partido oficial, se espera al capitán. Entonces, la España en transición tendrá que ganar o ganar. Sin excusas. La nueva España no puede seguir en Brasil. Es hora de despertar.
España aún no ha vuelto
Cayó con justicia ante Francia. Sólo apretó cuando se vio abajo en el marcador pero sigue sin gol. Decidió un tanto de Rèmy. Debutaron cuatro y Casillas fue suplente.
Costará volver al paraíso, incluso cuando regresen Iniesta y Piqué y sanen o maduren Javi Martínez, Thiago, Jesé o Deulofeu. Sin concluir que se pone el sol en el imperio, la Selección se vio por debajo de una Francia con energía y moral a la que había dominado en los últimos años. Ya no es el de Deschamps un equipo en vías de desarrollo y tuvo personalidad para sobreponerse a media hora de tiqui-taca sin provecho de España y mandar luego con autoridad. El choque, en cualquier caso, dejó la suplencia de Casillas, que apunta a relevo por tiempos, la grata imagen deCarvajal, algunos apuntes del mejor Cesc, el mal endémico de la falta de gol (ni un solo remate a puerta) y la necesidad de ofrecerle más rango a Silva y más minutos a Isco, a los que mejor les suena esta música.
Fue el primer día de otra vida y se notó. Tres debutantes, algunas bajas, las bazas que se guardó Del Bosque y un gallo agrandado enfrente ofrecieron una España cautelosa de salida. Durante un cuarto de hora, la Selección modelo de los últimos seis años pasó de dominante a resistente. También la alineación invitó a ello. Del Bosque le entregó la banda derecha a Raúl García, buen futbolista pero desambientado en este ballet. Le cuesta traducir el juego sofisticado y preciso de España, donde apenas aparece la segunda jugada, aunque le echó cemento a la primera línea de presión cuando el vigor de los centrocampistas apretó de firme. Koke, Busquets y Cesc no fueron río sino presa ante Sissoko, Pogba y Matuidi, los tres decatletas que aguantan el peso de Francia. Aquel cuarto de hora, en cualquier caso, tuvo más ruido que nueces, porque sólo derivó en un remate cruzado que De Gea le adivinó a Benzema, excepcional en casi todo lo que hizo pero con más fama de gato aún aquí que en el Madrid.
Estos amistosos entre gigantes no dan puntos pero sirven para marcar el territorio para el futuro. Una victoria amistosa hoy amedrenta mañana en una Eurocopa o un Mundial. Y eso pretendió Francia, que después de ocho años se siente de nuestro tamaño, durante los primeros combates. Después, brevemente, regresó la España premundial, que tomó la pelota y minimizó el músculo del adversario. La obra comenzó en Carvajal, debutante y tren bala, que en dos recuperaciones de manual levantó el ánimo del equipo. Después llegó Cesc y acabaron sumándose todos para agarrar la pelota y marear, sin remate, a la Selección francesa. Y es que una cosa es ocupar y otra preocupar. Bordamos lo primero y no nos dio para lo segundo. Sólo dejamos un disparo de Cesc, que a decir verdad tomó peligro en el rechace de un zaguero. Diego Costa buscó por dentro y fuera y se dejó el alma sin que le llegase un balón aprovechable. Koke amagó sin dar en la estrategia y Cazorla pesó poco en el juego. El mediocentro del Atlético irá a más porque no hay jerarquía sin partidos. Hasta Xavi fue novato.
Entre todos se sacudieron el pesimismo y domaron por momentos a la selección de Deschamps, que tampoco sacó provecho de la movilidad de Valbuena y Griezmann pero que del descanso volvió con un nuevo impulso. Y esta vez de mayor alcance. Varane avisó con un cabezazo y aBenzema le anularon un gol claramente legal. El madridista puso el remate perfecto a la jugada de encaje de Pogba y Sissoko. Sólo falló el línea.
Esta segunda tormenta ya no amainó, ni siquiera con la entrada de Silva por Raúl García, el regreso a la suerte natural, y el refresco del frente de ataque, con Pedro y Alcácer. Francia siguió apretando y encontró su gol en una magnífica secuencia Valbuena-Benzema-Sissoko-Valbuenaque acabó rematando inapelablemente Remy. A España le pilló el asunto quejándose porque Cazorla andaba en el suelo y nadie paró el partido.
Sólo entonces apretó desde su estilo, entregado a Silva e Isco, dos llamados a ser importantes en lo que venga. El canario tuvo el empate, pero cruzó en exceso su remate, y al malagueñopudieron hacerle un penalti sobre la bocina. Fue una reacción tardía de un equipo cuyo mañana está aún muy lejos del ayer.
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