El gol de Cristian Álvarez, portero zaragocista, en el minuto 97, para lograr el 2-2 que salvaba al equipo de una derrota que auguraba nubarrones letales centra el foco de atención de todo lo acontecido en la noche de este viernes en Lugo. Todo lo demás, que ahora se contará, fue morralla. El Real Zaragoza salió vivo de milagro del Anxo Carro y salvó el pellejo en un golpe de fortuna, de acierto contra natura. Eso define otra mala puesta en escena de los de Jim, que están abocados a padecer hasta el último día para sujetarse en Segunda División.
Qué malas sensaciones fue acumulando el partido desde el inicio. Qué mala pinta tenía la primera parte desde los primeros lances, pese a que el Lugo era un equipo pobre de fútbol, atrancado de piernas por la responsabilidad. El cuadro zaragocista nunca mandó. Jamás cogió el timón del juego en la medular. Siempre estuvo flotando, en la nada, a merced de que los gallegos intentaran algo, casi siempre sin sustancia de medio campo hacia adelante. Pero lo principal, la presencia y personalidad de los de Juan Ignacio Martínez en el césped, no se vio en ningún momento. Y era una final. Se jugaban la vida. Lo que pasó en el minuto 44, justo antes del descanso, el gol de Barreiro, estaba presente en el etéreo, en las meigas del ambiente junto al Miño, desde mucho tiempo antes.
El primer tiempo del Real Zaragoza fue impropio de un partido de tanta envergadura. Dijo Jim que no sabe cómo se sale a empatar. Pues los 44 primeros minutos de los blanquillos fueron un ejemplo claro de lo que emite un equipo cuando va al 0-0 y a ver si suena la flauta en alguna casualidad. Nada de nada en iniciativa, en posesión, en ímpetu ofensivo. Todos los jugadores escondidos. Pasecitos cortos, al pie, con escasas opciones de desdoblamiento, de encares. Solo algunos centros largos al área, al estilo británico de los setenta, y basta. Y así es imposible ganar incluso al peor Lugo de los últimos años, a un equipo en caída libre desde enero.
Antes del gol de Barreiro, en un cabezazo a saque de esquina que se comieron los centrales y el portero, el Lugo ya había tenido la mejor ocasión antes del descanso. En una contra de Ramos, en el minuto 29, Hugo Rama remató a placer y el balón salió rozando el poste derecho tras rozar en Peybernes. El autor del gol también había ensayado un remate parecido al del tanto, en el minuto 11, pero se le fue alto. En la otra área, solo Bermejo anduvo cerca del gol en el minuto 42, poco antes de adelantarse los rojiblancos. Lanzó una rosca colocada, fuera, tras una galopada de Vigaray, que volvió al once (como el ansiado Azón y el citado Bermejo) con poco tino. Hasta ese tardío instante, solo malos remates de Peybernes, Azón y un centro-chut de Vigaray que rechazó el portero local. Muy poca cosa. Escasez en todas las facetas del juego.
Así que la tarea para la segunda mitad era bárbara para Jim y los suyos. Debían mutar como de la noche al día. La derrota era sinónimo de máximo peligro para la vida del Real Zaragoza. Una pésima noticia. Lo peor de los últimos meses si se consumaba. Y llegó la hora de la verdad, sin cambios nominales. El choque se reanudó con una jugada polémica, un golpe a Peybernes en el intento de remate a gol tras una falta, que lo dejó grogui. Se pidió revisión de VAR por si se podía pitar penalti. Arcediano no lo consideró así, ni su colega Ocón Arráiz en Las Rozas. El Zaragoza salió acelerado, espoleado, pero sin argumentos. Un alboroto de ofensiva. En el 53, Adrián González remató flojo, alto, cuando estaba solo en el área, como si no esperase el balón. Todo muy raro, en un medio ambiente de cierta histeria.
Narváez, en el 57, voleó en el área una dejada de Adrián, muy al centro, y Varo rechazó a dos puños. El Lugo se había atrincherado como táctica básica tras el intermedio. El Zaragoza iba a tener que saber descifrar la clave de sus candados, pues el balón iba a ser suyo la mayor parte del minutero. El otro fútbol, el de las simulaciones de faltas, las quejas, los gritos, empezó en las filas gallegas a falta de 40 minutos para el final. Natural con tanto en disputa. Y en el minuto 61, el talismán Iván Azón, provocó un claro penalti al ser golpeado por el portero Varo en un balón alto muerto en el área pequeña. Ahí estaba la resurrección blanquilla en una noche tan cruzada. Adrián González, otro lanzador nuevo este curso, ejecutó magistralmente la pena máxima y engañó al portero para lograr el 1-1 en el embarullado hito del juego, ya en el 64 de partido.
El Lugo asomó en el área zaragocista en el minuto 81, fruto de sus sustituciones. Puma Rodríguez casi marcó tras un quiebro que salvó in extremis Francés echando la pelota a córner. Y a los gallegos les bastó ese arreón para volver a volcar la romana hacia su fajo. El 2-1 lo hizo el central Venancio en el 82, increíblemente solo en el segundo palo a la salida de ese saque de esquina. Un delito de la defensa aragonesa. La brutal penalización de los errores ante el gol anteriores, que no derribaron al Lugo definitivamente y le dieron vida. La tragedia estaba a punto de consumarse.
El Zaragoza se echó arriba a la desesperada. Igbekeme, Chavarría, al poco Vuckic y Alegría, fueron balas de plata de Jim a ultimísima hora. Eguaras casí empató en el 88, pero su chut colocado lo sacó en la escuadra Varo. Las prisas ya se sabe que son traidoras. Alegría entró con ganas pero no tuvo puntería. El Lugo se defendió con todo, lleno de vértigos pero con eficacia. Hasta que el milagro de Cristian Álvarez llegó en el minuto 97, ya con el crono parado. Una falta sobre Vuckic la lanzó al segundo palo Bermejo y ahí había subido a rematar el portero zaragocista. Una imagen tantas veces vista y tan escasamente eficaz. Esta vez el divino lo fue en el área rival. Cabeceó a la escuadra y batió a su colega Varo. El partido acabó ahí con un 2-2 para la historia y, habrá que ver si suficiente para salvar la categoría. Un final épico. Inolvidable.
Ficha Técnica
CD Lugo: Varo; Alende (Pedro López, 89), Venancio, Pita, Luis Ruiz; Juanpe, Seoane (El Hacen, 68); Chris Ramos (Gerard Valentín, 73), Hugo Rama (Xavi Torres, 89); Cristian Herrera (Puma Rodríguez, 73)y Barreiro.
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Vigaray, Francés, Peybernes, Nieto (Chavarría, 82); Zapater (Eguaras, 70), Francho (Vuckic, 87); Bermejo, Adrián González (Igbekeme, 82), Narváez; e Iván Azón (Alegría, 87).
Árbitro: Arcediano Monescillo (Comité Castellano-manchego). Amonestó a Varo (61), Peybernes (67), Iván Azón (77) y Juanpe (95).
Goles: 1-0, min. 44: Barreiro. 1-1, min. 64: Adrián González, de penalti. 2-1, min. 81: Venancio. 2-2, min. 97: Cristian Álvarez.
Incidencias: Noche fría en Lugo, más invernal que primaveral, con 7 grados al inicio del partido (las 21.00), con viento y humedad alta. El césped del Anxo Carro presentó un buen aspecto.
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