LIGA 2ªDiv. 2023/24 JORNADA Nº12 (21.10.2023)
PARTIDO OFICIAL Nº 3623
REAL ZARAGOZA 2-3 EIBAR
Ficha técnica
Real Zaragoza: Cristian Álvarez (Poussin, 70); Borge, Lluís López, Jair, Lecoeuche; Aguado (Moya, 75), Maikel Mesa, Grau; Valera (Bermejo, 70), Manu Vallejo (Mollejo, 65); y Azón (Bakis, 65).
SD Eibar: Luca Zidane; Tejero, Berrocal, Arbilla (Venancio, 88), Ríos Reina; Sergio Álvarez, Matheus; Corpas (Aketxe, 57), Mario Soriano (Vencedor, 88), Stoichkov; y Jon Bautista (Quique Glez., 80).
Árbitro: De la Fuente Ramos (Comité Castellano-leonés). Amonestó a Ríos Reina (24), Maikel Mesa (36), Corpas (41), Tejero (45), Grau (77), Mollejo (82) y Bakis (94).
Goles: 1-0, min. 38: Maikel Mesa. 2-0, min. 44: Grau. 2-1, min. 61: Jon Bautista. 2-2, min. 68: Stoichkov. 2-3, min. 86: Aketxe.
Incidencias: Noche fresca en Zaragoza, con un ostensible bajón en las temperaturas: apenas 14 grados al inicio del duelo (las 21.00), con un leve viento. El césped de La Romareda presentó un buen estado visual pero, como últimamente, estuvo muy blando y resbaladizo. En las gradas hubo alrededor de 28.000 espectadores.
Real Zaragoza 2-3 Éibar
44.5 % Posesión 55.4 %
5 remates dentro 6
3 disparos bloqueados 1
5 remates fuera 3
10 disparos recibidos 13
4 tarjetas amarillas 3
0 tarjetas rojas 0
13 faltas recibidas 9
9 faltas cometidas 14
147 perdidas de posesión 165
60 recuperaciones de posesión 78
2 fueras de juego 5
xxxxx
El Real Zaragoza confirma su crisis al perder 2-3 con el Éibar tras ir ganando 2-0 al descanso
Mesa y Grau adelantaron a los aragoneses al final de un ya mal primer tiempo y Bautista, Stoichkov y Aketxe voltearon a un equipo muerto y sin reacción.
El Real Zaragoza no tiene iniciativa cuando hay que romper los partidos y carece de reacción cuando los rivales se la exigen con goles. Está en crisis el plan de Fran Escribá, seriamente. En el cuarto partido seguido sin ganar en casa, esta vez perdió 2-3 con el Eibar tras ir ganando 2-0. Otra vez, como hace seis días en Gijón, voló una ventaja tan notable. Grave asunto.
Si a falta de 8 minutos para el descanso les hubieran pasado a la totalidad de espectadores de este partido una nota, un wattshap o un mensaje SMS donde se les anunciara que el equipo zaragocista se iba a ir a la caseta con un 2-0 favorable el índice de crédulos no hubiera alcanzado un porcentaje superior al uno por ciento, siendo generosos. El bloque de Escribá, por primera vez en lo que va de temporada con la pelota en juego y en la primera parte, había sido silbado, pitado sonoramente por los suyos en tres fases, desde el minuto 23.
Abuso de balón atrás, pases horizontales, lentitud extrema y falta de imaginación generalizada presidieron su propuesta… hasta que un repente, movido por una volada del aire frío que adornaba la noche zaragozana, surgió en el minuto 38 y el feísmo habitual se transformó en un torbellino de 7 u 8 minutos en los que llegaron dos goles y casi surgió un tercero. Así es este género del fútbol. Impredecible. Aleatorio.
Durante 38 minutos, los primeros, el Eibar fue mejor que el Real Zaragoza. Pero su dominio, aplastante con el balón por momentos, fue estéril por la incapacidad para ver puerta de los Jon Bautista, Stoichkov, Corpas y compañía. También porque Cristian Álvarez, el mesías que regresó a tiempo, salvó un tanto cantado en el minuto 20 tras un derechazo del citado Stoichkov, toro bravo que tuvo que lidier el joven Borge, relevo de Gámez, sin convocar a última hora por una lesión. Los vascos metieron atrás a un Zaragoza sin gobierno. Con el medio campo obturado, pues Aguado (quizá no al cien por cien tras su semana de dolencia muscular), Grau, Mesa y los apoyos de los laterales y los extremos no fueron capaces de hilar una sola jugada potable en tanto tiempo.
Solo una incursión de Valera (apagadísimo toda la noche) antes del minuto 5 y otra por el otro lado de Manu Vallejo en el 30, siempre a título individual, llevaron el balón al área con cierta picardía, sin hallar remates nunca. En frente, el Eibar amagó en el minuto 8 con un chut de Corpas en el área al que se cruzó providencialmente Jair. Y en el 20, la referida ocasión de Stoichkov advirtió de que, así, la derrota aragonesa estaba cada vez más cercana. En el 32, Jon Bautista culminó el enésimo ataque azulgrana con un disparo a la media vuelta en el área chica prácticamente, que Cristian paró abajo. Lo dicho, si algo se barruntaba era tormenta contra el Real Zaragoza. A Lecoeuche, tanto Corpas como las ayudas del exzaragocista Tejero le dieron la velada, una vez tras otra. Manu Vallejo le trato de ayudar, con éxito dispar. En la medular, Sergio Álvarez y Matheus estaban más inspirados que los zaragocistas en todo.
Pero, súbitamente, sin razón aparente, algo cambió en el 38. Azón, todo el tiempo por el suelo, peleón sin provecho alguno, aguantó de pie un ataque. El balón le llegó a Manu.
Vallejo en la frontal y lo prolongó de cabeza a modo de pase al hueco para la zancada de Maikel Mesa, que entraba como un tren expreso por la media luna. El remate final del canario se fue a la jaula para delirio del graderío, que preparaba ya una bronca de las buenas para el intermedio. El 1-0 dejó K.O. al Eibar, que no entendía nada.
En la recta final del primer acto, el Real Zaragoza recuperó su mayor grado de eficacia, aquel de los primeros cinco partidos y el impecable liderato. Con los vascos aturdidos, sin dar crédito al accidente que habían sufrido, hubo un par de jugadas ligadas, por fin, de los de Escribá. De esas largas, con cierta profundidad. Raras de ver. En una, Lecoeuche lanzó un balón larguísimo desde la línea de medios al área guipuzcoana, patada a seguir. Y, nadie sabe por qué, ahí estaba de delantero centro ¡Jair! El central controló el balón con la derecha, pinchándolo de forma maradoniana, hasta por dos veces. Y se lo cedió atrás en un recurso de lujo a la llegada de Grau, que voleó de primeras para doblarle la mano a Luca Zidane, el portero eibarrés, y anotar un 2-0 tan bello como anómalo por sus protagonistas. La locura recorrió La Romareda en todos sus poros y milímetros cuadrados. Si, justo antes del descanso, la falta directa que Manu Vallejo lanzó fuera por dos dedos se hubiera convertido en el 3-0, la cosa para los eibarreses hubiera sido de diván e incienso.
Segundo tiempo
El segundo tiempo, con el socavón de fútbol salvado de la forma más efectiva que es posible en una noche tan gris oscura como la que protagonizó el Real Zaragoza durante 38 minutos, empezó con la calma y regocijo propio del caso. Las sonrisas de satisfacción y sorna predominaban en los graderíos. Qué bonito es el pelotón cuando sonríe a favor de obra.
No hicieron cambios los entrenadores. El Eibar salió espoleado, por fuerza. Y el equipo de Escribá jugó a tener la pelota, a arriesgar poco, a buscar la velocidad de sus puntas en las múltiples contras que se iban a generar con el rival adelantado varios metros más que en su plan inicial. Grau, en un centro-chut en el minuto 52 rozó el palo lejano y casi anotó su doblete. Mesa, en el 56, concluyó un contragolpe de Azón, con pase intermedio de Valera, echando el balón fuera por medio metro.
El Eibar quería dominar y atacar pero, con la confianza en las alforjas, el Zaragoza le replicaba con peligro siempre. Ahí, en ese punto, tampoco nadie hubiese firmado una remontada visitante. En estas Etxeberría, el técnico azulgrana, metió a su talismán goleador, Aketxe, a falta de más de media hora y enseguida probó a Cristian. Su presencia volvió a dar alas al cuadro norteño, que halló el 2-1 en un remate cercano de Jon Bautista a centro de Stoichkov en el 61, ante la marca floja de Borge y el despiste de Jair en el área pequeña. Con 30 minutos por delante, los fantasmas de Gijón revolotearon por La Romareda, aquello de poder perder una ventaja de 2-0… Escribá modificó la vanguardia, con Bakis y Mollejo refrescando el ataque en vez de Azón y Manu Vallejo. Nada logró de su propósito.
Y no tardaron en aparecer los de las sábanas, las bolas y las cadenas, en vuelo directo desde El Molinón. Stoichkov anotó el 2-2 solo 7 minutos después, con el pecho, sobre la raya, solo, tras un centro de Bautista, que le robó la cartera a Jair de forma terrible por sus consecuencias. Aún no estaba el zaragocismo recuperado del mazazo cuando Cristian Álvarez volvió a resentirse de su lesión y pidió el cambio. Poussin a escena. Difícil trago. El galo, tras sus dos días de pifias superlativas, fue recibido con una ovación de gala. El buenismo en su más alto grado de exaltación. La recta final del duelo se presentaba llena de histerias. Con el Eibar creyendo en la victoria tras su doble voltereta previa al descanso y con el Zaragoza, con su nula capacidad de reacción ya constatada, firmando las tablas con su propia sangre.
Bermejo y Moya dieron relevo a los grises Aguado y Valera. El último cuarto de hora venía cargado de incertidumbre, por unos y por otros. Poussin, en frío, tuvo tres balones para entrar en calor entre algún runrún de los clásicos, resbalón nervioso incluido en uno de ellos. Los pitidos a los balones atrasados de los centrales zaragocistas retornaron en el minuto 79. Eran el preludio del huracán con tornado que le esperaba a este Real Zaragoza impersonal de Escribá. El 2-3 lo firmó Aketxe en el 86 en una falta lejana, desde 35 metros. La colocó cerca de la escuadra de un Poussin que, claro, no ha visto nunca cómo le pega Aketxe al balón en este tipo de acciones. El batacazo estaba consumado. Lo de El Molinón, que tanto daño hizo, se quedó corto en La Romareda. En vez de mejorar, se empeoraron las sensaciones. Terrible padecimiento.
De ahí al final, un chut de Bakis al final del aumento y un cabezazo de Jair tras el córner consiguiente dieron sensación de peligro en el portal adversario. En la última jugada, Moya pudo anotar el 3-3 pero su testarazo se topó con una parada de reflejos de Zidane. Todo tarde y mal. Escribá tiene cientos de problemas. No decenas. Cientos. Y con él, el resto.
Aketxe tumba al Zaragoza
El equipo de Fran Escribá se dejó remontar dos goles de ventaja frente a un Eibar superior y sumó su tercera derrota consecutiva en La Romareda. Golazo de bandera del cañonero armero.
Un gol de bandera de Aketxe en el minuto 87 le dio al Eibar una merecida victoria en La Romareda, un triunfo que prolonga la imponente racha armera y deja descolocado al Real Zaragoza de Fran Escribá, que se dejó remontar dos goles de ventaja y que sumó su tercera derrota consecutiva en casa, una serie fatal que le ha hecho caer del liderato a la sexta plaza.
El Eibar, que venía remontando posiciones en la tabla a marchas forzadas, asaltó también La Romareda y exhibió toda su valentía y poderío frente a un Zaragoza que no acaba de recomponerse y que fue inferior a su rival salvo en el primer cuarto de hora de la segunda parte.
Cristian Álvarez y Borge, éste por baja de última hora de Fran Gámez y que tuvo una noche notabilísima, fueron las dos novedades en el once de Fran Escribá, que volvió a ordenar a su equipo en 4-3-3, con Valera, Iván Azón y Manu Vallejo como tridente ofensivo, mientras Joseba Etxeberria presentó un único cambio: Bautista por Quique en la punta del ataque.
El Eibar se hizo pronto con el control de la pelota y del partido, cortocircuitando con su agobiante presión todo intento ofensivo del Zaragoza y percutiendo una y otra vez con sus afilados laterales Tejero y Ríos Reina. El mando armero no se tradujo en un racimo de grandes oportunidades, pero sí en una muy clara de Stoichkov que conjuró Cristian Álvarez con un paradón a mano cambiada.
Al equipo de Escribá, encogido, sin fluidez y silbado en varias fases por su parroquia, le costó hasta superar su divisoria y se pasó muchos minutos corriendo detrás del balón como un equipo menor de la categoría y no como un aspirante al ascenso, pero a la que se le presentó media ocasión le metió hasta dos caballos de Troya seguidos al Eibar, blandito e indeciso en sus dominios. El 1-0 llegó en el minuto 39, tras un saque largo de Cristian Álvarez que prolongó Jaume Grau sin aparente peligro y Maikel Mesa, siempre con la caña preparada, mandó a la jaula con un imponente derechazo. Y el 2-0, apenas cinco minutos después, nació de otro balón colgado al área por Lecoeuche, que acabó resolviendo de volea Jaume Grau, después de que Jair hiciera malabares de delantero centro. Así es el fútbol. Y así fue la primera parte: el Eibar puso el fútbol y el Real Zaragoza, los goles.
El equipo de Etxeberria volvió del vestuario descolocado y durante los primeros minutos de la segunda mitad estuvo a merced del Zaragoza, pero en dos fogonazos casi consecutivos deshizo la ventaja local y pasó a mandar otra vez en el partido. En el minuto 62, Bautista finalizó con un remate cruzado y trompicado un pase de Stoichkov y en el 67 fue Stoichkov el que empujó a gol con el pecho un centro de Bautista, tras un grave error de Jair. Para colmo de males en el Zaragoza, apenas dos minutos después del 2-2, Cristian Álvarez volvió a lesionarse muscularmente y tuvo que salir a toda prisa Poussin, al que La Romareda recibió con aplausos, pese a su error fatal en El Molinón.
El Eibar no se conformó con el empate y acabó obteniendo el premio gordo gracias a un golazo marca de la casa del cañonero Aketxe, que firmó la victoria de su equipo con un imponente zurdazo por toda la escuadra en una falta directa a tres minutos del tiempo reglamentario.