Triunfo de soberanía el que obtuvo este domingo 8 de marzo el Real Zaragoza en Málaga. Son palabras mayores estos 3 puntos de La Rosaleda: tanto por el momento, que mantiene al equipo aragonés 2º en la clasificación, a tiro de piedra de un punto del líder, el Cádiz, y con una ventaja de 5 puntos sobre sus más inmediatos seguidores, los de la Promoción de ascenso. Si hace ya un par de meses que al equipo de Víctor Fernández se le están agrandando las facciones de campeón, de exitoso, de mandón en la categoría, esta victoria en campo malagueño, por ser ahí y por ser ante un rival de enjundia (mellado, eso sí, por sus problemas societarios), agranda notablemente esas sensaciones. Y todo ello, en un día repleto de trampas que los zaragocistas tuvieron que ir sorteando. Unas ajenas, algunas más, propias.
Tenso, áspero, duro de digerir fue el primer tiempo. El Málaga imprimió siempre mucha fortaleza a los choques, a las disputas; y el Real Zaragoza, al final, viendo que Arcediano Monescillo era un árbitro contemplativo, también entró en ese juego rugoso. Para que el escenario quedase perfectamente encajado en estos parámetros, la ruidosa afición de la Costa del Sol estuvo más hiperactivada que nunca. Era como si les fuera la vida en cada saque de puerta, en cada córner. Un ambiente de los de antes. Así, entre falta y falta, entre errores no forzados y dificultades para dar más de tres pases seguidos de unos y otros, las ocasiones fueron llegando por goteo en una y otra portería, mucho más claras siempre las malacitanas.
Empezó más activo en la ofensiva el Zaragoza, con Burgui dando los mejores 15 minutos de su floja aportación, con Puado dejando el mejor cuarto de hora de una tarde rara en la que siempre llegaba tarde. También Soro se manifestó bullicioso, lo mismo que el perenne Luis Suárez. Así, Burgui pudo dar el 0-1 a los aragoneses en el primer minuto si su punta de velocidad fuera la de aquel chaval del Castilla de hace un lustro largo. Ahora, se marchó solo tras un pase de Suárez y camino del área se dejó comer la tostada por Hernández y Lombán, que lo atropellaron en carrera. Soro, en el 10, empalmó con la puntera en el primer palo un centro de Puado y el balón se le marchó fuera. En esa fase inicial, el Málaga era un flan, no daba una a derechas con el balón en los pies. Pero todo cambió sobre el minuto 15.
De ese fútbol alborotado, el Málaga se quedó muy cerca de adelantarse en el tanteador a través de la mejor jugada ofensiva de Juanpi, que dejó atrás a Nieto y quebró a El Yamiq (el mejor zaguero otra vez) para disparar de rosca fuera, por milímetros, cuando todos, incluido Cristian Álvarez, ya firmaban el gol como hecho. Era el minuto 33 y el Real Zaragoza empezó a sentir temores atrás, porque apretaba de verdad el Málaga, la gente agobiaba desde la grada y, sobre todo, sus hombres claves no estaban dando la talla. Adrián González volvió a puntear el gol en el 38, cabeceando solo un saque de esquina picado, fuera incomprensiblemente, pues estaba en el centro del portal. Y, sobre todo, ya en tiempo de aumento, Lombán también remató de cabeza otro saque de esquina en segunda jugada y, cuando la pelota iba dentro o, en su defecto, la iba a empujar Sadiku en la raya, El Yamiq sacó su pierna derecha telescópica para diluir lo que era un tanto cantado.
Descanso para tomar aire
El descanso le vino bien a Víctor Fernández. El equipo iba de más a menos, en una tarde sin brillos por otra parte. Había muchas piezas sin engrasar, chirriando. Vigaray daba muestras de no estar bien, pese a ser alineado en fas de precaución muscular. Costaba hilvanar juego y, progresivamente, se había perdido el timón y la personalidad en la zona creativa. No hubo cambios y el segundo tiempo arrancó con el Málaga a por todas arriba.
Y el destino avisó al Real Zaragoza de que, o espabilaba de verdad, o la tarde olía a tragedia. En el 48, en pleno acoso local, Sadiku marcó gol a centro raso de Tete… pero estaba en fuera de juego que el VAR corroboró. Un alivio serio porque se vio venir el roto. No despertó el cuadro aragonés tras esta circunstancia favorable. Siguió atrás, timorato, y Pacheco tuvo enseguida una falta directa que, por suerte, lanzó fatal. Hasta el minuto 7 de la reanudación no salió del área propia el equipo avispa. Eso sí, generó por medio de Soro la primera gran ocasión de la segunda mitad. El cincovillés avanzó, quebró a Hernández y, en el área, remató colocado buscando la escuadra derecha, pero se le marchó ligeramente por fuera. Al menos metió el susto en el cuerpo a los malagueños y frenó sus ímpetus. Además, a esta jugada la sucedió otro ataque potable de los de Víctor, de nuevo gestado por Soro y rematado por Burgui mal, raso y flojo, a las manos de Munir. Había gente viva en el deslavazado Zaragoza.
El Málaga sintió estos reactivos zaragocistas y se desvaneció en su medio campo por momentos. En el 57, Puado disfrutó de una nueva opción clara para adelantar a los aragoneses, solo en el área tras pase al hueco de Suárez en una pérdida malagueña en la salida. El catalán disparó cruzado, algo mordido, y Munir salvó echando el balón a córner. Pellicer, técnico local, metió aire nuevo en el eje, con el albanés Keidi Bare. Falta le hacía porque los de Víctor habían encontrado los planos del área malacitana nuevamente. Quedaba media hora y eso era un mundo en un partido con 0-0 y tan dado a vaivenes. Al Málaga, por sus prisas y su nerviosismo creciente, evidentemente no le gustaba ni le servía el empate. Ambiciosos, los andaluces.
Víctor retiró a un agotado Soro y dio 25 minutos al salvador de Santander, Blanco. Mientras, Eguaras e Igbekeme, el dúo de timoneles, volvían a una fase de no gobierno de la situación. Lo del nigeriano bordeó lo hilarante en varias jugadas. Eso era una mala noticia después de la reacción de los minutos anteriores. Faltaba continuidad con el balón a los zaragozanos. Era todo muy dado a la improvisación. Los locales apostaron por Renato en vez del difuminado Pacheco. Savia nueva en la vanguardia blanquiazul.
Víctor no aguantó más y a falta de 15 minutos mandó a Igbekeme a la ducha, supliéndolo por Torres. Se parcheaba así uno de los agujeros del partido en la fase defensiva del Zaragoza. El problema es que Torres se estrenó con una pifia monumental que le costó la tarjeta a Atienza para evitar una acción de máximo riesgo. Dabe respeto el final del choque.
En estas, Pellicer retiró a Sadiku, el ‘9’ local, y metió al aragonés y exzaragocista Buenacasa. Sabido es el pavor a la maldición de los ex. Se cruzaron los dedos, claro. Todo a la vez que Kagawa relevaba al de nuevo inconstante Burgui. Un batiburrillo de sustituciones que enmarañaron aún más el final del choque. En ese último empujón de unos y otros a sus apuestas, Adrián González bordeó el gol en el 84, de cabeza, al rematar solo un centro de Renato; pero el balón le salió centrado y lo paró bien Cristian Álvarez por alto. Y ahí aguardaba, tras una esquina, el hada madrina del Real Zaragoza. La embajadora de la suerte de los campeones. Se acababa el partido, se sufría atrás, faltaban luces con el balón… pero arriba hay un goleador depredador.
Así que Luis Suárez firmó el 0-1 en el minuto 86, en el tramo decisivo del encuentro, aprovechando un pase de un bravo Nieto, que se llevó la pelota dividida por narices en la gestación del tanto. Medio gol fue del canterano, sin duda. Pero, luego, quien lo rubricó fue el colombiano, el santo del gol. Por alto, con un solo toque, preciso, precioso. Saltó la euforia en los avispas. Piña humana en un córner. La afición aragonesa, más de un centenar, gritó la vuelta a Primera en pocos días. Era lo que pedía el cuerpo. El partido concluyó en el área zaragocista, con el portero local, Munir, sin salir de esa zona del campo como si fuera el ariete local. Córner tras córner, saque de banda tras saque de banda (con Luis Hernández son como saques de esquina), los avispas defendieron con un El Yamiq extraordinario. Y todo acabó felizmente. A disfrutar toca. Y a saber administrar las reacciones eufóricas. Oigan todos al entrenador.
Ficha Técnica
Málaga CF: Munir; Ismael, Luis Hernández, Lombán, Juan Carlos; Luis Muñoz (Keidi Bare, 60), Juanpi, Adrián González; Tete, Pacheco (Renato, 71); y Sadiku (Buenacasa, 80).
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Vigaray, Atienza, El Yamiq, Nieto; Eguaras, Igbekeme (D. Torres, 75); Soro (Blanco, 66), Burgui (Kagawa,82); Puado y Luis Suárez.
Árbitro: Arcediano Monescillo (Comité Castellano-manchego). Amonestó a Luis Muñoz (34), Tete (41), Eguaras (49), Burgui (73) y Atienza (77).
Goles: 0-1, min.85: Luis Suárez.
Incidencias: Tarde primaveral en la capital de la Costa del Sol, con 21 grados y sol. El césped de La Rosaleda presentó un aspecto magnífico. En las gradas hubo 23.000 espectadores sobre un aforo de 30.000 butacas.
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