Salduie (Siglos V - I a.c.)
Historia
En época ibérica fueron los sedetanos los que ocuparon el territorio en el que se inscribía la actual Zaragoza. Salduie fue la ciudad íbera sedetana, organizada como una ciudad-estado, que está documentada desde la segunda mitad del siglo III a. C. En este siglo ocupaba un solar de varias hectáreas entre la confluencia de los ríos Ebro y Huerva y la actual plaza de San Pedro Nolasco (cerca del teatro romano), y llegó a las 10 o 12 hectáreas en el siglo I a. C., comprendiendo el sector noreste de la posterior ciudad romana, entre las actuales calles de Jaime I (O), Mayor (S), Coso Bajo (E) y Echegaray y Caballero (N).
Desde mediados del siglo II a. C., Salduie acuñó moneda propia, aunque estas acuñaciones pudieron haberse iniciado un siglo antes. En estas monedas ibéricas se documenta el nombre de la ciudad íbera: «Saltuie» o «Salduie», y no Salduba como se interpretó, por error, el nombre latino de la ciudad documentado en un texto de Plinio el Viejo, «Salduvia». Sin embargo, no era la ciudad más importante de la zona: otras ciudades sedetanas como Sedeisken, Kelse o Azaila la superaban, al menos hasta finales del siglo II a. C. Por otra parte, Catón documenta el fuerte viento que sopla en el valle: cercius, el cierzo.
Caesaraugusta, de la región sedetana, colonia inmune, bañada por el río Hibero, donde hubo una ciudad llamada Salduvia, acoge a 55 pueblos. De éstos son de ciudadanos romanos los bilbilitanos, los celsenses de la colonia, los calagurritanos cogniminados «nasicos», los ilerdenses de la estirpe de los surdaones, a cuya vera pasa el río Sícor, los oscenses de región de Uesetania y los turiasonenses. De derecho latino viejo, los cascantenses, ergavicenses, leonicenses y osicerdenses. Son federados los tarracenses y estipendiarios los arcobrigenses, andelonenses, aracelitanos, los calagurritanos cognominados fibularenses, los conplutenses (sic), carenses, cincienses, cortonenses, damanitanos, ispalenses, ilursenses, iluberitanos, iacetanos, libienses, pompelonenses y segienses
Plinio. Naturalis Historia, III, 3, 24.
En el siglo III a. C. los sedetanos, al contrario que sus poderosos vecinos los ilergetes, que apoyaban a Cartago, fueron aliados de los romanos en la II Guerra Púnica. La primera mención de este pueblo es de Tito Livio, que describe cómo los romanos, en respuesta de un ataque de los ilergetes a los sedetanos, derrotaron a los primeros y mataron a sus jefes Indíbil y Mandonio.
En el 195 a. C., uno de los dos cónsules romanos, Marco Porcio Catón, tuvo que ir al valle del Ebro a pacificar a los ilergetes que se habían levantado contra el imperialismo romano. Ganó batallas, pero no cumplió su objetivo: no sólo no pacificó a las tribus íberas sublevadas, sino que extendió el problema a territorio celtíbero. Hubo que esperar la llegada de Tiberio Sempronio Graco para apaciguar la zona. Venció a los celtíberos y dejó guarniciones en las ciudades del valle, entre las que indudablemente estaría también Salduie.
Pero a pesar de todo durante todo el siglo II a. C. Salduie y el pueblo sedetano se mantuvo fiel al Senado y Pueblo Romano en calidad de «socio» (socii), esto es, aliado antiguo. Por esta razón, la romanización fue avanzando progresivamente a lo largo de todo el valle del Ebro, expandiéndose desde el litoral tarraconense. Las ciudades íberas de la Sedetania fueron asimilando las costumbres, economía —la circulación monetaria se extendió a todas las áreas del comercio— y política romana.
Los aristócratas de la sociedad indígena participaban como tropas auxiliares en el ejército romano, sobre todo como jinetes de caballería, de la que Roma era deficitaria. De ese modo obtenían una promoción social y personal, y presumiblemente adoptarían paulatinamente la cultura romana por emulación y necesidad de adaptarse a sus estructuras militares. Los castra permanentemente instalados en esta zona de retaguardia de las guerras contra los celtíberos superaban a las ciudades iberas en volumen de comercio o servicios. Sus decenas de soldados atraían una ingente cantidad de recursos materiales y humanos, y sus necesidades de abastecimiento se satisfacían gracias a las capacidades de los pueblos locales, pues el transporte desde Roma era muy costoso.
A fines del siglo II a. C. ya existe una vía de comunicación construida por los ingenieros de las legiones romanas, cuya misión era comunicar el valle del Ebro hasta Calagurris (Calahorra), con lo que hacia el año 100 a. C. la romanización de Salduie es un hecho. La nobleza local envía a sus hijos a combatir como equites en el ejército romano —el Bronce de Ascoli (89 a. C.) documenta la participación de jinetes de Salduie en la Península Itálica y la excepcional recompensa de la ciudadanía romana por el valor mostrado— y decora los pavimentos de sus casas con mosaicos. Incluso van adoptando la religión de la cultura hegemónica, por medio del sincretismo de las deidades locales con las romanas. El Bronce II de Botorrita (87 a. C.), que documenta un pleito a causa del agua, está redactado ya en latín, de modo que era la lingua franca de esta época en la zona. El testimonio que aporta este complicado procedimiento jurídico atestigua el sometimiento de las gentes de Salduie y sus alrededores al derecho romano a comienzos del primer siglo antes de nuestra era.
El aspecto de Salduie está documentado por los hallazgos surgidos a partir de 1991 de muros que parapetaban las terrazas fluviales del Ebro y otros solares con restos domésticos que daban cuenta de la existencia desde mediados del siglo I a. C. y antes de la fundación de la Colonia Caesar Augusta (14 a. C.)[5] de casas fabricadas con un zócalo de sillares de alabastro recrecidos en adobe. Los muros serían decorados, como ocurre en el Cabezo de Alcalá (Azaila) con pinturas o, más sencillamente, enlucidos con cal. Los pavimentos eran de ceniza o gravilla apisonada, pero aparecen algunos mosaicos en los pavimentos más lujosos de opus signinum, con dibujos hechos de teselas embutidas en mortero. Todo ello indica que antes de la fundación colonial, Salduie era una ciudad muy romanizada, cuya arquitectura doméstica uitilizaba decoraciones itálicas y que, muy probablemente, ya disponía de un foro público dotado de gran mercado cubierto (macellum) antes de la época de César Augusto, a juzgar por las últimas conclusiones acerca de los restos del Foro romano de Caesaraugusta.
El bronce de Ascoli
El bronce de Ascoli es una placa de bronce inscrita del año 89 a. C. encontrada en 1908 en Roma, Italia. Contiene una información que documenta la presencia de jinetes de Salduie participando como tropas auxiliares en la Península Itálica en el ejército de Roma durante la Guerra de los Aliados (Bellum sociale), que les enfrentó a sus socios itálicos que reclamaban condiciones de igualdad y ciudadanía romana.
Básicamente cuenta los méritos de la TVRMA SALLVITANA en la toma de Ascoli durante la Guerra Social o de los Aliados (hacia el 90 a. C.) y da una lista de sus componentes, que como premio obtuvieron la ciudadanía romana. Son los primeros peregrini (soldados extranjeros) a los que se les concede este honor.
El nombre de TVRMA SALLVITANA proviene del hecho de que el escuadrón de caballería fue alistado en Salduie, a pesar de que sus miembros fueran originariamente de varias otras áreas en las de las actuales Navarra, La Rioja, Aragón o Cataluña. Esto permite entrever que Salduie comenzaba a destacar en importancia sobre otras ciudades del área y también la temprana influencia romana en la ciudad.
El bronce de Botorrita
El Bronce de Botorrita I es el mayor de cuatro fragmentos de bronce con inscripciones en lengua celtibérica escrito en un alfabeto de tipo ibérico y cuyo contenido parece ser un documento contractual. Esta lengua está aún por descifrar, pero se ha podido transcribir alfabéticamente. Mucho de su contenido son nombres propios de persona. Por lo que respecta a su cronología, puede fecharse entre el siglo II y el primer cuarto del siglo I a. C.
El Bronce de Botorrita II es un texto en latín, el único traducido de los tres Bronces de Botorrita, que da noticia de un pleito del año 87 a. C. entre los habitantes de Salduie y Alaun (actual Alagón) por una canalización de aguas que querían realizar los primeros.
Ambas partes aceptaron el arbitraje del senado de Contrebia Belaisca (Botorrita, Zaragoza), que sentenció a favor de Salduie. Es la primera querella documentada en la Península Ibérica.
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