Sobresaliente reacción del Real Zaragoza en una tarde de máxima exigencia futbolística ante la UD Las Palmas. Balsámico y rotundo fue su triunfo, por 3-0, en un día donde el fútbol vistoso volvió a brillar en La Romareda, con un equipo de circunstancias montado por Víctor Fernández ante el aluvión de bajas por lesión (Vigaray, Atienza, Kagawa,el ya crónico Dwamena, Blanco…) que dio la talla de manera llamativa y loable a más no poder. Los blanquillos fueron superiores de principio a fin a los amarillos (esta vez vestidos de rojo), con solvencia y buen tino en los momentos culminantes que trajo el guión del partido en cada trecho del mismo.
Trepidante fue el inicio del partido. En el minuto 3 ya ganaba el cuadro aragonés. En el 7 y el 8, los grancanarios pudieron empatar (y darle la vuelta al marcador). Y en el 13, tras dos ocasiones cristalinas previas de los zaragocistas, ya estaba el 2-0 en el tanteador. Todo fue muy deprisa, con una vertiginosidad en el juego impropia de la categoría, extraña en relación a los trabados partidos que se han visto en La Romareda con anterioridad. Fue un comienzo fulgurante del que, por fin, el equipo aragonés sacó buena tajada y puso el partido muy a su favor. Falta hacia. Era el bálsamo que Víctor Fernández hubiera firmado con sangre una hora antes del duelo. Todo perfecto.
En la primera acción de peligro del encuentro, un balonazo largo de Nieto sobre la carrera de Luis Suárez, el central Aythami intentó cabecear hacia atrás hacia su portero, Martínez. El balón se quedó corto en el retroceso y el ariete colombiano, en su salsa, se adelantó al guardameta de los canarios para tocar con sutileza y batirlo suavemente en su falsa salida. Maravillosa salida de vestuarios, esta vez. Al contrario de la costumbre. Pero Las Palmas, equipo de toque, espacios, pareces y verticalidad, con Jonathan Viera como catalizador entre líneas (el insular es internacional español absoluto en la época reciente y está fuera de categoría), reaccionó de inmediato. Viera se quedó solo ante Cristian Álvarez en el minuto 7 tras un pase de Narváez, pero el arquero argentino salvó el empate en su salida, con el cuerpo. Y, en la siguiente jugada, de nuevo Viera penetró con rapidez y su disparo, franco ya dentro del área, se le marchó rozando la escuadra izquierda, fuera por poco. Fueron dos sustos de aúpa para el graderío, que se repuso rápidamente gracias a la inspiración de los blanquillos en una tarde de máxima necesidad.
En el minuto 11, Pombo (que reapareció sin la máscara protectora, sorprendentemente, que cubriera su ojo operado) falló un gol cantado, a quemarropa, tras otra contra de Luis Suárez. Su remate a dos metros del gol lo sacó bajo palos el portero Martínez en un paradón. A la salida del consiguiente córner, Delmás marró otro gol que se olía, en una media vuelta en el área pequeña tras una melé a centro de Pombo. Y en la continuación de la jugada, con los defensores zaragocistas aún en fase atacante, Nieto marcó el 2-0 para regocijo general. Recibió el lateral un taconazo de lujo de Luis Suárez en una jugada llevada por Igbekeme y, mano a mano en el punto de penalti, eligió bien cómo superar a Martínez. Era el minuto 13 y la cosa estaba para pellizcarse. Excelente.
De ahí en adelante, el marcador influyó de lleno en el marchamo del juego. Las Palmas, entre aturdida y acelerada, intentó siempre llegar rápido al área local. El Zaragoza se atrincheró bien atrás para buscar contragolpes por goteo. En el minuto 16, aún con los efluvios del fantástico inicio, Luis Suárez recogió un pase de Soro, entró en el área, quebró a Lemos y remató mal, con la zurda, fuera. Se precipitó el sudamericano y echó a perder la opción de ampliar aún más la distancia. Hubo que esperar, entre algún susto atrás bien solventado casi siempre por Clemente (el mejor de una zaga inédita, en compañía de un irregular Guitián que se estrenaba como titular tras un verano torcido), hasta el minuto 28 para ver otra opción de gol. Fue de nuevo zaragocista, por medio de un implicado Luis Suárez, que se adelantó a Lemos y el portero Martínez y casi aprovechó de nuevo una indecisión en la zona trasera de los canarios. El balón no cogió puerta, por poco.
En el último cuarto de hora del primer periodo, el Real Zaragoza salió poco de atrás. La especulación fue su lema. Razones serias había para ello. Había que ganar como fuera y todo iba de cara. Hasta el descanso solo cupo anotar un cabezazo del zaguero canario Álex Suárez, a la salida de un córner, que Cristian Álvarez detuvo abajo con seguridad. Las Palmas amagaba pero no daba. Y el cuadro zaragozano se gustaba en las posesiones, con mayor rapidez de cerebro que otros días. Bien Eguaras, mejorado Igbekeme, activo Guti, bien en los apoyos Soro y Pombo, notables los laterales, Delmás y Nieto… Más no se podía pedir en medio de la crisis con la que empezó el envite. El intermedio vino bien para tomar aire y replantear las cosas con el 2-0 precioso en las alforjas.
El segundo tiempo empezó según lo previsto: dominio del balón de Las Palmas y el Real Zaragoza a esperar atrás. Sin problemas durante el primer cuarto de hora, tramo en el que los aragoneses ligaron un buen contragolpe, en el minuto 52, iniciado por Pombo, continuado por Soro y rematado por Luis Suárez en carrera, quebrando a Lemos y colocando el balón cerca de la escuadra izquierda de rosca, pero fuera. Poco después, en el 56, Igbekeme lanzó una falta en el pico del área (cometida en otra contra sobre un ágil Soro) y Martínez respondió con una palomita que evitó el tanto. Tenía buena pinta la reanudación del partido. El Zaragoza no sufría, una gran noticia.
En el minuto 60 un escalofrío recorrió las gradas de La Romareda. Cristian Álvarez se lesionó en una salida fuera del área para taponar un mano a mano de Viera. Cayó redondo tras echar el balón fuera de banda. Tuvo que salir Ratón, en un doble cambio junto a Papunashvili, que relevó a un cansado Pombo. Hubo cierta conmoción en el ambiente, pero la tarde estaba con viento de cola. Aún no había capilarizado el efecto de la baja súbita del sobresaliente portero zaragocista cuando llegó el 3-0 que hacía de pasaporte hacia el necesario triunfo. En un córner generado por una jugada de Luis Suárez en el 62, que acabó con un chut del olombiano y en una buena parada de Martínez para forzar ese saque de esquina, el central Aythami agarró descaradamente a Guitián cuando este iba a cabecear. El árbitro lo vio y pitó la pena máxima, clarísima. Luis Suárez marró el lanzamiento, pues el portero visitante le adivinó el disparo, pero el balón quedó muerto a placer para que el ariete zaragocista hiciera su doblete. Faltaban 26 minutos y en el marcador estaba plasmada la mayor ventaja de la temporada para los de Víctor Fernández. Impresionante notición para el zaragocismo.
Mel, el técnico canario, hizo un doble cambio a la desesperada en busca del milagro. En esas, el cuarto tanto blanquillo estuvo en un tris de llegar, en una contra de Papunashvili que Guti acabó con un pase al área chica en busca del remache de Luis Suárez… pero este no llegó por dos pasos. El partido perdió su corsé. Y del relajo zaragocista casi sacó provecho Srnic en el minuto 72. El balcánico, mano a mano ante Ratón, remató a placer fuera. Marcaron los canario un gol, en el minuto 80, por medio del mismo Srnic, pero fue anulado por flagrante fuera de juego previo. El equipo aragonés ya flotaba de satisfacción en esos momentos, sabedor de que estaba cerca de salvar con nota alta, con sobresaliente, un día duro y lleno de aristas cortantes. Papunashvili erró una contra en superioridad, tropezando él solo con el césped, para desesperación general. El portero Martínez hacía rato que era foco de las iras de la afición, tras quitarle un balón a un recogepelotas con muy malos modos, hecho por el que el árbitro no le mostró la pertinente tarjeta.
Luis Suárez, en la recta final del choque, provocó la tarjeta roja de Lemos en una colada en velocidad. Otro aspecto positivo del partido, en el que todo salió de cara gracias a la plausible actitud de todos los futbolistas del Real Zaragoza. Sombrerazo para todos ellos, pues era un partido con tintes de frontera en muchos casos individuales. Y el colombiano estuvo cerca del triplete, pues el duelo acabó con un nuevo mano a mano suyo, patrocinado por un buen pase de Papunashvili, que el portero insular le sacó in extremis cuando intentaba regatearlo en la suerte suprema. Ovación tremenda del graderío para los suyos tras el disfrute de este sanador 3-0 que pone freno a la mala racha de resultados de las últimas semanas. El Real Zaragoza se mete de nuevo en la zona alta de la clasificación que, eso sí, es una manada de búfalos con infinidad de equipos metidos en una carrera al unísono, en muy pocos puntos de diferencia.
El dato más negativo, además de la lesión de Cristian Álvarez ya citada, fue que, justo antes del descanso, Luis Suárez vio la quinta amarilla de su ciclo particular y será castigado con un partido de sanción, por lo que será baja en el siguiente desplazamiento, el próximo fin de semana a Almería. No obstante, predominó la sensación positiva y agradable de ver recuperados a jugadores como Igbekeme, Eguaras, Soro o Guitián, además de los laterales Delmás y Nieto. Todos ellos venían de días obtusos y, tras este capítulo ante Las Palmas, se marcharon a casa muy reforzados. Como la afición zaragocista. Una gran tarde en La Romareda.
Ficha técnica
Real Zaragoza: Cristian Álvarez (Ratón, 61); Delmás, Guitián, Clemente, Nieto; Eguaras, R. Guti, Igbekeme; Soro (Javi Ros, 83); Pombo (Papunashvili, 61) y Luis Suárez.
UD Las Palmas: Martínez; Álex Suárez (M. Mesa, 80), Mauricio Lemos, Aythami, De la Bella; Fabio (Peckhart, 65), Ruiz de Galarreta; Srnic, Kirian; Jonathan Viera y Narváez (Cedrés, 65).
Árbitro: Díaz de Mera Escuderos (Comité Castellano-manchego). Expulsó por doble amarilla a Mauricio Lemos (21 y 87). Amonestó a Luis Suárez (44), Fabio (55), Aythami (63), Kirian (78) y Ratón (78).
Goles: 1-0, min. 3: Luis Suárez. 2-0, min. 13: Nieto. 3-0, min. 64: Luis Suárez, en el rechace de un penalti fallado por él mismo.
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