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CARTEL FIESTAS DEL PILAR 1930

CARTEL FIESTAS DEL PILAR 1930

Cartel Fiestas del Pilar 1930

Título: Ausente

Autor: Enrique Montón

 

LA RENOVACION ICONOGRAFICA Y ESTETICA DEL CARTEL

En 1930 comenzaba una nueva década en la que iban a sucederse importantes cambios políticos que influirían en todos los aspectos de la vida de los españoles. Comenzó con la dimisión de Primo de Rivera el día 28 de enero de 1930, la inevitable caída de la monarquía y la proclamación de la República después de las elecciones del 12 de abril de 1931.

Tras la dictadura se inició, pues, un período de libertad, de democracia que en el ámbito artístico se vería reflejado por un renacimiento cultural. Así en Zaragoza, después del relativo anquilosamiento de la década de los veinte, se produjo un resurgir artístico que se materializaría en la incorporación a la vanguardia artística española.

En cuanto al cartel, hay que decir que éste adquirió una extraordinaria importancia política debido a las sucesivas campañas electorales de 1931 y 1933. Esto determinó una clara evolución de este género, no sólo en cuanto al cartel político se refiere sino en todos los aspectos en los que se puede utilizar este medio visual (informativo, comercial… ).

Este cambio se apreció también en los carteles de fiestas del Pilar de ese mismo año de 1930, año en el que tras la celebración de un primer concurso, el jurado no pudo "aconsejar la concesión del premio a ninguno de los carteles presentados", declarando desierto el concurso y convocando uno nuevo.

Desde la prensa se hizo un llamamiento a todos los artistas para que Zaragoza no perdiese la "noble tradición de carteles anunciadores de sus fiestas", llamamiento que tuvo favorable acogida, ya que al nuevo concurso se presentaron 37 obras de mejor calidad que las del primero, según la prensa.

El jurado compuesto por Pedro Cabeza, Jorge Albareda, Enrique Miñao, Joaquín Pallarés, Fernando Soteras, José Sanz Rubio, José Albareda, Eloy Choliz y Miguel Angel Navarro eligió por unanimidad al cartel presentado con el lema "Ausente" de Enrique Montón, al que concedieron 1.500 pesetas y como accésit la obra de Bayo Marín titulada con un modismo regional "A la segunda empentada" para la que los componentes del jurado suplicaron al Ayuntamiento que se concedieran 500 pesetas por lo menos y no las 300 que había estipuladas.

Ese año debido al fracaso rotundo del primer concurso se dio una gran relevancia en la prensa local al cartel ganador al que se definía como de "gran originalidad y vibrante brillantez de color", La escena es de ambientación nocturna y la nota de color la dan las banderas de la ciudad y de la Diputación que aparecen en primer término y la cascada de fuegos artificiales que como fondo cae sobre el templo del Pilar.

La novedad en este cartel es que se prescinde de la figura humana, se trata de un paisaje nocturno en el que destacan las banderas regionales con un indudable contenido político e ideológico. Enrique Montón era un artista aragonés residente en Barcelona donde en ese momento se estaba desarrollando extraordinariamente el tema del cartel ya que numerosos artistas trabajaban y se formaban en París "donde Cassandre, Loupot y Paul Colín entre otros, desarrollaban una amplia y original concepción publicitaria".

En el accésit aparece como tema principal la jota que ya había sido tratada por Cidón en su cartel de fiestas de 1926, pero al que Bayo ha sabido dar un sentido más publicitario y atractivo tratando las figuras mediante amplias manchas planas rodeadas con una línea muy sinuosa con la que consigue el movimiento y colocándoles esa sonrisa tan característica de las figuras de Bayo de esta época.

Del primer concurso de 1930 hemos encontrado también uno de los bocetos: el presentado bajo el lema "Devoción y arte" del que sabemos que fue su autor Rafael Galán Sánchez. En él, como su título indica aparece el tema de la devoción a la Virgen ocupando la izquierda del boceto, y el arte taurino con manolas, baturros llevando a hombros a un torero, y otras figuras de las fiestas de Zaragoza, en composición abigarrada y forzada y colorido poco grato.


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