26.7.2017 3º AMISTOSO PRETEMPORADA 2017/18
26.7.2017 – 3º AMISTOSO – PRETEMPORADA 2017/18
UD LOGROÑES 1-1 R.ZARAGOZA
Ficha Técnica
UD Logroñés: Miguel Martínez (Sobrón, 46); Kike (Santos, 30), Caneda (Sotillos, 46), Bobadilla (Zubiri, 46), Paredes (Medrano, 64); Arnedo (Gordo, 46), Carles Salvador; Sergio Benito (Muleta, 30), Cabrera (Espina, 30), Ñoño (Adrián Gómez, 64); y Marcos André (Dani Gómez, 64).
Real Zaragoza: Ratón ; Benito (Delmás, 64), Jesús Valentín (Verdasca, 64), Grippo (Zalaya, 64), Ángel Martínez (Lasure, 46); Zapater (Eguaras,46), Javi Ros (Raúl Guti, 64); Papunashvili (Xumetra, 46), Buff (Febas, 46), Pombo (Oyarzun, 64); y Borja Iglesias (Raí Nascimento, 64).
Árbitro:Soto Grado (Comité Riojano, de Segunda B). No amonestó a ningún jugador.
Goles: 0-1, min. 37: Ángel Martínez. 1-1, min. 78: Muleta, de penalti.
Incidencias: Noche veraniega en Logroño, con 29 grados al inicio del partido (20.30). El césped del Nuevo Las Gaunas presentó un aspecto excelente. En las gradas, alrededor de 1.000 espectadores, un centenar de ellos zaragocistas.
Empate del Real Zaragoza en Las Gaunas para abrir boca
En un partido de dominio abrumador, el equipo de Natxo González debió haber sentenciado a un rival inferior y concedió al final la igualada.
Empate en la primera prueba medianamente seria del verano de 2017 para el Real Zaragoza. El equipo de Natxo González igualó 1-1 frente al UD Logroñés de Segunda B en el campo de Las Gaunas en un duelo que los aragoneses dominaron en la mayor parte de los minutos pero en el que falló clarividencia ofensiva en las ocasiones generadas. Y, al final, en un error defensivo evitable, se patrocinó el tanto riojano cuando el contrincante estaba prácticamente entregado. Fue una primera lección que permite al nuevo entrenador zaragocista extraer muchos puntos a mejorar en lo sucesivo.
La primera parte se dividió en dos fases bien diferentes: los primeros 37 minutos, hasta que llegó el gol de Ángel Martínez para los zaragocistas, y los últimos 8 minutos hasta el descanso, en los que el Logroñés reaccionó con orgullo y puso en apuros la portería del hasta entonces inédito Ratón. El ampliotramo inicial mostró a un Zaragoza superior, con mando, poniendo en práctica la filosofía de Natxo González de tener el balón en posesión cuanto más tiempo posible. Después del 0-1, llegaron los primeros problemas defensivos, algo necesario en esta fase veraniega para que los zagueros aumenten la exigencia que no existió jamás en los bolos ante el Boltaña y el Aragón.
Con un once inicial de mezcla de veteranos (Zapater, Ros, Jesús Valentín, Pombo y Ratón) y de nuevos fichajes (Benito, Ángel Martínez, Grippo, Papunashvili, Buff y Borja Iglesias), el remozado equipo aragonés mostró haber aprendido bien el manejo del timón en las primeras lecciones de Natxo. Toque, pausa, movimiento, apoyos constantes, hicieron que la posesión fuera abrumadora ante un Logroñés incapaz de robar la pelota y siempre atrás. Solo faltó acierto rematador en los blanquillos para que el marcador se hubiera decantado mucho antes.
Borja Iglesias destiló olfato, pólvora, aunque le faltó atinar en la suerte suprema en las dos primeras grandes ocasiones del equipo. En el minuto 8, mano a mano ante el exzaragocista Miguel, remató cruzado fuera. En el 17, el joven gallego cabeceó un córner de Buff (fue el sacador a balón parado en este tramo) y el portero riojano salvó el tanto con mucha fortuna, de casualidad, bajo palos. La siguiente acción de gol la tuvo el lateral Benito, a bocajarro, tras dejada de Javi Ros en una buena jugada de Papunashvili, pero su remate duro lo rechazó de nuevo Miguel bien colocado. Entremedias, las penetraciones zaragocistas se perdían en el último pase, porque aún falta mucho por afinar entre tanto jugador nuevo.
En el minuto 35, Pombo, en uno de sus clásicos latigazos desde larga distancia, lanzó un chut desde 30 metros que rozó la escuadra izquierda por fuera. Y, por fin, Ángel Martínez, en una de sus muchas incorporaciones al ataque (los laterales son armas punzantes para Natxo), remató a gol una meléforzada por Papunashvili en un balón filtrado al punto de penalti. Le costó, pero el Real Zaragoza sacó sustancia de su abrumador dominio.
De repente, el Logroñés revivió con amor propio. Su técnico había hecho un triple cambio en el minuto 30 y uno de los hombres de refresco, el extremo diestro Muleta, fue el adalid de la metamorfosis.Primero, Marcos André, el ariete brasileño local, quebró a Jesús Valentín en el área y, con todo a favor, tuvo que ser Grippo el que evitara el remate letal en el 38. Del córner consiguiente surgió un disparo del central Caneda que rozó el poste, muy cerca de obrar el empate. Y el citado Muleta, en una faltasacada con rosca sobresaliente, hizo que Ratón se luciera en un paradón para evitar el 1-1, ya en el 44.
El intermedio, ya con el aviso de una mutación progresiva en el once zaragocista, dejó buen sabor de boca. El Real Zaragoza sabe a qué juega. Hay un patrón, un método a aplicar. Y todo el mundo es importante en el mecanismo. El Logroñés, merced a ese arreón final, se convirtió también en un rival útil para poder pulir defectos atrás, que los hay, obviamente.
Natxo no hizo todos los cambios de vez. Solo relevó al autor de gol, a Zapater, a Buff y a Papunashvili. Quiso dar cierta continuidad al guión del choque. Lasure, Eguaras, Febas y Xumetra fueron el oxígeno inicial en la segunda mitad, en la que el Real Zaragoza volvió a coger el mando por completo en la medular. Pero no se vio tanta fluidez como en el arranque del duelo. Se echó en falta la mordiente de Buff y la movilidad del georgiano Papu. De tanto dominio, en 20 minutos solo surgió un disparo lejano de Eguaras, tras la ley de la ventaja en una falta clarísima a Ros, que se marchó alto. Eso sí, el Logroñés no pasó nunca del medio campo.
A falta de 26 minutos, Natxo ordenó los seis cambios de campo que restaban y el equipo se transformó por completo. El Logroñés también agotó ahí sus sustituciones. La recta final del envite perdió fuelle, algo habitual cuando el carrusel de novedades se plasma en este tipo de amistosos. El grado de evaluación bajó notablemente. Se perdió el hilo conductor.
Justo antes, Grippo dejó su sello ofensivo al elevarse con poderío en un córner de Ros y cabecear fuera, por escasos centímetros. Es una de las cualidades del central suizo y ya asomó en Logroño. Después, el siguiente momento destacado lo protagonizó el filial Raúl Guti, con un disparo colocado desde la frontal del área que, tras tocar el portero Sobrón, se fue al poste izquierdo. Era el minuto 73.
Cuando nadie esperaba nada del equipo local, surgió la jugada del 1-1. Un penalti de Zalaya a Dani Gómez provocado por una mala jugada ofensiva de Xumetra con Delmás, que provocó una contra que acabó siendo fatal. De ese tipo de pérdidas de balón que el rival, aunque sea de Segunda B, no perdona muchas veces. Verdasca y el citado Zalaya se vieron desbordados y no hubo buen arreglo. El ágil Muleta batió a Ratón y abolló el resultado que parecía tener atado el Real Zaragoza.
El resumen de este primer test útil para Natxo puede compararse con un viejo ‘single’, aquellos entrañables discos de vinilo. La cara A sonó bien, con tintes de buena orquestación y con aires de éxito en el futuro. Pero la cara B carraspeó en exceso. Quizá hubo demasiado desequilibrio entre un once, el del primer periodo, y el otro, el que fue modificándose durante la segunda parte. En cualquier caso, todos los síntomas son normales a 26 de julio. Mucho más cuando se trata, como es el actual Real Zaragoza, de un equipo en absoluta restauración, de arriba a abajo, por dentro y por fuera. Habrá que seguir expectantes.
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