El Real Zaragoza sigue adelante el la Copa del Rey 2020 tras cumplir los pronósticos y vencer en la noche de este martes por 0-1 en Socuéllamos (Ciudad Real) al rival de la localidad manchega, de Tercera División. Con una alineación experimental, repleta de inhabituales, de jóvenes del filial (y juveniles), el cuadro aragonés fue superior durante la mayor parte del duelo. Por ocasiones, el envite debió quedar asegurado antes del descanso y, así, evitar la incertidumbre con la que se llegó al final. Todo ello, en un campo de césped artificial y hechuras extraordinarias para el cuadro zaragocista, agrandó el mérito de este singular triunfo copero ante el rival socuellamino.
El balance de juego fue, desde el mismo inicio del partido, totalmente desequilibrado a favor del Real Zaragoza. Pese a lo experimental de la alineación de Víctor Fernández, los aragoneses fueron siempre mejores libra a libra respecto de un animoso Socuéllamos, que empezó con algo de presión en los primeros minutos pero que, poco a poco, fue conformándose con aguantar el 0-0 inicial pertrechado atrás ante el progresivo crecimiento ofensivo de los zaragocistas con el transcurrir de los acontecimientos. De entrada, Pombo, generó dos ocasiones claras de gol en los primeros 3 minutos. En la primera, se fue en carrera de dos zagueros manchegos y, ya en el área, remató mal, alto, con todo a favor. Segundos después, en otra iniciativa propia, disparó desde el borde de la zona de penalti y el portero Nieves rechazó con apuros un balón que entraba.
El Socuéllamos tuvo sus mejores minutos rondando el cuarto de hora del partido. Forzó un par de saques de esquina, en dos jugadas de nervios por alto de Bikoro y Guitián, e hizo ilusionarse a su volcada afición, que vivió un día de fiesta en las gradas del Paquito Giménez, engalanado para el evento. Pero no pasó de ahí. Ratón no pasó nunca apuros. Y en sentido contrario, cada vez que Pombo iniciaba alguna jugada el gol rondaba el marco local. En el 23 y en el 25, de nuevo de forma consecutiva, el canterano punteó el primer tanto del partido. En la primera, mediante otra jugada individual, culminó con un remate fuera por poco. En la segunda de esta serie, empalmó mal un centro raso del joven lateral Borge cuando tenía posición franca para anotar en el punto de penalti. Se venía fabricando el gol zaragozano hacía rato, ante un conjunto ciudadrrealense cada vez más timorato tras perder la efervescencia inicial.
Papunashvili, muy apagado en la primera media hora en su banda derecha, lento y un tanto apático, despertó repentinamente al recoger un balón a su medida, pasado el minuto 30, de esos en los que logra conducir de fuera hacia dentro para terminar disparando con la zurda. Ningún defensor azul le apretó y acabó rozando el tanto, pues el chut final rozó el larguero con el portero socuellamino haciendo la estatua, ya batido. Tres minutos después, le tocó la alarma a Linares, que también estaba pasando desapercibido en demasía, poco abastecido. El de Fuentes de Ebro se revolvió en el área con un magnífico taconazo en autopase y, lamentablemente, no encontró puerta cuando estaba ya a placer ante Nieves. Eran ya demasiadas ocasiones desperdiciadas por los avispas (de amarillo y negro vistió el Zaragoza) y convenía no seguir reincidiendo en los marros.
Y así fue. Enseguida, en el 34, el renacido Papunashvili firmó el primer gol de su fea temporada. Fue un control excelente en el área de Linares en un pase largo sobre los centrales manchegos, que el georgiano recogió en carrera entrando en el área y tocó con colocación para meter la pelota junto al palo izquierdo de Nieves. Por fin, el 0-1 ya era una realidad y se hacía justicia a lo visto hasta entonces. De ahí al descanso el Real Zaragoza se relajó por propia inercia. Y el Socuéllamos se embraveció acusando el gol. Hubo dos entradas durísimas sobre los laterales juveniles zaragocistas, Francés y Borge, que encendieron los ánimos de los veteranos aragoneses. Y, en ese momento de confusión, Megías, el ariete local, disfrutó del único balón rematado en el área de Ratón, pero se le marchó muy alejado del poste derecho.
La segunda mitad se inició sin cambios nominales y con las mismas hechuras ya vistas en los primeros 45 minutos. El Socuéllamos cargó las pilas en el vestuario y volvió a apretar de principio, pero sin ligar jugada alguna con sustancia una vez pisaban el área. Y el Zaragoza, con el tanteador a su favor, contemporizó sin problemas, con buenas penetraciones de Papunashvili y Pombo que no concluyeron positivamente. Javi Ros llevaba la voz cantante en una medular con pocas ideas, pues los ecuatoguineanos Bikoro y Nick (que fue el primer sustituido) solo destacaron por su brega, no por cuestiones técnicas. Así se alcanzó el primer cuarto de hora de la reanudación, sin que ninguno de los dos equipos anduviera cerca del gol.
La primera ocasión nítida la volvió a provocar el Real Zaragoza, en el minuto 63, en un encare rapido de Papunashvili, que se marchó en velocidad del lateral Morros y, cuando parecía que el 0-2 iba a consumarse, el disparo cruzado del georgiano rozó el poste por fuera y se computó como oportunidad fallida. El equipo de Víctor, como ya había hecho en el arranque del choque, metió de súbito una velocidad más a partir de ese hito. Tres minutos después, el hiperactivo Pombo se fabricó otra ocasión, después de dos quiebros, que concluyó con un derechazo que volvió a rozar el travesaño.
Cuando todo parecía muy controlado por parte aragonesa, surgió una jugada que incendió a la afición local: un gol anulado al recién salido Borja, por fuera de juego. Era el minuto 70, a falta de 20 para el final. Llegó en la única disfunción de los centrales avispas en una falta lateral volcada al segundo palo, mal restada. El linier dijo que no era gol válido y el lío se montó en las gradas. Y, con él, el Socuéllamos se vino arriba moralmente, como era natural. Víctor ya había metido en juego a Igbekeme por Nick, en busca de aire fresco en la zona ancha. Se sintió cierta sensación de flojera después de tanto tiempo en superioridad global. Megías intentó en el 76 una frivolidad, con una vaselina desde 40 metros que forzó a Ratón a recular para evitar el peligro de gol.
El duelo entró en su recta final, con el debut de Ahmed sustituyendo a un cansado y notable Pombo. Los locales también refrescaron el ataque, por si surgía una última jugada que pudiera forzar la prórroga. Grippo, infranqueable por alto toda la noche, subió por primera vez al ataque en el 84 para cabecear un córner que le atrapó bajo palos el guardameta Nieves. No sufrían los zaragocistas y el reloj jugaba con velocidad a su favor. A los manchegos se les vieron en este tramo las costuras de equipo de Tercera, con más corazón que acierto. El árbitro solo aumentó dos minutos el tiempo reglamentado y el Zaragoza alcanzó el pase a la siguiente eliminatoria con calma, naturalidad y con total merecimiento. Sin alardes, pero cumpliendo el expediente en una noche atípica con un equipo de aluvión de futbolistas heterogéneos para lo que es lo habitual en la liga.
Habrá más Copa para el Real Zaragoza una vez nazca el 2020, en pocos días. El sorteo dirá si hay que viajar de nuevo o es La Romareda la que acoge la segunda ronda. De momento, a Víctor Fernández le ha venido bien este extemporáneo partido en La Mancha para ver a algunos chicos de la Ciudad Deportiva, para dar minutos a los descarriados del primer equipo y para abrir alguna nueva expectativa, si procede, con algún jugador del plantel.
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