La Iliada (Argumento)
Este poema épico narra la cólera de Aquiles, hijo del rey Peleo y de la nereida Tetis, su causa, su larga duración, sus consecuencias y su posterior cambio de actitud. La ira del pélida Aquiles termina junto con el poema, cuando se reconcilia con Príamo, padre de su enemigo Héctor, momento en que se celebran los funerales de este.
Canto I: La peste y la cólera
Después de nueve años de guerra entre aqueos y troyanos, una peste se desata sobre el campamento aqueo. El adivino Calcante, consultado sobre ello, vaticina que la peste no cesará hasta que Criseida, esclava de Agamenón, sea devuelta a su padre Crises. La cólera de Aquiles se origina por la afrenta que le inflige Agamenón, quien al ceder a Criseida, arrebata a Aquiles su parte del botín, la joven sacerdotisa Briseida. Al haberse producido todo esto Aquiles se retira de la batalla, y asegura que sólo volverá a ella cuando el fuego troyano alcance sus propias naves. Le pide a su madre Tetis, que convenza a Zeus para que ayude a los troyanos. Este acepta, ya que Tetis lo había ayudado cuando sus hermanos divinos se le rebelaron.
Canto II: El sueño de Agamenón y la Beocia
Zeus, inquieto por la promesa que le había hecho a Tetis, aconseja por medio de un sueño a Agamenón que arme a sus tropas para atacar Troya. Sin embargo, Agamenón, para probar a su ejército, propone a los aqueos regresar a sus hogares, pero la propuesta es rechazada. A continuación se enumera el catálogo de las naves del contingente aqueo y el de las fuerzas troyanas.
Canto III: Los juramentos y Helena en la muralla
El jefe de las tropas troyanas, Héctor, increpa a su hermano Paris por esconderse ante la presencia de Menelao. Ante ello, Paris decide desafiar a Menelao en combate singular. Helena, el rey Príamo y otros nobles troyanos observan la batalla desde la muralla, donde Helena presenta a algunos de los jefes aqueos (teichoscopía). La batalla se detiene para la celebración del duelo singular, con la promesa de que el vencedor se quedaría con Helena y sus tesoros. Menelao está a punto de matar a Paris pero éste es salvado por Afrodita, y es enviado junto a Helena.
Canto IV: Violación de los juramentos y revista de las tropas
Tras una pequeña asamblea de los dioses, éstos deciden que se reanuden las hostilidades, por lo que Atenea, disfrazada, incita a Pándaro para que rompa la tregua lanzando una flecha que hiere a Menelao y tras la arenga de Agamenón a sus tropas, se reanuda la lucha, en la que Ares y Apolo por una parte y Atenea, Hera y otras divinidades, ayudan respectivamente a los troyanos y a los aqueos.
Canto V: Principalia de Diómedes
Entre los aqueos destaca en la batalla Diomedes, asistido por Atenea, que está a punto de matar a Eneas, y llega a herir a Afrodita. Mientras, Ares y Héctor comandan a las tropas troyanas y también destaca Sarpedón, caudillo de los licios, que mata entre otros al rey de Rodas, Tlepólemo. Luego Diomedes, amparado nuevamente por Atenea, hiere a Ares.
Canto VI: Coloquio de Héctor y Andrómaca
Ante el empuje de los aqueos, Héleno, también hijo de Príamo y adivino, insta a Héctor a que regrese a Troya para encargar a las mujeres troyanas que realicen ofrendas en el templo de Atenea. Mientras en la batalla Diomedes y el licio Glauco reconocen sus lazos de hospitalidad y se intercambian las armas amistosamente. Héctor, tras realizar el encargo de su hermano Héleno, va en busca de Paris para increparle para que regrese a la batalla y se despide de su esposa Andrómaca.
Canto VII: Combate singular de Héctor y Áyax
Tras el debate entre Atenea y Apolo, interpretado por Héleno, Héctor desafía en duelo singular a cualquier aqueo destacado. Los principales jefes aqueos, arengados por Néstor, aceptan el desafío y tras echarlo a suertes, Áyax Telamonio es el elegido. El duelo singular tiene lugar pero la llegada de la noche pone fin a la lucha entre ambos y se intercambian regalos (don y contra-don). Héctor entrega una espada (con la que Áyax luego se suicidaría) y Áyax un cinturón púrpura. Néstor insta a los aqueos a construir una muralla y una fosa que defienda su campamento. Los troyanos en asamblea debaten si deben entregar a Helena y su tesoro (postura defendida por Anténor), o sólo su tesoro (postura defendida por Paris). Príamo ordena que se traslade a los aqueos la propuesta de Paris. La propuesta es rotundamente rechazada, pero se acuerda una tregua para incinerar los cadáveres.
Canto VIII: Batalla interrumpida
Zeus ordena al resto de los dioses que se abstengan de intervenir en la contienda. Los troyanos, animados por Zeus, avanzan en la batalla y hacen retroceder a los aqueos. Por parte de los aqueos Teucro causa graves daños en las filas troyanas con sus flechas. Atenea y Hera tratan de ayudar a los aqueos pero Iris les envía la orden de Zeus de que no intervengan. Al llegar la noche los troyanos acampan cerca del campamento aqueo.
Canto IX: Embajada a Aquiles
Fénix, Áyax Telamonio, Odiseo y dos heraldos son enviados como embajada, por consejo de Néstor, donde dan a Aquiles disculpas por parte de Agamenón (ofreciéndole regalos, la devolución de Briseida y a cualquiera de sus hijas como esposa) y le suplican que regrese a la lucha, pero éste se niega a pesar del consejo de Fénix.
Canto X: Gesta de Dolón
Diomedes y Odiseo, nuevamente por consejo de Néstor, realizan una misión de espionaje nocturna, en la que matan al troyano Dolón, que igualmente había sido enviado en misión de espionaje por Héctor. Luego, con la información conseguida a través de Dolón, asesinan a soldados tracios y a su rey Reso mientras duermen y se llevan sus caballos.
Canto XI: Gesta de Agamenón
Amanece, se reanuda la batalla y los aqueos empiezan llevando la iniciativa. Destaca entre ellos Agamenón, hasta que resulta herido por Coón y debe retirarse. Entonces toman la iniciativa los troyanos. Los aqueos contraatacan pero Diomedes, Eurípilo y el médico Macaón son heridos por flechas de Paris. Mientras el troyano Soco muere a manos de Odiseo, pero consigue herirle, Patroclo es enviado por Aquiles a la tienda de Néstor para tener noticias de la batalla.
Canto XII: Combate en la muralla
Los troyanos, siguiendo primero los consejos de Polidamante, atraviesan el foso previo al muro de los aqueos pero luego desoyen su consejo de no asaltar el muro. El licio Sarpedón abre una brecha en el muro que es atravesado por las tropas troyanas con Héctor a la cabeza, a pesar de la resistencia de Áyax y Teucro.
Canto XIII: Batalla junto a las naves
Poseidón se indigna al ver el favoritismo de Zeus hacia los troyanos y toma la forma de Calcas para animar a los aqueos. Se desata un combate en el que Poseidón ayuda a los aqueos y Zeus a los troyanos. Poseidón acude a la batalla para animar a los aqueos a resistir las cargas de los troyanos. Entre los aqueos se destaca Idomeneo, rey de Creta. Héleno y Deífobo deben retirarse tras ser heridos por Menelao y Meríones. Pero Héctor prosigue en su avance hasta que se le opone Áyax.
Canto XIV: Engaño de Zeus
Hera concibe un plan para engañar a Zeus y con ayuda del cinturón de Afrodita seduce a Zeus y con la de Hipnos lo hace dormir. Después encarga a Poseidón que intervenga en favor de los aqueos. Áyax Telamonio hiere de gravedad a Héctor, que es retirado del combate por sus compañeros y llevado cerca a la ciudad. A pesar de la resistencia de Polidamante y su hermano Acamante, los aqueos toman una breve iniciativa en la batalla.
Canto XV: Nueva ofensiva desde las naves
Zeus descubre el engaño del que ha sido objeto y ordena a Poseidón a través de Iris que deje de ayudar a los aqueos. Luego insta a Apolo a que infunda nuevas fuerzas a los troyanos. Ares tiene el propósito de ir a combatir al lado de los aqueos para vengar la muerte de su hijo Ascálafo pero Atenea le advierte que será objeto de la ira de Zeus. Héctor recobra las fuerzas y los troyanos llegan combatiendo hasta las naves de los aqueos. Incluso Áyax Telamonio tiene que retroceder.
Canto XVI: Gesta de Patroclo
Héctor logra prender fuego a una de las naves de los aqueos. Patroclo pide permiso a Aquiles para tomar sus armas y repeler el ataque y al mando de los Mirmidones, hace huir a los troyanos, que creen que en realidad se trata de Aquiles. Mata entre otros a Sarpedón, rey de Licia e hijo de Zeus. Pero Apolo acude en ayuda de los troyanos y golpea a Patroclo, que después es herido por Euforbo y rematado por Héctor.
Canto XVII: Gesta de Menelao
Menelao consigue matar a Euforbo y defiende el cuerpo sin vida de Patroclo, en torno al cual se entabla un duro combate. Los troyanos lo hacen retroceder y Héctor despoja a Patroclo de sus armas. Después acuden refuerzos aqueos al combate y consiguen llevar su cuerpo a las naves.
Canto XVIII: Fabricación de armas
Antíloco da a Aquiles la noticia de la muerte de Patroclo, a manos de Héctor y éste decide volver a la lucha para vengar su muerte. Cae la noche y los troyanos se reúnen. Polidamante es partidario de ir a Troya y refugiarse tras sus muros pero prevalece la opinión de Héctor de seguir peleando en campo abierto. La diosa Tetis consigue que Hefesto fabrique armas nuevas para su hijo Aquiles.
Canto XIX: Aquiles depone la ira
Aquiles se reconcilia con Agamenón. Éste le devuelve a Briseida junto con varios regalos, además de hacer un juramento de que nunca estuvo con Briseida como es costumbre entre hombres y mujeres.
Canto XX: Combate de los dioses
Zeus da permiso al resto de los dioses para que intervengan en la batalla y ayuden a quien prefieran. Aquiles inicia un furioso ataque en el que lucha con Eneas, quien finalmente es salvado por Poseidón. Mata a Polidoro, hijo de Príamo y se le enfrenta Héctor, pero Atenea ayuda a Aquiles y Apolo aleja a Héctor del combate.
Canto XXI: Batalla junto al río
Aquiles mata, entre otros, a Licaón, hijo de Príamo y a Asteropeo, que consigue herirlo levemente. El dios del río Escamandro lo rodea con sus aguas y está a punto de ahogarlo, pero Hera acude a su hijo Hefesto para que aleje las aguas del río con las llamas. El resto de los dioses pelean entre ellos, unos a favor de los aqueos y otros al de los troyanos. El rey Príamo ordena abrir las puertas de Troya para que sus tropas se refugien tras sus muros. Apolo consigue, mediante un ardid, alejar momentáneamente a Aquiles de los muros de Troya.
Canto XXII: Muerte de Héctor
Las fuerzas troyanas se refugian en la ciudad pero Héctor queda fuera, con ánimo de pelear contra Aquiles. Una vez los dos guerreros están frente a frente, Héctor huye y da varias vueltas alrededor de la ciudad. Pero luego aparece Atenea y se hace pasar por Deífobo engañando así a Héctor. Éste al creer que será una batalla de dos contra uno se enfrenta por fin cara a cara a Aquiles, quien lo mata, ata su cadáver a su carro de combate y subido en él vuelve a su campamento.
Canto XXIII: Juegos en honor de Patroclo
Se celebran los Juegos funerarios en honor de Patroclo con las siguientes pruebas: carrera de carros, pugilato, lucha, carrera, combate, lanzamiento de peso, tiro con arco y lanzamiento de jabalina.
Canto XXIV: Rescate de Héctor
Príamo y un viejo heraldo se dirigen hacia el campamento aqueo: en el camino encuentran a Hermes (enviado por Zeus), que los ayuda a pasar inadvertidos hasta la tienda de Aquiles. Príamo ruega a Aquiles que le entregue el cadáver de Héctor y ofrece regalos, que Aquiles conmovido acepta. Luego Príamo pide a Aquiles un lecho para que lo acoja el sueño, y el hijo de Peleo ordena que se dispongan dos lechos; uno para Príamo y otro para su heraldo. Después de eso, Aquiles da, a petición del anciano Príamo, once días para los funerales de Héctor, de modo que el duodécimo día los troyanos volverían a pelear.
Estilo
Los análisis del estilo de la Ilíada suelen destacar principalmente dos elementos: el carácter específico de su habla ("Kunstsprache" o lenguaje poético), la cual sirve como base argumental para reconstruir la llamada "poesía de improvisación oral" que, viniendo de la época micénica, culminaría en la Ilíada y la Odisea; así como su modo de secuencia sintáctica y semántica, marcada por la yuxtaposición, la parataxis de elementos, y la autonomía de las partes. Los análisis narratológicos se enfrentan a su vez a la tarea de describir el carácter del narrador, que sería heterodiegético, distanciado y, como se ha dicho a menudo, objetivo, por muchas matizaciones que este adjetivo requeriría.